La importancia de la isla Gorgona para las ballenas jorobadas y la gravedad de construir un muelle en esta isla del Pacifico.
Por: Alexandra Samper
Ballenas junto a la isla Gorgona (colección personal)
Un cuento desolador
Cuéntase que, en las épocas antiguas, hace muchos miles de años, casi 40 millones, hubo en la mar salada pacífica una reunión importantísima con todos los cetáceos de la región. Esta amable tertulia se complicó porque empezaron las discusiones y allí se formó el zaperoco, algunos aleteaban dando saltos en el aire, otros en espiral chapoteaban formando gran espumadera. Pero, he aquí que las yubartas, las más ecuánimes, enormes y lentas ballenas, decidieron montar rancho aparte para analizar sus problemas personales.
Ellas, que habían vivido por eternidades en este océano Pacífico, estaban ya muy preocupadas, andaban para arriba y para abajo buscando sitios seguros para reproducirse y salvaguardar la especie. Era básico encontrar un lugar donde el agua fuera propicia, lejos de las orcas que eran tan antipáticas y maltratadoras. Un lugar para criar a sus hijos durante sus primeros cuatro meses y enseñarles sus primeras piruetas mientras aun tomaban de esa leche materna tan nutritiva llena de deliciosa grasa, proteína y lactosa.
Entonces decidieron salir en todas direcciones cardinales, busque que te busque el idílico lugar.
Un día se oyó por el aire y por el mar un fuerte canto: “Thwwwwoooop”, que es el sonido que hacen las ballenas machos, o como diríamos hoy en día los ballenos, cuando están hablando entre ellos.
—Thwoooop, thwooooppp —bufaba un joven ballenato con llamado desesperado. Estaba citando a una reunión urgente. Después de algunos días se encontraron todas las ballenas del océano Pacífico en la línea central que divide el mundo en dos mitades. Un viejo pidió silencio para que el joven ballenato que citaba pudiera ser oído.
—Thwop —dijo suavemente con recato el muchacho y alzando la frente al cielo informó lo siguiente—. Thwwwooooppp —se aventuró a decir, ya con más entusiasmo y confianza. Todas las ballenas trataron de acercarse más al joven para oírlo mejor—. Les traigo una buena nueva, —gritó entusiasmado como con ladridos destemplados—. Encontré dos lugares en el Océano Pacifico propicios para proteger nuestra especie —al oír aquello todas se sobrecogieron emocionadas.
—Uno de los lugares queda en la costa Nayarit —interrumpió una ballenatica que estaba con él—, y el otro lugar es una isla divina que se llama isla Medusa, o algo así —titubeó.
—No se llama Medusa —aclaró la mayor y más sabia de todos—. Te refieres a la isla Gorgona.
—Sí, sí —dijo la ballenatica excitada—. La isla Gorgona tiene un mar único. Yo nadé en esas aguas puras llenas de minerales que bajan de los ríos que vienen de las selvas de la gran cordillera andina, llenando ese mar con sedimentos llenos de biodiversidad. Son las más propicias aguas para tener a nuestras crías, porque yo también algún día quiero ser mamá.
—Esta isla tiene, thwoop, una marea llamada marcooomedreral—dijo el ballenato, sonriendo orgulloso de sus conocimientos.
— No —interrumpió otra vez la vieja sabia—. No es marea maccooooremaral. Se llama macro mareal —corrigió al joven.
—Sí. Sí, eso. Que la marea es muy grande. Tiene la profundidad ideal para instruir a los niños. Allí las madres fácilmente les pueden enseñar todas las exhibiciones aéreas. Los saltos sobre la superficie, golpe sobre el agua con una o dos aletas pectorales, saltos verticales, acrobacias, aleteos, planchazos y panzazos que son los que más me gustan. La isla Gorgona es nuestro mejor futuro.
—Sí y está llena de cardúmenes de pecesitos chiquitos —dijo la pequeña—, y aunque en esas épocas nosotros ayunamos, nos fascina verlos pasar con sus lindos colores.
—Tenemos que decidir quiénes quieren ir al norte y quiénes al sur, seremos dos familias —dispuso la vieja yubarta.
Y he aquí que empezó la discusión porque, aunque ellas las jorobadas son tranquilas y pacíficas, les gusta discutir. Discutieron y discutieron hasta que pactaron un acuerdo de dividirse en dos bandos y poner una frontera invisible en el ecuador del mar, a la altura entre Panamá y Colombia. Un bando se pidió aparearse y parir en Nayarit y viajar al norte cuando es verano allá y la otra familia de ballenas decidió parir y aparearse en la isla de Gorgona y viajar al polo sur.
Y así, y de esta manera, se empezó a poblar el océano Pacífico de Yubartas jorobadas. Son nuestras ballenas colombianas. Pero los cuentos tienen su fin, y el fin de esta historia es desalentador y doloroso.
Hasta este diciembre del año 2022 vivirán tranquilas estas grandes ballenas en Gorgona y el año entrante no sabemos qué va a pasar con su procreación, parto y población. Su sala cuna va a ser invadida. Un gran muelle de dos cuadras de largo (180 metros) atracará enormes barcos sueltapetróleo y rápidas lanchas licuadoras que romperán su ruta milenaria. Darán vueltas alrededor de la isla exactamente por la ruta donde las ballenas nadan cuando están en su trabajo de parto y en donde nacen sus crías, atravesando el paso y desmembrándolo. Y de esta manera las ballenas yubarta quedarán a la deriva pues su conocimiento milenario les indica que sólo en la isla Gorgona deben perpetuar su especie.
Una entrevista petitoria
Construcción de Guardacostas, gráfica de divulgación del Colectivo Unidos por Gorgona, 2016
El 10 de enero de 2023 el Ejército Nacional, junto con asesoría y apoyo económico de los Estados Unidos, va a empezar a construir una base naval, llamada por ellos guardacostas o subestación de tercer nivel, en la isla Gorgona municipio de Guapi, departamento del Cauca.
Para enterarme de primera mano y saber más entrevisté a una persona a quien llamaré Francisco, que ha trabajado en los últimos años allá.
Francisco se toma un sorbo de agua y en tono pausado me cuenta.
—Yo he pasado la mayor parte de mi vida recorriendo Colombia fotografiando la vida silvestre —dice sentado frente a un bosque de palmas y orquídeas en su cabaña de guadua. Entrevisté a este joven ecologista porque lleva muchos años estudiando, fotografiando, filmando y siguiendo las ballenas de la costa pacífica colombiana—. Con mis fotos y filmaciones quiero despertar esa memoria profunda del equilibrio en la naturaleza —se para y mira por la ventana—. Conocí el narcotráfico, la tala de bosques, la contaminación y la minería que afecta a los seres humanos. Y vi claramente que no nos damos cuenta de esa afectación, o sí nos damos cuenta, pero no nos toca. Hoy en día sólo nos importa la inmediatez. Aunque sepamos que esa inmediatez nos va a llevar a unas consecuencias muy graves más adelante —me mira como escudriñándome.
—Chocó y Cauca, son unos de los lugares más transcendentales que tiene Colombia y el mundo. Es un lugar vital. Ahí mana con una fuerza arrolladora la vida. Es importantísimo para nuestras vidas, vivamos dónde y cómo vivamos, necesitamos de esos lugares para respirar. Los colombianos hemos sido privilegiados porque ahí en Gorgona es donde las ballenas han escogido para dar origen a la vida. Su migración es de más de 12 mil kilómetros, desde Colombia hasta la Antártida y después se regresan. Mas o menos en junio, julio empiezan a llegar las ballenas aquí a Colombia y se quedan casi hasta finales de noviembre. Vienen a parir y a aparearse aquí, hacen las dos cosas en la misma temporada. No se aparean en ningún otro lugar porque necesitan algo especial que sólo lo tiene el mar de Gorgona. En América la familia más grande de estas ballenas está en Gorgona.
Impacto ambiental de la base (Resolución 516 del 3 de marzo de 2002 de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales
—Ahora —recapacita Francisco con ceño fruncido—, poner una base naval es atentado criminal contra la humanidad. Se escudan diciendo que la necesitan para la guerra contra el narcotráfico, guerra que sabemos ya perdida y, sin embargo, quieren poner esa base a costa de destruir el gran tesoro que es Gorgona. ¿Y, por qué tanto interés de los gringos que están pagando todo, incluso el radar es escogido por ellos? Vaya uno a saber, tal vez porque este lugar tiene unas coordenadas geográficas muy especiales. Todo esto, dicen, para detener las lanchas que pasan con coca o marimba, para frenar la pesca ilegal.
—Pero en San Andrés hay una base naval enorme y sin embargo cada día hay más narcotráfico —lo interrumpo.
—Así es. Y también en Guapi frente a Gorgona hay una base naval grande con grandes barcos, lanchas rápidas y helicópteros muy veloces que pueden llegar a la isla en 20 minutos por agua o en 10 minutos por aire. Desde Guapi pueden detener cualquier narcotráfico en esa zona. Si no lo hacen, como en San Andrés, eso ya es problema de ellos.
Los gobiernos no nos pueden seguir diciendo que fue que en 2015 mataron a un policía y que por ahí pasa mucha lancha con droga, y que hay pesca fuera de control. Pues que controlen todo eso desde la base de Guapi que es para eso y queda tan solo a 28 kilómetros de distancia.
Base y muelle (Resolución 516 del 3 de marzo de 2002 de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales)
—Esta base tiene una cantidad de falencias, nunca hubo consulta previa con las comunidades cercanas, ni con la gente que está dentro de la isla. El 31 de diciembre de 2015, después de solo 28 días, muy rápidamente aprobaron la licencia para la construcción de la base. El lugar donde querían poner el muelle era tan agresivo para la vida marina (fraccionaba los corales dañando la vida submarina y rompiendo el arrecife más grande del Colombia) que entonces varios científicos lograron hacerla mover.
—Qué bueno que se hayan ajustado a las normas —digo yo ingenuamente.
—Sí, lo corrieron, pero sólo unos cuantos metros y quedó con casi las mismas consecuencias nefastas.
En un documento preparado por expertos con información privilegiada sobre el proyecto se especifica que “Dados los deficientes estudios de impacto ambiental en la zona, el muelle iba a ser construido a 40 m del arrecife de coral, un fragmento del arrecife que se ha venido recuperando satisfactoriamente y donde hoy en día se desarrolla el proyecto “Un millón de corales”. La construcción se trasladó frente a Patrulla Playa, hay dudas sobre el estudio de modelación oceanográfica, lo que genera dudas sobre la posible afectación al arrecife…”
Muelle de 180 metros (Resolución 516 del 3 de marzo de 2002 de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales
Los pilotes de inyección por vibración de 5 metros de largo van a deteriorar gran parte la vida que hay a su alrededor. Ese muelle no es tan pequeño como quieren hacer creer, es de dos cuadras de largo por dos y medio de ancho y termina en una “H” inmensa.
—En Cartagena no hay un muelle de esas dimensiones —dice Francisco—. Lo que pasa es que en el Pacífico colombiano hay algo muy peculiar en el cambio de las mareas, puede haber una diferencia de un kilómetro de diferencia entre la alta y la baja.
—La doctora Miranda, ex directora de Parques Nacionales Naturales, me dijo que es que ahí el mar es muy pandito —le digo.
—Pandito o no pandito, no importa, no se trata de eso. Un día vimos desde la playa a un pequeño ballenato saltando y saltando como a diez metros de la playa y saltaba feliz, pero siempre en el mismo sitio. Como yo tenía permiso de acercarme a ellas, corrí por las aletas y la cámara y me fui nadando. Él seguía saltando en el mismo lugar y no le importó que yo me le acercara y lo comencé a grabar. Y él salte, que salte, haciendo el sonido wop, wop, wop que sólo hacen entre madres y crías. De pronto la cámara enfocó hacia abajo y allá en la arena, justo debajo del saltarín, vi una gran ballena boca arriba dormida. Era la ballena mamá. Ella, o no se percató que yo estaba ahí, o se dio cuenta pero me consideró inofensivo y siguió durmiendo mientras el ballenato jugaba. Las ballenas jorobadas son muy amigables. Ahí mismo, donde tengo grabadas esas imágenes con el ballenato y la mamá, es justo donde van a poner el muelle. Lo más cercano a la isla es por donde nadan las ballenas recién paridas, o las que van a parir que se acercan mucho girando alrededor de la isla mientras hacen el trabajo de parto. Este muelle atraviesa rompiendo ese círculo.
Probablemente las ballenas no van a volver a Gorgona, ni los delfines, ni las tortugas, ni los pájaros anidarán allá. Es tan triste que da miedo.
—Otro día estando en la playa, se acercó a la isla un enorme barco como de guerra, atracó frente a la playa donde estábamos y del barco bajaron seis lanchas rápidas llenas de unos hombres que parecían venir de Marte. Vestidos como del ESMAD, pero armados hasta los dientes. Inmediatamente los de Parques Nacionales dijeron no tener idea de quiénes eran. Por ser una isla protegida todo el que llega debe de tener un permiso y PNN tiene que saber con antelación quién llega, a qué punto, cuantas personas, cuánto tiempo se queda y qué va a hacer en la isla. Imagino que estos serán los tipos de barcos que irán a la isla. De este barco con bandera colombiana nunca nadie supo nada.
Barco anclado frente a la playa (colección personal)
—Pero, Francisco, teniendo 1.300 kilómetros de costa pacífica, ¿no hay otro lugar donde poner esa base? —pregunto.
—Claro, la pueden poner en cualquier parte que quieran —contesta él.
El documento al que tuve acceso cita de la licencia modificada “...se evidencia que no hay afectación de ecosistemas naturales o seminaturales que requieran ser compensados, todas las intervenciones del proyecto se encuentran sobre áreas clasificadas como tejido urbano discontinuo y zonas arenosas”, entonces le pregunto. —Hablan de tejido urbano, entonces, ¿hay caseríos o un pequeño pueblo?
—No, nada urbano. La prisión se la comió el monte, pero a las diez cabañas donde vivían los vigilantes les hicieron acomodaciones y las están usando para turistas, científicos y estudiosos del lugar. Al principio Parques Nacionales estuvo muy metido en eso y sí se le dio muy buen manejo con respecto al agua, las basuras, las aguas residuales, todo lo que impacta en un ecosistema de una isla pequeña tan vulnerable como esta. Es que en la mitad del mar, cualquier cosa puede cambiar el hábitat.
—¿Y cuando dicen que no hay afectación por ser zonas arenosas?
—No es cierto porque las zonas arenosas son zonas de descanso de ballenas, corredor de tortugas marinas y hábitat de rayas, anguilas y otros.
Torre de 55 metros que llevará un radar y tanques de almacenamiento de 5.000 galones de combustible, localizado en Patrulla de Playa
(Documento preparado por expertos en manos de la Revista RAYA)
El informe de los expertos al que tuve acceso explica que el suministro de combustible del radar se realizará de forma manual. Será llevado por infantes de marina que lo transportarán a pie 960 metros, que es la distancia entre el radar y donde se almacena el combustible, una caneca de cinco galones todos los días desde la estación de guardacostas hasta el radar que está en el pico más alto de la isla. Transportar a mano cinco galones de gasolina todos los días sin que nunca se derrame una gota de gasolina por el camino es altamente improbable.
Obras del proyecto: bloque administrativo, bloque alojamiento
(Documento preparado por expertos en manos de la Revista RAYA)
Otra entrevista demandante
Le pregunté al exsenador Jorge Enrique Robledo por qué ni el presidente Petro, que dice ser tan ambientalista, ni sus ministros se han pronunciado contra la base que la Armada va a instalar en Gorgona.
—Es notorio que, en la práctica, Gustavo Petro y su ministra de Ambiente, Susana Muhamad, con su silencio están respaldando una muy dañina base militar, con radar gringo incluido, en un parque natural de gran importancia nacional y mundial. Convirtiéndose además en continuadores de las pésimas decisiones ambientales de Santos y Duque, los promotores de la agresión contra Gorgona. Y para empeorar su posición, esto sucede a pesar de que Petro, como presidente de la República y jefe supremo de las Fuerzas Armadas, tiene todo el poder legal para impedir que se ejecute ese proyecto contra la también llamada “isla ciencia”. Si algo tiene escandalizados a muchos colombianos son las muchas cercanías de Petro con las Fuerzas Armadas norteamericanas, incluido que se apresta a comprarles los aviones de guerra que intentó comprarles Duque, a pesar de que valen 5.300 millones de dólares, suma enorme que tanta falta le hace a Colombia para sus verdaderas necesidades.
Le digo a Robledo que el comandante del grupo de guardacostas del Pacífico dijo que “La armada ha hecho los estudios necesarios y los cambios requeridos para que el muelle tenga el menor impacto ambiental posible”.
Robledo responde en tono casi molesto, diciendo que lo que pasa es que los militares de la Armada –cumpliendo las órdenes del Presidente– no quieren aceptar que Gorgona es un Parque Natural que no debe ser maltratado de ninguna manera, luego no se trata de que el muelle cause “el menor impacto posible”, sino de que no debe causar ninguno, al igual que ocurre con las demás instalaciones militares que quieren construir.
Robledo explicó que en Gorgona hay dos problemas, el ambiental, que es evidente, salvo que no se antoje verlo, y el de la defensa de la soberanía nacional de Colombia, afectada por ese radar que es parte de las necesidades de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Verdad que demuestra que el ciento por ciento de los costos de todo lo que se construirá los pagará el gobierno norteamericano. Y frente a los dos asuntos es pusilánime la posición de Petro, de su gobierno y de sus dirigentes políticos, verdad que no tapa con su demagogia ambientalista contra los hidrocarburos sino que la desenmascara.
Un final acongojado
Esto ya no es un cuento infantil esto es una petición. ¿Por qué se van a construir edificios de dos pisos en Gorgona? ¿El supermuelle que van a construir lo pueden usar los colombianos rasos, los científicos y estudiosos o es sólo es de uso militar? ¿Por qué la base de Guapi no protege a Gorgona si queda sólo a diez minutos en helicóptero? ¿Para qué tipo de barcos está planeado ese muelle? ¿Tienen la plena seguridad de que no van a soltar una sola gota de petróleo? ¿Las lanchas son anti vibración para no matar los corales? Nosotros los colombianos no queremos que destruyan a Gorgona y si insisten en hacerlo, que al menos nos informen y contesten tantas preguntas que tenemos.