Conversamos con el vocero del Movimiento Nacional Carcelario sobre la situación de las personas privadas de la libertad dentro de las cárceles. Detalles del encuentro virtual de más de 500 presos de 19 cárceles del país, quienes se reunieron para conversar sobre su papel y participación en los diálogos de paz entre el Gobierno y el ELN.
Por: Camilo Alzate, Investigador Revista RAYA
Vidal Manosalva es un miembro del ELN que casi cumple dieciséis años rodando por varias prisiones del país, purgando una condena por rebelión y secuestro. Pero eso no le endurece el semblante, que siempre parece optimista, aunque la voz se le quiebra con la pregunta más obvia de todas “¿qué es la cárcel?”. La cárcel, dice, es un cementerio de vivos.
Nuestro encuentro sucede el 14 de noviembre en el patio de máxima seguridad del COJAM, Complejo Carcelario y Penitenciario de Jamundí, Valle del Cauca, al que los reclusos llaman “cojambre”; una impresionante estructura de varias hectáreas en la mitad de la nada, entre los cañaduzales, a varios kilómetros del pueblo, cercada de rejas, mallas y alambres, en donde se amontonaban 4.684 prisioneros en la fecha de nuestra visita, según el conteo diario de la guardia.
Reclusas de la cárcel del Buen Pastor se conectaron al evento aunque denunciaron trabas de la guardia para realizar la actividad.
Ese día, medio centenar de prisioneros y prisioneras, condenados por todo tipo de delitos se congregaron de manera virtual para discutir con otras 18 prisiones del país. Mientras se llevó a cabo el evento más grande de los convocados en la primera fase del Comité Nacional de Participación, la instancia creada en la negociación de paz con el ELN, para que la sociedad civil participe de esos diálogos.
Más de 500 prisioneros y prisioneras de todo tipo se conectaron en 19 cárceles del país de forma simultánea para las deliberaciones. Este es el evento más grande de participación de la sociedad civil que se ha realizado hasta el momento en los diálogos con el ELN.
La charla deberá continuar por teléfono días más tarde, previa autorización tramitada ante el Instituto Nacional Carcelario y Penitenciario (INPEC), para que Vidal, quien es vocero del Movimiento Nacional Carcelario, explique los alcances de este encuentro simultáneo que se llevó a cabo en 19 cárceles del país con más de 500 personas privadas de la libertad. “Hubo una invitación a nosotros a participar, para tener en cuenta lo que sufrimos dentro de las cárceles”, explica Vidal, quien aunque perteneció al ELN, representa al Movimiento Nacional Carcelario, una organización integrada por presos políticos y comunes en una veintena de cárceles del país.
¿Qué labor realizaron el 14 y 15 de noviembre en 19 cárceles del país?
El Movimiento Nacional Carcelario viene trabajándole desde hace mucho tiempo a mirar las dificultades que tenemos en las cárceles, diseñando qué proponemos para los cambios. Afortunadamente entre el Gobierno Nacional y el ELN hubo una invitación para tener en cuenta la visión de lo que sufrimos dentro de las cárceles, nos vincularon dentro del Comité Nacional de Participación como una organización social, de hecho, hemos sido vulnerados, nunca hemos sido escuchados.
Queremos cambiar también lo que hemos sufrido dentro de las cárceles, porque ese es el producto de toda la negación de derechos en la vida normal, la mayoría de gente y de muchachos que están acá es porque han tenido dificultades para trabajar, no han tenido garantías en el empleo, no han tenido su propia vivienda. Le voy a poner un ejemplo, la mayoría de muchachos que hay aquí fueron sicarios en los barrios, están aquí es porque no encontraron otra alternativa de vida, igual los campesinos para quienes su única salida fue vincularse a una guerrilla. Como Movimiento Nacional Carcelario hemos querido ayudar en todo esto, para que lleguemos a buen puerto.
Es la primera vez que un Gobierno permite que los presos discutan y propongan soluciones al problema carcelario, ¿qué opinan de esto?
La valoración que hacemos es muy importante, por eso decía que saludamos el gesto de que se permita a los presos participar entre los acuerdos del ELN y el Gobierno. Es la primera vez que nos permiten decir cómo solucionar esto, que nos permiten ser sujetos políticos. La situación de las cárceles es el reflejo de la sociedad, uno se pregunta por qué hay tantos presos, algo tiene que estar funcionando mal en la sociedad, uno se encuentra aquí con peladitos que apenas tienen 18 años condenados a cuarenta años por sicarios, otros que se fueron a la guerrilla y los capturaron. Desde aquí podemos decir que ayudando a resolver esos problemas que hay en la calle, que hay en la sociedad, se evitarían los presos. Cambiemos esa política criminal que sólo es de castigo y más castigo, busquemos normas alternativas. Lo más importante es solucionar los problemas de la sociedad para evitar traer a la gente a la cárcel.
Detalles de los prisioneros que participaron de los debates desde La Picota en Bogotá.
En uno de esos debates en la Cárcel de Jamundí había guerrilleros del ELN con un paramilitar que viene desde los tiempos de Carlos Castaño y luego fue uno de los máximos comandantes de las AGC, al lado alguien de la banda Los Rastrojos, también un militar retirado, delincuentes comunes, miembros de la Primera Línea, mujeres condenadas, jóvenes, un conjuez de la república, todos juntos charlando tranquilos, ¿Esa es la paz?
Correcto, esa es la paz. La paz consiste en reunirnos todos, porque aquí no podemos excluir a nadie, la paz es ponernos de acuerdo entre todos, qué nos identifica y qué podemos fortalecer, caminar hacia un escenario que no sea solamente aquí, sino en toda Colombia. No sólo con los que fuimos guerrilleros, paramilitares o delincuentes comunes, el mismo establecimiento tiene que acercarse a través de los gremios, los bancos, los terratenientes de este país, los industriales, ¿qué posibilidades van a dar para que haya para todos? Con ellos también es. El ELN viene trabajando eso desde hace muchos años, yo me acuerdo cuando todavía estaba por allá en la montaña que el comandante Manuel Pérez Martínez hablaba de una convención nacional, reunirnos todos para decir qué país queremos y caminar hacia el mismo horizonte. Hay que hacerlo para no tener que seguir asesinándonos otras dos o tres generaciones más, porque la guerra no es nada bueno.
Hábleme de las peticiones del Movimiento Nacional Carcelario a la mesa de diálogos, ¿Cómo cambiar el sistema penitenciario en Colombia?
Lo primero es que hay que revisar la política criminal, es una política de sólo castigo. Necesitamos una justicia que sea restaurativa. Desde el Movimiento Nacional Carcelario hace rato decimos que necesitamos una rebaja generalizada de penas, porque llevamos más de veinte años en un estado de cosas inconstitucional en las cárceles, señalado por las Cortes, donde se nos priva del alimento, del servicio de salud, hemos vivido todo este tiempo así. Entonces, como una condonación a todo ese sufrimiento, pedimos que haya una rebaja de penas. También necesitamos que haya procesos reales para ayudar a los presos a transformarse, aquí no hay garantías de transformación, dicen que hay resocialización, pero eso no existe en las cárceles, es sólo palabra. Aquí sólo se hacen leyes y más leyes, pero son sólo de represión, no hay otra alternativa para los seres humanos que estamos aquí.
Las cárceles están llenas de lo que ustedes llaman “secuestrados por el Estado”, gente presa por montajes judiciales que no tuvo cómo pagar una defensa. Pero el ELN también secuestra, también priva a gente de su libertad. A usted, que pasó casi 16 años preso condenado por un secuestro ¿Esto no le genera una reflexión? ¿No cree que es injusto secuestrar?
Sí, eso es injusto. Uno no desea que pase, porque uno ha vivido aquí en la cárcel todo ese tipo de situaciones. Por el hecho de ser humano, es difícil eso de constreñir a las personas de su movimiento, de no estar con su familia. En la guerrilla cuando se retiene a una persona es mucho más difícil, porque nosotros no podemos garantizar que vaya un familiar a verlo. Pero desafortunadamente esas son las condiciones del país y la realidad que se vive, uno a veces queda sin palabras para expresar ese tipo de cosas. Una vez me preguntaron si no me dolía, les dije que claro que me duele, como también me duele que los niños se mueran de hambre en este país lleno de riquezas y sólo nos quedemos en estadísticas. Hoy puedo decirlo con mucha más vehemencia, porque el Equipo Jurídico Pueblos envió un derecho de petición al director del INPEC preguntando cuántas personas murieron dentro de las cárceles entre 2013 y 2018. Tamaña sorpresa, murieron 4.075 personas ¡en sólo cinco años! Esos no se mueren en una guerra, ¿y sabe por qué se mueren? Por negligencia, por abandono en la salud, por la mala alimentación. Mire los contrastes de las cosas, el Estado debería garantizarnos todo. No es que vaya a defender el secuestro, ojalá algún día se supere eso, pero ¿cuándo se supera? El día en que las mayorías podamos gozar de una patria y una sociedad en donde tengamos lo necesario para vivir: un techo, un trabajo digno, servicio de salud, que podamos recrearnos. A eso le apuesta el ELN y este Gobierno de transformación y de cambio.
Medio centenar de reclusos en el patio de máxima seguridad de la Cárcel de Jamundi. Entre ellos estaba Vidal Manosalva.
La noticia tenía que ser que más de quinientas personas privadas de su libertad discutieron de manera simultánea en 19 cárceles del país para aportar a la paz, pero quedó opacada por el secuestro del señor Mané Díaz, padre del futbolista Luis Díaz
Eso influye. Lo otro es que el poder económico de este país no quiere que esto se sepa. Aquí hemos empezado hace rato con estos encuentros, pero usted no va a ver un titular a nivel nacional dando este tipo de noticias. No lo hacen. Entonces se quiere opacar este proceso, que es único y que es una esperanza que tenemos los colombianos. Nosotros, como presos, depositamos aquí nuestra esperanza para que se solucione la violencia de este país. Esta es una oportunidad muy grande, lástima que no se dé a conocer, como sí ha sucedido con lo del papá de Luis Díaz, ¿que sí el ELN la embarró?, ya el comandante Antonio dijo que era un error de una unidad, pero también dijo que hay que solucionar el tema del financiamiento mientras dure el cese al fuego, porque el Ejército y los que trabajan en la paz tienen un sueldo que sale de los recursos públicos y de recursos internacionales, pero el ELN no.
¿Cuál fue su día más duro en la prisión?
Uy, han sido muchos días. Un resto de días. Pero creo que de los más difíciles es cuando se pierde un ser querido, eso es durísimo. También hay días de sufrimiento físico, le cuento uno: un 27 de diciembre estábamos en la cárcel de Palogordo, en Santander, y a las diez de la mañana no había llegado el agua, no había televisión para ver las noticias. Hubo un operativo y entró el director de la cárcel al patio y le dijimos que qué pasaba con el agua y con el televisor. A los dos que reclamamos nos mandó a la Unidad de Tratamiento Especial, que es una celda de castigo en aislamiento. Esa noche nos tiraron gases lacrimógenos y el 31 de diciembre nos tocó amanecer en la Unidad de Tratamiento Especial, sólo por haberle reclamado al director.
Una pregunta final: cuéntele a la gente de afuera, que no tiene ni idea de lo que se vive detrás de estas rejas, ¿qué es la cárcel?
Esto es muy duro. Uno entiende esto porque es rebelde y lo entiende y lo asume. Pero ver peladitos llegando de una sociedad que los excluyó, y llegar aquí a ser sometidos, a que no se los escuche. Aquí no hay alternativas en donde se acompañe a la gente, no hay programas psicosociales donde individualicen a cada uno y le analicen su caso. Hay gente que prefiere el suicidio, es una realidad que sucede, aunque traten de taparla. Esto es un cementerio de seres humanos vivos, no se lo deseamos a nadie, ojalá algún día cambie, en la medida que haya paz y derechos para todos.
Los presos exigen desde hace diez años una rebaja generalizada de penas para compensar el sufrimiento que han tenido que pasar en las cárceles.