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RAYUELA

En el contexto del Día Mundial de la Libertad de Prensa, es pertinente destacar el aumento de la desinformación y el autoritarismo político como principales amenazas para el ejercicio periodístico, especialmente evidente en países como Argentina, Perú, Ecuador y El Salvador. Este preocupante panorama es abordado por RAYA en una entrevista con el director del despacho de Américas de Reporteros Sin Fronteras.

Por: Tatiana Portela 
Editora Internacional Revista RAYA 

El derecho de la información y el ejercicio del periodismo se encuentran hoy en una situación crítica a nivel global, con un panorama especialmente preocupante en América Latina, Centroamérica y el Caribe.

La nueva edición de la Clasificación Mundial para la Libertad de Prensa, elaborada por Reporteros Sin Fronteras, RSF, expresa como países como Argentina, Perú, Ecuador y El Salvador han experimentado un descenso abrupto en su posición en el ranking de libertad de prensa en un corto período de tiempo.
Para profundizar en los cambios geopolíticos que se gestan en la región y sus riesgos para el ejercicio periodístico, Revista RAYA conversó con Artur Romeu, director de RSF para América Latina.

rsfInf24

En el informe ustedes señalan que el 2024 se podría incrementar las violaciones a la libertad de prensa ¿A qué se debe esto?

El contexto electoral del 2024, con un número récord de elecciones generales y presidenciales a nivel global, parece estar motivando un incremento en las agresiones contra el trabajo periodístico. Actores políticos, que deberían proteger la libertad de prensa, son los responsables de estas vulneraciones, lo que genera gran preocupación. 

Más de la mitad de la población mundial puede ir a votar este año y eso puede estar asociado a esa percepción de preocupación por parte de los expertos que responden al cuestionario de RSF. 

Esta situación se ve agravada por la instrumentalización del discurso anti-prensa, que busca deslegitimar a los medios y generar desconfianza en la sociedad para obtener beneficios políticos. Si uno moviliza sistemáticamente campañas de desprestigio y de estigmatización hacia medios y periodistas, significa que los actores políticos estarían menos susceptibles al escrutinio público. 

Otro elemento clave es la movilización de las estrategias de desinformación masiva y ahí entra la inteligencia artificial regenerativa. Hay una pérdida ampliada de la percepción sobre qué son los hechos y que es mentira, hay una facilidad hoy en día para fabricar noticias y distribuir contenidos como si fuera información veraz y no lo es. La manera en la que actores políticos en todo el mundo, sobre todo en contextos electorales que están apropiándose de tecnologías de Inteligencia Artificial, tienen la capacidad de afectar rumbos electorales, fragilizar y ampliar la desconfianza de la sociedad frente a la información y su derecho a la información. 

¿Cómo encontraron a los países de América y el Caribe y cuáles son los países que concentran mayor riesgo para los periodistas y cuáles han mejorado?

Sin duda alguna Costa Rica, República Dominicana y Uruguay son los mejores, y los tres peores, Argentina, Ecuador y Perú 

Una de las bajas más significativas en la clasificación de RSF corresponde a Argentina, coincidiendo con la llegada a la presidencia de Javier Milei en un contexto electoral altamente polarizado. Milei ha desplegado un discurso sistemático de crítica hacia el trabajo de los periodistas y los medios, utilizando esta retórica para impulsar su candidatura y movilizar a sus seguidores. Hemos visto que desde que está al frente del país, cerró la Agencia de Noticias  Pública TELAM, no solo es la más importante del país, sino también para toda América Latina. Sabemos de la importancia de los medios públicos frente a las garantías de un ecosistema informacional plural. La llegada al poder de Javier Milei ha sido identificada por expertos como un factor de preocupación en el indicador político de la región, lo que ha llevado a Argentina a descender 26 posiciones en el ranking de RSF, pasando del puesto 40 al 66.

En el caso de Ecuador también se dio una notable caída de 30 posiciones en el ranking, coincidiendo con la realización de unas elecciones en la que vimos el asesinato de un candidato, Fernando Villavicencio,  que ejerció  periodismo mucho tiempo y  luego fue diputado. Además se vio la invasión de un medio de comunicación en Guayaquil, donde tomaron periodistas como rehenes. Es decir, en Ecuador hay una crisis institucional que ya viene de hace algunos años y que se profundizó el año pasado, así como a una situación de inseguridad pública con la presencia de carteles y crimen organizado, todo esto sumado al ambiente democrático tiene un impacto gigante para las condiciones del ejercicio periodístico. 

Por otro lado, en El Salvador, hemos sido testigos de ataques sistemáticos contra medios críticos por parte del presidente Bukele quien se enfrenta a una polémica reelección en febrero tras una campaña muy complicada no solo por el derecho constitucional al derecho de reelección sino por ser un político y jefe de estado que de manera sistemática ha atacado a medios críticos, como el Faro, Revista Factum y a la asociación de periodistas del Salvador. Les impide a estos medios  participar de conferencias de prensa, lo que constituye un acto de hostigamiento y acoso. Estos ataques alimentan la polarización y favorecen el proyecto político populista de Bukele convirtiéndose en un ejemplo para otros países de la región por su estrategia de combate. 

Estos ejemplos reflejan escenarios electorales que tuvieron lugar en 2023 o principios de 2024 lo que inevitablemente afecta la percepción de la personas sobre los periodistas, expertos, politólogos académicos que responden a este cuestionario y que señala una preocupación muy grande con el incremento de la desinformación como estrategia política y el ataque a la prensa como parte de esas estrategias de desinformación, ósea la estigmatización, el acoso en línea contra los periodistas es parte de una estrategia más amplia de desinformación para mantener controlado el debate público. 

¿Cuáles son los indicadores más preocupantes en América Latina?

El indicador político ha sido el que más ha tenido baja, es de manera generalizada muy grave, en términos de datos generales de los 28 países analizados en el continente americano hubo deterioro de situaciones en más de la mitad de los países de la región, es decir la libertad de prensa ha sufrido un deterioro. 

Perú es un caso interesante en el que se ha observado una notable caída en el ranking de RSF, descendiendo 15 puestos en el último año y 33 puestos el año anterior, lo que suma un total de 48 puestos en solo dos años. ¿A qué se debe esto? Este descenso se atribuye en parte a la crisis del sistema político, marcada por una generalizada desconfianza de la sociedad hacia las instituciones políticas y los medios de comunicación, así como por un creciente escenario de inseguridad. Hay una erosión de calidad y salud de democracia peruana y eso se refleja de manera clara, uno de los indicadores que nos permite medir la salud de las democracias es el termómetro de la libertad de prensa 

¿Ha habido diferencia en términos de respetar la libertad de prensa en torno a candidaturas progresistas y las de ultraderecha? Se lo pregunto porque países como Chile, Brasil y Colombia suben puntos, según su informe y las peores puntuaciones se las lleva Argentina, Perú y Ecuador. 

Creo que lo más importante es percibir la relación entre el autoritarismo de Estado y el deterioro para el ejercicio periodístico. El autoritarismo puede manifestarse desde cualquier parte del espectro político, ya sea en gobiernos de extrema derecha como el de Bolsonaro, donde hemos visto un marcado deterioro en la libertad de prensa, o en líderes como Bukele o Uribe. Afortunadamente, hemos observado un impacto positivo en la libertad de prensa con la alternancia de poder en Brasil y Chile. En Chile, por ejemplo, bajo la presidencia de Boric durante los últimos años, hemos presenciado una mejora significativa en el indicador de seguridad. Hubo una disminución notable en casos de agresiones y violencia contra periodistas, así como una voluntad política para fomentar el diálogo con la sociedad civil, gremios y medios de comunicación, lo que ha creado un ambiente más propicio para el ejercicio del periodismo. Además, cabe destacar que se encuentra en trámite una Ley de protección a periodistas en el Congreso chileno, lo que representa un avance positivo

Parece haber una relación directa entre más autoritarismo hay menos periodismo y ante falta de diálogo menor democracia. Por el contrario, un mayor respeto por parte de las autoridades hacia el trabajo del periodista conlleva a más diálogo, transparencia y democracia.

¿Usted señalaba el uso del discurso libertario y ultranacionalista que están adoptando otros actores políticos para socavar el periodismo, es decir discurso como los de Bukele y Milei se están volviendo estrategias de campaña mundial?

Estamos a nivel global en una intensificación de proyectos políticos de extrema derecha, ultranacionalistas que van a instrumentalizar el discurso de la libertad de expresión absoluta como lo hace Elon Musk, como empresario que al final promueve un ambiente normativo insano y frágil para el periodismo y la tendencia es que haya peores condiciones para el periodismo. 

¿Estaríamos entonces ante un panorama muy difícil?

Sí, los ataques a la libertad de prensa y al periodismo no son privilegio de una parte del espectro político. Por ejemplo, vemos que los tres países con peor clasificación en América Latina son Cuba, Nicaragua y Venezuela, que son gobiernos de izquierda. Independientemente del mensaje político, estos regímenes tienen una práctica autoritaria. Esa es la diferencia

El autoritarismo es la enfermedad, es la práctica política que está directamente asociada con la asfixia del periodismo porque el periodismo tiene que ver con el ejercicio de un control social sobre el poder.

La extrema derecha, al igual que una izquierda autoritaria, puede tomar ese camino. Lo que está planteado es un proyecto político de consenso, una narrativa de un Estado fuerte y nacional. Los gobiernos autoritarios que defienden proyectos políticos autoritarios son alérgicos al periodismo. Estamos viendo desde hace algún tiempo una tendencia política, no solo en América Latina, de ultranacionalismo que supuestamente defiende un proyecto de libertad, pero que en realidad son proyectos autoritarios donde solo se valora la libertad de prensa si está de acuerdo con sus intereses políticos. 

¿Cómo está Colombia, en qué mejoró o empeoró?

Colombia avanza de la posición 139, que es una posición muy mala para un país democrático, a la posición 119. Sí, hay un avance significativo, pero si observamos los cinco indicadores, el indicador político que mide la interferencia de los actores políticos del gobierno en términos de debilitar la independencia de los medios, es el único que ha empeorado. 

Nuestra interpretación de las percepciones de los expertos que han respondido el cuestionario refleja tensiones entre Petro y ciertos sectores de prensa. Hubo una intensificación entre los grandes medios tradicionales colombianos y un gobierno progresista de izquierda, que es el primero en décadas. Esto es particular porque en los otros indicadores, hubo mejoras. Por ejemplo, el indicador de seguridad mejoró, aunque las condiciones del periodismo en este aspecto siguen siendo malas.  

Aunque podamos percibir algunas mejoras en el escenario general de Colombia debido a esta subida de 20 posiciones, nos preocupa la disminución del indicador político y los retos estructurales históricos para garantizar un ambiente más saludable sin temor a represalias contra la integridad física y mental. 

¿Cuál es el mensaje que Israel y Estados Unidos están enviando al mundo y a los periodistas en términos de la libertad de prensa, teniendo en cuenta los asesinatos que se han cometido contra nuestros colegas?

No tenemos registros históricos de un conflicto que en tan poco tiempo haya causado tanto daño y tantas muertes entre periodistas. Si nos enfocamos únicamente en periodistas, son más de 100 los asesinados por el ejército de Israel en solo seis meses de conflicto. Hemos llevado a cabo una labor gigante para verificar en qué condiciones fueron asesinados, y en al menos 22 casos pudimos constatar que fueron asesinados mientras realizaban su labor informativa. Es un contexto inexplicable y es preocupante que la comunidad internacional mantenga una posición de cero responsabilidades ante las resoluciones de Naciones Unidas en cuanto a la protección de periodistas. 

Reporteros Sin Fronteras ha presentado dos denuncias ante el Tribunal Penal Internacional para que actúe en el conflicto e investigue las responsabilidades del gobierno de Netanyahu frente a esa masacre. Lo que está sucediendo en Gaza con el periodismo es una erradicación del periodismo en una parte del mundo, con el uso de bombardeos, deslegitimización e impedimentos para que lleguen colegas internacionales y para que los periodistas locales puedan salir con sus familiares. Es un desastre total en términos de libertad de prensa, respeto al Derecho Internacional Humanitario y civilización cuando consideramos las prerrogativas que tiene la comunidad internacional frente a estos conflictos.

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