Las comunidades del Guaviare alertan sobre la expansión de las disidencias Farc de alias “Calarcá” en territorios que por años le pertenecieron a las disidencias al mando de “Iván Mordisco”. Las tropas de “Calarcá” se encuentran en negociaciones con el Estado y su cabecilla en el departamento, alias “Miller”, está liderando con total libertad el movimiento de guerrilleros, ataques a la fuerza pública y el amedrentamiento a la población civil.
Por: Juan Carlos Granados
Las comunidades del Guaviare vienen denunciando una reconfiguración territorial que se puso en marcha desde hace meses: tropas de Alexander Díaz Mendoza, alias “Calarcá”, comandante del Estado Mayor de Bloques y Frentes (EMBF) de las disidencias de las Farc grupo armado que se separó de las disidencias de alias “Iván Mordisco”, avanzan sobre zonas del Guaviare que eran controladas por estructuras de “Mordisco” desde que inició su expansión armada tras desertar del Acuerdo de Paz el 10 de junio de 2016.
Desde la firma del Acuerdo de Paz en 2016 el Guaviare se convirtió en un refugio para el Frente Primero de las disidencias de las Farc comandadas por “Iván Mordisco”. El primer atentado de este grupo ocurrió en agosto de 2016 en El Retorno, Guaviare, cuando detonaron una motobomba cerca a una institución educativa. Desde aquel momento comenzó el crecimiento de las tropas de las disidencias de “Mordisco” en el departamento y fue el único gran grupo armado en el territorio.
Sin embargo, a inicios del año pasado el presidente Petro anunció la expulsión de “Mordisco” de las negociaciones de paz debido a sus constantes asesinatos y violaciones de derechos humanos en el suroccidente del país, en especial en Cauca. Aun así, los diálogos continuaron tras la escisión que hubo en las tropas de “Iván Mordisco”, donde alias “Calarcá” se erigió como el comandante de las nuevas disidencias de las Farc. Desde entonces, el Guaviare es uno de los territorios donde ambos grupos hacen presencia.
El Bloque Jorge Suárez Briceño, al mando de “Calarcá”, está consolidando su poder con violencia, amenazas y control social en este departamento. Este grupo está en negociaciones de paz con el Gobierno Petro, a pesar de que “Calarcá” ha señalado en reiteradas ocasiones que no dejará las armas. El 17 de abril de este año el Gobierno prorrogó por un mes el cese al fuego con las estructuras bajo el mando de “Calarcá” para garantizar su seguridad y permitir su reagrupamiento en el Catatumbo en aras de avanzar en los diálogos.
Versiones recogidas por Revista RAYA coinciden en que el operativo contra el Ejército el pasado 27 de abril donde murieron siete soldados en la vereda Guanapalo, zona rural de San José del Guaviare, capital del departamento, fue liderado por Aníbal Garavito Hernández alias “Miller”, firmante del Acuerdo de Paz de 2016 y hoy uno de los hombres más temidos de las disidencias de “Calarcá” en el Guaviare. “Miller” hizo parte de las antiguas Farc, dejó las armas, pero volvió a la guerra y hoy comanda la estructura Jhon Linares del Bloque Jorge Suárez Briceño. Las autoridades ofrecen 50 millones de pesos por información que permita su captura.
La fuente en territorio comenta que “Miller” ha estado al frente del movimiento de tropas de las disidencias de “Calarcá” y que en la vereda Guanapalo, la misma donde ocurrió el atentado a los militares, hay una finca que anteriormente le pertenecía a “Miller” y que tropas bajo su mando ingresaron al predio, hicieron saqueos y desaparecieron a los dos muchachos que la custodiaban. Guanapalo solía ser una zona controlada por el Frente 44 de las disidencias de “Mordisco”, pero fueron desplazados por los hombres de “Calarcá”.
El hombre de la foto es alias “Miller”, cercano a “Calarcá”
La fuente agrega que el predio donde ocurrió el ataque a los militares le pertenece a “Miller”, información que se corrobora con el hallazgo del Ejército de un cambuche que estaba a 500 metros del lugar. “No fue un ingreso forzado, ni a escondidas. Llegaron como si nada. Pasaron por varios caseríos y no hubo ni un retén, ni una patrulla, ni una alerta”, le dijo a RAYA una lideresa de la zona.
El 29 de abril, dos días después del ataque, el Ministerio de Defensa anunció una recompensa de hasta 50 millones de pesos por su captura. Pero la medida genera escepticismo. “Todos lo conocen. Vive cerca, anda armado, no se esconde. El problema no es encontrarlo, es que no lo quieren tocar”, dice un líder comunitario bajo condición de anonimato.
A pesar de los operativos que hay en contra de “Miller”, el pasado lunes 13 de mayo este cabecilla de las disidencias Farc de “Calarcá” citó a pescadores del río Guaviare a una reunión en el caserío de Barranco Colorado, ubicado en zona rural de San José del Guaviare, lo cual llama la atención porque se supone que el Ejército lo está buscando por todas partes.
En el audio, alias “Miller” convoca a varias comunidades de pescadores, a todo el comercio de Mapiripán, Meta, municipio situado a orillas del río Guaviare, y a parte de los negociantes de San José del Guaviare. Muchos no asistieron por temor a una represalía por parte de las disidencias de “Iván Mordisco”. El 14 de mayo el ministro de defensa Pedro Sánchez comunicó en su cuenta de X que seis integrantes de las disidencias de “Mordisco” murieron en combates con el Ejército en zona rural de Mapiripán, pero ninguno del bando de “Calarcá” a pesar de que estos citaron a sectores productivos del municipio el día anterior.
La citación de “Miller” a los pescadores y comerciantes recuerda a lo ocurrido el 24 de julio de 2024 cuando el Bloque Jorge Suárez Briceño, adscrito a “Calarcá”, convocó a comerciantes de San José del Guaviare a una reunión en zona rural para fijar cuotas de extorsión. Al día siguiente, los negocios no abrieron y la ciudad estuvo militarizada, evidenciando el impacto de estas estructuras sobre la vida económica y cotidiana.
Panfleto que circuló en San José del Guaviare el 24 de julio de 2024
Días antes del ataque a los militares, decenas de hombres armados se desplazaron por el río Guayabero en lanchas, a plena luz del día. Llevaban uniformes, fusiles, víveres y brazaletes con las letras Farc. Al principio, la comunidad pensó que se trataba del Ejército. “Está bajando tropa”, decía la gente. Sin embargo, cuando ocurrió el saqueo y desaparición de los dos jóvenes en la finca de “Miller” en la vereda Guanapalo se percataron que no eran militares.
Solo al ver los rostros conocidos comprendieron que eran integrantes del Bloque Jorge Suárez Briceño. La fuente en terreno comenta que les llama la atención que el Ejército no se haya percatado de la movilización de alrededor de 100 o más guerrilleros de “Calarcá” porque ha sido muy visible.
En sectores como Caño Makú y Caño Danta ya se habían registrado enfrentamientos entre disidencias días antes del ataque al Ejército. En medio de la tensión, las comunidades están a la espera de si hay una reacción por parte de las disidencias al mando de “Iván Mordisco”, teniendo en cuenta que la zona fue territorio del Frente 44. Según informó El País, el Ejército reportó combates entre las disidencias por la zona de Caño Makú. La fuente con la que habló RAYA confirma esto, pero señala que también hubo roces entre las tropas de “Calarcá” y “Mordisco” en el sector de Caño Danta, en El Retorno, días antes al atentado a los militares.
La fuente agrega que las disidencias Farc de “Mordisco”, ante la pérdida de territorio en Guaviare, estaban preparando una arremetida que se truncó con la muerte de alias “Paisa Duver”. El líder señala que “Paisa Duver” estaba tratando de agrupar la mayor cantidad de gente posible en Guaviare para recuperar el terreno que perdieron contra las disidencias de Calarcá. Sin embargo, este comandante guerrillero murió en un operativo del Ejército a inicios de abril de este año en Solano, Caquetá. El ministro de Defensa señaló que él era el principal cabecilla y reclutador de menores de la estructura Armando Ríos de las disidencias de “Iván Mordisco”.
En este contexto, dos semanas antes del atentado circuló un panfleto anunciando un “plan pistola” contra colaboradores de la fuerza pública. Aunque fue firmado por el Frente Carlos Patiño, que opera en Cauca, líderes comunitarios sospechan que se trató de un intento de suplantación o una maniobra para sembrar miedo. A pesar de las dudas, el documento incrementó la tensión en el departamento. Esto se suma a la concatenación de hechos que ocurrieron en el Guaviare antes del atentado a los militares y que refleja todos los movimientos que están ocurriendo en este departamento que son denunciados por las comunidades, pero no tiene eco en las autoridades.
Las dudas que deja el atentado
Una de las preguntas que más indignación genera en la población es por qué los 23 soldados se desplazaban a pie, sin acompañamiento aéreo ni cobertura de seguridad. La comunidad sostiene que esta omisión permitió la emboscada: los hombres de las disidencias de “Calarcá” llevaban días movilizándose con libertad, y habían instalado su base en un territorio donde su presencia había sido denunciada durante más de un año.
“Los mandaron a patrullar como si fuera una zona en calma, cuando todo el mundo sabe que eso está copado por las disidencias”, afirma un exfuncionario de la región. Según los testimonios recogidos, los uniformados no tenían cómo defenderse. “Iban con lo básico. Los rodearon fácil porque no tenían ni drones, ni radios en buen estado, ni respaldo inmediato”, cuenta un habitante. El refuerzo militar llegó más de dos horas después, reforzando la percepción de que la unidad fue enviada sin garantías.
Luego del ataque a los militares en Guanapalo, los hombres de “Calarcá” entregaron a los heridos a la comunidad, según declaró el propio comandante de las disidencias en entrevista con Semana. Los líderes veredales, alarmados por la situación, solicitaron la presencia de una comisión humanitaria para evacuar y atender a los heridos. No obstante, al día siguiente, las disidencias mantenían retenido un vehículo civil en el mismo sector, evidenciando el clima de zozobra tras el atentado.
El 16 de mayo las disidencias de “Iván Mordisco” sacaron un comunicado señalando que el ataque a los militares por parte de las tropas de “Calarcá” se trató de fuego amigo. El documento señala que la presencia de las disidencias de “Calarcá” en la vereda Guanapalo es reciente, como lo corrobora la información recogida por RAYA, y agrega que fue posible porque las disidencias de “Calarcá” están trabajando en conjunto con el Batallón Joaquín París del Ejército que está ubicado en el Guaviare.
Y es que el control del Ejército en el Guaviare es muy limitado, por lo que llama la atención el estado de indefensión en que se encontraban los militares cuando fueron atacados, teniendo en cuenta que la zona hoy es controlada por las tropas de “Calarcá”, y que en distintas partes del departamento ambas disidencias Farc tienen regímenes de convivencia donde la autoridad son ellos.
Las denuncias ignoradas
Desde mediados de 2023, organizaciones campesinas del sur del Meta, zona que colinda con el Guaviare, han advertido sobre la instalación de campamentos, el cobro de extorsiones y el reclutamiento forzado por parte del Bloque Jorge Suárez Briceño que hoy comanda “Calarcá”. Las denuncias fueron remitidas a la Defensoría del Pueblo, a la Personería de La Macarena y a unidades militares destacadas en la zona. Sin embargo, la respuesta institucional ha sido, en palabras de un líder local, “una mezcla de indiferencia y miedo”.
En diciembre de 2023, una misión humanitaria visitó la zona y recogió testimonios de familias desplazadas por amenazas, así como de jóvenes forzados a unirse a las disidencias. Las recomendaciones emitidas tras la visita no se tradujeron en acciones concretas. “En lugar de prevención, hubo abandono. En lugar de una presencia integral, mandaron soldados mal preparados a una zona donde sabían que podían matarlos”, asegura un integrante de esa misión.
En enero de este año, en la vereda Miravalle, ubicada en el municipio de Calamar, Guaviare, se presentó uno de los enfrentamientos más cruentos entre las disidencias. Aunque el reporte oficial fue de 20 muertos, líderes comunitarios aseguran que contabilizaron entre 36 y 40 víctimas, incluyendo varios menores de edad. Las familias quedaron confinadas por días, y la Defensoría del Pueblo alertó sobre el riesgo extremo en Calamar desde finales de 2024, cuando grupos bajo el mando de “Calarcá” comenzaron a establecer presencia en la zona que durante años fue dominada por las disidencias Farc de “Iván Mordisco”.
Listado de edades de los fallecidos en combate en Calamar en enero de este año
Para las comunidades, lo ocurrido en la vereda Guanapalo con los militares no fue una sorpresa, sino la repetición de una historia anunciada que les recuerda lo ocurrido en Miravalle. “La gente se ha cansado de enviar comunicados y fotos. Lo que pasó el 27 de abril era cuestión de tiempo”, señala una integrante de la junta de acción comunal. Según ella, el Estado ha delegado la seguridad en una fuerza pública que no protege a la población, y que incluso ha sido señalada por omitir o minimizar la presencia de grupos armados.