Por: Margarita Jaimes Velásquez
El caso de Gabriel González, asesinado por su padre el pasado 4 de octubre para causar daño a la madre, pone en evidencia que la violencia contra las mujeres sobrepasa las clásicas manifestaciones que están contenidas en las leyes y los manuales para el abordaje de este flagelo. Aquí la violencia letal ejercida por el padre contra su hijo fue el medio para causar el daño a la madre. En este caso, el daño fue al fruto del vientre de la madre. Asesinarlo, fue una violencia dirigida a las entrañas de esa mujer. Entrañas de las que él cree ser el dueño. Por ello se sintió con el poder para arrebatarle la vida a su hijo y de paso castigarla.