Hernando Sánchez, heredero de Víctor Carranza, se convirtió en el segundo esmeraldero asesinado con francotiradores en menos de siete meses en Bogotá. Julio Lozano Pirateque, quien habría usado como testaferro a Sánchez para comprar un pedazo de la mina más grande de esmeraldas, estaría tratando de recuperar parte de la mina usando un ejército privado que estaba comandando por alias Zeus y el Clan del Golfo. Esta es la historia de esta nueva guerra verde a través de la agenda de Zeus.
Por: Señal Investigativa, Revista RAYA y Fundación Pares
Jesús Hernando Sánchez, el poderoso heredero del zar de las Esmeraldas, Víctor Carranza, fue asesinado el pasado domingo 6 de abril luego de ser alcanzado por un proyectil que disparó un francotirador. El asesino usó un trípode desde la zona boscosa del conjunto cerrado, dicen los últimos hallazgos de las autoridades. Al mismo tiempo, su caso se sumó al segundo homicidio con fusiles de mira telescópica que se registra en menos de siete meses en la capital del país. El otro asesinado, en agosto de 2024, fue Juan Sebastián Aguilar, alias Pedro Pechuga, también socio de Sánchez, ultimado en el mismo conjunto residencial y también por un francotirador.
En al menos tres oportunidades, entre septiembre del 2024 y febrero de este año, el presidente Gustavo Petro ha denunciado públicamente que existe un plan para asesinarlo. La Junta del Narcotráfico o Gran Alianza, que según ha dicho el presidente operan desde Dubai, Emiratos Árabes, serían los que buscan matarlo. En el consejo de ministros del pasado 4 de febrero, Petro afirmó que Julio Lozano Pirateque, alias ‘Don Julio’ o ‘Patriarca’, supuesto miembro de la Junta del Narcotráfico, estaría detrás del entramado para asesinarlo. El presidente aseguró que Lozano Pirateque era quien estaba ordenando los homicidios de los grandes esmeralderos para quedarse con las minas.
Lozano Pirateque es un narcotraficante también conocido como ‘El Esmeraldero’, señalado de financiar el laboratorio de cocaína que se encontró en la finca del exembajador del gobierno de Iván Duque, Fernando Sanclemente, ubicada en Guasca, Cundinamarca, y de ordenar varios homicidios en Bogotá. Estados Unidos lo señala de ser el “jefe de jefes” y de tener alianzas con carteles mexicanos.
Lozano Pirateque es uno de los grandes actores en la ‘guerra verde’ que se está librando en Colombia por el control de la mina Santa Rosa entre los clanes liderados por Pedro Orejas y Hernando Sánchez, asesinado el domingo pasado, quien fue socio de Víctor Carranza, jefe paramilitar y conocido por ser el zar de las esmeraldas. En una grabación conocida después de la captura de alias Otoniel, máximo comandante del Clan del Golfo hasta su detención en 2021, éste señaló a Pirateque como uno de los aliados en la guerra por las esmeraldas. Además, se escucha cómo el capo del Clan del Golfo desde esa época tendría la orden de asesinar a Hernando Sánchez.
Esta guerra se inició en los años 80. En 1994, con intermediación de la iglesia, la mina Santa Rosa, una de las más grandes de Boyacá, fue dividida entre los clanes enfrentados y hasta 2010 este arreglo fue exitoso. No obstante, según un derecho de petición enviado a la Fiscalía por parte del hermano de Pedro Orejas, documento inédito revelado por RAYA y la Fundación Paz y Reconciliación, esa paz se resquebrajó dado que el clan de Hernando Sánchez traicionó al clan de Pedro Orejas, interviniendo para que fueran extraditados a Estados Unidos y así poder controlar la mina Santa Rosa en su totalidad.
La alianza de Pirateque con el Clan del Golfo se habría dado porque Hernando Sánchez, supuestamente testaferro de Lozano Pirateque, se habría quedado con la parte de la mina que le correspondía al extraditado capo. Según el clan de Pedro Orejas, los derechos de la mina Santa Rosa negociados en 1994, en realidad le pertenecían a Lozano Pirateque, quien habría perdido su poder después de su extradición y condena en Estados Unidos. Ahora estaría intentando recuperar el control de las esmeraldas con la ayuda de estructuras paramilitares del Clan de Golfo en el Magdalena Medio en las que Zeus estaba fungiendo un rol muy importante para la ejecución de un plan.
En la agenda de Zeus se pueden observar tres menciones a minas de Esmeraldas, una ligada a Pedro Orejas, quien según investigadores del caso sería aliado de estas estructuras del Clan del Golfo. Por eso, Lozano Pirateque habría cambiado de bando y ahora tendría una alianza con Pedro Orejas y el Clan del Golfo, grupo armado que estaría detrás del asesinato de Luis Caicedo Velandia, socio de Hernando Sánchez y antiguamente de Lozano Pirateque. Según grabaciones de 2021 de alias Otoniel, Julio Lozano Pirateque habría entregado a Caicedo: “A ellos les decían los viejitos, todo el tiempo han trabajado juntos. Entonces ese viejo Julio fue el que dio la información y lo puso”, dijo Otoniel.
Uno de los nombres más destacados en la agenda de Zeus es el de Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón, quien fue el comandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) en Puerto Boyacá, conocido ahora bajo el alias de ‘Galeano’ en el Clan del Golfo. Este jefe paramilitar se sometió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la cual lo expulsó debido a que siguió delinquiendo después de su desmovilización con las AUC. Desde la cárcel, Botalón creó un grupo armado llamado Los Botalones con presencia en los municipios de Puerto Berrío (Antioquia), Puerto Boyacá (Boyacá) y Cimitarra (Santander). Entre sus rentas criminales esta estructura ofrecía servicios de seguridad a narcotraficantes para la recuperación de bienes en manos de testaferros.
En la agenda de Zeus se deja constancia del actuar criminal del Clan del Golfo para recuperar tierras incluso de sus mismos comandantes, como en el caso de alias Siopas, antiguo comandante de las AUC y del Clan del Golfo quien fue asesinado presuntamente por orden de alias Chiquito Malo, máximo comandante de esta organización criminal. Dicha recuperación, según se entendería en las anotaciones, era un trabajo para el comandante Joaquín, del Bloque Jairo de Jesús Durango, del Clan, quien operaba en Chocó y Valle del Cauca.
El despojo de tierras ha sido un servicio criminal que el Clan del Golfo ha usado para aumentar su capital y que varios narcos han utilizado. En junio de 2020, Juan Carlos Posada dueño de una finca ubicada en Cimitarra Santander, cerca de Puerto Boyacá, contó a Hollman Morris que fue retenido durante 35 días por hombres armados para que entregara la tierra de 2 mil hectáreas. “Me amarraron a una cama, me golpearon, decían que si no firmaba iba a firmar la viuda (...) Entre ellos venía un abogado que se llama Julio Mauricio Rivera Andrade que les decía que no me mataran porque entonces la sucesión era más larga”.
El hecho ocurrió en 2014. En la denuncia que radicó Posada, obtenida por la Fundación Paz y Reconciliación, aseguró que Beatriz Eugenia Rentería, hija de Beto Rentería, excapo del Cartel del Norte del Valle, en el que trabajó alias Zeus, habría contratado al grupo de alias Botalón para recuperar la finca ubicada en Cimitarra, Santander, que según alegaba era de su padre y estaba en manos de su testaferro, Fernando Arango González, suegro de Posada.
En la denuncia se relata que el esposo de Beatriz Rentería, el puertorriqueño Pedro Hernández, amenazó a Posada diciéndole que su suegro era alguien muy violento “con la capacidad de infiltrar cualquier institución” y que tenían a su servicio a los paramilitares de alias Botalón, comandados por Jhon Alexander Triana Mahecha, el hermano de Botalón. Beto Rentería fue asesinado en 2020, en hechos que estarían presuntamente relacionados con líos de tierras con quien también fuera su socio en el cartel del Norte del Valle, Arturo Herrera, alias Banana.