De Costa Rica, en solo dos años (2017 - 2019), fueron exportadas más de 2.500 toneladas de oro, a pesar de que la minería a gran escala está prohibida desde 2010. Documentos judiciales y testigos detallaron cómo la multinacional canadiense Infinito Gold entregó coordenadas exactas en los cerros donde había detectado oro para su fracasado proyecto. Desde entonces, miles de mineros ilegales invadieron las fincas, lavaron la tierra superficial y sacaron la piedra fracturada hacia sitios clandestinos para extraer el metal a gran escala. Un empresario canadiense y el director del Colegio de Geólogos son los principales exportadores de oro del país centroamericano. ¿Qué hay detrás? ¿Qué papel han jugado los empresarios en el establecimiento de la minería ilegal en Crucitas? ¿Qué pasa con el mercurio y el cianuro?
Por: Edinson Arley Bolaños y Camilo Ubaque Calixto

Aunque las autoridades aseguran que el agua de Crucitas (norte de Costa Rica) ya no está contaminada con mercurio y cianuro, el Ministerio de Salud aún llega hasta esta comunidad con carrotanques llenos de agua para el consumo diario de los campesinos que desde 2017 viven rodeados de la mina de oro ilegal más grande de centroamérica. Para ese año, la empresa canadiense Infinito Gold había perdido el pulso con el Estado costarricense que prohibió la minería a cielo abierto en todo el país en zonas donde el impacto ambiental de una mina a gran escala podría ser devastador. Rápidamente, al tiempo que la empresa abandonaba la infraestructura instalada y la posibilidad de explotar el oro de Crucitas, miles de coligalleros (mineros ilegales) invadieron estas tierras, llegaron a puntos muy exactos en donde estaban las vetas y empezaron a hacer el saqueo de oro más grande de la historia reciente de este país, el cual se sostiene hasta la actualidad en un plan oscuro liderado por los empresarios del oro.
Entre 2017 y mediados de 2025, Costa Rica exportó 2.652 toneladas de oro, según datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer), una cifra que reporta una entidad estatal y que es abismalmente opuesta a la revelada recientemente por el Ministerio de Hacienda que registró en el mismo periodo 9,1 toneladas de oro exportado, supuestamente extraído de las provincias de Guanacaste en Abangares y de Puntarenas en Miramar, por mineros artesanales y con métodos nada parecidos a los de la minería a gran escala y a cielo abierto. Las dos cifras, que tienen una diferencia de más de 2.500 toneladas, en la realidad suponen una situación compleja para el gobierno de Costa Rica, presidido por Rodrigo Chávez: no existe un control eficaz a la comercialización del oro que se produce de manera artesanal y legal comparado con el que está siendo saqueado de los cerros de Crucitas: La Fortuna, Botija y Fuentes, donde la minera canadiense Infinito Gold tenía detectados los depósitos de oro para extraer, supuestamente, unas 18 toneladas durante seis años.





















