Mientras el Gobierno busca despenalizar la hoja de coca ante la ONU, proyectos como Tinta Dulce, de Ginger Blonde, reivindican su valor a través de tintes naturales. Estos pigmentos, usados en fibras, acuarelas y serigrafía, desafían estigmas y rescatan saberes tradicionales. RAYA conversó con sus creadoras sobre el proceso y el impacto de esta iniciativa.
Por Santiago Erazo, Cultura RAYA
En la segunda mitad del siglo XIX, con la confianza de haber hallado una forma práctica y efectiva de otorgarles nuevos colores a las cosas, el botánico José Jerónimo Triana, integrante de la Comisión Corográfica, afirmó haber inventado una tintura que bautizó como “Verde Triana”. El hallazgo no era más que la apropiación de un saber antiguo –la extracción tintórea del chilco, planta endémica de los Andes– que en las comunidades campesinas e indígenas del altiplano cundiboyacense se aplicaba durante siglos para teñir de verde mantas, bayetas y ruanas. Triana, sin embargo, había pisado con su apellido lo que muchos ya sabían. De hecho, en 1898 hizo lo mismo al atribuirse el mérito de haber contribuido al descubrimiento de los usos medicinales de la hoja de coca. Lo hizo promocionando un vino con coca que usaba para ciertas enfermedades extrayendo de la coca un alcaloide que está en el 0.7% de su hoja: la cocaína.
Con el tiempo, las ínfulas de Triana perdieron legitimidad, pero la cocaína ganó una popularidad sin precedentes que devino en una guerra, y esa misma guerra devino en un estigma que la hoja de coca arrastra hasta el día de hoy. Una disputa mediática y moral ha surgido desde entonces, y es en esa lucha que organizaciones campesinas e indígenas, artistas, gastrónomos y diseñadores están abriendo un lugar para los usos alternativos de la coca. Uno de los más insospechados es la capacidad que tiene esta planta para tinturar aprovechando sus tonalidades verdes, así como se ha hecho con el chilco andino. Ginger Blonde, un estudio de diseño conformado por Mónica Suárez y Daniela Rubio, ha creado con su proyecto Tinta Dulce una serie de propuestas basadas en las tinturas con coca, sin usurpar utilidades, como alguna vez lo hicieron los botánicos decimonónicos, sino trabajando directamente con comunidades de lugares como Guacamayas (Boyacá), Ubaté (Cundinamarca) o Curití (Santander). RAYA habló con Ginger Blonde sobre estos esfuerzos y la reciente materialización de un manual para que quien lo desee pueda aprender a tinturar con la hoja de la coca.
Mujeres en un taller en Ubaté, Cundinamarca, tinturando fibras con coca. Crédito: Liliana Merizalde-Ginger Blonde.
Ginger Blonde empieza en 2016 como un estudio de diseño, pero poco a poco va sumando un interés por trabajar con tintes hechos a base de hoja de coca. ¿Cómo descubrieron las posibilidades tintóreas de la coca?
En 2022, con el proyecto Pajarita Caucana [un nombre que deriva de la pajarita, como se le denomina a un tipo de hoja de coca en el Cauca] hicimos unos talleres de tintura con plantas locales en el municipio de El Tambo (Cauca) con mujeres artesanas, y en dicho espacio empezamos a explorar las posibilidades tintóreas de la coca. Por ese tiempo habíamos encontrado casualmente un libro de una diseñadora colombiana, Marta Sastre, publicado en los años noventa, donde menciona el caso de la seda tinturada con hoja de coca, así que les propusimos a los artesanos y artesanas que hiciéramos un experimento con tintas a base de coca. A raíz de ese taller, la Asociación Agroarte diseñó junto con nosotras una línea de productos tinturados con hoja de coca. Y de ahí surgió Tinta Dulce, un proyecto que parte de las tintas con coca pero que amplía su espectro de usos: serigrafías, tipo móviles, acuarelas o crayolas, todo a base de coca. Lo cierto es que no es algo que creamos de la nada. No solo porque ya diseñadoras como Marta Sastre habían trabajado este tema, sino porque incluso culturas como los aimaras en los Andes ya habían explorado las tinturas de coca.
Grosso modo, ¿cómo es el proceso de tinturar con coca?
Para los tintes es necesario usar mucha cantidad de la hoja. La relación con el material a tinturar es 1 a 1, es decir, si quieres tinturar un kilo de fique necesitas un kilo de coca. Debido a los estigmas que persisten sobre la coca, no nos es fácil conseguir grandes cantidades de hoja de coca, por lo que trabajamos con la coca molida. Para el proceso de tintura se pone toda una noche la coca a soltar luego de que colaste la coca molida. Al otro día se sumerge la fibra, sin calentar, sin batir; luego sí se cocina con la fibra. El baño de tinte puede ser alterado con modificadores de pH para variar el verde base de la coca. También se puede sobretinturar encima de una tintura natural. Por ejemplo, si tinturas una fibra con palo de brasil, el resultado es una tonalidad roja, pero si luego tinturas eso con coca el resultado es un morado, tirando al púrpura, que es maravilloso. Con ese mismo insumo del tinte desprendido de la coca hacemos tintes para impresión, acuarelas y crayolas.
Proceso de serigrafía con tinta hecha a base de coca. Crédito: archivo Ginger Blonde.
De unos años para acá se ha hablado acerca de la sobreproducción de coca y la posibilidad de aprovecharla para otros usos. En el caso de su aplicación gastronómica, como el mambe u otros alimentos con coca, no es posible usar cualquier tipo de hoja, pues la que se cultiva para hacer cocaína tiene un nivel de alcaloide mayor que la coca sembrada en las comunidades indígenas y está contaminada con diferentes herbicidas como el glifosato. En su caso, ¿pueden usar cualquier tipo de hoja de coca? ¿También consideran viable utilizar la que se confisca del narcotráfico?
Nosotras partimos de que la coca es una planta, y es una planta que se puede usar para tinturar. En ese sentido no hay diferencia entre tinturar con la agria o con la pajarita o con la peruana. Todas te van a dar un color que sí sirve para tinturar. Lo sabemos no solo por experiencia, sino porque comisionamos unos exámenes de laboratorio para revisar la fijación a la luz del tinte de coca. El resultado fue que en términos técnicos es un tinte que se comporta muy bien, y ya lo sabemos por un laboratorio.
Ahora, acerca de lo que tú lo dices sobre usar un cultivo que estaba destinado al narcotráfico, que está lleno de agrofertilizantes o cuyas hojas están raspadas o con hongos, no sabemos todavía qué tan aprovechable sea para tinturar. Sin embargo, no es descabellado pensarse ese uso en Tinta Dulce. Es algo que podría funcionar en tanto no se va a emplear para productos alimenticios o medicinales.
Madejas de seda después del baño de tinte con coca. El Tambo, Cauca. Crédito: Daniela Rubio.
Tinta Dulce se inscribe en debates sobre economía circular y el uso de tintas ecológicas en la moda y la impresión. ¿Qué valor agregado tiene el uso de la coca en estas industrias?
Creemos que ante todo es el componente social. Por eso nosotras trabajamos con artesanos y comunidades, porque primero nos gusta mucho, y por eso Ginger Blonde dio ese giro hacia la gestión y ejecución de proyectos de desarrollo, y segundo porque vemos un valor gigante más allá de que seamos de Bogotá y nos critiquen por eso. Aunque no lo parezca, este mundo de la coca y sus usos alternativos es voraz, y varias veces nos han dicho que por qué estas mujeres de Bogotá están hablando de coca, que quién les dio el permiso. Nosotras creemos que la coca no es de nadie y al tiempo de todos, de todo el que la quiera trabajar desde el respeto a las comunidades, y en ese sentido también desde el centro podemos decir cosas, y las podemos decir en diálogo con las comunidades y las asociaciones que están trabajando con tintas naturales.
A partir de este mes está disponible un manual para aprender a tinturar con coca y un cuaderno para colorear con coca. ¿Qué las motivó a crear un manual así?
Queríamos mostrarle a la gente cómo son los procesos detrás de estas tintas y facilitar su uso. Una parte clave del proyecto es abrir este mercado, lo que eventualmente impulsará una regulación. Por eso compartimos con la gente un manual sencillo y visualmente atractivo, lleno de fotografías especiales que explican paso a paso la extracción de cada tipo de tinta: tintura natural, acuarela y tinta para serigrafía. Esto busca derribar las reservas que hemos observado a lo largo de casi cuatro años de proyecto, ya sea por el estigma en torno a la hoja o la percepción de que el proceso es complicado. Porque de verdad estamos convencidas de que utilizar la coca como pigmento es algo muy sencillo.