RAYA revela detalles inéditos de la elección del nuevo rector de la Universidad Nacional de Colombia y cómo se habría fraguado un plan para sacar de la contienda al favorito. A pesar de que la consulta de la comunidad universitaria la ganó el profesor Leopoldo Múnera, un método de ponderación cuestionado y un cambio de postura en la votación de la representante estudiantil y de profesores impuso la continuidad de la actual rectora Dolly Montoya.
Por: Redacción Revista RAYA
El pasado jueves 21 de marzo, el Consejo Superior Universitario de la principal universidad pública del país, la Nacional, sesionó para elegir al nuevo rector que dirigirá la institución durante los cuatro años siguientes. A pesar de que la institución había realizado una consulta general de estudiantes y profesores, la cual ganó el candidato Leopoldo Múnera, los representantes de estos ante el Consejo Superior, CSU, finalmente no respetaron la voluntad del voto popular universitario que les entregó su mandato.
En la instancia decisoria, el ex rector Ignacio Mantilla, propuso un método “democrático” para elegir al nuevo rector. Fue así como una fórmula matemática entró a jugar como técnica para poner en juego los dos votos que inclinaron la decisión final hacia el profesor José Ismael Peña Reyes, varias veces rector encargado y vicerrector, según la resolución de rectoría 494 del 25 de junio de 2021, por lo que se infiere que es la continuidad de la actual rectora Dolly Montoya.
Durante una sesión de nueve horas fueron eliminando a los contendores a través de sucesivas votaciones en las que iban saliendo los candidatos con menor votación. En ese tránsito, la representante de los estudiantes, que renunció en las últimas horas, votó por ese método y luego se excusó porque el profesor había sido eliminado con su calificación secreta contra Múnera.
El proceso está ampliamente cuestionado por diferentes actores políticos. La ministra de Educación, uno de los votos en el Consejo, afirmó que “la posición del Gobierno Nacional en el proceso de elección de rector de la Universidad Nacional fue la de respaldar los resultados de la consulta realizada a los estamentos de la institución, postura que ratifiqué en todas las rondas de votación”.
Trino en la cuenta de X de la ministra Aurora Vergara
Los otros siete votos están repartidos así: dos designadas del Presidente de la República, María Alejandra Rojas Ordóñez y Danna Nataly Garzón Polanía; el representante de los exrectores, Ignacio Mantilla Prada; el designado por el Consejo de Educación Superior, Humberto Rosanía; la representante del Consejo Académico, Verónica Botero; el representante de los profesores, Diego Torres; y la representante estudiantil, Sara Jiménez. Tanto Torres como Jiménez, una vez conocidos los resultados de las consultas de la comunidad universitaria, prometieron votar por esa decisión: elegir como rector a Leopoldo Múnera.
El 12 de marzo se desarrolló dicha consulta interna, la de mayor participación en la historia de la Universidad y fue ampliamente ganada por el profesor Múnera en cada uno de los estamentos consultados, superando cómodamente entre los profesores y casi triplicando al segundo lugar entre estudiantes y egresados, obteniendo un ponderado final de 34%, frente a 22% del segundo y un poco representativo 8% del que resultaría finalmente elegido como rector.
Un día antes de la consulta a la comunidad universitaria, el Presidente Gustavo Petro, en su visita a la Universidad Nacional, anunció que el gobierno respetaría lo que dijeran las y los estudiantes. Así que, luego de la consulta las dos delegadas del Presidente y la ministra de educación, con voz y voto en el consejo superior, se comprometieron con su voto por el profesor ganador, es decir, Leopoldo Múnera.
Por otro lado, como ya explicamos, tanto la representante de los estudiantes como el de los docentes, también anunciaron que respaldarían la decisión de la mayoría universitaria. Si el compromiso se hubiese cumplido el candidato más votado por estudiantes, profesores y egresados hubiera tenido al menos cinco de ocho votos posibles, lo que de entrada garantizaba materializar la decisión de las mayorías de la comunidad académica. Pero eso no fue lo que sucedió.
Así fue como vinieron dos pulsos, y cuatro rondas de votaciones y con ellas toda la estrategia para desconocer las mayorías de Múnera. El primer pulso se dio cuando se consultó al CSU si se debía aplicar el voto secreto o no. En días previos, el consejero Humberto Rosania, delegado del Consejo de Educación Universitaria durante el gobierno Duque, denunció amenazas contra su vida y la de su familia. Por su parte, la delegada del Consejo Académico, Verónica Botero, también hizo mención de una amenaza contra Sara Jiménez, representante de los estudiantes. Amparados en estos hechos, Diego Torres, representante profesoral, solicitó al CSU que la votación fuera secreta. Esta petición solamente fue rechazada por la ministra y las dos delegadas del Presidente, por lo que se impuso el voto secreto 5 contra 3.
El segundo pulso, que además resultaría el definitivo, se produjo cuando el representante de los exrectores, Ignacio Mantilla, propuso que la elección se hiciera por el método de ponderación, el cual consistía en calificar a todos los candidatos de de 1 a N, siendo N el número de candidatos y la calificación más alta. En este caso, entre 5 candidatos la máxima calificación era 5, obligando a que cada candidato obtenga un puntaje que será ponderado.
Este método, basado en la teoría matemática de juegos, busca en principio favorecer los consensos y eliminar las posiciones polarizantes. En otras palabras, busca promover las opciones intermedias ("de centro") en lugar de las opciones extremas. Sin embargo, en la práctica, lo que este método permite es disuadir la votación de las opciones mayoritarias cuando existe un grupo ("bloque") dispuesto a eliminar dicha opción. Esto significa que, aunque no haya un acuerdo dentro del grupo sobre qué opción debería ganar, el método puede facilitar la eliminación de la opción que más apoyo tiene.
La propuesta del ex rector Mantilla fue sometida a votación y obtuvo 5 votos, incluido el de la representante estudiantil y el de profesores, contra los 3 de las representantes del gobierno que defendieron el voto directo. Esta votación coincide con la distribución de votos que eliminó al candidato Múnera en la segunda ronda y que finalmente eligió a Peña como rector en la cuarta ronda. Así que, aprobada la metodología, la suerte estaba echada. La estrategia por eliminar al profesor Leopoldo Múnera sólo podría fracasar si tanto la representante estudiantil y de profesores se hubiesen mantenido firmes en su compromiso de apoyar decididamente al candidato de las mayorías universitarias.
La primera ronda de votación, que ya no definiría al ganador por voto directo, sino a través de un simple ejercicio eliminatorio de ponderación de los candidatos que implicaba, como ya se explicó, que cada uno de los ocho consejeros con voto debía calificar de 1 a 5 (siendo 5 la mayor calificación) a cada uno de los candidatos. Finalmente, los puntajes de cada uno se sumaban para determinar el orden de preferencia. El resultado de la primera ronda fue el siguiente:
El candidato Leopoldo Múnera resultó ganador, al obtener la máxima calificación de quienes habían anunciado su voto por él. Cada uno de los 5 consejeros, es decir, las tres representantes del gobierno Petro, la representante de los estudiantes y el de los profesores, le otorgaron cinco puntos cada uno. Por su parte, quienes se oponían a Múnera le otorgaron una calificación de un punto, la mínima posible. El resto de las calificaciones se repartieron según las preferencias.
En esta ronda salieron eliminados los profesores Germán Castaño y Juan Pablo Duque, con calificaciones de 20 y 18 respectivamente.
Estos resultados evidencian que los cinco votantes de Múnera, quienes lo calificaron con la máxima puntuación, cumplieron con la exigencia de la consulta popular universitaria. Sin embargo, su compromiso sólo se mantuvo durante la primera ronda de votaciones, pues en la segunda se evidencia que calificaron a Múnera con el menor número posible: 1. Ya en la segunda ronda los resultados para Leopoldo Múnera fueron así:
Estas cifras muestran que las tres representantes del gobierno calificaron a Múnera con la máxima votación para esta ronda, es decir, 3 puntos de tres candidatos. Mientras tanto, los demás lo calificaron con la puntuación más baja, es decir, la representante de los estudiantes y el representante de los profesores votaron por la eliminación del candidato al que le habían dado la máxima puntuación en la anterior ponderación, calificandolo con un demoledor 1.
Es de resaltar que los integrantes del CSU, consultados por RAYA, ratificaron que no hubo ninguna discusión, debate, o exposición de argumentos que justificara el cambio de calificación de la máxima a la mínima, de una ronda a otra, por parte de los representantes señalados. De este modo, en está ronda, el profesor Múnera fue eliminado. La tercera ronda fue el voto directo para escoger al rector, lo cual arrojó los siguiente resultados:
Es evidente que las tres representantes del gobierno votaron en blanco y uno de los dos representantes, de profesores o estudiantes, votó en blanco. Por lo dicho en la red social X se deduce que ese fue el votó de la recién renunciada representante estudiantil Sara Jiménez.
Tras esa votación, al no lograr la mayoría absoluta requerida para la designación del rector, se realizó una segunda ronda de votación directa que evidencia que los dos votos del desequilibrio los pusieron la representante estudiantil y el de profesores en favor de Ismael Peña. Las tres representantes del gobierno se mantuvieron con el voto en blanco. Este fue el resultado final:
Las consultas realizada por RAYA coinciden con lo expuesto públicamente por las dos representantes del presidente Petro, incluso, por la representante de los estudiantes.
Trino en la cuenta de X de la Representante estudiantil Sara Jiménez
Trino en la cuenta de X de la delegada presindencial Danna Garzón
Trino en la cuenta de X de la delegada presindencial María Alejandra Rojas
La representante de los estudiantes, Sara Jimenez, aclaró que votó por el candidato ganador en la consulta, aunque no advirtió que solo lo hizo en la primera ronda y que le otorgó una puntuación de 1 para eliminarlo en la segunda. No es exacto que al final quedara un solo candidato, pues no fue eliminado el otro en la tercera votación. Sin embargo, también es misteriosa su presencia en la votación final, pues siempre existió la opción del voto en blanco, pero, al final su voto fue decisivo para que se lograra el humo blanco en la tarde del 21 de marzo en favor de Peña.
De esta manera resultó electo Ismael Peña, un candidato que nunca estuvo entre los favoritos y que en la consulta a la comunidad académica solo obtuvo el 8% de los votos a su favor. Peña ha sido vicerrector de la sede Bogotá nombrado por la actual rectora e integrante de Consejo Superior, Dolly Montoya, que a su vez fue electa gracias al apoyo del entonces rector y hoy integrante del Consejo Superior, Ignacio Mantilla, promotor de la metodología que se aplicó en esta votación.
El diseño de la estrategia matemática
RAYA conoció, por parte de uno de los consejeros que participó en las votaciones, la historia de una reunión secreta en la casa del exrector Mantilla el martes 19 de marzo, luego de la sesión ordinaria del CSU. Según lo dicho por este consejero (a), quien pidió reservar su nombre y que estuvo entre los participantes, allí se encontraron los cinco consejeros que votaron en el mismo sentido en favor del voto secreto, de la metodología de escogencia del rector, de la eliminación del profesor Múnera y de la elección final del rector Peña. Diego Torres, representante de los profesores, participó de modo virtual.
La fuente del Consejo Superior le confirmó a esta revista que el acuerdo consistió en eliminar al candidato Múnera. El reto estaba en elegir otro rector sin que se hiciera evidente el incumplimiento de los acuerdos por parte de la representante de los estudiantes y del representante de los profesores. Así se planearon todos los escenarios, roles y metodologías, tal cual se aplicaron dos días después.
Actualmente la Universidad Nacional, en todas sus sedes, se ha declarado en asamblea permanente, mientras que el profesor Leopoldo Múnera se declaró en desobediencia civil y llamó a una constituyente universitaria. El comité de representantes profesorales no reconoce la decisión del Consejo Superior Universitario y exigió se revierta. El sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional ha convocado una asamblea que se prevé aprobará la entrada a un cese indefinido de actividades.
Según las fuentes consultadas por RAYA, entre líderes de profesores y estudiantes, parece irreversible el inicio de un paro nacional de la Universidad Nacional. Pero el tema no termina allí, todo indica que habrá un efecto dominó en las otras universidades públicas del país, algunas de ellas en crisis institucional por el desconocimiento de las consultas internas o por la imposibilidad de elegir rector, como sucede en la Universidad Tecnológica de Pereira.
Todo este juego de estrategia pone en evidencia que la universidad está permeada por poderes y manipulaciones que caracterizan las demás instancias políticas del país. ¿Qué se pretende, que un grupo conserve el poder u ocultar situaciones anómalos en la administración saliente?