Revista RAYA viajó hasta la cárcel de máxima seguridad de Itagüí (Antioquia) y conversó con tres de los principales voceros de las estructuras armadas ilegales de Medellín y el Valle de Aburrá, articuladas en la llamada “Oficina de Envigado”. En esta entrevista exclusiva revelaron cómo han mediado para detener guerras entre bandas, denunciaron relaciones pasadas con administraciones municipales, cuestionaron a la exfiscal y concejal Claudia Carrasquilla, y expusieron sus propuestas para desescalar la violencia en las comunas y transitar hacia la legalidad.
Camilo Alzate - Unidad Investigativa Revista RAYA
El encuentro era en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí (Antioquia) y tuvo lugar muy temprano, a las seis de la mañana del pasado 2 de julio. El ambiente aún estaba caldeado por la visita del presidente Gustavo Petro a Medellín y su manifestación masiva con la plazoleta de La Alpujarra para hablar de la paz urbana que se negocia desde junio de 2023, hace dos años. En la cárcel aguardaban tres de los principales voceros de paz de las estructuras armadas ilegales de Medellín y el Valle de Aburrá, articuladas en lo que la prensa llama la “Oficina de Envigado”. Ellos estuvieron en tarima junto al presidente, enviando un mensaje de su compromiso con el proceso de paz, especialmente, con las víctimas de la violencia.
Se trata de Freiner Alfonso Ramírez, conocido como “Carlos Pesebre”, desmovilizado de las Autodefensas y antiguo jefe de los combos de Robledo y la banda Los Pesebreros, estructura que mantiene una fuerte presencia en las comunas 5, 6 y 13 de la capital paisa; junto a él se sentó José Leonardo Muñoz, alias “Douglas”, sobreviviente de la guerra entre Pablo Escobar y los “Pepes”, y exintegrante de la banda La Terraza, que controla el sector nororiental de Medellín; y Jorge de Jesús Vallejo, señalado por las autoridades, al momento de su captura, de ser articulador financiero de las bandas criminales de Bello, en particular de Los Chatas, una de las estructuras más poderosas del Valle de Aburrá.
Durante la entrevista, los voceros revelaron aspectos inéditos de la relación entre las estructuras criminales y distintas alcaldías de Medellín después de la desmovilización paramilitar. Mencionaron a la alcaldía de Alonso Salazar, un viejo aliado del precandidato presidencial Sergio Fajardo, y hablaron sobre la primera alcaldía de Federico Gutiérrez, al que señalaron de haber recibido colaboración de las bandas criminales para producir falsos positivos dentro de su estrategia de seguridad, liderada por Gustavo Villegas, condenado por vínculos con la banda La Terraza. También cuestionaron lo que llaman las “prácticas mafiosas” de la exfiscal y actual concejal por el Centro Democrático, Claudia Carrasquilla, férrea opositora del proceso de paz urbana impulsado por el Gobierno Nacional.
Vea aquí el reportaje para televisión sobre la paz urbana en Medellín:
https://www.youtube.com/watch?v=C0EHpP2bFkQ&t=5s
Este proceso de paz ha sido satanizado por la prensa y atacado por diversos sectores políticos, ¿cuáles logros y avances tienen ustedes para mostrar?
Freiner Ramírez: El principal logro y el principal compromiso con el Gobierno fue evitar guerras entre las bandas de Medellín. Cuando han habido esas confrontaciones quedan miles de muertos, como en 2010 o 2015. Pero también hemos trabajado en otros campos como la lucha contra el fentanilo. Gracias a la paz, entre estructuras armadas ya no hay fronteras invisibles, lo que ha permitido subir índices de escolaridad. También iniciamos campañas para identificar la explotación sexual de menores en los sectores más críticos del Valle de Aburrá, para brindarle la información al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. También está el programa que fue lanzado en La Alpujarra, que busca evitar que 2.000 niños de las comunas ingresen a la criminalidad.
Freiner Ramírez conocido como “Carlos Pesebre”, vocero de paz y antiguo jefe de la banda Los Pesebreros - Foto: Rafael Zúñiga
Jorge Vallejo: Otro de los grandes logros fueron los pilotos en contra de la extorsión. Creo que vamos por buen camino para demostrar que las economías ilícitas se pueden tornar en economías lícitas, puede haber una transformación para dejar barrios libres de extorsión. La finalidad es que la sociedad se vea lo menos posible afectada por las conductas criminales y de violencia. En la reducción de homicidios hay avances muy significativos, en 2024 tuvimos la tasa de homicidios más baja de toda la historia de Medellín [desde que hay mediciones].
El piloto en contra de la extorsión recibió críticas por algunos incumplimientos y el balance puede ser agridulce en ese tema, ¿qué ocurrió?
Jorge Vallejo: Criticar desde la desinformación es fácil. A este piloto se le hizo una verificación y seguimiento muy serio por parte de la sociedad civil y un equipo multidisciplinario. Incluso estuvo la iglesia. La meta se cumplió, no se cambiaron unas conductas por otras. ¿Qué se habló con las estructuras armadas? Las convencimos de que cobrar eso era contraproducente y, en esos barrios, desapareció por completo ese fenómeno. Queremos que sea mucho más y que sea más grande.
José Leonardo Muñoz: Criticar desde la distancia es muy fácil, pero cuando suban a los barrios y vean el trabajo, sabrán que la gente está contenta. Hay gente que critica desde la ventana de su apartamento en El Poblado, los invitamos a que se den la pasadita por allá y miren el proceso de cerca. Esto es algo que nos interesa a todos.
José Leonardo Muñoz conocido como “Douglas”, antiguo jefe de la banda La Terraza - Foto: Rafael Zúñiga
El año pasado hubo un brote de violencia en las comunas 7 y 5, en el sector de Robledo. Desde la mesa salió un comunicado indicando que ustedes habían mediado para detener esa guerra, ¿Cuál fue esa gestión?
Freiner Ramírez: Sí, allá resurgió un brote de violencia antiguo entre estructuras de allá, algo que muchos años estuvo guardado. Aprovechando nuestra cercanía como voceros acá en la mesa nos reunimos y hablamos con los facilitadores. Se les enviaron mensajes a estos muchachos para hacerles entender que la importancia del proceso va más allá de cualquier confrontación, y obviamente la política es salvar vidas. Ese fue el compromiso que hicimos con el Gobierno. Se pudo resolver ese problema con conciencia. A ellos les dimos la esperanza de que con este gobierno se pueden lograr alternativas diferentes a la criminalidad. Incluso antes, sin negociaciones con el Gobierno, bajo consensos, hemos logrado evitar muchos problemas. Por ejemplo, el mal llamado “pacto del fusil”, cuando hubo una guerra general en la ciudad con las Autodefensas de Urabá, con acuerdos entre nosotros se logró bajar los homicidios a casi la mitad.
Jorge Vallejo: Con el mal llamado “pacto del fusil”, en el 2013 teníamos 61 muertes por cada cien mil habitantes, y en 2014 terminamos con 26 homicidios por cada cien mil habitantes, osea, una reducción muy buena. En 2015 bajaron aún más, a 20 homicidios por cada cien mil habitantes. Entre 2017, 2018 y 2019 tuvimos un aumento significativo, pero en ese mismo 2019 volvimos a bajarlo a 23 homicidios por cada cien mil habitantes. Eso fue después de unos acercamientos con el Gobierno en la cárcel La Picota. En este momento tenemos un descenso sostenido de los homicidios hasta la cifra actual, que es histórica [la tasa de 10 homicidios por cada cien mil habitantes].
Jorge de Jesús Vallejo vocero y secretario del espacio sociojurídico de paz del Valle de Aburrá - Foto: Rafael Zúñiga
Un integrante del Clan del Golfo, cercano a Otoniel, nos contó que el “pacto del fusil” ocurrió en una finca de San Jerónimo con delegados de las principales estructuras criminales de Medellín, que llegaron desarmados a pactar la paz. El compromiso fue que el Clan conservaría los barrios La Sierra, Belén Rincón y el Limonar. ¿Fue así?
Freiner Ramírez: Sí, sí fue así. Hay otro factor común en las cifras de reducción de homicidios: hay que analizar la política de las alcaldías. Entre 2009 y 2011, con Alonso Salazar, y entre 2016 y 2019, con Federico Gutiérrez, hubo políticas equivocadas contra la criminalidad que generaron más violencia. Los informes de inteligencia, las recompensas, las páginas de prensa para que hubiera delaciones sin certeza de que fueran verdad o no... todo eso generó más conflicto. Casualmente, en 2022 venía generalizada la baja de la violencia, pero cuando volvió a asumir el doctor Federico Gutiérrez en la alcaldía, en 2023, hubo otro pico de violencia. La política criminal y punitiva en el país es un fracaso. Meter gente a las cárceles es profesionalizar el delito. La gente que ingresa no mejora sus proyectos de vida, y eso incide en la reincidencia. Igual que los procesos de paz anteriores que han sido fallidos, es un reciclaje continuo de la violencia. Es muy triste que los mandatarios regionales se opongan a este proceso de paz simplemente por estar en contravía del Gobierno Nacional. Eso le hace daño a la ciudadanía y al proceso. Nosotros no estamos aquí para legalizar fortunas, ni para que nos saquen de la cárcel. Vamos a salir de todas maneras. Estamos aquí porque nos interesa la comunidad, nos interesan los jóvenes. Estamos aquí porque sobrevivimos a guerras desde nuestra adolescencia. Nos tocó crecer en la ciudad más violenta del mundo, con casi 400 homicidios por cada cien mil habitantes. Ahora la tasa es de 10 por cien mil, y la meta es bajarla a 8. Desde la capacidad que tengamos, vamos a seguir trabajando por eso.
La prensa ha querido presentar esto como un proceso del presidente Petro, pero los esfuerzos de paz vienen desde los pactos de la cárcel de Bellavista a mediados de los noventa. Luego hubo múltiples tratos con administraciones locales y nacionales, incluso con Federico Gutiérrez. ¿Desde cuándo vienen los acercamientos?
José Leonardo Muñoz: Ahí tiene la respuesta. Mire que no es la primera vez que nosotros hacemos intentos por conseguir la paz. Yo llevo 25 años en esto, haciendo, bregando. Me he sentado cantidad de veces con varios gobiernos. Pero llegan donde nosotros, nos utilizan, se benefician y salen, y se van dejándonos la mesa tirada cuando ya lograron alcaldías, presidencia, cuando ya lograron los votos, que es por lo que van. Cuando a mí me capturaron, yo tenía un acercamiento con la alcaldía para hacer un desarme y entregar unos muchachos.
¿Eso fue en el año 2009 [durante la alcaldía de Alonso Salazar]? ¿Cómo fue ese proceso?
José Leonardo Muñoz: Exactamente, en el 2009. A mí me metieron a la cárcel y todo quedó ahí. Ahí murió el proceso. En el 2010 me buscaron para que mediara entre la gente de Sebastián y los de Valenciano [dos facciones de la Oficina de Envigado que se enfrentaron en una guerra que dejó miles de muertos]. Me trajeron de la cárcel de Cómbita a esta cárcel en Itagüí. Acá me senté con unos notables del gobierno y se hizo la tregua [en febrero de 2010]. Luego el señor presidente [Álvaro Uribe] salió a decir que eso se estaba haciendo a escondidas de él.
Cárcel de máxima seguridad de Itagüí, Antioquia - Foto: Rafael Zúñiga
¿Es la misma tregua en la que participó como mediador el excomandante del ELN Pacho Galán?
José Leonardo Muñoz: Claro, es que Pacho era asesor mío. Él era uno de los asesores de nosotros. Intentos de paz hemos tenido muchos. Ahora nos señalan porque lo estamos haciendo con este gobierno, que no le gusta a la derecha. Pero cuando era con ellos, ahí sí estaba bien.
Hubo otro intento de paz con el gobierno de Iván Duque. Ustedes enviaron una carta manuscrita desde la cárcel de Cómbita en 2019. ¿Cómo fue ese episodio?
José Leonardo Muñoz: Fue verdad. Desde una mesa de paz que teníamos en Cómbita hicimos esos acercamientos. Invitamos al presidente Duque, a la alcaldía y a la Gobernación, para un proceso en el área metropolitana. Al final no se dio.
¿Ustedes fueron a La Habana a buscar alternativas durante el proceso de paz con las FARC?
Jorge Vallejo: Siempre ha habido una voluntad de paz. Las estructuras armadas han sido un actor importante en las violencias. Nos tratan de bandidos, de capos, pero también hemos sido buscadores de paz. Nosotros nacimos, crecimos y morimos en las comunas. Nos ha tocado la violencia en lo más profundo, como a mucha gente en Medellín. En el proceso de La Habana estuvimos por invitación de las mismas FARC, para tratar de formar parte de ese equipo junto con las Autodefensas Gaitanistas. Ellos tenían una tesis muy importante: que la paz debía abarcar a todos los actores, tenía que ser una paz total, como dice el presidente Petro. Porque si no, sería una paz a medias y quienes se acogieran terminarían enfrentados a otras estructuras o cooptados por ellas. Lastimosamente, no pudimos entrar en ese proceso por intereses de personas a las que no les convenía.
¿Ustedes han colaborado antes con las administraciones locales?
José Leonardo Muñoz: Nosotros, siendo los bandidos, los malos, nos llamaban de las alcaldías. A mí me decían: “venga, Douglas, lo necesitamos en la alcaldía, colabórenos que en tal sector están robando mucho”. Me pedían que ayudara a solucionar los temas de la droga, de los homicidios, de los atracos…
Freiner Ramírez: En 2007 y 2009 estuve reunido con Alonso Salazar, cuando era aspirante a la alcaldía y después cuando era alcalde.
Jóvenes de los barrios populares de Bello (Antioquia) durante una manifestación en la plaza de ese municipio en junio de 2023 para respaldar los diálogos con las estructuras armadas ilegales del Valle de Aburrá.
¿Usted se reunió con él?
Freiner Ramírez: Sí. Es que a él se le ayudó para ganar la alcaldía. Recuerde que hubo un muchacho, “Memín”, que era sobrino de “Job” [Severo Antonio López, jefe de la Oficina de Envigado, asesinado después de sus reuniones secretas en la Casa de Nariño durante el gobierno de Uribe]. A ese muchacho lo metieron preso por decir la verdad, por contar cómo le habíamos ayudado a Salazar a ganar la alcaldía. Yo mismo le recibí propaganda política. Una semana antes de esas elecciones, desde la cárcel, Diego Fernando Murillo “Don Berna” fue el que dijo que apoyáramos a Alonso Salazar. Fue lo peor que le pasó a la ciudad, hubo brotes de violencia. Estuvimos sentados con él. Ya se había acabado la guerrilla en la Comuna 13, pero había un problema de combos de muchachos, y como hoy, nos preguntaban qué podíamos hacer con esos muchachos. Lo mismo ocurrió en 2015: nos buscaron, hablamos con ellos, luego no pasó nada.
José Leonardo, después de las críticas por asistir al evento con el presidente Gustavo Petro, usted dijo que quienes lo criticaban eran los mismos que antes lo llevaban por el sótano a La Alpujarra. ¿Cuándo estuvo usted en la alcaldía?
José Leonardo Muñoz: Estuve en muchas ocasiones. Uno sabe que esto le va a traer consecuencias, entonces esperemos que llegue el momento de sentarnos con un fiscal, con un juez, para contar lo que uno sabe. Yo nunca he sido sapo, ni me pongo con esas cosas. Si fuera sapo no llevaría 16 años en la cárcel, condenado a 32. Si me pusiera a contar lo que sé, créame que eso se convertiría en un problema de salud pública…
Hay un caso conocido: el de Julio Perdomo, miembro de la banda La Terraza que servía de intermediario entre ustedes y la primera alcaldía de Federico Gutiérrez…
José Leonardo Muñoz: Es verdad. Él nos transmitía. Yo ya estaba en la cárcel.
En 2017 ocurrió el hurto de una moto y el alcalde Federico Gutiérrez dio un positivo “recuperándola” en la comuna 3, pero todo era un montaje coordinado con el secretario de seguridad Gustavo Villegas. ¿Ustedes ayudaron a que apareciera la moto?
José Leonardo Muñoz: Es que se le colaboró mucho en ese sentido. Y no sólo en ese tema, también con unos fleteros de la avenida Las Palmas, que el alcalde salió a decir que se tenían que capturar. Nosotros fuimos los que les dijimos a los fleteros: “muchachitos, vaya, mijo, entréguese”, para que Federico fuera y se tomara la foto en el barrio Aranjuez con “Chompiritas”, el pelado que había hecho eso. Siempre les hemos colaborado a todos. El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.
Freiner Ramírez: Aquí en nuestro mundo hay unos códigos. La delación no va con nosotros. Obviamente que cuando llegue el momento de aportar la verdad para las víctimas, ahí todo tendrá que salir a la luz pública. Tenemos muchos secretos guardados, pero no queremos volver esto un show mediático, ni queremos sumarnos a esa contienda política del país en donde nadie propone nada. Hacen política solamente hablando mal del contrincante. No queremos sumarnos a esa polarización.
Comuna nororiental de Medellín
¿Por qué hay tensiones con la concejal del Centro Democrático y exfiscal Claudia Carrasquilla?
Freiner Ramírez: Si nos van a perseguir a nosotros y nuestras familias que sea con hechos reales, no con falsos positivos judiciales. A la mayoría nos han metido a la cárcel con preacuerdos basados en montajes judiciales, en eso es experta la exfiscal Claudia Carrasquilla. Si miran los casos de ella, la mayoría fueron preacuerdos mal fundamentados y con repetición de testigos, eso se volvió una práctica en la Fiscalía de Medellín y a nivel nacional. Testigos como Henry Jeovany Cifuentes o “Camilo”, que los utilizaron en doscientos casos, cobraron las recompensas pero no les llegaron a ellos. Eso se lo estamos denunciando al Gobierno. El problema es que parte de la Fiscalía tiene funcionarios que se prestan para fines políticos.
El testigo Henry Jeovany Cifuentes ha reiterado desde hace años que fue manipulado por la exfiscal Claudia Carrasquilla para hacer montajes judiciales, ¿qué saben de ese caso?
Freiner Ramírez: Ese caso es la puntica de todo lo que hay. Así como trabajaron con Henry Jeovany, hay ochenta o cien testigos. Con cada uno llevaron a cien o más personas a la cárcel. Si usted revisa las versiones de Henry Jeovany, siempre eran las mismas. Decía que pertenecía a las estructuras criminales, y entonces, según eso, perteneció a diferentes estructuras en todo el Valle de Aburrá al mismo tiempo. Le dieron recompensas, pero él no las recibió. Incluso hay gastos de esas recompensas que ocurrieron cuando él ya estaba exiliado, fuera del país. Nosotros hemos denunciado eso, pero es una tapadera. Hay un sector de la Fiscalía que hace esas cosas y otro sector que las encubre. Había varias investigaciones contra la doctora Carrasquilla, y al funcionario que se las asignaron lo removieron del cargo. Ella misma, en una entrevista con ustedes, dijo que tenía amigos dentro de la Fiscalía. Esa señora le ha hecho mal a esta ciudad. A uno le duele que una persona que tiene prácticas más mafiosas que las que uno acostumbró sea ahora una funcionaria pública. Esa es la doble moral de esta ciudad. Estamos cansados de que nos busquen para recuperar un carro, una cadena robada, pero las mismas personas a las que les ayudamos luego nos señalan de delincuentes y asesinos. Si vamos a construir la paz, tenemos que aceptar la realidad. ¿Y cuál es la realidad? El control territorial que las estructuras armadas forjaron a través de varias guerras. La realidad que los políticos locales siempre han querido tapar. ¿Cuál es la realidad? Los cinturones de miseria en las laderas que no paran de crecer. Mire el deslizamiento de Granizal: esa es la realidad.
La exfiscal Claudia Carrasquilla logró con un preacuerdo la condena de Gustavo Villegas, asesor de seguridad de Federico Gutiérrez que en 2017 tenía conversaciones con ustedes, ¿Eso frustró el acercamiento de paz con la primera alcaldía de Federico?
Freiner Ramírez: Claro, precisamente ahí fue donde dañaron todo. Ella aprovechó esa oportunidad y, en mi opinión, secuestró la alcaldía para su propio beneficio. Antes de eso había acercamientos con el doctor Federico y un buen ambiente para construir paz en la ciudad.
¿Por qué cree que ella hizo eso?
Freiner Ramírez: Imagino que por salvar la alcaldía de Federico. Sacrificaron al doctor Gustavo Villegas, que es un hombre serio, íntegro, que ha trabajado por esta ciudad. A uno le duele que le hayan hecho lo que le hicieron. Esa falta de lealtad por una persona que quería lo bueno para esta ciudad.
Eduardo Montealegre, ministro de justicia, presentará al Congreso una propuesta de ley de sometimiento para desarmar a grupos ilegales, incluídos ustedes, ¿Cómo ven la iniciativa?
Freiner Ramírez: Si ese hubiera sido el enfoque cuando el doctor Montealegre fue fiscal, creo que hubiéramos hecho la paz en el país desde ese tiempo. Tenemos la esperanza de que llegue un marco jurídico que abarque a todos los grupos, para que no se reciclen las violencias. Y más que eso, que si se logra un acuerdo, sea con el Estado, para que el próximo presidente tenga que cumplir con lo acordado. En nuestra ciudad la violencia viene desde hace cuarenta años. Incluso la Jurisdicción Especial para la Paz lo aceptó hace poco. Fue el único lugar del país donde hubo guerra urbana. Se disparaba fusil de edificio a edificio. Hubo una confrontación entre fuerzas de milicias y paramilitares. Para cerrar ese ciclo que viene de hace cuarenta años y que haya verdad, es muy importante un marco jurídico que sea retroactivo, que recoja a personas que por incumplimiento del Gobierno tuvieron que volver a las armas. La paz no la pueden seguir construyendo desde las oficinas en Bogotá. La paz tiene que ser territorial.