Médicos Sin Fronteras (MSF) ha sido testigo de la escalada de violencia en la Franja de Gaza y ha visto de cerca las consecuencias humanas que aumentan con el paso de los días. Esta situación debe parar. Ahora. Especial de la directora de MSF en Colombia para Revista RAYA.
Por: Nancy Guerrero Castillo, directora institucional de Médicos Sin Fronteras en Colombia
Han sido días inhumanos. En la Franja de Gaza se vive una auténtica catástrofe. Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja allí y en Cisjordania desde 1989 y esta crisis de 2023 es, sin duda, uno de los peores escenarios a los que nos hemos enfrentado.
Los hospitales se están quedando sin combustible y sin electricidad; faltan medicamentos y suministros médicos en todos los hospitales de Gaza. Es más, en el hospital de Al Shifa, el principal centro quirúrgico de la Franja, los miembros de MSF que todavía siguen trabajando nos alertaron sobre la escasez de analgésicos. Muchos pacientes están gravemente heridos y no pueden aliviar su dolor.
Así nos contaba la situación Loay Harb, enfermero de MSF en Gaza: “En este momento, no tenemos agua potable; la que sí tenemos está contaminada y no es seguro tomarla. Ni siquiera tenemos bombas para subir el agua de los pozos. Nuestras familias están atravesando un momento complicadísimo también. No hay lugar seguro entre los bombardeos. Nuestras familias e hijos están siendo desplazados de norte a sur y del sur a cualquier otro lugar. No tenemos un lugar seguro para quedarnos”.
Las cifras a nivel general son dolorosas: hasta el 17 de octubre, el número de palestinos asesinados ascendía a 3.000 y el número de heridos a 12.500. Por otro lado, de acuerdo con OCHA, al menos 1.300 personas han sido asesinadas en Israel y 4.229 han resultado heridas en medio de esta escalada de violencia.
Detrás de cada cifra hay un dolor profundo. Hablamos de miles de personas y de familias que hoy están sufriendo. En MSF, nuestras acciones están encaminadas a aliviar el sufrimiento de los más vulnerables. Hoy nos lamentamos por no poder llegar a quienes más nos necesitan por la inseguridad y las barreras que se erigen cada día. Vemos con dolor que incluso no se respete la Convención de Ginebra y que los civiles estén siendo objeto de todo tipo de agresiones.
Se intensifica el dolor
En los primeros días de del presente conflicto, MSF gestionaba una clínica independiente y prestaba apoyo a los hospitales de Al-Awda, Nasser e Indonesia en Gaza. A raíz de la escalada de violencia, MSF reabrió un quirófano operativo en Al-Shifa el 10 de octubre para atender a pacientes con quemaduras y traumatismos. A su vez, nuestros equipos en Yenín, Hebrón y Nablús (Cisjordania) comenzaron a evaluar las necesidades médicas que comenzaban a presentarse en estos lugares.
La situación fue empeorando. El 13 de octubre, más de un millón de habitantes del norte de Gaza recibieron un aviso de Israel para que huyeran hacia el sur en menos de 24 horas. En la noche de ese día, Israel le dio al hospital Al Awda solo dos horas para evacuar. Tras pasar horas de la noche en la calle con las bombas cayendo cerca, pacientes y médicos lograron desplazarse. Un escenario desesperanzador. Ese mismo día, MSF se vio obligado a evacuar al personal médico internacional al sur de Gaza, lo que ha dificultado enormemente llevar a cabo la coordinación de las operaciones humanitarias con las garantías mínimas de seguridad.
La orden a casi 1,1 millones de personas de trasladarse en pocas horas a un territorio ya superpoblado con acceso precario a alimentos, agua y atención sanitaria ha sido tan absurda como intolerable. Nuestros equipos están siendo testigos de que el agua potable es cada vez más escasa en el sur de la Franja de Gaza y la dificultad para obtenerla aumenta la angustia de la población. Solamente póngase en los zapatos de una persona afectada: tomar agua que no es potable, no tener acceso a electricidad ni a comida y tampoco contar con lugares seguros para resguardase. No puede ser posible que el futuro más probable para un habitante de la Franja de Gaza sea morir bajo un bombardeo.
Rescatar la humanidad
Hemos atendido a pacientes en la Franja desde hace muchos años. Estas personas que hoy sufren, que están muriendo, son de carne y hueso, con sueños, anhelos, heridas… Es desde esa perspectiva desde donde Médicos Sin Fronteras, como organización médico-humanitaria, alza la voz y señala las afectaciones que está padeciendo la población civil. El panorama en la Franja de Gaza da cuenta de una tragedia humana.
Las personas, si se quedan en donde están, probablemente serán objeto de ataques mortales; si se desplazan a otra zona de la Franja, lo más seguro es que no encuentren alimentos, agua, medicamentos y que tengan un sinfín de restricciones para moverse, para vivir. Y nosotros, como organización médico-humanitaria, cuyo mandato es salvar vidas y restaurar la dignidad, sentimos impotencia porque no encontramos las condiciones mínimas para aliviar el sufrimiento.
A pesar de tantas guerras hay lecciones que, como humanidad, aún necesitamos aprender. Es por eso por lo que nuestro llamado busca rescatar los principios de humanidad y pedimos que nos permitan a atender a nuestros pacientes sin distinción de ideología, política o religión. Nos horroriza la brutal matanza masiva de civiles perpetradas por Hamás, así como los ataques contra Gaza llevados a cabo por Israel. Pedimos que esta catástrofe se detenga.