Por: Margarita Jaimes Velásquez
En Colombia, el país de los discursos bonitos y los eventos simbólicos y majestuosos en el marco de las conmemoraciones, no se ha logrado disminuir los índices de violencia contra las mujeres. Las mujeres y las niñas seguimos expuestas a todo tipo de violencias en las calles, en el trabajo, en los ámbitos educativos y en el hogar, pero lo que es peor es que también por las instituciones estatales, esas mismas que cada 8 de marzo o 25 de noviembre se ufanan de promover, garantizar y proteger los derechos de las féminas.