En conversación con la Revista RAYA, Carlos Ramón Zapata, alias “El Médico” o “Anestesia”, denuncia la creación de organizaciones ficticias por parte de la DEA para entrampar civiles ajenos al negocio del narcotráfico, un modus operandi del que también se declara víctima ante una orden de captura emitida en noviembre. Zapata, narró cómo, según él, operan los agentes y la forma en que se relacionan con el mundo de la mafia. Hoy, pasó de colaborador de la agencia antidrogas a tener fuertes diferencias.
Por: Edinson Arley Bolaños
Carlos Ramón Zapata, o “el Médico”, no oculta su pasado narcotraficante ni la cercanía que tuvo con los capos del cartel del Norte del Valle. En septiembre pasado, después de casi seis años de haber regresado a Colombia, lo encontré en un hotel en Bogotá en donde atendía a sus clientes, ahora personas pedidas en extradición, pues conoce al dedillo cómo opera la justicia de Estados Unidos en los casos de narcotraficantes latinos.
Zapata se entregó a las autoridades estadounidenses en el año 2000 durante el desarrollo de la Operación Milenio y estuvo detenido en una cárcel federal hasta 2005. Permaneció en prisión apenas cinco años, ya que colaboró con la justicia a la que entregó los detalles de cómo el príncipe Nayef bin Sultan bin Fawwaz Al-Shaalan, de la familia real de Arabia Saudita, Abdul Aziz, habría transportado toneladas de cocaína en su avión oficial para financiar la organización armada del medio oriente, Al-Qaeda, de Osama Bin Laden. Después de eso, Zapata se convirtió en colaborador de la DEA, un papel que desempeñó por varios años.
Posteriormente empezó a trabajar como investigador y asesor en los casos de extraditables colombianos defendidos por abogados americanos. Durante ese tiempo aprendió mucho de su actual especialidad, tanto así, que en esta conversación se atrevió a calificar la guerra contra las drogas como un fracaso y a la DEA como la creadora de organizaciones ficticias para entrampar civiles que, según él, nada tienen que ver con el negocio del narcotráfico.
Conoce de la historia de la mafia en Colombia y su relación con el poder político y militar; se hizo famoso después de que su papel dentro del crimen fuera encarnado en la serie El Cartel de los Sapos por el actor Andrés Parra bajo el alias de “Anestesia”. Hoy, Zapata tiene una orden de captura que emitió la Fiscalía a finales del año pasado por supuestos delitos que cometió recientemente, según publican varios medios porque Zapata le ofrecía a narcotraficantes a mover sus influencias para que no fueran incluidos en la lista de ‘capos invisibles de la DEA. Sin embargo, ha dicho que se trata de una persecución en su contra por su nuevo papel de defensor de acusados de narcotráfico quienes han sido objetivo de la DEA.
En la extensa conversación que sostuve con Zapata también se refirió al caso de Álvaro Córdoba, el hermano de la senadora Piedad Córdoba, quien la semana pasada fue extraditado a los Estados Unidos acusado de pactar un negocio de narcotráfico. Córdoba se ha defendido afirmando que se trató de una trampa de la DEA en la que el objetivo principal no era él sino su hermana y la campaña del actual presidente Gustavo Petro. Según sus abogados, le pretendían entregar un maletín con 5 millones de dólares para enlodar esa campaña, cosa a la que se negó.
Zapata afrima que Córdoba es uno de esos personajes cuyo caso se asemeja a los que él ha conocido durante su colaboración con la DEA. Describió la forma en que, según él, agentes instigadores o provocadores de esa agencia, buscan positivos en operaciones ficticias en Colombia. “Las que en Estados Unidos se conocen como conspiraciones secas”, afirmó.
Después de salir de prisión en Estados Unidos, donde estuvo condenado por narcotráfico, ¿a qué se dedicó Carlos Ramón Zapata, “el Médico”?
La base del sistema jurídico americano es la cooperación proactiva. Se basa en el hecho de que el acusado dé información que sirva para la captura de personas, dinero, mercancía o rutas en su defecto. En ese orden de ideas, mi especialización ha sido captar la información de los clientes que están comenzando su proceso de extradición y explotar esos conocimientos para que puedan desarrollar esa cooperación proactiva y tener una rebaja sustancial en sus sentencias, eso se llama cooperación.
He pasado 17 años en ese tema y he ayudado también con otro tipo de agencias británicas y americanas. Dentro de las americanas he trabajado en operaciones con agencias como el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), con el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (Homeland Security), con la Administración de Control de Drogas (DEA) y con el Buró Federal de Investigaciones (FBI). Creo que conozco todos los niveles de este tipo de agencias, y me parece, en mi opinión personal, que todas estas guerras, incluyendo la guerra contra las drogas, son irregulares y se alargan en el tiempo más de lo presupuestado. Comienzan a degenerarse, pierden el horizonte, se desdibujan los objetivos y finalmente ya no se sabe quién es el bueno y quién es el malo.
El caso específico de la guerra contra las drogas ha sido un fracaso. Hoy hay más drogas circulando que hace 20 años, hoy el costo de la droga es más barato que hace 20 años por una sola razón: por el volumen que está circulando. La droga ha llegado a lugares donde nunca había llegado a Europa, Asia, Oceanía, a todos los continentes, lo que quiere decir que el resultado de la guerra contra las drogas es que ha sido totalmente inútil.
Teniendo en cuenta que usted afirma que conoce por dentro las agencias de inteligencia más importantes de occidente, ¿qué piensa del papel de la DEA actualmente en los países latinoamericanos como Colombia?
Como te dije ahorita, se ha perdido el horizonte, no se sabe quiénes son los buenos y quiénes son los malos entre la DEA y los narcos. La DEA ha tenido una cantidad de cambios y los he conocido en el transcurso de mi carrera durante muchos años. Usted hoy ve la diferencia entre los agentes de la DEA del pasado y los actuales. Los agentes del pasado tenían unos objetivos muy claros, muy precisos, ahora se están desvaneciendo esos objetivos. Hay una cantidad de drogas americanas hechas en los Estados Unidos, químicas, que circulan dentro de los Estados Unidos y que no son perseguidas.
Le voy a dar un ejemplo: la cocaína no es la primera causa de muerte por drogas. La primera causa de muerte por drogas en los Estados unidos es la combinación del alcohol y los sedantes.
¿Por qué dice que la DEA perdió sus objetivos en la guerra contra la cocaína?
La persecución contra la cocaína es sin cuartel y estas agencias han ido perdiendo el horizonte. En aras de capturar gente se han convertido en unos violadores sistemáticos de todas las normas colombianas, de todas las normas que existen. Estos señores han perdido el horizonte y en aras de seguir combatiendo las diferentes ramificaciones en que se ha convertido el narcotráfico, se han convertido en los narcotraficantes. Ellos también han tenido que mutar de tal manera que ya no se sabe quiénes son los buenos y quiénes son los malos. El único país donde la DEA no tiene ninguna limitación es en Colombia. Un agente de la DEA es totalmente poderoso, inmaculado y puede hacer lo que le dé la gana en este país.
¿Por qué afirma usted esto?
Porque es la DEA. Por ejemplo, lo que estamos hablando del paquete de asistencia judicial. Cuando a usted lo están investigando por narcotráfico en Colombia le tienen que hacer un seguimiento, alguien informa, los informantes o las cooperaciones proactivas. Alguien dice: “este señor es un narcotraficante, tiene una organización dedicada al narcotráfico”; entonces empiezan a buscarle las pruebas porque no pueden basar todo simplemente en un rumor, en un chisme o en las palabras de un informante, porque al informante le pagan por eso.
Entonces comienza la investigación y esos seguimientos tienen que ser respaldados por el aparato judicial colombiano. Por un fiscal colombiano, por un juez colombiano que autoriza, bajo una causa probable, el seguimiento de unas personas, la interceptación de sus líneas telefónicas, la incautación de teléfonos, los allanamientos, las capturas de droga, etc.
Pero últimamente, y se lo digo porque en los últimos años que llevo viviendo acá me he dado cuenta por mi relación con los agentes SIU, que son unidades de investigaciones especiales, un grupo élite de varios SIUS (SIU Gaula, SIU Ejército, SIU Dijin, SIU CTI) que trabajan para el FBI o para la DEA, quiere decir un grupo élite que trabaja única y exclusivamente para ese grupo en específico de la Embajada americana. Ellos tienen un sobresueldo por ese trabajo específicamente, y se lo digo porque conozco, me ha tocado convivir y compartir clientes, vivencias y situaciones con los SIU que trabajan para la DEA.
¿Quiénes son los agentes SIU y cuál es su función?
Se supone que ellos tienen que respaldar las funciones que están haciendo sus agentes que están en territorio extranjero, que no tienen funciones de Policía Judicial en este país. Un agente de la DEA no puede llegar a su casa a tumbarle la puerta y a decirle que lo va a allanar y menos sin una orden judicial de un juez colombiano. No lo pueden pegar a usted de un caso en Boston porque un informante en Boston dijo que usted hace parte de un ring de narcotráfico o que trafica hacia cualquier parte del mundo, no por eso un agente de la DEA va a venir aquí a quitarle sus teléfonos, a interceptarlo, a allanarle su casa o a arrestarlo, porque para eso está el SIU. Ellos son los llamados a ejercer esa función judicial y ellos tienen que responderle a unos fiscales y jueces colombianos.
Sin embargo, la DEA actúa en Colombia amparada en acuerdos internacionales y normas internas. ¿Por qué dice usted que el papel de la DEA se ha desdibujado?
Cuando yo le digo que toda esta guerra se ha desdibujado, es porque estos señores, específicamente de la DEA, grupos que yo conozco, se saltan todas las reglas. Porque la DEA dice, bueno, un informante de ellos en Boston, en Miami, dice, yo sé que el señor Pepito Pérez está traficando, entonces ya estos señores vienen y sin orden judicial, sin control de legalidad, chúcele el teléfono.
Las diferentes agencias colombianas, el CTI, la Dijin, tienen sus propias salas de interceptación, pero si la orden viene de la DEA, eso las atan y vea, péguelo de una investigación. Dígale al juez que ese señor hace parte de un caso de la Oficina de Envigado y con eso se le pegan a usted al teléfono. Entonces, con una información falsa inducen a error al juez para que chucen los teléfonos. Un agente de la DEA no le puede decir a un ciudadano colombiano que grabe a otra persona porque él quiere que lo grabe, eso no tiene ninguna validez acá en Colombia.
Según usted, ¿si alguien decide irse a juicio en Estados Unidos eso que le implicaría?
La Fiscalía va y busca testigos, bajo esa premisa de la regla 35 que es una rebaja sustancial de tiempo por una cooperación productiva, para que testifiquen en contra suya, diciendo que usted sí hacía lo que la investigación está diciendo. Si usted dice que esa persona si lo está haciendo, incluso mintiendo, usted tiene un beneficio y su sentencia de 10 años se le rebaja 5, 4, 3 años. Entonces, muchas personas, y está probado no es porque yo lo diga… El gobierno recluta testigos que no lo conocieron, que no sabían nada suyo, pero tras una rebaja de tiempo en una sentencia americana muchas veces, sin conocerlo, van a testificar en contra suya y con dos o tres testigos que presente la Fiscalía con eso tienen para encontrarlo culpable. Entonces, la capacidad de defensa como extranjero en los Estados Unidos es mínima.
Usted afirma que la DEA utiliza agentes para inducir a actividades del narcotráfico. Según usted ¿cómo funciona esto?
Ese tema se llama agente provocador, como te digo, en la época en que yo participé de operaciones y de cooperación con la DEA en Estados Unidos, me tocó trabajar con grupos superprofesionales, gente de vieja guardia. Todos ellos hoy son jefes y algunos se están retirando. Y ellos tenían una cosa que se llama “CI” (informante confidencial por sus siglas en inglés), el “CI” es una persona que trabaja básicamente para ellos, proveyéndoles información, pero entonces la función de ellos era infiltrar una persona en una organización real o lograr voltear a una persona que pertenecía a esa organización criminal para que empezara a grabar, a contar, a decir, a conseguir las pruebas para poder judicializar todo ese grupo criminal real.
Esto que usted narra sería una infiltración legitima a una organización narcotraficante. ¿No es esto lo que hace la DEA?
Es diferente, ahora ya es una cosa que llama agente provocador, mandan una persona, y tengo dos clientes en este momento que está defendiendo el buffet de abogados para el cual trabajo, que son mujeres que no tienen ni idea y creo que el tema de este señor Álvaro Córdoba encaja en ese en ese perfil que le voy a contar…
Estas personas no pertenecen a la narcoactividad, son personas civiles con una vida normal, y de repente les aparece una persona a instigarlos, a forzarlos, a ofrecerles, a presionarlos para que participen en actividades ilegales, de una manera tal, que finalmente ellos salen diciendo” bueno, listo” a unas cosas a las cuales no se puede negar, como le sucedió a una de las clientes a la cual le vinieron a decir “venga es que usted es una señora llanera, ganadera, tiene dinero, su familia tiene cocinas, tenemos una ruta hacia Australia, donde la mercancía vale 100.000 dólares — y es cierto, 1 kilogramo de clorhidrato de cocaína allá vale eso —…Venga ponga la plata que usted se va a enriquecer, ponga dinero para 50 kg y con eso, mejor dicho, usted va a salir de la pobreza absoluta, se va a volver millonaria”.
Después de tres meses de presión constante la señora fue y consiguió el dinero, vendió todo lo que podía vender y llegó con platica para 7 kilogramos, no alcanzó para más. El agente instigador, el agente provocador, casi se muere de la rabia porque no consiguió la cantidad para 50 kilogramos, sino para siete, y en la conversación le dicen que ya no van a llegar a Australia sino a Jacksonville.
¿Usted cree que una señora del llano, campesina, que no tiene mucha educación, puede saber cuál es la diferencia entre Sídney o Jacksonville? Cero. “Vamos a llegar a Jacksonville, ¿algún problema? No, pues. “Entonces no hay ningún problema que vamos a Jacksonville”. Se lo dicen tres veces en la grabación para configurar el delito, las tres veces que ella asintió que no había ningún problema. Luego de eso cogieron el dinero y nunca pasó nada, no hubo exportación de cocaína, no se compró droga, no hubo nada al respecto, nada, una operación ficticia, una conspiración seca se llama en Estados Unidos.
¿Y por qué cree que se está dando esto en Colombia?
Mi opinión personal es porque, yo creo, que ya no hay capos grandes a quien entrampar. Entonces ya lo más fácil es crear un agente instigador, a ellos les pagan por eso.
Con base en todo esto que usted afirma, ¿cómo describe a la actual agencia que está combatiendo el narcotráfico en América Latina?
Todo este aparato logístico alrededor de la guerra contra las drogas se volvió un animal incontrolable que uno no sabe para dónde va. Le decía yo a un agente hace días, si ustedes son los buenos y nosotros somos los malos porque no hacen las cosas al derecho, por qué no respetar la ley colombiana, por qué no van ante un juez y un fiscal y hacen las cosas como se deben. No estás en tu país. Entonces un agente de la DEA aquí es todopoderoso, cogen una persona de estas, la meten en un hotel siete horas, después de que le leen los derechos, la meten en un hotel y… Tengo un oficial amigo que me dice: viejo metieron a ese señor siete horas en un hotel y yo le decía “señor, hay que soltarlo, llega aquí el Gaula de la Policía, esto es un secuestro, esto es ilegal”. Pero no va a pasar nada por qué, porque mostramos las chapas: “somos la DEA”. Y cuando dicen que son de la DEA, todo el mundo se orina y todo el mundo sale corriendo.
¿Cómo se puede leer en la realidad colombiana el concepto de la narcotización de la política?
Bueno, hay algo más sucio que la guerra contra las drogas, que es la política colombiana, es lo más sucio que hay. Entonces entre esas facciones diferentes de la política colombiana el uno entrampa al otro. Si usted tiene un amigo de la DEA, entonces el amigo del agente de la DEA se presta para que usted grave al uno y se presta para que usted vea; entonces, hagamos esto y ensuciemos a este y saquémoslo de la carrera política. Yo no sé muy bien los detalles, lo poco que leí del caso de este señor Álvaro Córdoba, hay una cosa que a mí me queda clara, es que ese señor no es narcotraficante, ese señor no dedicaba su vida al narcotráfico.
Precisamente, ¿cómo analiza usted el caso del hermano de la senadora Piedad Córdoba?
Personalmente, no sé si era muy vivo, muy bobo, no sé cómo será, pero sí sé que no era un narcotraficante. Y como tengo la experiencia de todos estos casos que el agente instigador te lleva, te empuja, es más, en la ley colombiana del entrampe no es jurídicamente legal. Y permiten que estos casos pasen porque es que no van a ser juzgados en Colombia son para casos de extradición, entonces, en el territorio colombiano hay entrampes en los cuales se hacen conspiraciones secas, sin movimiento de dinero, sin desarticular ninguna gran organización, sin capturar a ningún gran capo, ni atacar ninguna gran organización que está invadiendo las calles del mundo con cocaína, sino por intereses personales. Y otra razón muy particular, porque es que en Estados Unidos al final del año tienen que hacer unos reportes en el Senado y demostrar unas estadísticas de que efectivamente se está cumpliendo con su trabajo.
¿Qué significan esas estadísticas?
Cumplir con esas estadísticas quiere decir que la guerra contra las drogas es superexitosa. Entonces, este año nos llevamos 1300, 1400, 1500 personas, por ejemplo. Y esas 1500 personas son las que efectivamente están cumpliendo con la cuota de extradiciones: esa persona puede ser u Otoniel o puede ser alias “Blanquita”, les da lo mismo, es una cifra, es un número.
Sobre la DEA se ha dicho mucho, sin embargo, hasta donde se sabe su accionar está amparado en la legalidad norteamericana y colombiana. ¿Qué sentido tendría que la DEA hiciera este tipo de operaciones?
En aras de cumplir esas estadísticas, ahí meten al perro al gato. Usted va al pabellón de extradiciones de La Picota y eso es triste ver el nivel de personas que extraditan. A una persona que inventó y vendió dizque un papel, que se supone que esconde o hace disimular 1 kilogramo de heroína para meterlo una maleta y pasarlo por un aeropuerto. Entonces, es miel de abejas, papel de aluminio y papel carbón y ellos piensan pues que con eso los aparatos no lo van a detectar. El tipo por vender ese ese papel, que vale como $700.000, está ahí pendiente de extradición y el de la moto, que lo recogió y lo llevó al aeropuerto, también está preso y el que llevó la razón también. O sea, hicieron un caso como de seis personas con 1 kilogramo de heroína que nunca llegó a los Estados Unidos.
Desde la unión que usted afirma hubo entre autoridades colombianas y norteamericanas con narcotraficantes, para capturar o matar a Pablo Escobar, ¿qué pasó con esa relación?
Esa Unión de hecho, entre personas de las agencias federales y los colombianos que en ese momento participaban de ese negocio, era una situación puntual, era una situación totalmente coyuntural y con un fin específico. Se acabó ese tema, se murió Pablo Escobar y se acabó la relación. Algunas personas de ese grupo quedaron en relación con algunos de los agentes que estaban acá. No creo que fuera muy profundo, simplemente quedaron las relaciones, se aprendió cuál era el conducto regular para poder acceder a esas líneas de comunicación de agentes federales superiores. Pero eso era un tema realmente importante desarticular al cartel de Cali, infiltrar una persona en el cartel de Cali, eso era una tarea realmente encomiable, una tarea de verdad que uno respetaba. ¡Pero hoy crear un grupo ficticio!
Finalmente, y desde su experiencia, ¿qué balance hace de la extradición de grandes capos de la droga?
Las personas grandes van a los Estados Unidos, pagan una millonada de dinero en cooperaciones hacia los Estados Unidos. Multas, entregas de dinero, informaciones y lo que sea, pero allá no de Estados Unidos, el gobierno de los Estados Unidos se queda con ese dinero y aquí los tiran después de porque no pagan 30 años, pagan máximo 9 años. Los grandes, grandes regresan a este país sin un peso porque le quitaron todo allá en Estados Unidos y llegan es a pelear y armar guerras con los que quedaron acá, con los que eran sus testaferros. En Bogotá hay una guerra sangrienta embolsado descabezados precisamente por lo mismo: la platica la dejaron allá y ahora vienen aquí a pelear con los de acá por las propiedades que los testaferros no quieren devolver.
*La Revista RAYA está intentando obtener respuesta por parte de la DEA frente a estas acusaciones. Una vez obtenidas, serán publicadas en una siguiente edición.
** Las declaraciones recogidas en esta entrevista solo reflejan la postura del entrevistado, no representan una postura editorial de Revista RAYA.