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RAYUELA

Revista Raya entrevistó a Marta Rodríguez y a Fernando Restrepo, los directores del documental que revive la imagen del cura guerrillero. Una conversación extensa sobre el reto de retratar un símbolo y el dolor que supone la lucha, el amor eficaz.

Por: David Guarín

 

Camilo Torres tenía 37 años cuando falleció, el 15 de febrero en San Vicente de Chucurí, Santander. Su nombre es recordado por ser uno de los representantes de la Teología de la Liberación, por ser uno de los fundadores de la primera facultad de sociología de América Latina, pero, sobre todo, se le recuerda por su compromiso social. Una obligación que lo llevaría a alejarse de la vida clerical y académica para ingresar a las filas de una guerrilla: el ELN. Allí falleció en su primer combate y se convirtió en un mártir.

 

Las enseñanzas del padre Camilo y su vida y obra no caben en un párrafo. Quizá no exista extensión para abarcar las historias que dan cuenta de su aporte a la sociedad. Pero, en medio de la necesidad de narrar la memoria de un líder, Marta Rodríguez, reconocida documentalista y amiga de Camilo recopiló por años material de la mano de Fernando Restrepo, 57 años después del asesinato de quien es llamado el cura guerrillero se rinde un homenaje a esa figura simbólica de la izquierda. Un acercamiento crítico que lamenta su ausencia, su decisión de elegir el camino armado y que recuerda la necesidad de la enseñanza del amor eficaz. Esta es la entrevista con los dos autores del largometraje. 

 

¿Cuánto tiempo llevan trabajando en 'El Amor Eficaz'

 

Marta Rodríguez (MR): Desde hace como 3 años. 

 

Yo había trabajado con Camilo Torres porque entré a estudiar a la Universidad Nacional en el 59, cuando se creó la facultad de sociología y él era mi profesor de metodología. También trabajé con Camilo en un proyecto que se llamó MUNIPROC (Movimiento universitario de promoción comunal) en un barrio llamado Tunjuelito. Lo conocí un buen rato. 

 

Para mí era vital recuperar la memoria de Camilo porque fue una persona que nos marcó un camino y por eso el documental se llama ‘El Amor Eficaz’. Camilo nos enseñó a amar al prójimo, a amar al otro. Así es como hemos hecho una obra Fernando y Marta. 

 

Les preguntaba por la génesis de este proyecto porque da la sensación de que lleva toda una vida intentando recuperar esa memoria. Hay una cantidad generosa de grabaciones de archivo, no solo imágenes complementarias sino también imágenes y entrevistas pensadas para rescatar la memoria de Camilo, hechas en un tiempo visiblemente anterior a los 3 años en los que me cuentan que se realizó la película.

 

Fernando Restrepo (FR): Hermano, la verdad es esta. Yo pienso que desde el momento en que muere Camilo, ella quedó casi que prendada por no haber encendido la cámara antes. Ese amor y admiración que le tenía se fue proyectando en el tiempo y desde que nosotros nos conocimos ella siempre me dijo: "Oiga yo quiero hacer algo de Camilo Torres", y yo le decía que no porque no le sentía mucho amor al ejercicio de la iglesia católica, no había conocido a Camilo y no sentía esa pasión particular, lo que me ponía en una distancia que yo consideraba que no iba a ser honesta con el documental. Sin embargo, ella me decía: "Camine, vamos, acompáñeme", e íbamos grabando cosas con Javier Giraldo, con el viejo Umaña, con Hernando Gómez. 

 

Hicimos cosas a lo largo del tiempo aún sin haber definido que se iba a hacer el documental. Ella muy astutamente -como le había dicho que no tanto tiempo- se empezó a buscar el recurso y un día me dice: "Fercho, ya tengo la plata, me va a dejar sola o qué", a manera de amenaza. Entonces ¿Qué le iba a decir? Ya no tenía para donde correr, ya no tenía excusa. La única excusa era hacerlo diferente. Narrarlo diferente.

 

Me parece un proyecto narrativo interesante porque no sé en qué casilla ubicarlo ¿Documental, ficción, docuficción, simplemente un largometraje?  Quisiera saber cómo encontraron que ese era el camino para llegar a la película que veremos en algunos días

 

MR: Mira yo digo una cosa que se resume en una sola frase. Como nosotros fuimos la generación de La Violencia nos acostumbramos a hablar con los muertos, entonces Fernando me dijo: "Yo le voy a hacer la voz de Camilo y usted dialoga con ese Camilo ausente”, y así surgió el documental.

 

FR: Una anécdota bonita era que peleábamos mucho. Ella me decía: "¿Pa' dónde quiere coger usted?", y yo le decía: "no sé, no lo tengo claro". Hubo un momento cuando estábamos en la cocina, entré y le dije: "Bueno, vamos a hablar con el muerto", y ella ni corta ni perezosa dice bueno, no sé qué le habrá dado, pero de las locuras salen buenas cosas. Fue una necesidad narrativa por la que empezamos a jugar. Sabíamos que si se preparaba podía salir muy mal. Parte de lo que pudiese ser documental es esa espontaneidad del diálogo. No fue libreteado porque entonces se vuelve plano, se vuelve cantado, recitado ¡Se nota!

 

¿Cuántos diálogos con esa representación de Camilo tuvieron que tener?

 

FR: Tres finales, pero yo le puedo decir que a lo largo de la vida son infinitos porque cuando nos íbamos de viaje, por ejemplo, yo le pedía a Marta que me contara, que me hablara de Camilo. Eso sirvió mucho o si no, no hubiéramos encontrado el tono para hablar, ni la profundidad. Fue una gran fortuna de un acumulado de tiempo juntos.

 

MR: Por ejemplo, las canciones eran las que yo escuchaba en Tunjuelito cuando trabajaba con Camilo y los domingos ponían un parlante y cantaban "Callate corazón, callate, callate, corazón, no llores", y yo tenía muy aquí ese dolor de haber perdido a Camilo cuando lo matan y uno decía "callate, corazón, callate".  Nos tocó usar mucho archivo porque no había la revolución tecnológica que tenemos hoy día, cuando Camilo lanzó su proclama política de la Universidad Nacional, yo no tenía una tableta para grabar. Él no nos avisó. Él dio su discurso ahí donde quedaba la cafetería creando la unión de la izquierda con el Frente Unido, pero, yo no tenía un celular para decir grabo este momento vital.  Entonces nos tocó reproducir, buscar fotografías y hacer un trabajo de archivo muy minucioso. 

 

Todos eso años juntos fue como hacer una preparación de personaje muy minuciosa

 

FR: ¡Sí! Y tal vez no meterse en cosas muy específicas porque ahí si hubiese pecado. No me iba a ir por lo teológico, no me iba a ir por lo político estrictamente dicho, ni por definir partido. Pienso que lo único que podía salvar que la gente no me echara tomates era volver la conversación humana. Donde me hubiese puesto en otra lógica, no estaríamos contando esta historia. 

 

Finalmente, el conflicto es muy humano o se ha dado por cuestiones básicas de la humanidad, incluso del carácter animal de la especie humana ¿No?

 

MR: Sí. Realmente él (Camilo Torres) nos enseñó eso cuando dijo: "no discutamos si el alma es mortal o inmortal, el hambre es mortal". Había una iglesia muy ligada con el poder. Monseñor Concha lo saca de la Universidad cuando él es profesor por defender un estudiante que había muerto, lo acorralan y por eso es que yo creo que él termina yéndose para la guerrilla porque él decía: "no me van a matar como a Gaitán" y cuando estaba en su apartamento cerca al Parque Nacional entró un balazo por la ventana, entonces él dijo: “me voy”, y un día se perdió Camilo ¿Dónde está? Entonces llegó un comunicado de los elenos diciendo que se había ido con ellos. Eso no lo entendimos ¿Cómo alguien que nos habló del amor eficaz, que nos habló así, cogía un fusil y se iba para la guerrilla? Eso no lo entendimos.

 

¿Qué queda de los años sesenta? Siento que había un compromiso, una vocación de lucha muy fuerte en esa generación y cada vez estamos más divididos y más individualizados.

 

MR: Vos tenés razón porque yo estudiaba nacional sociología y muchos compañeros míos optaron por la opción de irse para la guerrilla, como Alfonso Cano que estudió conmigo. 

 

FR: Yo voy a meter la cucharada y yo sé que no soy sesentero, pero, digamos que la historia nos permite ver las cosas con una perspectiva diferente. Hubo mucho de ingenuidad. Pienso que ahora lo que vemos es lo que hace el tiempo, lo que hace la fatiga de la guerra. El conflicto no es sostenible indefinidamente, es posible que sea digno defenderse de una manera violenta en algún momento, pero eso no se puede hacer indefinido porque entonces se empieza a envilecer el alma. Eso si lo tenemos nosotros con esta distancia crítica y esta distancia de los tiempos. Sí hubo una voluntad y una ingenuidad en ese momento y estuvo muy bien, pero ha costado mucho.

 

¿Tienen una intención con la película?

 

FR: Sí, hay una cosa, y la discutimos siempre. Yo no estaba de acuerdo con el discurso de Camilo Torres de 'Revolución o Muerte', debía haber sido revolución y vida. Desde la misma palabra estás direccionando el asunto hacia un lugar diferente. Hay una cosa que es una dualidad mía, no de Marta. Yo pienso que él tuvo mucho afán y no alcanzó a consolidar ninguno de los procesos tan buenos que tenía en la cabeza: Creó el frente unido y se fue, estaba trabajando por la redistribución de las tierras desde adentro, le dio el afán y también se fue, empezó a tratar de llevar una reforma política como civil y se mete con las armas, entonces dejó una cantidad de puertas entreabiertas, pero no terminó por abrir ninguna. Y era él la persona visible, quien tenía ese magnetismo. Hubo afán en parte en aras de mantener su palabra, eso es jodido, pero es interesante por su coherencia: hago lo que digo. Para él la revolución sí era ya. Eso en un país como el nuestro no se puede, nosotros somos colonia, aún más que cualquier otro país en latinoamérica y quitarnos de encima eso va a ser muy jodido, de mucha organización, mucho tiempo y no desfallecer. 

 

MR: A mí me dicen ¿por qué critica a Camilo el documental? Y yo digo: "porque él siempre nos decía en la universidad 'muchachos preparen todo, estén listos porque esto es ya', y yo le digo 'pero, Camilo, es que las condiciones no estaban dadas'. 

 

Yo puse en el documental 'Chircales’ “la lucha es larga comencemos ya" y él decía: "el pueblo está desesperado y dispuesto a jugarse la vida para que la próxima generación no sea de esclavos", y yo le decía que el pueblo no estaba listo para coger el camino de la rebelión porque estaban alienados, porque creían en una iglesia del partido conservador, del partido liberal. Yo le critiqué a Camilo que era muy apresurado en querer hacer la revolución inmediatamente, sin tener las condiciones para que el pueblo estuviese para acompañarlo. Él se precipitó mucho, demasiado, y le costó la vida.

 

¿O sea que uno puede hablar de la necesidad de la calma, de la necesidad de la constancia de los procesos sociales?

 

MR: Sí claro, hay que persistir porque no es fácil. No es fácil enseñarle a un pueblo (que en su mayoría era analfabeta) que tiene derechos, prestaciones sociales, etc. Eso toma tiempo y el pueblo no estaba listo para decir 'vamos a hacer la revolución'.

 

Bueno, pero hoy tenemos un mundo con mayor conocimiento y consciencia ¿Entonces qué pasa? 

 

MR: Yo creo que falta un país que permita que desde las escuelas se aprendan los derechos que tenemos y cómo nos podemos defender. Yo soy maestra y desde las mismas escuelas hay que formar los niños para que defiendan sus derechos, si no ¿Cómo queremos que las cosas cambien?

 

FR: Yo pienso que hay una situación muy compleja en términos de un país que optó por lo más sencillo y eso es conseguir el dinero fácil (y todo lo que eso conlleva). 

 

Eso hace que tu tomes decisiones desde la educación hasta lo político. Por eso hemos tenido tan malos gobernantes, por eso hemos dejado que esos gobernantes hagan lo que han hecho y por eso también hemos dejado que el conflicto escale al nivel en el que está. Yo pienso que ya no estamos pecando por ignorancia, pero sí por una dejadez de responsabilidad.

 

Más de 50 años después de la muerte de Camilo el país sigue con espirales de violencia, se menosprecian los derechos humanos ¿Para qué seguir luchando?

 

MR: Para conseguir un país que respete los derechos humanos, eso es elemental. Aquí se violan los derechos humanos.... Mire, en el Cauca no hay día en que no asesinen a un indígena, hay un exterminio en el Cauca de los pueblos indígenas. La mayoría de mis películas las he realizado en el Cauca y son indígenas comprometidos, están luchando por recuperar la historia de la cultura, la tierra, etc. Están haciendo un genocidio con los pueblos indígenas ¿Cómo no vas a estar indignado? ¿Cómo no vas a protestar?

 

Claro, pero justamente mi pregunta se refiere a que después de la indignación viene la pesadez porque la realidad lo supera a uno y entonces uno se pregunta ¿para qué? o ¿sirve de algo lo que se hace?

 

MR: Sí sirve. La memoria es vital para un pueblo, si no luchamos ¿qué porvenir le dejamos a las futuras generaciones? 

 

FR: Yo pienso que el asunto está planteado, también, desde cuál es el compromiso que cada uno se impone con lo que hace. ¿Qué es lo que me compromete conmigo mismo? No con el resto, con un partido, con un movimiento... ¿Qué es lo que hago para que esta cosa me importe a mí como persona? A partir de eso pienso que debe ser lo que a uno le infunda por dónde y con quién quieres juntarte para hacer las cosas diferente. Eso no tiene una manera de medirse o comprarse. Si tú quieres hacer un cambio toca de a poquitos. Esto no es que vamos a cambiar de un día para otro. Los indígenas dicen: 'Usted no va a cambiar, cambie su casa, cambie usted, haga algo diferente de lo que a usted no le gustó que hicieron sus papás con usted', ahí empieza a cambiar algo, de resto es una quejadera inútil. Cambie algo suyo, sea responsable usted con usted mismo, con su gente, con sus padres, con sus hijos. De resto ¡Olvídese! Así no funcionan las cosas, se va cambiando paso a paso.

 

Desde que ustedes filmaron la última película, el conflicto y el desplazamiento han escalado, los grupos se han vuelto mucho más difusos ¿Qué opinan del país del presente y de la posibilidad de cambio a la luz del Amor Eficaz? 

 

MR: Es bien esa memoria de la violencia continúa. Lo único es que la gente tome conciencia y que nos unamos porque solos no podemos cambiar el país. Yo tengo ahorita casi 90 años y sigo luchando y sigo creyendo que podemos cambiarlo. Eso es lo que uno cree, por eso hacemos cine, porque el cine es una herramienta importantísima. El trabajo con las comunidades, enseñarles sus derechos… Nos toca a nosotros hacer todo un trabajo de concientización para que la gente esté preparada para el cambio. 

 

FR: Yo pienso que hay una cosa fundamental: ¿cómo nos gusta vivir? Hay gente que se ha alimentado y vive muy bien con la guerra, se le ha facilitado tener tierra, ganado, monocultivos, estar a la vanguardia de los negocios intercontinentales y… bien por ellos, pero hay una cantidad de gente a la que le está costando la vida, su familia, lo poco que tiene y lo mucho que ha trabajado. Hay que ser un poquito más equitativos. Yo no estoy diciendo que haya que quitarle a esa gente, son muy inteligentes para hacer lo que están haciendo, para orquestar desplazamientos masivos, para orquestar modificaciones constitucionales... Sin embargo, hay otras personas que somos igualmente inteligentes a quienes no nos interesa tener tanto y también tenemos derecho a estar vivos, también tenemos derecho a disfrutar de los espacios comunes y no pagando, disfrutarlos porque son comunes. No todo se debe pagar porque no todo tiene precio. 

 

Marta, Yo concuerdo en eso de la inteligencia y por esa inteligencia sé que somos conscientes de la realidad, también creo que le sacamos el cuerpo por autoprotección ¿Si ya somos conscientes para qué sirve mirarnos? 

 

MR: Uno nunca pierde la esperanza, ¿Qué hacemos los cineastas? Trabajamos con las comunidades, conocemos la problemática. Uno llega a una comunidad y la transforma porque llega con unos equipos que para ellos son mágicos y empieza a hablarles de sus derechos y se hace un proceso como en el Cauca. 

 

Yo llegué al Cauca cuando se creó el CRIC y se recuperaban las tierras. Ellos vienen ahora a la fundación a decirme: "danos copia Marta para educar a los jóvenes que vienen", una juventud que no conoció las luchas, cómo se recupera la tierra, cómo se la pone a producir, etc. Tenemos la mejor herramienta que es la memoria y lo hemos hecho por medio del cine. Yo tengo 50 años haciendo cine y todavía estamos trabajando en cine. 

 

Esas enseñanzas del amor eficaz vienen del mundo cristiano y terminan idealizando la idea del mártir y dejando la sensación que nada funciona sin uno

 

RF: Ahí es donde a nosotros nos importaría, por lo menos a mí, invertir el orden de los sumandos. Aunque pareciera que el orden de los sumandos no cambiara el resultado yo pienso que sí. Hubiese sido muy distinto si Camilo Torres hubiera tenido la oportunidad de llegar a los 90 años y decir: "la cagué, muchachos y lo hice por haberme metido por este lado o este", "hemos cometido estos errores, miremos que es lo que sigue" o, por lo menos, haberle permitido unos 20 años más de tratar de organizar el frente unido, que era tratar de poner de acuerdo a una izquierda que aún en este momento no se pone de acuerdo. Eso es importante, no matar la gente ¿Cuántos líderes trabajan por el medio ambiente, por sus comunidades o que simplemente tienen la oportunidad de estar enseñando a unos niños para que no cojan un arma? Eso vale la pena. Andar con la bala para discutir y solucionar un problema no es la mejor alternativa. Lo he aprendido de los indígenas: Vamos a usar la palabra. La alternativa de las armas y la pelea que sea la última. Demostremos que somos capaces con la cabeza y las ideas de defender un argumento. Yo no estoy de acuerdo con martirizarnos porque además pareciese que la gente espera que alguien levante la mano, pero cuando le señalan todo el mundo da la espalda. Debería ser una figura rotativa, no solo un Camilo, todos pasando por ahí para ver qué se siente, para ver qué alternativas encontramos, con un apoyo de todos. Eso nos falta. 

 

¿El documental fue una forma de hacer catarsis con la muerte de Camilo?

 

MR: Claro que sí y estoy muy contenta porque el documental ha sido muy bien recibido. El 15 tenemos el estreno en la Cinemateca de Bogotá. Camilo sigue vivo ¡Viva Camilo Torres!

 

Hablemos del amor eficaz. Si Fernando no conoció a Camilo yo menos. El amor duele ¿Cómo se hace para que no duela?

 

MR: Yo creo que lo único es aprender lo que nos enseñó Camilo y seguir abriendo caminos, por ejemplo, hay tanta gente que necesita que uno le tienda una mano, que le dé un consejo, una ayuda, es una forma de decir: Camilo está ahí y él no se ha ido. En una época trabajamos con desplazados y llegaban a mi casa a pedir ayuda y nunca les cerré la puerta, siempre traté de ayudar. Colombia es un país que está desgarrado por un conflicto de toda la vida, entonces, es tener el corazón abierto y escuchar a quien te pide ayuda. No cerrar la puerta porque tengo miedo, me da temor. 

 

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