El testigo que tiene contra las cuerdas Álvaro Uribe Vélez y al abogado Diego Cadena habló en exclusiva desde la cárcel de Palmira con Señal Investigativa, una alianza entre Señal Colombia y la Revista RAYA, sobre su rol en el proceso por sobornos y falsos testigos que tiene al ex presidente enfrentando un juicio penal. Vélez revela que escoltó a Uribe en campaña, cuenta detalles de la masacre de Riosucio y se sostiene en su versión ante la justicia, que ha soportado con pruebas a la Corte Suprema y la Fiscalía, según la cual Diego Cadena le ofreció 200 millones de pesos para rendir testimonios falsos en favor de Álvaro Uribe. Entrevista exclusiva.
Por: Camilo Alzate González para Señal Investigativa
“Al único que respeto, porque no le tengo miedo, es a Uribe. Diego Cadena me vale, Juan José Salazar me vale, pero a Uribe si hay que saberle caminar, para que ese viejo no lo vaya a agarrar a uno”.
Así habla Carlos Enrique Vélez, conocido como “Víctor”, ex paramilitar condenado por la masacre de La Herradura, ocurrida el 8 de junio de 2003 en Riosucio (Caldas), hoy pieza clave en el proceso judicial contra el expresidente Álvaro Uribe Vélez por soborno y manipulación de testigos.
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Versión de TV de señal Investigativa, alianza de Revista RAYA con Señal Colombia
El testimonio de Vélez y las pruebas que aportó a la Corte Suprema, entre ellas chats y recibos de consignaciones de los sobornos que recibió, demuestran que el abogado Diego Cadena lo buscó en 2017 en nombre del expresidente Uribe para ofrecerle 200 millones de pesos a cambio de que escribiera tres cartas en favor de Álvaro Uribe y su hermano Santiago Uribe. Además, le pidieron rendir testimonios falsos en contra del exparamilitar Pablo Hernán Sierra alias “Alberto Pipintá”, quien había sido su jefe en las Autodefensas, declaraciones que buscaban también afectar al senador Iván Cepeda.
Conocí a Carlos Enrique Vélez por azar el 29 de octubre de 2024, cuando visité el pabellón de máxima seguridad de la cárcel de Palmira para entrevistar a Charles Narvaez, un antiguo asaltante de bancos que acababa de publicar un libro en España con sus memorias. Carlos Enrique cruzó el pasillo donde nos encontrábamos mientras Nárvaez me susurraba al oído: “ese es uno de los que tiene demandado a Uribe, ese es Vélez, si algo le arrimas ahora”. Y eso hice.
Conversé un rato con Carlos Enrique Vélez antes de abandonar el pabellón de máxima seguridad y, al despedirme, le propuse una entrevista que aceptó de inmediato. Surtidos varios trámites de permisos y autorizaciones con el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (INPEC), la cita dentro del penal se concretó el pasado viernes 31 de enero, cuando aún estaba en duda la instalación del juicio contra el expresidente Uribe gracias a las maniobras dilatorias de sus abogados. “Ahí volvieron a aplazar ese juicio”, me dijo molesto y luego cambió el semblante con una sonrisa: “saque pues esa cámara que vamos a hablar”.
Usted se hizo famoso por el caso en el que están juzgando al expresidente Álvaro Uribe Vélez y al abogado Diego Cadena, acusados de ofrecer y pagar sobornos y manipular testigos para torcer procesos judiciales. Cuénteme sobre ese episodio del 2017, cuando Diego Cadena llegó a buscarlo por primera vez en esta cárcel para ofrecerle dinero
Lo que le voy a decir a usted siempre lo he contado. Aquí cerraban el pabellón de alta seguridad a las cuatro. Yo estaba en mi celda cuando el comandante de guardia me tocó y me dijo que me alistara para ver a mi abogado. “Yo no tengo abogado”, le respondí. Un compañero de celda me dijo “pues vaya huevón a ver qué es”. Se me hizo raro, pero salí a esa hora, que ya no podía entrar ningún abogado, ni nadie.
Después de que cuentan a los presos…
Exacto. Ya no puede entrar nadie. Eran como las cinco o seis. Salí y vi al señor bien encorbatado y pensé: “¿este qué?”. El se presentó, dijo que era Diego Cadena, el abogado del presidente Álvaro Uribe. “Expresidente”, le dije yo. Sacó unos papeles con el membrete de su oficina y dijo que mi patrón, Pablo Hernán Sierra, estaba hablando de Uribe. Yo le dije “¿qué quiere?”, ahí es dónde me dice que hay doscientos millones de pesos. Yo bien pelado y bien llevado (sin un peso), le dije “¿y cómo es?”. No le firmé en blanco, Diego Cadena hizo la carta y yo la firmé. Lo he dicho en la Corte: la firma y la huella es mía, pero yo no escribí la carta.
El abogado Diego Cadena ha reconocido que él escribió la carta con el testimonio en favor de Álvaro Uribe, luego usted la firmó. ¿Quedaron en el compromiso de los doscientos millones?
Ahí es donde entra Samuel Arturo Sanchez Cañón. Él era el abogado de nosotros [en el frente paramilitar] y Diego Cadena se entera de mí por él. Cadena ha dicho que supo de mí por un interno del patio, eso es falso. El problema entre mi patrón, Alberto Pipintá, y Samuel Arturo Sánchez Cañón viene de cuando Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra] iba a hablar de Mario Uribe por la masacre de Riosucio, desde ahí se desprende eso. Yo le entregué todas las pruebas a la Fiscalía, los recibos de los pagos, y supuestamente eso no es válido. Ahora Uribe está apelando para que no valgan los audios de lo que él hablaba con Cadena y de lo que yo hablé con Cadena.
[Al momento de publicarse esta entrevista el Tribunal Penal Superior de Bogotá ya había decretado que las interceptaciones entre Uribe y el abogado Diego Cadena obran como prueba dentro del juicio].
Pero están las pruebas, están los recibos de los pagos que le hicieron…
Tengo algunos, los originales los entregué a la Corte. Pero en la cárcel de Valledupar, durante un operativo de la guardia, me dañaron varias pruebas.
Cuando Diego Cadena dice que esos pagos se le hicieron para recargas de celular y “ayudas humanitarias”, ¿qué le responde?
Eso es falso., Tanto que en el juicio ponen al abogado Rodolfo Echeverry [de la oficina de Cadena] a decir que era para ayudas humanitarias. ¿Cómo iba a saber él, si era el simple estafeta? Además, Diego Cadena ha sido un abogado arreglista, penalista no es, no sabe. En los juicios lo vuelven nada. El socio, Juan José Salazar, dice que yo los estaba extorsionando. Si ellos son unos abogados tan prestigiosos, ¿por qué no me demandaron por eso?
Si usted los estaba extorsionando, ¿por qué fueron ellos quienes lo buscaron?
Exacto. No supieron ni hacer bien las cosas. El que les ayudó a cuadrar las cosas fue Samuel Arturo Sánchez Cañón, que vino como a los ocho días con cinco millones de pesos, y dijo: “haga la carta [en favor de Uribe] a puño y letra suya”. Yo la hice, con Samuel nos sentamos y él me dictó. Hubo otra que hice con Juan José Salazar, acá al lado de la guardia, ahí estaba esa cámara de seguridad y supuestamente estaba dañada .
¿En qué momento usted decide contarle todo esto a la Corte? Dicen que es por que Daniel Coronel filtró una interceptación de Cadena hablando sobre usted
Me doy cuenta de lo de Daniel Coronel por una revista Semana que tenía un compañero en el patio de la cárcel. Me dice: “mirá huevón, están hablando de vos”. Voy leyendo sobre un negocio con unos fusiles, y me asusté. Cuando eso, Cadena no me había dicho que comprara ese celular que chuzaron. Lo llamé del teléfono del patio y le dije: “Diego, fijate qué es eso de Coronel que hay por ahí”. Me dijo: “no se preocupe, Carlos”. Pero a mí me empezó la duda. Alegamos. Le dije: “hoy somos amigos, mañana somos enemigos”. En ese momento decidí decir toda la verdad.
¿Ellos le incumplieron con los pagos?
Si. Le voy a decir una cosa, y le voy a ser sincero: si yo recibo toda la plata, me hubiera tocado comerme todo sólo. Por eso yo le dije a Cadena: “entre bandidos nos vamos a entender”. Mire lo que pasó con la mujer de Juan Guillermo Monsalve. Me llamó Eurídice Cortés alias “Diana”, que fue la política del frente paramilitar de nosotros, y me dijo: “le dieron bala a la mujer de Monsalve y eso está maluco”. Le pregunté por eso a Juan José Salazar y él me dijo: “nosotros sabemos”, pero esas interceptaciones nunca las sacaron.
¿Me está diciendo que el socio de Cadena, Juan José Salazar, sabía sobre un atentado a Deyanira Gómez, la esposa del testigo Monsalve, y que se lo contó a usted?
Si, eso estaba en un WhatsApp. Se lo reporté a alias “Diana”. Estaba en el celular de mi primo , él que está en España. Le mandé a él todos los audios de Cadena y de Juan José Salazar. Le dije: “primo, guárdeme esto”, porque desde ahí les cogí desconfianza. Él primo mío mandó ese celular para que lo abrieran y supuestamente se dañó. No sé qué pasó con ese celular.
Su primo es Ricardo Diosa, ¿Qué pasó con él?
Él se tuvo que ir para España. Hasta ahora no le han dado ni asilo, ni nada de eso. Yo he sido bandido, pero mi familia no, como quiso hacer ver el abogado que defiende a Cadena, Iván Cancino.
¿Cuánta plata alcanzó a recibir de los 200 millones que le prometieron?
Cuarenta millones de pesos, más o menos. Eso consta en los recibos. La Fiscalía tiene las pruebas. La plata se la consignaron a varias personas.
¿Usted nunca habló con Uribe?
No, yo con Uribe no hablé. Tampoco hablé con Iván Cepeda ni con Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra] en La Picota. Eso que dicen que estuve con ellos es falso.
A pesar de las pruebas y de que Cadena no niega la mayoría de hechos, algunos políticos y periodistas han tratado de restarle credibilidad, asegurando que usted es un mentiroso porque antes se ha retractado en otros procesos judiciales. ¿Qué les responde?
Yo nunca he sido condenado por falso testimonio. Samuel Arturo Sánchez Cañón siempre ha querido manipularme. Que me digan cuándo he sido condenado por falso testimonio. Dicen que he mentido antes, ¿pero cuál antes? En todo lo que dije de la masacre de Riosucio, saqué a Uribe, pero por orden de Alberto Pipintá. Êl lo confirmó ante el magistrado César Reyes.
¿Tuvo que ver el abogado Sánchez Cañón en esas retractaciones? ¿Le pidió cambiar versiones ?
Si, claro. Él estuvo en el juicio de Dixon Tapasco, el hijo de Ferney Tapasco. Samuel iba entrando y yo lo señalé. Ellos se quemaron por la muerte del periodista Orlando Sierra, de La Patria de Manizales, y decían que no tenían que ver nada, pero sí tenían que ver. Yo le dije a Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra] que iba a decir las cosas como son, para salirnos de todos estos problemas. Yo estuve en Justicia y Paz y después ya no salí en la lista. Tengo una carta que el abogado Samuel quería que yo firmara, pero se la envié al Fiscal Especializado de Manizales como prueba, ahí lo desacreditaron. Una vez vino a amenazarme aquí y le dije que la próxima vez que me amenazara se llevaría una sorpresa.
¿El abogado Sánchez Cañón lo amenazó? ¿Cómo fue?
Dizque con Don Berna. Yo nunca he hablado con ese señor Don Berna, ni lo conozco. Le dije: “no me venga aquí a huevonear”. Ahí se quedó un tiempo sin venir. Cuando revienta lo de Cadena y Uribe, vuelve. Todo se da es por Samuel, Cadena de mí no sabía nada. Yo fui la mano derecha de Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra]. Hay cosas que Jonatán [César Fabio Mejía], el jefe militar, nunca supo pero yo sí. Por ejemplo, sobre Luis Carlos Restrepo, que hablaba tanta pendejada de uno, y nosotros lo estuvimos escoltando en una finca de un narco, Alberto Pipintá lo puede decir.
Me habla de Luis Carlos Restrepo, excomisionado de paz de Uribe hoy prófugo, ¿Qué narco y qué finca eran?
Ese señor ya estuvo extraditado. Fue en una finca para los lados de Arma, corregimiento de Aguadas (Caldas). Allá estuvo relajado ocho días, pero eso sí no lo cuenta. O cuando para la primera elección de Álvaro Uribe se recogió esa plata en La Pintada (Antioquia), que él montó a caballo y después se fue para Valparaíso.
¿Quién montó a caballo?
Uribe, ahí en La Pintada.
¿Y ustedes lo escoltaban?
Pues claro. Él dice que ahí no había bandidos. ¿Cómo que no habíamos bandidos? Ahí estaba Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra], estaba Darley Guzmán alias “Jopra”, que dice que con ese señor no se quiere meter. Nosotros éramos el anillo de seguridad. Alberto Pipintá puede dar fe de eso. Él estuvo más adentro, yo estaba afuera en los anillos de seguridad. Lo protegimos [a Uribe], porque usted sabe que esa ha sido zona de milicianos.
¿Le pusieron plata también para la campaña?
Si. Eso lo puede decir [Hernando] Montes, que era un ganadero de Fedegán. Le decían “El Gamín”. Era un ganadero muy prestigioso. Él estuvo condenado por concierto para delinquir.
Este año tiene que definirse la suerte de Álvaro Uribe en juicio. Parece que los tiempos no dan y el caso va a prescribir. Usted, que es uno de los testigos clave, ¿qué expectativas tiene?
Digo que fiscal ha habido, porque el doctor Daniel Hernández es un buen fiscal para mi concepto. Digo que los colombianos no tienen memoria. Mire todo lo que ha hecho Uribe. Es el papá de nosotros, es el papá de las Autodefensas. Siempre llevará ese sambenito. Uribe se tiene que desmovilizar en la JEP. Tuvo que ver en todas estas cosas. Así como nos mandaron a hacer todas estas cosas, ¿por qué no pagan? En Justicia y Paz a nosotros no nos aceptaron, sin embargo, uno dice toda la verdad y acá estamos. Llevo veinte años preso, los cumplí el 14 de enero. Dicen que nosotros tenemos una pirámide de falsos testigos y extorsionadores. Díganme, ¿yo a quién he llamado?
¿Lo han presionado o amenazado por hablar en contra de políticos?
En la cárcel de La Dorada me hicieron dos atentados y en la de Valledupar también, por culpa de la dirección de la cárcel que me hizo un traslado sin autorización de la Corte. Nos llegaron unos panfletos de amenazas, a mi ex mujer y a mí, acá en la cárcel.
¿Le llegó hasta acá el panfleto? ¿Qué decía esa amenaza?
Sí señor. Eso está en la oficina jurídica y lo tiene el fiscal Daniel Hernández. Decía que me quedara calladito, hablaba de mi hijo. Por eso me fui frenando. Cuando me metieron a Valledupar, le mostré el acta de seguridad al teniente Iván Varón, y me dijo que no, que yo iba para el patio número dos. Yo iba trasladado con alias “Pipe Tuluá” [jefe de la banda La Inmaculada], para una parte que tiene seguridad especial, pero me echaron para el patio de las ratas. Habíamos poquitos paracos ahí. Nos hacían comer donde botan la basura. Tengo que agradecerle mucho a “Pipe Tuluá”, porque ese muchacho me colaboró mucho para que no me mataran. A él también le hicieron un atentado a los días, que casi lo matan, fueron los mismos que querían hacerme el atentado a mí.
Entonces usted cree que hay alguna fuerza que quiere silenciarlo…
Claro, porque ¿Diego Cadena qué tiene que estar haciendo en la cárcel de Valledupar días antes de mi traslado, hablando con Darley Guzmán alias “Jopra”?. Ahí hay fotos de todas las evidencias que me dañaron [en la cárcel de Valledupar]. Yo tenía una agenda de color café, allá me la dañaron. En la cárcel de la Tramacúa no hay agua, pero la celda mía supuestamente se inundó y se dañaron los recibos de los pagos y consignaciones [que había hecho Cadena]. Unos se dañaron, otros se los pasé a la Corte, pero a mí me dañaron muchas pruebas. Ahí es en donde yo les hablo la verdad, yo les muestro los recibos, el magistrado me pregunta que si yo tengo recibos y yo los saco de la agenda y ellos les toman fotos.
Esa es la prueba reina que ni Cadena, ni Uribe han podido negar…
Y fuera de eso faltan los audios, ahí falta mucha cosa que se perdió. Yo tengo el IMEI del celular mío, dónde lo compraron, todo eso. Ese celular, si lo destapan, tiene más cosas que un verraco, tiene mucha prueba, tiene todos los alegatos de Diego Cadena conmigo.
¿Quién lo quiere silenciar?
La pregunta del millón. Blanco es… ¡Uribe! Y que no vayan a decir que no. Mire cómo mataron a Carlos Enrique Areiza en Medellín. ¿Por qué lo mataron? ¿Por qué la justicia le dio dizque para protegerlo un chalequito y un celular y si tenía problemas que llamara? ¿Por qué no le dan esa misma protección a Uribe?
¿Teme por su vida?
En las cárceles sí. Mire todo lo que he pasado: Valledupar, Dorada, donde me hicieron dos atentados. Aquí en Palmira sí he estado seguro. En la calle, ya veré si me dejo matar, pero aquí tiene que cuidarse uno. Mire lo que le estaban haciendo a Monsalve, lo estaban envenenando y dizque era un infarto. En pocas palabras: nosotros le tocamos las huevas al diablo. Uribe es un hombre con poder, es rico y tiene de amigos a los bandidos que él quiera. No necesita mancharse las manos de sangre, sólo necesita alzar el dedo y decir: ese. ¿Cuántos testigos no han matado? Los únicos que faltamos somos Mancuso, Pablo Hernán Sierra, Juan Guillermo Monsalve, y aquí el último que soy yo. Somos cuatro. ¿Cuántos más no han muerto? Ernesto Báez [Iván Roberto Duque, jefe político de las AUC] como que iba a hablar y se murió dizque de un infarto. Eso no me lo creo. Es mi familia, mi hijo, mi primo, mi mamá los que me preocupan.
¿La justicia se ensañó contra ustedes en este proceso?
¿Qué más que ese fiscal de bolsillo que había [Francisco Barbosa]? Ahora analizo que no soy de izquierda, ni de derecha, me metí a una guerra absurda. Nosotros peleando y haciendo ricos a otros, pero pagando las consecuencias. Petro es un gran presidente, pero no lo dejan gobernar. Todo lo malo es Petro. Ahora que veo noticias, Uribe ya salió a ser como la Virgen María por el problema de los migrantes.. Pero no miran el pasado de Uribe: el papá fue narco.
Hábleme de su vida ¿Quién es Carlos Enrique Vélez Ramírez?
Pertenecí a las Autodefensas Unidas de Colombia. Estuve en varios frentes: en el Bloque Calima, en el Bloque Metro y en el Bloque Caldas, ahí me capturaron.
¿Cómo era usted antes de entrar a las Autodefensas?
Yo era un campesino, mi familia tenía finca por el Doncello, en Caquetá. En 1986 me fui a pagar servicio militar, parte de mis hermanos también pertenecieron a la Policía. Por eso empezaron los problemas con la guerrilla y nos tocó abrirnos de allá. De Rionegro, en El Doncello, para adentro, todo lo manejaba la guerrilla y nos tocó irnos de esos lados. Sabían que yo era militar y que el otro hermano era sargento de la Policía.
Después entré a las Autodefensas, primero al Bloque Metro, por la zona de Yarumal, Carmen del Viboral, después abren el Bloque Calima y nos trasladan con El Cura [Elkin Casarrubias, hoy uno de los jefes del Clan del Golfo], con HH [Hebert Veloza]. En ese tiempo yo no tenía rango ahí, yo era un patrullero. Del Calima salí trasladado para el Bloque Caldas, apenas estaba surgiendo ese frente que todavía no se llamaba Cacique Pipintá, tenía dos contraguerrillas: Las Cobras y Las Águilas.
Recuerdo que usted fue de las Cobras…
Sí, pero el comandante de nosotros era Norberto. A él lo mataron en un enfrentamiento con la Policía, en un retén de Salamina (Caldas). Entonces me dieron el mando de esa contraguerrilla. Tuve varios combates con la guerrilla, capturé a varios guerrilleros y fui ascendiendo hasta que me dieron la zona occidental de Caldas: empezaba en La Felisa, Marmato, Supía, Riosucio, San Lorenzo, Bonafont, hasta Irrá (Risaralda). Mi comandante era Alberto Pipintá (Pablo Hernán Sierra). Con el poder que me van dando ya sucede la masacre de Riosucio, donde matamos a Gabriel Ángel Cartagena.
Quería preguntarle por ese hecho, muy doloroso para el movimiento indígena de Riosucio, ¿Por qué ocurrió la masacre? ¿Cómo mataron a Cartagena cuando era candidato a la alcaldía?
Lo que pasó con Cartagena es lo siguiente. Había un comandante en ese tiempo que era ´”Paco”, el nombre de él era Fabio Flores. Creo que fue sargento retirado de la Policía. Yo manejaba la parte de Supía, la parte urbana, Paco manejaba Riosucio. Entonces el jefe, Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra], ordenó una reunión con Gabriel Ángel Cartagena. Se hizo en una escuelita cerca al corregimiento de Sipirra. Paco me dijo que lo acompañara, yo fui con uno de mis muchachos. Se hizo la reunión y había un cabildante del resguardo indígena de San Lorenzo, un indio que era como zarquito, estaba filmando lo que hablábamos con Gabriel Ángel Cartagena. A mi se me hizo rara la cosa, pero Paco dejó filmar y yo sólo estaba acompañando la seguridad. Luego, en una reunión con Alberto Pipintá, él nos jaló las orejas: ¿cómo nos dejábamos filmar? Le aclaré a Alberto que sí le dije a Paco que nos estaban filmando, pero él lo permitió. Lo que pasó en esa reunión es que el apoyo [de los paramilitares] no era para Gabriel Ángel Cartagena sino para Jorge Arcadio Villada.
¿Villada es el que fue candidato a la alcaldía?
Él era del uribismo en ese tiempo. La chapa que le teníamos a él era “Diego” o “El Loco”. Ahí entra Julieth Vinasco, la secretaria del cabildo indígena. Ella a veces habla de que le secuestramos un hijo, pero se inventó una película, porque las cosas no fueron así. Ella colaboró para nosotros para poder matar a Cartagena. Le hicimos varios intentos, cuando lo estaba escoltando el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). El patrón y Ernesto Báez preguntaban: “¿Cuándo es pues?” Nos apretaban para hacer rápido ese trabajo. Yo les decía que él tenía seguridad, tenía a los del DAS. Entonces quitaron la seguridad del DAS y él quedó con la Guardia Indígena, cuando se fue de cierre de campaña para Supía. Fue ahí en una parte que se llama La Herradura…
Queda en una curva de la carretera…
Exacto. Usted puede ser muy piloto, pero ahí tiene que bajar la velocidad. En ese sitio salía mucho la guerrilla a hacer retenes. Yo armé todo de cómo se iba a hacer el operativo para matar a Cartagena, puse a los muchachos míos a hacer la emboscada, ahí se dio de baja a Cartagena y quedó uno vivo, a él le mandé a pedir perdón cuando la ley de Justicia y Paz, que no sirvió para nada. Después me llevaron a Riosucio para hablar con el hijo de Cartagena.
¿Quién dio la orden de matar a Gabriel Ángel Cartagena?
Yo vengo a saber todo porque hice el operativo. A Jonatan, el jefe militar de Alberto Pipintá lo meten en esa masacre y él no tiene que ver nada, yo lo dije en juicio, él no sabía cómo se preparó todo, ni cómo eran las cosas. Nosotros hablábamos con Jorge Arcadio Villada, con el sargento [Arturo] Osorio, con Alberto Pipintá y mi persona.
La versión que hay es que los paramilitares atacaron al movimiento indígena porque lo consideraban “amigo” de las FARC, cercano a la guerrilla. ¿Cuál es el papel del exsenador Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe, en esos y otros crímenes que se cometieron en Caldas? ¿Él daba alguna indicación?
Con Mario Uribe se hablaba en Medellín. El jefe mío, Alberto Pipintá [Pablo Hernán Sierra], hablaba con él. La masacre de Riosucio es por parte del uribismo, fue una reunión y Pablo Hernán más que nadie puede decir que es verdad. Él me dio la orden de matar esa gente, nunca lo ha negado y lo dijo ante la Corte Suprema, como lo dije yo. Lo que pasa es que los abogados de Uribe, cuando uno menciona la masacre, dicen que estamos hablando de manipulación de testigos, no de masacres. Se hacen los pendejos. A mí me querían coger de taquito [los abogados de Uribe] diciendo que yo nunca fui paramilitar, ¿entonces qué estoy haciendo aquí en esta cárcel?
¿Hay algún mensaje que quiera enviarle al país y a sus víctimas?
Yo le pido mucho perdón al pueblo colombiano. De corazón le pido perdón. A la familia de Gabriel Ángel Cartagena, por lo que pasó. Yo simplemente era un militar, cumplía órdenes, no tenía entendimiento de política, sólo entiendo ahora que veo todas estas cosas. Yo les pido perdón. Con pedir perdón nadie vuelve a la vida, pero aunque sea de corazón, lo siento. Soy consciente de mis actos, pero que no los tenga que pagar mi familia. Han querido humillarla, más que todo a mí hijo. Mi hijo es algo sagrado para mí. Mi primo es como un hermano. Yo ya viví lo que tenía que vivir. Morirme acá en Colombia o en cualquier parte me da lo mismo, pero espero que la justicia en verdad valore las pruebas y todo lo que ha pasado. Así como nosotros fuimos conscientes al pagar las cosas, que las paguen también los que tuvieron que ver: Álvaro Uribe, Mario Uribe, Santiago Uribe.