La Revista RAYA tuvo acceso a un testigo, cercano al partido Republicano de Estados Unidos, que confirmó el plan que se tejía en Estados Unidos contra el presidente Gustavo Petro. Señaló que estaba organizando reuniones para congresistas colombianos y que Álvaro Leyva le plantearía al congresista Mario Díaz Balart la necesidad de impulsar la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas al tiempo que impulsaba la narrativa de que el presidente era “drogadicto”. Se revela quién era el enlace de Leyva en La Florida.
Por: Unidad Investigativa Revista RAYA
El diario El País de España reveló hace más de una semana un plan que se tejió alrededor del ex canciller Álvaro Leyva Durán para sacar del poder al presidente Gustavo Petro. La revelación estaba soportada en audios de varias conversaciones privadas, en los que Leyva mencionó parte del plan: “Hay que sacar a ese tipo. Ese tipo presidiendo las elecciones (de 2026). Además, el orden público se le desbordó. Eso no puede suceder sino con un gran acuerdo nacional, en donde tiene que estar el ELN, los del Clan del Golfo. Yo ya me he reunido con el Clan del Golfo”, aseguró Leyva en dos de los audios. Hoy, la Revista RAYA tuvo acceso a un testigo de varios hechos inéditos del plan, que se complementa con lo revelado por El País y que develan el primer paso del plan para sacar al presidente Petro del poder.
El diario español, además de los audios conocidos, sustentó su investigación en un testigo directo de los hechos, que ha pasado desapercibido ante los medios de comunicación. Por su parte, Revista RAYA se logró contactar con un ciudadano norteameriano, de origen latino -no colombiano-, que aseguró haber sido testigo de varios detalles de los encuentros en los que se habría fraguado el plan de Leyva, cuya identidad protegeremos plenamente. Este hombre entregó detalles de tiempo, modo y lugar, así como nombres y puntos de encuentro en Estados Unidos y Colombia, que le dan verosimilitud a su relato. RAYA también pudo verificar con otras fuentes que este testigo tendría experiencia en acciones políticas con la derecha del continente, particularmente con la oposición en Venezuela. Este hombre, asegura, entre otras cosas, haber sido gestor de las reuniones entre los políticos de la derecha colombiana y los norteamericanos.
Según esta fuente, uno de los componentes centrales del plan trazado por el excanciller Leyva consistía en divulgar cartas públicas dirigidas a Petro, acusándolo de ser drogadicto e incapaz de ejercer sus funciones presidenciales, precisamente por eso. Al mismo tiempo, relató, buscaba que el congresista de La Florida, Mario Díaz-Balart, pusiera sobre la mesa del presidente Trump “la necesidad de descertificar a Colombia en la lucha contra las drogas, lo que sería fundamental para la transición de un nuevo gobierno que estaría en cabeza de la vicepresidenta Francia Márquez”, afirmó el también testigo.
Esta estrategia coincide con una serie de tres cartas públicas que Álvaro Leyva publicó entre abril y junio de 2025, en las que acusó al presidente Petro de estar incapacitado para gobernar por razones de salud. La primera fue publicada el 23 de abril; la segunda, más extensa y de tono clínico, el 5 de mayo; y la tercera, supuestamente desde Varsovia, Polonia, el primero de junio, en la que sugirió directamente la salida del poder de Gustavo Petro. Todas las misivas fueron difundidas por medios masivos que le dieron credibilidad y amplificación, tal como ocurrió con figuras como Vicky Dávila y María Fernanda Cabal, ambas precandidatas a las elecciones presidenciales de 2026.
La narrativa que sembraba Leyva con el pasar de los días, coincide con los audios revelados por El País, en los que Leyva afirma que los Díaz-Balart “están detrás del secretario de Estado” y que ellos serían clave para activar una estrategia internacional que derivara en la salida del presidente Petro. Incluso, sobre el papel que cumpliría la vicepresidenta Francia Márquez, agregó: “Me mencionaron que la vicepresidenta de Colombia estaría en la ciudad de Nueva York del 14 al 16 (de abril) y que era fundamental que se reuniera con personalidades del Partido Republicano”, relató la fuente. Precisamente, en la línea de tiempo, la vicepresidenta estuvo en esa ciudad para esas fechas durante la cuarta sesión del Foro Permanente de Afrodescendientes de la ONU.
El testigo le aseguró a RAYA que, aunque intentó gestionar la reunión de Francia Márquez en Nueva York con los congresistas republicanos, la cual no se llevó a cabo, no pudo confirmar si ella participó directamente en el plan de Leyva. Sin embargo, afirmó que en varias reuniones se mencionó a un político del suroccidente colombiano, de nombre Adan, quien se presentaba como enlace directo con la vicepresidenta.
Estas fechas coinciden con el plazo de 20 días que el propio Leyva se habría propuesto para ejecutar el plan, según se escucha en los audios revelados. Además, el viraje radical de Leyva contra Petro se intensificó tras su salida de la cancillería en mayo de 2024, momento en el que se reunió con el expresidente Álvaro Uribe y viajó a Israel. Desde entonces, comenzó a atacar abiertamente al presidente y a posicionarse como vocero de un discurso que presentaba caos en Colombia.
Para completar el ajedrez del plan, el testigo le contó a RAYA que Leyva dispuso a su hermana Dorotea Leyva Durán, residente en La Florida, como el enlace que tendría con el congresista Díaz-Balart en Estados Unidos. De hecho, el 10 de marzo Dorotea y otras personas de la familia Leyva asistieron a la misa que se realizó en homenaje al político Lincoln Balart, en Miami, Florida. Allí no solo estaba Díaz-Balart, sino también su homólogo de partido en el congreso, Carlos Antonio Giemenez, quien -según el testigo- se habría comprometido a dar los primeros pasos en el plan: “En ese evento se adelantaron muchos temas de coordinación porque tengo entendido que el congresista republicano, Carlos Antonio Gimenez se comprometió a entregar una carta dirigida al Secretario de Estado, Marco Rubio, por parte del señor Álvaro Leyva”, reiteró el testigo.
Dorotea Leyva Durán
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Posteriormente, por medio de Dorotea Leyva, un grupo de congresistas colombianos solicitaron reunirse con el congresista Mario Díaz Balart. Según el mensaje, enviado por el excanciller Leyva, el propósito era: “que estos congresistas tenían toda la capacidad para mover en la Cámara de Representantes pruebas de acusación contra el presidente de Colombia y que requerían informar a Mario Díaz-Balart para que comunicara al secretario de Estado, Marco Rubio, de la disposición y alineamiento con el señor Álvaro Leyva”, dijo el testigo.
Presidente Trump saluda al congresista republicano, Mario Díaz-Balart, quien está al lado de Marco Rubio, actual jefe del Departamento de Estado.
Dicha reunión, precisamente, habría sido la realizada el 24 de marzo pasado con un grupo de congresistas colombianos, declarados en oposición a Petro, encabezado por el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, y los senadores Ana Paola Agudelo, del Partido Mira; Berenice Bedoya, del Partido ASI; Lorena Ríos, del Partido Colombia Justa Libres; Katerine Miranda, del partido Verde; Nicolás Echeverry, del Conservador; Mauricio Gómez Amín, del Partido Liberal; Carlos Abraham Jiménez, de Cambio Radical, y Honorio Henríquez, del Centro Democrático, todos opositores a la reforma laboral y a la consulta popular, quienes viajaron a Estados Unidos para reunirse con los congresistas Mario Díaz-Balart y Henry Cuellar. Su propósito, aseguraron públicamente, reactivar un comité bipartidista que se instauró en 2009 durante el gobierno de Álvaro Uribe.
La versión entregada por este testigo fue reforzada por los audios divulgados por El País, en los que Leyva reconocía haber pactado el plan con sectores conservadores en Colombia, incluso, llegó a mencionar a Miguel Uribe Turbay como parte del nuevo bloque político, mucho antes del atentado que hoy lo tiene entre la vida y la muerte.
El principal líder del grupo de congresistas era justamente el presidente del Senado, el conservador Efraín Cepeda, quien aseguró que el presidente Petro quería dar un golpe al Congreso: “recibimos el respaldo total en el trabajo legislativo por parte de nuestros homólogos congresistas estadounidenses”, puntualizó.
Tenemos otra buena noticia para los Colombianos, luego de nuestra reunión con los congresistas Mario Diaz Balart, republicano, y Henry Cuellar, demócrata: anunciamos la reactivación de la Comisión por Colombia de la Cámara de Representantes de EE.UU, que será determinante para la… pic.twitter.com/QAuLQhqIAB
— Efrain Cepeda (@EfrainCepeda) March 25, 2025
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Ese mismo día, el congresista Díaz Balart también se pronunció atacando al presidente Petro: “Estamos muy preocupados por lo que está pasando en Colombia…Nos preocupa la posible privación del Estado de derecho, pero lo que se sigue manteniendo altamente positivo es la relación con el Congreso”. Incluso comparó al gobierno de Petro con lo que denominó “las dictaduras de la región como la de Nicolás Maduro en Venezuela”, dijo.
Lo que dice Leyva en los audios revelados por El País no son frases sueltas ni de cafetería. Se sustentan en su intención de que congresistas estadounidenses de la derecha, como Mario Díaz Balart, gestionara con el gobierno de Donald Trump la descertificación de Colombia en la lucha contra las drogas, una medida que, según el testigo, “sería fundamental para la transición de un nuevo gobierno que estaría en cabeza de la vicepresidenta Francia Márquez”, sentenció.
El uso de la descertificación como castigo internacional no es nuevo. En los años noventa, Estados Unidos descertificó a Colombia durante el gobierno de Ernesto Samper, alegando falta de cooperación en la lucha antidrogas. En ese entonces, Washington negó al país el acceso a recursos financieros y asistencia técnica, y lo incluyó en la lista de “naciones parias”. La medida, lejos de ser técnica, fue claramente política: el Congreso estadounidense la utilizó para presionar la salida de Samper, quien finalmente resistió en el cargo pero quedó marginado de la comunidad internacional, mientras el gobierno de México, pese a sus vínculos con el narcotráfico, nunca fue descertificado por razones estratégicas y comerciales.
La estrategia trazada y liderada por Leyva evoca ese precedente. Su objetivo parecía ser reproducir un escenario similar de aislamiento, con consecuencias económicas, jurídicas y diplomáticas, para forzar una transición de poder sin necesidad de un juicio político ni una intervención militar.
Durante la presidencia de Trump, la amenaza de descertificación este año ha vuelto reiteradamente a escena. En enero de 2025, Juan Cruz, exasesor de Trump, dijo que Colombia debía prepararse para ese escenario. Y en abril, Kevin Whitaker, exembajador de Estados Unidos en Bogotá, fue más directo: afirmó que si Colombia no demostraba resultados concretos, sería castigada. Incluso, Laura Sarabia, entonces Canciller de Colombia, reconoció que el país se estaba preparando para enfrentar ese riesgo.
La alerta se confirmó el pasado 12 de julio, cuando Trump anunció un arancel del 30 % a México por “no hacer lo suficiente” para frenar el narcotráfico, dijo, confirmando que la lucha contra las drogas sigue siendo, como lo fue en los noventa, una herramienta de presión política que puede ser activada según los intereses de Estados Unidos. Tras este anuncio, Leyva arremetió con más fuerza desde el exterior, afirmando en redes sociales que “Colombia no resistirá una medida similar” y sugiriendo que era “el momento de actuar para salvar al país del caos”.
Poco antes, el 7 de mayo, luego de un cruce de mensajes con Trump, por las deportaciones de migrantes encadenados, el presidente Petro acusó públicamente a Álvaro Leyva de participar en un complot internacional para sacarlo del poder, junto con narcotraficantes, un poderoso empresario colombiano y el congresista Mario Díaz-Balart. “No conozco cómo un senador de Estados Unidos, por muy de extrema derecha que sea, se le ocurre conspirar contra un presidente progresista latinoamericano al lado de políticos que han metido en el mismo complot a organizaciones narcotraficantes”, dijo Petro. Según él, para ese momento las grabaciones de esas reuniones ya estaban en poder de la Fiscalía General de la Nación.De hecho, al día siguiente, el congresista Díaz-Balart respondió a ese señalamiento de Petro con el mismo lenguaje de Leyva, llamando al presidente de Colombia una persona con problemas de drogas que necesitaba ayuda.
Días después, el 14 de mayo, otro congresista conservador de Estados Unidos, Carlos Gimenez, también señalado de hacer parte de la conspiración, atacó al presidente Petro por la firma de un acuerdo con China para ingresar a la ruta de la seda. Ese día, siguiendo el libreto de las cartas de Álvaro Leyva, Giménez escribió: “Que pena con nuestros hermanos colombianos que tienen a un drogadicto en la presidencia vendiendole el país a los chinos, comunistas y ladrones”.
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Todo esto consolidó el paso de Álvaro Leyva de excanciller a ser el principal vocero de un discurso golpista que, con ayuda de la extrema derecha colombiana y estadounidense, buscaba instalar la idea de que Gustavo Petro no podía seguir siendo el presidente de Colombia.
Finalmente, este testigo también aseguró que Leyva había manifestado a un asesor cercano al congresista Diaz Balart, “que el presidente debía ser presionado por todos los medios posibles y que su plan era prácticamente seguro porque él tenía alineados a todos los actores armados y no armados en Colombia y que se habían comprometido para ejecutar el plan”, dijo el testimonio a RAYA, cosa que también había revelado El País de España hace dos semanas. Leyva, según este testimonio, sostenía que antes del 4 de julio el presidente Petro renunciaría porque no tendría capacidad de responder a esta estrategia. Y, según concluyó la fuente reservada que hoy presenta RAYA, Leyva ratificó que: “la ayuda de los políticos estadounidenses era necesaria y que, si ellos colaboraban, la transición en Colombia sería más fácil y se evitarían muchas muertes”.