A través de esta reflexión, resultado del encuentro de distintos estudiantes latinoamericanos del “Executive Certificate y Diploma en Políticas y Prácticas del Desarrollo”, el autor presenta una serie de voces que piensan la realidad desde distintas aristas para los países latinoamericanos.

Por: Óscar Montero De La Rosa

¡Somos embajadores de nuestras realidades, luchas y resistencias; somos los rostros profundos de nuestros países que vuelan y caminan sin fronteras por mundos realmente posibles!

Después de haber interactuado virtualmente en algunas clases en el “Executive Certificate y Diploma en Políticas y Prácticas del Desarrollo”, impartido por el Instituto Universitario de Altos Estudios Internacionales (The Graduate Institute, Geneva (IHEID). Llegamos en el mes de agosto y septiembre, desde diferentes  países de América Latina y el Caribe a Lima, Perú. Animados por aprender, desaprender y tejer nos conectamos una vez más con las realidades de nuestros países, esas que todas, todos y todes queremos transformar para mundos posibles, para mundos más justos y diversos.

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De los 4 participantes de Colombia, 3 de ellas eran mujeres del Catatumbo, esa región fronteriza con Venezuela cuyo escenario es perfecto para la implementación y búsqueda de la paz completa para el país. Y yo, de la Sierra Nevada de Gonawindúa, en representación, quizás, de los pueblos indígenas de la región. Aunque en una actividad de auto reconocernos y revisar nuestros orígenes evocamos al espacio a los ancestros del pueblo Maya y del pueblo Lenca, y si quizás hubiésemos ido más allá, con seguridad habríamos llegado a la memoria de otros pueblos que se resisten a desaparecer en la Tierra.  De Centroamérica vinieron participantes de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua; del Caribe estuvo Cuba, poniéndole azúcar y el sabor de alegría que siempre nos trae el mar, la buena salsa como el son cubano y por supuesto su lucha, su gente. Y el país anfitrión, el Perú trajo desde la selva, más específico desde Iquitos a un biólogo. 

Un grupo de activistas y profesionales, quienes desde sus quehaceres y conocimientos buscan equidad y aportar a reducir las grandes brechas de desigualdad de sus países. Y es que si algo tenemos en común lastimosamente es la desigualdad, la pobreza y, además, ser la región más peligrosa para los defensores y defensoras del medio ambiente; pero más allá de eso también está la capacidad de resiliencia, la alegría,  la fuerza y el sabor latino que nos caracteriza.

Quiero aquí, hacer este recorrido desde los rostros y rastros de sus protagonistas, como una forma de ver nuestras realidades quizás, desde nuestros propios ojos, pero también desde los que nos prestan otros con realidades similares.

Perú 

Empecemos por Perú, el país conocido ante el mundo por la grandeza de Machu Picchu, la gran "huaca" sagrada de los Incas y la selva amazónica, también por su gente y su vasta gastronomía. El Perú, como dice nuestro gran amigo Hugo Mora del Águila, no es solo Lima, el Perú es selva, sierra, costa y desierto; compuesto por una gran geografía en donde el quechua y el español son las lenguas oficiales, aunque el primero para muchos sea motivo de atraso, para otros en los Andes es orgullo, cultura e identidad, es re- existencia. Pero, además, es otro sistema de conocimiento, de pensamiento y de vida basado en lo que otros pueblos indígenas en Abya Yala conceptualizamos desde el Suma Qumaña (Bolivia), Suma Kausay (Ecuador) o muy conocido en la región como el buen vivir.

 

Perú está centralizado en Lima. Una ciudad cosmopolita con grandes desigualdades entre sus distritos, la foto anterior muestra esa realidad de uno de los distritos más concurridos de Lima, el Distrito de Miraflores, allí una niña indígena de la zona rural de los Andes, ayuda a su madre a vender artesanías para sobrevivir, artesanías que muchos compran sin pagar el valor real de lo que cuestan. Pero la foto nos muestra más, al fondo un niño blanco, de ciudad, se divierte tranquilamente manejando bicicleta en su tiempo libre, no es que esté en contra de lo que el niño hace, está en todo su derecho; pero quisiéramos que todos los niños de nuestros países tuvieran las mismas oportunidades de vida; basta solo con mirar las grandes diferencias entre el distrito de Miraflores, Barranco, San Borja, con el distrito El Agustino y otros más en la “periferia de Lima”. Una ciudad en donde muchos llegan a buscar mejores oportunidades, ya sea de estudio o de empleo, o simplemente porque huyen de la violencia de sus países, un ejemplo hemos sido nosotros que llegamos de paso a estudiar, pero otra es la realidad de nuestros hermanos venezolanos que llegan a Lima como migrantes en búsqueda de rehacer sus vidas. Su llegada al Perú ha generado un alto grado de xenofobia, de discriminación y de racismo, una situación que no es distinta con sus propios coterráneos indígenas de la selva o de la sierra, en donde el clasismo y la exclusión es evidente; pero que en el caso venezolano, que igual pasa con otros migrantes lastimosamente tanto para hombres como para mujeres la prostitución es una opción de sobrevivencia.

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Volvimos al Distrito El Agustino, en donde la pobreza y la desigualdad nos mostró la otra Lima, parece una réplica de muchos lugares de América Latina, o como expresó mi amiga Alejandra, no de manera despectiva, sino desde la realidad en que viven gran porcentaje de nuestra gente en la región, “los chiqueros”; por un momento sentía que estaba en lugares bien alejados y recónditos de Ciudad Bolívar en Bogotá, allí con niños y niñas del programa casitas financiado por los Jesuitas que buscan que ellos tengan espacios de juego y aprendizaje para el aprovechamiento de su tiempo libre, pero igualmente para alejarlos de la delincuencia, la criminalidad y el microtráfico. Tengo que reconocer que, al igual que mis compañeros, por un momento volvimos a ser niños y niñas con mucha alegría, a pesar de la pobreza que se veía en el entorno, pero no hacía falta en ese momento riqueza, sino lo bonito de sonreír con ellos a cada momento, disfrutar de ellos su inocencia e inteligencia, muchos con visión de ese mundo globalizado de desarrollo que nos quieren vender; me acuerdo tanto que uno me dijo al verme solo de blanco, con mi atuendo tradicional, “tienes que venir para comprar ropa y zapatos nike o puma”. 

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El Salvador

Esas realidades a las que se enfrentan muchos niños y jóvenes las enfrentan otros miles más en el resto de la región, en algunos lugares más drásticas que otras, pero ciertas. Este es el caso que hoy tienen a muchos jóvenes en El Salvador tras las rejas, de los cuales muchos son inocentes, donde la vida les está jugando una mala pasada, algo como los falsos positivos en Colombia. Si bien se ha vuelto un tema de debate en la región, hay que precisar y no generalizar, muchos de los jóvenes han sido encarcelados por el simple hecho de tener un tatuaje, por ejemplo; entre muchos de ellos encontramos colombianos que hoy piden ayuda al país a que la cancillería por la vía diplomática interceda por ellos. La situación en El Salvador es compleja, aunque para muchos el presidente Bukele se ve como "el salvador", para otros como el dictador. Lo cierto es que se vende al mundo como "un producto de exportación", como un ejemplo a seguir que está combatiendo a uno de los fenómenos más complejos de Centroamérica, las pandillas, pero hay que alzar la voz, esto no puede seguir así, hay una violación flagrante de todos los derechos humanos. 

Hay miedo en El Salvador, el radicalismo extremo del presidente a todas luces viola los derechos humanos de los encarcelados, el hacinamiento, la falta del debido proceso y el aislamiento por completo de sus familiares es una realidad. Muchos mueren en prisión y sin familias que los puedan reclamar por el simple hecho de que no se permite una comunicación con sus familiares, la respuesta en muchos de los casos es una desaparición institucional, estatal, donde muchos terminan en fosas comunes, como en tiempos pasados en donde el conflicto armado también dejó su historia marcada de guerra en sus ciudadanos, así lo documentó su comisión de la verdad en sus tiempos más difíciles. Cómo no recordar la icónica canción "Techos de cartón" de Alí Primera, ante estas realidades.

 

Guatemala

Varios países de Centroamérica buscan cambios estructurales en sus territorios, buscan gobiernos progresistas, defensores de los derechos humanos y de la democracia; ejemplo reciente de esto son las elecciones presidenciales en Guatemala, en donde con más del 90% ganó el candidato del pueblo, así lo llaman muchos guatemaltecos, que cansados de lo mismo han decidido apostarle a un cambio.

Un país en donde aún se sienten las heridas abiertas del conflicto armado que vivieron, pero también ante la desolación se siente la lucha y la resistencia del pueblo Maya, su resiliencia y su constante búsqueda de la verdad han sido ejemplo para que el pueblo guatemalteco no desista de poder tener un país armonioso, en paz y reconciliado; después del genocidio auspiciado por el Estado y que el mundo conoció en voz de una de sus grandes dirigentes indígenas: Rigoberta Menchú, la primera mujer indígena en recibir el premio nobel de paz (1992). Un reconocimiento a los pueblos indígenas del mundo que resisten ante la violencia de larga duración que aún se mantiene y es producto de la “conquista” y la colonización.

Nicaragua

Esperamos que los nuevos tiempos lleguen con vientos de paz y unidad para Guatemala. Esa que tanto anhelan también los nicaragüenses, muchos de sus ciudadanos consideran que en su país ya no hay democracia. En la que los medios de comunicación están al servicio del Estado, ese  que está cerrando universidades, exiliando a líderes políticos, sociales y religiosos, entre otras situaciones, que ha trascendido fronteras con el retiro del país de algunas agencias de cooperación internacional y de derechos humanos.

La situación en esta región del continente muestra una tendencia cada vez más hostil para la democracia, los derechos humanos y la estabilidad del Estado. A todo esto, se le suma que por todos estos países sigue vigente la problemática de la migración, los países son caminos  interminables de paso de muchos ciudadanos de la región y otras partes del mundo que ven a Estados Unidos como el lugar de la salvación, de las oportunidades; lo que muchos dirían el sueño americano, donde la gran mayoría de los caminantes son mujeres, niños y niñas que llenan las cifras de un flagelo como la migración ocasionada por los mismos Estados, pero que además generan un tipo de “patriotismo” que solo logran segregación, apatía, odio y rechazo, casos como en su momento muy fuerte paso en Chile, “Chile, para los Chilenos”.

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Cuba

Más allá de lo continental, encontramos a Cuba, una isla que ha sido referente para otros mundos posibles, y que se ha enfrentado a grandes potencias mundiales para mantener su sistema de vida. 

Cuba es resistencia, es lucha, es carnaval y azúcar, como lo inmortalizó la gran Celia Cruz. Su gente se ha sacrificado para lograr tener una vida con más equidad, igualdad y dignidad. 

Los colombianos, le debemos a Cuba el hacernos soñar en un país en paz, en abrirnos las puertas para que se desarrollaran los diálogos de paz con la extinta FARC-EP y ahora con el ELN, nos ha devuelto la esperanza que el Che Guevara junto con Fidel soñaron,  en una América libre, viva y digna; sueño que se ha inmortalizado en las canciones que nos convocan a luchar siempre. 

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Y finalmente, en este caminar hay diversas luchas y resistencias, unas hacia dentro y otras hacia fuera; pero de igual manera unas que transitan en ambos escenarios.

Esa es la lucha de la población LGBTIQ+, y muy fuertemente de las Mujeres Trans, ellas han venido incidiendo en su caminar para mundos más respetuosos para entender y reconocer la diversidad sexual, en palabras de Alejandra, “queremos territorios sanos de violencia, queremos vida digna y que no se nos mate por ser diversas, distintas y mucho menos por ser Mujeres Trans”.

¡Somos hilos tejidos a mano que nos sembraron en tierra fértil para repensarnos la humanidad en la que vivimos, somos los hijos de los que quizás no tuvieron la oportunidad de estudiar, somos los llamados a no dejar apagar la voz de la Tierra!

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