Médicos Sin Fronteras denuncia el asedio israelí en Gaza y el uso de la ayuda humanitaria como arma de guerra, que multiplica la desnutrición infantil y materna y deja miles de muertos y heridos al intentar conseguir alimentos. La organización exige alto al fuego, protección sanitaria y ayuda independiente. Además, que en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas los estados condenen el asesinato cotidiano.
Por Nancy Guerrero Castillo, directora general de Médicos Sin Fronteras (MSF) para América Latina. Especial para RAYA
Desde hace 23 meses, las vidas de palestinos y palestinas en la Franja de Gaza están siendo devastadas. Sistemática y rutinariamente. Cada día, el genocidio perpetrado por las fuerzas israelíes renueva un flagrante desprecio por la vida de la población civil, personal médico y humanitario en Gaza.
La privación sistemática de ayuda —incluyendo alimentos, agua, electricidad y suministros médicos— ha causado muertes evitables, desnutrición y un trauma profundo que marcará a generaciones enteras. El bloqueo israelí y la obstrucción deliberada de asistencia humanitaria han destruido prácticamente toda infraestructura necesaria para satisfacer necesidades humanas básicas, convirtiendo la supervivencia en una lucha diaria.
Los equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) son testigos, una y otra vez, de cómo la ayuda humanitaria, especialmente la alimentaria, está siendo utilizada como un arma de guerra. En los controles realizados en agosto en nuestros centros de salud —a niños y niñas de entre seis meses y cinco años, y a mujeres embarazadas o en período de lactancia—, uno de cada cuatro presentaba signos de desnutrición. Inclusive nuestros propios colegas relatan cómo la escasez de alimentos está dejando huellas profundas no solo en sus pacientes, sino también en el personal sanitario que intenta sostener la respuesta médica en medio del colapso.
El esquema de distribución israelí-estadounidense — ejecutado a través de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) lanzada en mayo— degrada a la población palestina, obligándola a elegir entre el hambre o arriesgar su vida por una cantidad mínima de comida. En siete semanas, los equipos de MSF han tratado a más de 1.300 personas heridas, incluyendo 71 niños y niñas con heridas por disparos y 28 fallecidos en solo dos clínicas del sur de Gaza. Esta situación representa solo una fracción del número total de víctimas. Con más de 1.000 personas muertas y casi 11.000 heridas mientras buscaban alimento; este sistema constituye un derramamiento de sangre disfrazado de ayuda humanitaria que debe desmantelarse inmediatamente.
La acción política, más necesaria que nunca
En el marco de las sesiones de emergencia de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre Palestina que se celebrarán durante este mes, desde MSF queremos alzar la voz a través de un llamado para que los líderes mundiales detengan el genocidio. Colombia ha reafirmado su compromiso solidario hacia la dignidad de los palestinos, condenado en múltiples foros internacionales las operaciones militares israelíes en Gaza y Cisjordania, y ha reconocido que se comenten crímenes contra la humanidad. De hecho, en el país se llevó a cabo en julio pasado la Conferencia Internacional de Emergencia sobre Palestina en Bogotá, organizada por el Grupo de La Haya con co-presidencia de Colombia y Sudáfrica.
Colombia, a su vez, ha respaldado la demanda presentada por Sudáfrica el 29 de diciembre de 2023 contra el Estado de Israel ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en defensa del pueblo palestino. A pesar de que Colombia y otros países de la región se han posicionado como líderes en la defensa de los derechos humanos, sigue existiendo una profunda falta de voluntad política a nivel mundial para ponerle fin al genocidio perpetrado por Israel. Los gobiernos del mundo deben cumplir con sus responsabilidades y comenzar a actuar. No podemos seguir esperando que los acuerdos actuales funcionen mientras la población gazatí está siendo devastada frente a nuestros ojos.
Desde MSF exigimos la protección inmediata de los trabajadores sanitarios y de las instalaciones de salud, un alto el fuego inmediato y sostenido, el levantamiento del asedio, la provisión de ayuda humanitaria independiente a gran escala y el fin de las transferencias de armas que matan y hieren a pacientes y civiles. Hacemos un llamado a investigaciones independientes sobre estas violaciones, incluido el asesinato de nuestro propio personal y de los miembros de sus familias, e instamos a los líderes mundiales a aumentar la presión para poner fin al castigo colectivo de la comunidad palestina en Gaza y garantizar la rendición de cuentas por estos crímenes.
Los médicos no pueden parar el genocidio. Los líderes mundiales sí.