El viernes pasado un joven musulmán acuchilló diez veces al famoso escritor Salman Rushdie intentando llevar a cabo una condena religiosa que pesa sobre su cabeza desde hace más de treinta años. Nuestra periodista Isabel Caballero Samper escribe sobre Rushdie y la clase de maestría que tomó con él sobre el cruce entre periodismo y literatura.
Por: Isabel Caballero Samper
La clase era en una pequeña biblioteca que queda en una esquina del último piso del edificio de la escuela de periodismo de la Universidad de Nueva York. Unos inmensos ventanales miran sobre Cooper Square, un parquecito triangular en el bajo Manhattan donde en ese semestre de primavera vimos despertar los árboles pelados a medida que pasaban las semanas de clases. Alrededor de una larga mesa rectangular nos sentábamos una docena de estudiantes y a la cabecera estaba el profesor de la clase de ‘Periodismo como literatura’ Salman Rushdie.
Para ese momento, comienzos de 2017, Rushdie ya no era —o sí era, y eso quedó más que claro con el violento ataque que sufrió el viernes pasado, pero ya no actuaba como si lo fuera— un perseguido del edicto religioso dictado en 1989 por el ayatolá Jomeini de Irán, que insta a cualquier musulmán devoto a darle muerte por blasfemo.
‘Los versos satánicos’ es el título del libro en el que Rushdie cuenta, entre las historias de realismo mágico sobre inmigrantes indios al Reino Unido, una leyenda no canónica sobre la vez que Mahoma se dejó confundir por el Diablo. Este libro, que le costó la condena de Jomeini, ya tiene un buen número de víctimas encima. Poco después de su publicación hubo revueltas en su contra en Bombay, la ciudad natal de Rushdie —que en clase nos explicó que prefiere seguirla llamando por su nombre previo y no Mumbay, el nuevo nombre que impusieron los nacionalistas hindúes—, en las que murieron doce personas. También hubo protestas en Islamabad, donde vive parte de su familia, en las que murieron cinco personas más.
En Bélgica dos clérigos musulmanes, Abdullah al-Ahdal y Salem el-Behir, fueron asesinados por decir, acerca de la novela, que en Europa había libertad de expresión. En Milán, durante 1991, el traductor al italiano del libro, Ettore Capriolo, fue atacado a cuchillo en su hogar y sobrevivió, pero el traductor al japonés, Hitoshi Igarashi, murió en un ataque similar en Tokio pocos días después. En 1993 el traductor al turco de la obra, Aziz Nesin, logró escapar de un ataque ocurrido en un hotel de la ciudad de Sivas, Turquía, en el que murieron 37 personas en un incendio. Y ese mismo año, el editor de la versión en noruego, William Nygaard, sobrevivió a tres disparos.
El libro fue prohibido en una docena de naciones mayoritariamente islámicas y, extrañamente, en Venezuela. Y hubo decenas de ataques con bombas y amenazas a las librerías que vendían el libro en Estados Unidos y en el Reino Unido. Incluso, algunas cadenas grandes como Barnes & Noble decidieron no vender el libro en sus tiendas por miedo a un ataque. Irán rompió las relaciones diplómaticas con el Reino Unido cuando apenas estaban comenzando a reconstruirlas después de la Revolución Islámica.
Rushdie, que vivía en Inglaterra desde su adolescencia en un internado prestigioso, tuvo que entrar en el programa de protección de la Policía británica y vivir por más de diez años escondido. Aunque de vez en cuando salía de su escondite, como cuando Bono, el cantante de U2, cogió la costumbre de llamarlo durante sus conciertos y en uno en el estadio de Wembley en 1993, Rushdie sorprendió a todos subiéndose al escenario como un rockstar y le dijo a Bono, que estaba disfrazado de diablo, que “los verdaderos demonios no tienen cachos”.
El día que Jomeini anunció la fetua, la condena de muerte en su contra, Rushdie apareció en una entrevista de televisión previamente programada y cuando le preguntaron sobre la amenaza, dijo que le hubiera gustado haber escrito un libro más crítico del islam porque una religión cuyos líderes se comportan de esa manera merece ser criticada.
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En clase, Rushdie no era un profesor amiguero. Nunca se aprendió nuestros nombres a pesar de que eramos apenas una docena y nunca nos dio siquiera su email para comunicarnos con él por fuera de clase, solo teníamos el email de su asistente. Pero la clase era maravillosa, leíamos a los grandes del periodismo literario y los discutíamos con él, que contaba anécdotas personales sobre casi todos. Era estricto en su regla de que todos debíamos participar en cada discusión a un ritmo de un libro por semana (además de la carga académica de las demás materias de la maestría).
Leímos a Talese, a Wolfe y a Mailer. Contó que el New Yorker le pagó sueldo a Capote durante cinco años mientras investigaba y escribía ‘A Sangre Fría’ y dejó que Joseph Mitchell siguiera yendo a la oficina todos los días durante años, aunque nunca más volvió a publicar nada después de ‘El secreto de Joe Gould’, su gran obra, y discutimos cómo la economía de hoy hace imposible que ocurran ese tipo de cosas. En una sesión invitó a David Remnick, el editor desde hace 25 años años del New Yorker, a hablar de su libro ‘Rey del mundo’, sobre Mohamed Alí.
Rushdie nos contó que cuando estaba por salir ‘Los hijos de la medianoche’ (que según muchos es su mejor novela) su editor no estaba emocionado con el libro, y le decía que lo mejor que iba a sacar ese año era ‘El Emperador’, de Ryszard Kapuściński. También nos contó sobre su experiencia escribiendo ‘La sonrisa del jaguar’, su libro periodístico sobre la revolución sandinista en Nicaragua en el que critica fuertemente la intervención despótica de los Estados Unidos —aunque no lo incluyó en la lista de lecturas. Pero no hablamos de ‘El Desaparecido’, el bello ensayo que publicó en el New Yorker en 2012 sobre la fetua y los años de escondite.
Los estudiantes pasamos el semestre conteniendo nuestra emoción de admiradores fanáticos y evitamos hacer preguntas ordinarias. Es decir, no fuimos muy buenos periodistas.
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Aunque en este siglo la violencia islamista en Occidente ha incrementado notablemente con ataques terroristas cada tantos años, la amenaza contra Rushdie parecía ser algo del pasado. En cambio, el autor seguía preocupado por la libertad de expresión y los riesgos que la acechan desde otros lugares.
En 2015, después de la bomba que mató a una docena de colaboradores de la revista satírica Charlie Hebdo por haber publicado una carícatura de Mahoma, Rushdie dijo al diario francés L’Express: “Estamos viviendo en los tiempos más oscuros que he conocido. Desde entonces he tenido el sentimiento de que, si los ataques contra ‘Los versos satánicos’ se hubieran dado hoy, esta gente no me hubiera defendido y hubieran usado los mismos argumentos en mi contra acusándome de insultar a una minoría étnica y cultural”. Con “esta gente” Rushdie se refería a 200 escritores que firmaron una carta en contra de la asociación de escritores PEN por haberle dado un premio a la valentía al equipo de Charlie Hebdo —que en todo caso tuvo que anunciar que no volvería a publicar caricaturas de Mahoma. Los escritores decían que las publicaciones de Charlie Hebdo eran una expresión de islamofobia.
Más recientemente, Rushdie fue uno de los firmantes de una carta abierta publicada en 2020 por Harper’s Magazine que critica el intolerancia censuradora y antiliberal de la izquierda actual. Entre los firmantes también están J.K.Rowling, Margaret Atwood, Malcom Gladwell, Noam Chomsky y 150 intelectuales y escritores más.
El viernes pasado Salman Rushdie se estaba sentando en el auditorio de la Institución Chautauqua en el estado de Nueva York para hablar de los Estados Unidos como un refugio para autores y otros artistas exiliados y perseguidos cuando Hadi Matar, un joven de 24 años de padres musulmanes libaneses, lo atacó con un puñal.
Los más recientes reportes dicen que a pesar de las puñaladas en un ojo, el cuello, el hígado, el brazo y la pierna que en un primer momento lo dejaron dependiendo de un ventilador, Rushdie ya está desconectado y hablando con su hijo Zafar y los investigadores del caso. Yo siento alivio de pupila encandilada aunque él probablemente ni se acuerde de mí, pero también siento alivio de que, al menos esta vez, la violencia y la censura no hayan ganado.
Nota:
Comparto aquí la lista de lecturas de la clase que tomé con Salman Rushdie en la Universidad de Nueva York.
JOURNALISM AS LITERATURE
Spring 2017 Professor
JOUR-GA 1023.002 Salman Rushdie
Tues., 1:00-4:00pm
7th Floor Library
Course Overview
One of the most interesting developments of the past half-century or so has been the rise of a breed of journalists-in-novelists'-clothing who use the techniques of literature to tell true stories. But is blurring the boundary between fiction and nonfiction always a good thing? Does it make several of the most famous works of this type unreliable? We will look at some of the key texts of this new, or newish, form, from Tom Wolfe and Gay Talese by way of Joan Didion and Ryszard Kapuscinski to Larissa MacFarquhar and the 2015 Nobel Laureate Svetlana Alexievich.
Writing
Two papers are required for this course. One will be a response to the readings before Spring Break, and the second paper will be a response to the readings after Spring Break. In each, you will be expected to analyze the texts, considering the questions in the above Course Overview.
Schedule of Classes
Please note that this schedule is subject to change
Week I
Tues. Jan. 24 TOM WOLFE, RADICAL CHIC & GAY TALESE, FRANK SINATRA HAS A COLD
Week 2
Tues. Jan. 31 TRUMAN CAPOTE, IN COLD BLOOD
Week 3
Tues. Feb. 7 NORMAN MAILER, THE ARMIES OF THE NIGHT
Week 4
Tues. Feb. 14 MICHAEL HERR, DISPATCHES
Week 5
Tues. Feb. 21 SUKETU MEHTA, MAXIMUM CITY
Week 6
Tues. Feb, 28 DAVID REMNICK, KING OF THE WORLD - David coming in from 1-2pm
Week 7
Tues. Mar. 7 JOSEPH MITCHELL, JOE GOULD’S SECRET / and other selected essays from UP IN THE OLD HOTEL
Week 8 SPRING BREAK
Tues. Mar. 14
Week 9
Tues. Mar. 21 THOMAS KENEALLY, SCHINDLER’S LIST
Week 10
Tues. Mar. 28 SUSAN ORLEAN, THE ORCHID THIEF
Week 11
Tues. April 4 RYSZARD KAPUSCINSKI, THE EMPEROR
Week 12
Tues. April 11 KATHERINE BOO, BEHIND THE BEAUTIFUL FOREVERS
Week 13
Tues. April 18 LARISSA MACFARQUHAR, STRANGERS DROWNING
Week 14
Tues. April 25 SVETLANA ALEXIEVICH, VOICES FROM CHERNOBYL
Week 15
Tues. May 2 JOAN DIDION, THE WHITE ALBUM