Aunque el expresidente Álvaro Uribe aseguró en 2014 que su hermano Jaime Uribe Vélez no hizo parte del entramado empresarial del clan mafioso de Dolly Cifuentes Villa, RAYA revela documentos y fotografías de propiedades que contradicen esa versión. Su esposa Dolly Cifuentes Villa era una peligrosa narcotraficante asociada con el “Chapo Guzmán”, quien terminó extraditada y condenada en los Estados Unidos. Su hija Ana María Uribe Cifuentes afronta un proceso de extinción de dominio sobre millonarias propiedades.
Por: Unidad Investigativa Revista RAYA
Jaime Alberto Uribe Vélez, su esposa Dolly Cifuentes Villa y su hija Ana María Uribe Cifuentes
En medio de su reclusión, el expresidente Álvaro Uribe y sus hijos han arremetido contra varios líderes del espectro político nacional, asegurando que hay que extraditar a quienes ellos llaman “determinadores políticos del narcotráfico”.
Las acusaciones calumniosas han tenido como blanco al presidente Gustavo Petro, al partido Unión Patriótica, al expresidente Juan Manuel Santos —al que acusaron de haber entregado el país a los carteles de la droga y “las FARC”—, y al senador Iván Cepeda, quien precisamente es víctima de las conductas delictivas de Uribe en el contexto del montaje judicial con falsos testigos que el expresidente sobornó para tratar de ensuciar el nombre de Cepeda.
Sin embargo, documentos judiciales y de agencias estadounidenses muestran que los vínculos con el narcotráfico corresponden a la propia familia del expresidente Álvaro Uribe, emparentada con el Clan de los Cifuentes Villa, proveedores de cocaína para el Chapo Guzmán y el Cartel de Sinaloa.
Documento oficial del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en 2011 que perfiló el organigrama criminal y empresarial de los narcotraficantes Cifuentes Villa. El rol de la cuñada y sobrina del expresidente Álvaro Uribe era tan importante que las incluyeron con sus datos personales
Revista RAYA revela los documentos del voluminoso expediente de extinción de dominio en contra de 266 bienes que pertenecieron a esta familia de narcotraficantes. El expediente incluye propiedades avaluadas en más de 250 millones de dólares, entre las que hay empresas, constructoras, inmobiliarias, una exportadora de café y una pesquera, fincas en Antioquia y el Valle del Cauca, apartamentos, bodegas, locales comerciales, terrenos y casas en Medellín, Rionegro, Cartagena, Bogotá y Pereira, e incluso dos acciones del prestigioso Club El Nogal. Encontramos que al menos 30 de estas propiedades y empresas estuvieron relacionadas con cinco familiares cercanos de Álvaro Uribe.
Se trata de su hermano Jaime Alberto Uribe Vélez, conocido como “El Pecoso”, la esposa de este, Dolly de Jesús Cifuentes Villa, los hijos de este matrimonio, Ana María Uribe Cifuentes y Daniel Alberto Uribe Cifuentes, y Alejandro Uribe Vélez, quien por la coincidencia de apellidos podría ser un hijo de Jaime Alberto Uribe con su otra esposa: Astrid Vélez. El rol de Dolly Cifuentes y Ana María Uribe, la cuñada y sobrina del expresidente, fue perfilado por un documento oficial del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en 2011, que las incluyó en el organigrama criminal y empresarial de los Cifuentes Villa. A continuación, exploramos en detalle su participación en estas actividades.
Dolly Cifuentes tenía propiedades en el edificio La Gruta y tres casas del condominio Malusa, en el exclusivo sector del Poblado en Medellín.
Las propiedades de la mafia en manos de la familia Uribe
Obituario en El Colombiano tras el fallecimiento del señalado narcotraficante Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano del expresidente Uribe
Entre 1997 y 1999 Jaime Alberto Uribe Vélez, “El Pecoso”, hermano menor del expresidente Uribe, figuró como uno de los accionistas y miembro de la junta de la Ganadería La Sorguita, la compañía principal de los hermanos Cifuentes Villa, en cabeza de Dolly, Francisco y Jorge Milton Cifuentes Villa. Esta empresa fue incluida en la “Lista Clinton” y además se encuentra en un proceso de extinción de dominio, pues fue incautada por las autoridades colombianas.
Jaime Alberto Uribe fue señalado por al menos tres jefes exparamilitares de haber sido muy cercano a Vicente Castaño y a Pablo Escobar. De hecho, estuvo capturado en 1986 cuando se descubrieron unas llamadas hechas desde su radioteléfono con el señalado capo de la droga. Los testimonios de Diego Fernando Murillo “Don Berna”, Freddy Rendón “El Alemán” y Raúl Hasbún “Pedro Bonito” coinciden en que Jaime Alberto Uribe fue una pieza central de la mafia paisa en los años ochenta y noventa.
Esta era una de las fincas incautadas a los Cifuentes Villa en la costa Caribe
La Sorguita, la empresa de la que hizo parte Jaime Uribe Vélez, era una compañía ganadera que en 1996 —un par de años después de su fundación en 1994— ya reportaba activos por más de dos mil millones de pesos de la época y manejaba al menos cinco grandes haciendas y hatos de más de 500 reses.
Álvaro Uribe ha tratado de desmarcarse de este escándalo afirmando que la única relación sentimental que le conoció a su hermano fue con Astrid Vélez, con quien tuvo dos hijos: “Mi hermano Jaime murió en 2001, casado con Astrid Vélez, tuvieron dos hijos, un joven profesional en materias ambientales, y una niña que nació con parálisis cerebral. Relación sentimental diferente que hubiera tenido mi hermano sería de su fuero íntimo y me es ajena”, aseguró el expresidente.
También negó que su hermano hiciera parte de la Ganadería La Sorguita, aunque hay por lo menos tres documentos oficiales de la empresa registrados ante la Cámara de Comercio de Medellín en 1997 y 1998 que lo contradicen. La Sorguita era la compañía principal del clan mafioso de los Cifuentes Villa, con la que lavaron millones de dólares de activos del narcotráfico y sus actividades criminales.
En estos documentos Jaime Alberto Uribe Vélez aparece como accionista de La Sorguita junto al narcotraficante Jorge Milton Cifuentes. De hecho, en 1997 las acciones de Jaime Alberto Uribe, su esposa Dolly Cifuentes y Alejandro Uribe Vélez sumaban el 38% de la empresa, lo que los convertía en dueños mayoritarios. Por la coincidencia de apellidos, Alejandro Uribe Vélez podría ser hijo del otro matrimonio de Jaime Alberto Uribe con Astrid Vélez.
De hecho, Alejandro Uribe Vélez continuó siendo uno de los dueños de Ganadería La Sorguita hasta 1999, donde compartió asiento con los narcotraficantes “Pacho” Cifuentes y Jorge Milton Cifuentes, como lo prueba otra de las actas de la empresa en poder de RAYA.
Jaime Alberto Uribe Vélez murió de cáncer el 24 de septiembre de 2001, poco antes de que su hermano Álvaro ganara la Presidencia de la República. La herencia que legó a su esposa Dolly Cifuentes Villa y a los dos hijos de ese matrimonio, Ana María Uribe Cifuentes y Daniel Alberto Uribe Cifuentes, fue un apartamento de 294 metros cuadrados en el sector de Castropol en Medellín, cuyas escrituras figuraban a nombre de la empresa Cifuentes Uribe y Cia, constituida por Dolly Cifuentes un año después del fallecimiento.
En 2005 Ana María Uribe registró a nombre de esa misma empresa otro apartamento con un parqueadero en el edificio Rincones de la Calleja del barrio Laureles de Medellín. Se presume que se trataría de un bien producto del narcotráfico, puesto que la empresa Cifuentes Uribe y Cia también fue incluida en el proceso de extinción de dominio en contra del Clan Cifuentes Villa.
Edificio Rincones de la Calleja en Laureles, Medellín. Abajo: Ana María Uribe Cifuentes y Jaime Alberto Uribe, sobrina y hermano del expresidente Álvaro Uribe Vélez
Además hay una lista de más de 30 propiedades que fueron incautadas a la esposa y los hijos de Jaime Alberto Uribe Vélez. La Fiscalía determinó que Dolly Cifuentes era propietaria de tres casas en el condominio Malusa, un apartamento de 200 metros cuadrados y un parqueadero en el edificio Casa Loma, un apartamento de 226 metros cuadrados y un parqueadero en el edificio Pentagrama, un apartamento de 169 metros cuadrados y un parqueadero en el conjunto La Gruta del Poblado, dos lotes en la parcelación Altos de Escocia, un apartamento de 218 metros cuadrados y cuatro parqueaderos en el conjunto Colinas de San Michael y el vivero El Matorral, todas estas propiedades en el sector de El Poblado de Medellín. Finalmente, también le fue incautado un lote de 608 metros cuadrados en el municipio de Envigado. Dolly Cifuentes figuraba además como accionista en varias de las empresas de sus hermanos, también inmersas en el procesos de extinción de dominio.
Ana María Uribe Cifuentes era propietaria de un apartamento de 144 metros cuadrados y dos parqueaderos en el edificio Robles de la Calera; un apartamento de 77 metros cuadrados y dos parqueaderos en Portal de Santamaría, también en el sector de El Poblado. A su nombre figuraba además la finca La Melonada en Girardota (Antioquia), una camioneta Toyota Prado Sumo, un diagnosticentro para vehículos sobre la Avenida las Vegas de Medellín, una discoteca cerca al Parque Lleras de esa misma ciudad y la Comercializadora Internacional Oceánica del Pacífico, una empresa pesquera en compañía con quien fuera su esposo: Giovanny Karlo Rendón Ochoa, sobrino del también narcotraficante Fabio Ochoa Vasco.
A nombre de su hermano menor Daniel Alberto Uribe figuró algunos años un café bar en un centro comercial de Medellín que no fue incluido en el proceso de extinción contra la familia.
Pese a que se especuló con que Ana María Uribe había sido solicitada en extradición por las autoridades norteamericanas al igual que su madre, aquello nunca se confirmó. Uribe Cifuentes poseía hasta hace poco un apartamento a su nombre que tampoco fue afectado por el proceso de extinción de dominio, ubicado en la calle 6 # 17-250 de Medellín, cerca al lugar donde tiene su Penthouse el influenciador Westcol. Ana María Uribe Cifuentes alegó entre 2013 y 2017 ante los tribunales que era madre cabeza de hogar, con ello buscaba recuperar algunas de las propiedades que le fueron incautadas.
En este paraje de la Avenida Las Vegas de Medellín funcionó el Ecovivero El Matorral, otra propiedad incautada a Dolly Cifuentes Villa
La historia del “Cartel de los pilotos”
El pasado mafioso de los Cifuentes Villa se remonta a las épocas de Pablo Escobar. En los años ochenta, Francisco Iván Cifuentes Villa, conocido como “Pacho”, fue uno de sus mejores pilotos y lugartenientes. Cuando Álvaro Uribe era director de la Aeronáutica Civil en 1981 le otorgó una licencia de vuelo a Héctor Mario Cifuentes Villa, hermano de “Pacho” y de Dolly Cifuentes hoy prófugo. Para esa época Dolly Cifuentes ya sostenía una relación sentimental y tenía su primera hija Ana María con Jaime Alberto Uribe Vélez, hermano de Álvaro Uribe.
Con la caída de Escobar, los Cifuentes Villa se replegaron hacia el Valle del Cauca, donde trabajaron de la mano con capos de Pereira y el Norte del Valle como Efraín Hernández “Don Efra”, Wilber Varela “Jabón” y Orlando Henao “El hombre del overol”.
De hecho, en un inciso de la resolución de la Fiscalía Sexta de Extinción de Dominio que incautó sus propiedades se asevera que otro de los hermanos Cifuentes, Fernando Alberto Cifuentes Villa, fue el encargado de asesinar al narcotraficante Efraín Hernández y al comerciante libanés Alfredo Haddad el 6 de noviembre de 1996 en una oficina del centro comercial Santa Bárbara de Bogotá, siguiendo indicaciones de Orlando Henao, socio de Efraín, otro mafioso del cartel del Norte del Valle. El propio Orlando Henao ordenó matar a Fernando Cifuentes esa noche para borrar las pistas del crimen, aunque esto sólo se supo años más tarde.
La familia llevaba casi tres décadas inmersa en el negocio del narcotráfico pero no fue sino a mediados de la década del 2000 cuando la DEA se interesó en investigarla. Una aeronave que pertenecía a los hermanos Cifuentes Villa fue incautada en Guatemala en 2004 con dos toneladas de cocaína. El 3 de febrero de 2006, aviones de la Fuerza Aérea interceptaron otra avioneta que terminó estrellada en la Sierra Nevada de Santa Marta. Una semana después, el 12 de febrero, las autoridades lograron llegar hasta el paraje donde estaba el aparato accidentado encontrando 400 kilos de cocaína y el celular del piloto fallecido, cuyo registro contenía múltiples llamadas a miembros de la familia Cifuentes. Finalmente, el 30 de abril de 2007 la Fuerza Pública guatemalteca interceptó otra avioneta de la familia Cifuentes con 640 kilos de cocaína.
Ese mismo año “Pacho” Cifuentes, el pionero del clan, fue asesinado durante una venganza mafiosa con los paramilitares en una de sus fincas entre Córdoba y Antioquia. El liderazgo de la familia recayó desde entonces, según las autoridades estadounidenses, en Jorge Milton Cifuentes Villa, quien fungió como cerebro financiero que coordinaba los envíos de cocaína desde Ecuador. Jorge Milton Cifuentes Villa tuvo varios hijos con diferentes mujeres, entre ellos un niño con su esposa la diseñadora Claudia Estella López Mejía (también señalada como testaferra del clan), cuyo nombre al nacer fue Kevin Francisco Cifuentes López, hoy renombrado Mara Cifuentes López, pues es una reconocida modelo e influenciadora transgénero.
Claudia Estella López, esposa y señalada testaferra del narcotraficante Jorge Milton Cifuentes, posando junto al alcalde de Medellín. Federico Gutiérrez. Derecha: Claudia Estella y Mara Cifuentes, quien es una famosa modelo transgénero.
Mara Cifuentes también está vinculada a la narcofortuna del Clan Cifuentes Villa, pues su nombre figura entre los últimos accionistas de la mayoría de empresas incautadas a la familia, entre ellas la Ganadería La Sorguita, donde tenía un 16% de participación con los demás hijos de Jorge Milton al momento de la captura de los hermanos Cifuentes. Mara Cifuentes sufre una adicción a las drogas y ha sido internada varias veces en hospitales psiquiátricos y centros de rehabilitación, como ella misma contó en un programa de Caracol Televisión. Ese canal omitió informarle a su audiencia sobre los líos con la justicia de la modelo, puesto que el proceso de extinción de dominio en el que está involucrada como presunta testaferra de la mafia sigue activo. Los problemas de Cifuentes con las drogas la convierten en una víctima más del prohibicionismo y del narcotráfico que, paradójicamente, enriqueció a su familia.
Las otras dos cabezas del clan eran Dolly de Jesús Cifuentes Villa, cuñada de Álvaro Uribe, que servía como enlace en Colombia y su hermano menor: Hildebrando Alexander Cifuentes Villa, radicado en México. Hildebrando era la mano derecha del “Chapo Guzmán”, jefe del Cártel de Sinaloa, pero acabó declarando como testigo en su contra ante la justicia norteamericana. Los tres aceptaron su culpabilidad ante las autoridades de EE.UU. y confesaron con detalle cómo traficaron cientos de toneladas de cocaína desde la década de 1980.
El Chapo Guzmán con Hildebrando Alexander Cifuentes Villa, quien llegó a ser su mano derecha. Derecha: Dolly Cifuentes Villa después de su captura
Entre las pruebas allegadas a la Corte Suprema de Justicia solicitando la extradición de Dolly Cifuentes se encontraba el testimonio de Jeremy E. Jones, agente de la DEA encargado de la investigación: “Pacho Cifuentes y Dolly de Jesús Cifuentes Villa se comunicaron con un CS [una fuente confidencial o informante de la DEA] y le pidieron que volara una aeronave que transportaría un cargamento de cocaína para la familia Cifuentes”, agregando más adelante que “El CS regresó a Colombia y se reunió con Dolly de Jesús Cifuentes Villa. El CS le solicitó 1.5 millones [de dólares] que, según el CS y Chapo Guzmán sería necesario para ese cargamento”.
Detalles de la resolución con que la Corte Suprema de Justicia autorizó la extradición a Estados Unidos de la narcotraficante Dolly Cifuentes, cuñada de Álvaro Uribe Vélez.
Dolly de Jesús Cifuentes Villa fue extraditada en 2012 y se declaró culpable por los cargos de narcotráfico ante la justicia norteamericana. Pese a su largo prontuario criminal, sólo cumplió tres años de prisión, recobrando la libertad en 2015. Se cree que llegó a algún tipo de colaboración con el gobierno de los Estados Unidos delatando a sus socios mexicanos y colombianos en el negocio del narcotráfico.
Los 266 bienes y empresas incautadas por las autoridades colombianas al Clan Cifuentes siguen en proceso de extinción de dominio y varias de estas propiedades terminaron envueltas en una negociación mayor con el gobierno de los Estados Unidos, pues Luisa Fernanda Mejía Arango, quien ha sido apoderada de varios miembros de la familia en la última década, lo declaró así en un memorial ante la Corte Suprema de Justicia, quejándose de que varios inmuebles incautados a Jorge Milton, a sus hijos y a Carlina Villa, la madre del Clan Cifuentes, habían sido entregados por Diego Fernando Murillo Bejarano “Don Berna” como bienes propios para reparar a sus víctimas en el marco del proceso de Justicia y Paz.