El presidente Gustavo Petro lidera la cumbre China-CELAC en Beijing. Tras su arribo a China, Petro habló de los objetivos del encuentro: propuestas de integración energética y tecnológica para América Latina. La reunión marca un giro estratégico en medio de la ofensiva arancelaria de Estados Unidos y refuerza los lazos de la región con el gigante asiático.
Por: Redacción RAYA
Son días importantes para los puentes que comunican a China con América Latina. Representantes de Cuba, Uruguay, Perú, y los mandatarios de Brasil, Chile y Colombia viajaron a Beijing y se reúnen con altos funcionarios del gigante asiático en el marco de la cuarta reunión ministerial del Foro China-CELAC (la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).
Un especial protagonismo tiene el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien fue elegido en Honduras hace casi un mes, como el presidente pro tempore de ese organismo integrador llamado CELAC. El objetivo: fortalecer una asociación estratégica con China en tiempos de la ofensiva arancelaria de Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump.
En este contexto, se han despertado temores en los sectores gremiales tradicionales de Colombia, que aún ven a China como una amenaza y temen una retaliación por parte de Washington. Pero más allá de los temores, ¿qué es la CELAC y qué propone el presidente Petro en este viaje?
El profesor Sergio Rodríguez Gelfenstein, analista de geopolítica internacional e investigador invitado del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Shanghai, aclara que la CELAC no es una organización internacional: "Es un mecanismo de consenso; por eso hay un presidente pro tempore y no una Secretaría General".
Este mecanismo se ha convertido en una plataforma clave para construir el puente con China, en un momento en que América Latina —según Rodríguez Gelfenstein— es una de las regiones más atrasadas, fragmentadas y con menor capacidad de actuar como bloque para tener peso geopolítico ante la reconfiguración del orden global.
“América Latina no existe como actor. Lo más avanzado que tenemos es la CELAC", explica Rodíguez Gelfenstein, y agrega: "Somos el continente más atrasado del planeta en materia de política e integración. En África hay 15 guerras en este momento y, sin embargo, existe la Unión Africana: se reúnen, negocian, hacen acuerdos, se ponen de acuerdo en intereses comunes. En Europa existe la Unión Europea"
"Hemos logrado tener tres presidentes: Andrés Manuel López Obrador, Xiomara Castro y Gustavo Petro, lo que nos ha garantizado al menos tres años de continuidad en determinadas políticas", describe Rodríguez Gelfenstein.
La CELAC agrupa a los 33 países de América Latina y el Caribe. Sus raíces se remontan a dos foros: el Grupo de Río, creado en 1986 como mecanismo de concertación política; y la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (CALC), iniciada en 2008. Ambos espacios surgieron como alternativas a la Organización de Estados Americanos (OEA) —que incluye a Estados Unidos y Canadá—.
El 23 de febrero de 2010, en Playa del Carmen (México), fue fundada oficialmente la CELAC. Eran otros tiempos: América Latina vivía una ola de gobiernos progresistas y soberanistas que incluso atrajo a administraciones de derecha, como la del Partido Colorado en Paraguay. La constitución definitiva del organismo se concretó en 2011 en Venezuela, durante la Cumbre de Caracas, impulsada por el entonces presidente Hugo Chávez.
Desde su creación, la Celac se consolidó como un foro de diálogo político, integración y concertación regional. Con los años, llegó a convertirse en el principal interlocutor regional de América Latina ante bloques ya establecidos, como la Unión Europea o China.
"El presidente Petro fue muy inteligente porque en Tegucigalpa convocó a una reunión bilateral con el presidente uruguayo, quien será el próximo presidente pro tempore de la CELAC. De alguna manera está diciendo: 'Estamos desarrollando políticas que tendrán continuidad'", explica Rodríguez Gelfenstein.
¿Cuál es el plan que le propondrá Petro a Xi Jinping?
De manera que el Presidente Petro presentará proyectos a China en representación del bloque latinoamericano. Estos han sido acordados previamente y giran en torno a: energías limpias, innovación y un esfuerzo por reconstruir el multilateralismo.
Según la Oficina de Presidencia, el mandatario colombiano lleva propuestas para que la región se vuelva proveedor de energías limpias, así como en un polo de desarrollo en infraestructura tecnólogica: “Seríamos el gran corazón del mundo, de la tecnología del siglo XXI y de la inteligencia artificial”, afirmó en un comunicado desde Shanghai.
"Nosotros tenemos recursos para evitar apagones. Lo que planteaba el punto número uno de la propuesta del presidente Petro es precisamente eso: una red integrada de electricidad para toda América Latina. Tenemos todas las condiciones: petróleo, gas y grandes obras hidroeléctricas", amplía Rodríguez Gelfenstein, quien además habla de la relevancia que han adquirido los acuerdos China-CELAC. “Hay un factor simbólico que es muy interesante de cara al futuro, que es el hecho de que China siga considerando CELAC como el referente latinoamericano con el que hay que negociar”.
Históricamente, la relación geopolítica y comercial de Colombia ha estado orientada hacia Estados Unidos, lo que ha generado un alto grado de dependencia y vulnerabilidad frente a su política comercial. Hoy, con decisiones arancelarias y un enfoque proteccionista aún vigente desde el gobierno de Donald Trump —como la imposición de aranceles del 25% al acero latinoamericano o el endurecimiento de requisitos fitosanitarios para productos agrícolas—, se hace necesario pensar en la diversificación hacia otros mercados.
Esa dependencia ha tenido costos. Por ejemplo, más del 30% de las exportaciones colombianas tienen como destino Estados Unidos, concentrándose en sectores poco diversificados como petróleo y carbón. Cuando el mercado estadounidense se cierra o endurece sus condiciones, se afecta directamente la economía colombiana.
Es cierto que la orientación hacia China no está exenta de riesgos, como el endeudamiento atado a proyectos de infraestructura o la posible dependencia tecnológica. Sin embargo, es innegable que el futuro económico global será cada vez más dominado por China, que ya es la segunda economía del mundo, el mayor socio comercial de Brasil, Chile y Perú, y el principal destino de exportaciones latinoamericanas de cobre, litio y soya.
Así como hace un siglo Colombia ató su destino al imperio creciente de entonces —Estados Unidos—, hoy resulta estratégico alinear su desarrollo con la nueva potencia emergente. La clave está en aprender de los errores del pasado: no repetir acuerdos desequilibrados, asegurar transferencias de conocimiento, y no depender de un solo socio.
Desde luego, el hecho de que Estados Unidos no esté en la mesa ha generado críticas de sectores gremiales preocupados por la reacción del presidente Donald Trump. Esas críticas apuntan también a la decisión del mandatario colombiano de integrar su país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda (BRI, por sus siglas en inglés). Se trata de un proyecto económico y geopolítico que lanzó el presidente chino Xi Jinping en 2013, que ha creado redes globales de comercio, infraestructura y cooperación.
Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, avirtió que Colombia “jugaba con fuego” al acercarse a China, y se preguntó cuál era el beneficio para la población colombiana de firmar este acuerdo.
https://x.com/BruceMacMaster/status/1921977084949197008
El temor de los gremios colombianos ha venido manifestándose desde que el gobierno de Gustavo Petro publicó su interés, además, de ser parte del bloque de los BRICS. El país presentó formalmente su solicitud de ingreso, en primera medida, al Banco de Desarrollo de ese bloque y cuenta con el apoyo de Brasil, como socio fundador.
Más allá de las preocupaciones de sectores tradicionalmente cercanos a Washington o que han tenido relaciones comerciales exclusivas con ese país, la puerta que se abre en Beijing es vista como una oportunidad para la región. “El presidente Xi Jinping ofreció 100 000 millones de dólares en 10 años a partir del 2020 al 2030 para desarrollar proyectos latinoamericanos y no somos capaces de ofrecer proyectos, porque no nos ponemos de acuerdo. Eso no es culpa de los chinos, es culpa de nosotros”, concluye Rodríguez Gelfenstein.
La reunión entre los mandatarios latinoamericanos contó con la presencia del presidente Xi Jinping y se celebró hoy, martes 13 de mayo, en Beijing. Entre varios anuncios, el gobierno chino se comprometió con cinco programas de cooperación para América Latina, abordando temas variados para promover el multilateralismo y el desarrollo —como inteligencia artificial, infraestructura y energía—, así como apoyos a los intercambios culturales y al fortalecimiento de la formación policial, entre otros. Se espera que concluya con un plan de acción en inversiones para los próximos dos años.
Además, el presidente Xi Jinping, en el marco del evento, criticó el acoso y las “actitudes de hegemonía”, en referencia a Estados Unidos. También se comprometió con créditos por 9.200 millones de dólares y agregó: “Enfrentados a la corriente de confrontación geopolítica y de bloques, al auge del unilateralismo y del proteccionismo, China desea unir fuerzas con América Latina”.