El asesinato del fiscal Alcibíades Libreros fue encubierto por la Fiscalía con la versión de que se trató de un atraco, pero ello no tenía sustento. El narcofiscal Jorge Iván Ríos manipuló pruebas y recibió un millonario soborno de abogados ligados al narcotráfico en los mismos días en que llevó a cabo la investigación por el asesinato de su colega. Revelamos nuevas evidencias forenses, pruebas técnicas y un testimonio inédito que demuestran cómo Ríos alteró el caso. Indicios apuntan a un atentado planeado por mafias a las que Libreros persiguió hasta el día de su muerte.
Por: Unidad Investigativa Revista RAYA
El ataque ocurrió en pleno mediodía del domingo 29 de diciembre de 2019 al sur de Cali, Valle del Cauca. Cerca al barrio El Refugio, a la altura del semáforo de la calle quinta con carrera 66, allí un sicario disparó dos veces a la cabeza y al costado derecho del fiscal antimafia Alcibiades Libreros Varela. Libreros falleció de inmediato dentro de su vehículo, pocas cuadras antes de llegar a la casa de sus hermanos.
Los asesinos lo habían ubicado cuando salió de su residencia en el Condominio El Cañaduzal, lo vigilaron mientras conversaba con su hermano en una panadería cercana y lo siguieron durante cuatro kilómetros hasta el punto del ataque, aprovechando que Libreros se detuvo en el semáforo.
Este crimen sacudió la opinión pública desatando una oleada de críticas al gobierno de Iván Duque por la facilidad con que los delincuentes acabaron con la vida del funcionario judicial, famoso por su carácter incorruptible y la magnitud de los casos que adelantaba.
Libreros fue fundador de la Fiscalía en el Valle del Cauca en 1992. Entre sus casos se cuentan la desarticulación de bandas de mafiosos, procesos con condenas de hasta 50 años para jefes de sicarios y acciones contra Los Rastrojos, las disidencias de las FARC y la banda de Los Vaqueros. También lideró una de las pocas investigaciones judiciales con resultados contra La Cordillera, una organización transnacional del narcotráfico con presencia en Pereira y el Eje Cafetero.
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Alcibiades Libreros investigó a José Fabián Guzmán “Niño Fabián” y al asesinado Bernardo Ángel “Bernie”, dos peligrosos jefes de La Cordillera y herederos del poder del paramilitar Carlos Mario Jiménez “Macaco”.
Tras el asesinato la Fiscalía y la Policía Nacional anunciaron resultados en menos de diez días: capturaron a una estructura de supuestos atracadores vinculados al crimen de Libreros. El fiscal encargado Jorge Iván Ríos logró que los detenidos aceptaran los cargos, evitando un juicio con confrontación de pruebas. Con esto la Fiscalía declaró “resuelto” el caso.
Sin embargo, nuevos elementos ponen en duda la investigación. Chats y documentos en poder de la Unidad Investigativa de RAYA muestran que el ex fiscal Jorge Iván Ríos, que investigó el homicidio, recibió un soborno de al menos cien millones de pesos en dos entregas que tuvieron lugar la misma semana del asesinato del fiscal Libreros.
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El dinero fue entregado por Alirio Rojas y Jency Geovo, abogados procesados y condenados por estos hechos, quienes además aceptaron su culpabilidad. El soborno provenía de Juan David Rengifo, un emisario de Jair Sánchez Hernández, alias ‘Mueble Fino’, antiguo jefe de sicarios del narcotraficante Wilber Varela, alias ‘Jabón’, quien para la época se había convertido en uno de los principales capos de la mafia en el Valle, controlando rutas del narcotráfico y oficinas de cobro ilegal que el fiscal Libreros había “golpeado”.
Actualmente Jorge Iván Ríos enfrenta un proceso penal por sus vínculos con estos delincuentes. En 2024, RAYA reveló que la la Comisión de Disciplina Judicial lo destituyó tras hallarlo en la nómina de la mafia. Este escándalo, que involucra también a los fiscales Iván Aguirre y Ana Victoria Nieto, se conoce como el caso de los “narcofiscales”.
La Comisión de Disciplina Judicial probó que los narcos pagaron al fiscal Jorge Iván Ríos entre el 21 y el 29 de diciembre de 2019.
Un emisario de Jair Sánchez Hernández, alias “Mueble Fino”, exigió por chat al exfiscal Ríos la devolución del soborno, acusàndolo de incumplir el trato de frenar unas órdenes de captura
La teoría del caso de la Fiscalía sobre el asesinato del doctor Libreros fue planteada por el exfiscal Ríos ante el juez de conocimiento y era tan sencilla como poco creíble: según él, el homicidio no tenían relación con el trabajo de Alcibíades Libreros contra estructuras mafiosas del suroccidente colombiano, entre ellas la misma banda que tenía a Jorge Iván Ríos en su nómina, sino que obedecía al supuesto robo de una cadena de oro.
Allí comienzan las inconsistencias del expediente. Desde el inicio, la familia de Alcibíades Libreros acreditó que él nunca usaba cadenas de oro y que no llevaba ninguna el día de su asesinato. En el juicio quedó probado que esa cadena jamás existió. Aunque la Fiscalía usó imágenes de varias cámaras de seguridad para sustentar su versión, en ninguna se ve una cadena de oro u otro objeto de valor que pudiera atraer a los asaltantes. Lo único que llevaba consigo el fiscal Libreros era un escapulario de fantasía, que se alcanza a apreciar en varias imágenes por su color oscuro.
Las cámaras de seguridad recolectadas por la Fiscalía muestran que Alcibíades Libreros portaba un escapulario y no una cadena de oro, como sostuvo el fiscal Iván Ríos para intentar justificar que se trató de un supuesto robo
La Fiscalía sostuvo que el asesino forcejeó con Libreros antes de disparar para quitarle la supuesta cadena Sin embargo, tampoco hay pruebas de ese forcejeo dentro del expediente. Ninguna lesión, aparte de las causadas por los disparos, quedó registrada en la necropsia.
Una fotografía en poder de RAYA, que no se publica por respeto a su familia, muestra al fiscal Libreros sin vida dentro del vehículo, con la cabeza inclinada y sin marcas en su cuello. Esto es un indicio de que no le arrancaron ningún objeto por la fuerza.
En la misma imagen se observa que Libreros aún llevaba una gorra negra que quedó rota por el disparo. Si el atacante hubiera quitado la supuesta cadena sin romperla, habría tenido que hacerlo por encima de la cabeza, lo que habría provocado que la gorra cayera, cosa que no sucedió.
Contrario a la versión de la Fiscalía, la forma en que ocurrió el ataque demuestra que Alcibíades Libreros era el blanco de un plan coordinado para asesinarlo. El informe de necropsia, firmado por la forense Andrea Efigenia Ramírez, indica que uno de los disparos fue directo a la cabeza en línea horizontal.
El impacto entró por el lado izquierdo de la frente, lo que sugiere que Libreros giró su cuerpo en dirección al atacante, probablemente después de que este le hablara. El segundo disparo entró por el costado, rompiendo el antebrazo y luego el tórax.
Ambos tiros se hicieron a más de un metro con veinte centímetros de distancia, pues no dejaron ahumamiento ni tatuaje en la víctima. Este dato técnico, ignorado por la Fiscalía, también contradice la hipótesis del forcejeo.
El examen forense no encontró rastro de forcejeo. En cambio, los disparos se hicieron a más de un metro de distancia, sin dejar tatuaje, ni rastro de pólvora en el cadáver.
Para sostener la versión del forcejeo y reforzar la teoría del asalto, la Fiscalía, en cabeza de Iván Ríos, presentó un análisis manipulado de los videos de seguridad. En la grabación oficial, en poder de RAYA, la secuencia está editada: por una fracción de segundo, la imagen se interrumpe con un fondo negro y el logotipo naranja de un programa de computador.
Cuando la grabación se reanuda, la secuencia retrocede unos segundos, lo que se aprecia en el cronometraje de números blancos que está en la parte superior izquierda de la pantalla. Los tiempos pasan del segundo 49 al 47, luego al 48 y nuevamente al 49. Este montaje genera la impresión de que la acción del sicario, desde que introduce la pistola por la ventanilla, hasta que se retira, duró 12 segundos.
Sin embargo, al analizar el cronómetro de la cámara de seguridad, se concluye que el asesino introdujo su brazo con la pistola a las 12:25:43 y lo sacó de la ventanilla a las 12:25:51. La acción dentro del vehículo duró sólo 8 segundos, no 12 como sostuvo la Fiscalía.
Publicamos el fragmento original de la Fiscalía, donde se notan dichas manipulaciones:
El sicario,vestido de rojo, mete su brazo por la ventanilla en el segundo 43 y ya está afuera por completo en el segundo 52. La acción dentro del vehículo duró aproximadamente 8 segundos.
En ningún momento se aprecia en el video que el sicario haya introducido el torso dentro del vehículo, lo que desmonta la hipótesis del forcejeo. También la contradice el hecho de que el ataque ocurrió por el lado derecho del carro, desde la ventanilla del copiloto, en lugar de la ventanilla izquierda, más cercana al conductor y donde hubiera sido más fácil arrebatarle las pertenencias al fiscal Libreros. Una fotografía de la escena del crimen muestra que esta ventanilla también estaba abierta.
El seguimiento y perfilamiento
Los videos de las cámaras de seguridad contienen otro elemento clave, desestimado por el ente acusador, que sugiere que el plan no era robar a Libreros, sino asesinarlo. Se trata de un sujeto apostado afuera del Condominio El Cañaduzal, quien presuntamente sería uno de los marcadores de la banda que avisó a los asesinos cuando el fiscal salió de su residencia a las 11.54 de la mañana. En ese momento, Libreros aparcó su carro en la acera y cruzó a la panadería del frente, donde los sicarios lo perfilaron antes de seguirlo para asesinarlo. Este sujeto quedó grabado en una cámara de seguridad mientras hablaba por teléfono.
Izq: Sobre las 11.54 un marcador de la banda identificó a Libreros (de camisa roja). Der: el carro y la moto con los sicarios partieron casi a la misma hora desde el Oriente de Cali rumbo al conjunto residencial donde vivía Libreros.
Casi en simultáneo, a las 11.46, el automóvil Kia Cerato blanco en que se movilizaban los criminales quedó grabado saliendo del Oriente de Cali, escoltado por la misma motocicleta en la que huyó más tarde el sicario Samuel Hernando Alvear. Ambos vehículos cruzaron el puente de Ciudad Córdoba directo hacia la residencia del fiscal, lo que indica que el plan estaba en marcha antes de saber si Alcibiades Libreros portaba consigo joyas u objetos de valor.
Minutos más tarde, Yohan Salazar, otro marcador de la banda que se movilizaba en el Kia Cerato blanco, entró a la panadería y ubicó a Alcibíades Libreros desde la barra. Poco después también entró Edinson Fajardo Ángulo, el jefe de la banda. Sin embargo, la configuración del cronómetro en las cámaras de la panadería no coincide con el tiempo de las cámaras exteriores, por lo que es imposible precisar la hora exacta en que los asesinos llegaron al lugar.
Instante en que Yohan Mauricio Salazar, otro marcador de la banda, ubica al fiscal Libreros dentro de la panadería
Testigos directos de la escena del crimen contaron a RAYA que minutos después del asesinato llegó al lugar la exfiscal Martha Janeth Mancera, quien para esa época no tenía funciones en Cali, pues trabajaba como directora de la Unidad Especial de Investigación en el Búnker de Bogotá. Mancera también estuvo en la diligencia de necropsia y no permitió que los familiares ingresaran.
Los narcos a los que nunca investigaron
“Yo sé que Alcibiades no murió por un hurto, pero tengo que fallar en cuanto a lo que me presentó [la Fiscalía]”, dijo el juez 18 penal de Cali en febrero de 2020, antes de impartir la sentencia a 27 años de prisión a cuatro implicados en el crimen, quienes aceptaron su responsabilidad en los hechos.
Esto ocurrió después de un debate jurídico en donde la Procuraduría, en cabeza de la doctora Martha Inés Restrepo, cuestionó la investigación del fiscal Jorge Iván Ríos, quien omitió pruebas e indicios que vinculaban a otros jefes criminales como autores intelectuales del homicidio.
“Nunca se investigó a la organización criminal de la que hace parte el sobrino de Pacho Herrera”, aseguró la delegada de la Procuraduría: “La Fiscalía tenía información legalmente obtenida que desde esa organización se pudo ordenar el asesinato de Libreros. Esa carpeta se inspeccionó el 31 de diciembre del 2019 y se comprobó que Alcibiades había ordenado la captura [de William Herrera] y lo estaba investigando por narcotráfico. Era obligación examinar ese contexto, no dejar aislada esa información”.
La procuradora se refería a quien desde entonces fue señalado como el principal sospechoso de articular el plan para asesinar a Alcibíades Libreros: se trata de William Herrera López, un sobrino del fallecido capo Helmer “Pacho” Herrera, tercer hombre en la línea de mando del extinto Cartel de Cali.
“El hurto se comete para distraer el delito principal que era el homicidio, los hechos tal como los presentó la Fiscalía están afectando la legalidad, el derecho a la verdad de las víctimas y el derecho a la justicia”, concluyó la procuradora Restrepo.
William Herrera es sobrino del poderoso capo “Pacho” Herrera, ya fallecido, quien fuera jefe del Cartel de Cali
William Herrera, alias “Tony” o “La W”, nacido en los Estados Unidos, regresó a Colombia a mediados de la década pasada con el propósito de recuperar bienes del narcotráfico que pertenecieron en algún momento a su tío y que están en manos de testaferros y terceros. Para lograrlo, se asoció con un grupo de sicarios de Medellín cercanos al Clan del Golfo, a quienes les pagaba comisiones sobre cada propiedad que lograban “recuperar”. La estrategia era simple y brutal: con fusiles y armas largas ejercían constreñimientos, amenazas e incluso asesinaban a quienes se negaban a traspasar las propiedades.
Así consta en el escrito de acusación elaborado por el propio fiscal Alcibiades Libreros contra William Herrera en una de sus investigaciones. Herrera fue capturado en agosto de 2019 por orden del fiscal Libreros, cuatro meses antes de su asesinato. En el allanamiento de captura, según una fuente, se encontraron, entre los elementos personales de William Herrera, una hoja con los datos de Alcibíades Libreros y su lugar de residencia, lo que indica que ya lo tenía perfilado.
Entre varios hechos delictivos cometidos por Hererra, Libreros estableció que el homicidio en enero de 2019 de Silvio Montaño, ex alcalde de El Cerrito, Valle del Cauca, obedeció a uno de estos cobros mafiosos sobre unas fincas, un ganado y lujosas viviendas que William Herrera reclamaba como propias.
Documentos y sentencias judiciales detallan cómo operaba la banda de William Herrera
La banda de William Herrera también operó en Pereira, reclamando propiedades vinculadas con la mafia, incluido un icónico y lujoso edificio del barrio Pinares, para el cual presionaron a la viuda del testaferro. Además reclamaron una gran empresa porcícola que años atrás había figurado en la Lista Clinton y se reunieron con el dueño de una agencia de seguridad local con presuntos vínculos con el narcotráfico .
La Unidad Investigativa de RAYA accedió a información sobre cómo los emisarios de William Herrera pactaron una cita con un anciano y veterano narcotraficante acusado por las autoridades de ser uno de los jefes de la banda La Cordillera, quien se presenta como ganadero en un municipio de Risaralda.
Este hombre ha afrontado condenas penales y procesos de extinción de dominio junto a uno de sus hermanos y goza de un inmenso respeto entre los mafiosos del país, por eso sirvió de intermediario para impedir que algunos de estos cobros por propiedades ubicadas en el Eje Cafetero terminaran en ajustes de cuentas y derramamientos de sangre.
Detalles del escrito de acusación contra William Herrera. Esta investigación la adelantó el fiscal Alcibiades Libreros
Según las pesquisas del fiscal Libreros, en medio de la espiral de violencia mafiosa, Herrera ejecutó los asesinatos de varios de sus familiares, colaboradores y socios. Aunque esta información hace parte de expedientes judiciales, los casos quedaron engavetados por la Fiscalía caleña desde hace seis años sin que a la fecha haya avances. RAYA conversó en exclusiva con un testigo que entregó su versión a las autoridades recapitulando los crímenes de William Herrera.
Este testigo es William Quintero, un pariente lejano de William Herrera. Herrera ordenó el asesinato de un hermano de Quintero y luego trató de atentar contra él, por ello, William Quintero ayudó al fiscal Alcibiades a desmantelar la banda de Herrera obteniendo beneficios. Sin embargo, según afirma, el Estado le incumplió con una recompensa por haber entregado información sobre más de 1.750 costosas propiedades de la mafia, pertenecientes al Clan Herrera, avaluadas en 4 billones de pesos.
Muchas de estas propiedades fueron incautadas y están en procesos de extinción de dominio. Quintero aceptó que su nombre fuera citado en nuestro reportaje porque espera que las autoridades cumplan con la recompensa prometida.
Las declaraciones de William Quintero ayudaron al Estado colombiano a recuperar centenares de propiedades en poder de la mafia, según consta en documentos judiciales.
Otra persona con contacto estrecho con integrantes de la banda de William Herrera aseguró a RAYA que supo de la presunta responsabilidad de éste en el plan para asesinar a Alcibíades Libreros, tal como lo sostuvo la Procuraduría en juicio. Esta fuente conoció el plan criminal gracias al testimonio en la cárcel de uno de los hombres del entorno de William Herrera, quien presenció la reunión donde se coordinó el homicidio. Mafiosos de diferentes estructuras habrían aportado dinero para el plan.
Una tercera fuente cercana a la mafia, quien ha trabajado en la defensa jurídica de poderosos narcotraficantes, contó a un periodista de RAYA en 2022 que el asesinato de Alcibiades Libreros estaba directamente relacionado con su trabajo persiguiendo a las estructuras criminales de más alto perfil en el suroccidente del país, como La Cordillera, en el Eje Cafetero, y la Gran Alianza de Cali, un pacto entre narcos y oficinas de cobro del Valle del Cauca que se repartió rutas y poder a mediados de la década pasada. Entre sus integrantes estaban Jair Sánchez Hernández “Mueble Fino”, Eduard Giraldo “Boliqueso”, Carlos José Robayo “Guacamayo”, alias “Dimax”, entre otros.
La mayoría de los capos de la Gran Alianza ya fueron capturados. También se probaron los vínculos con funcionarios judiciales que colaboraron con ellos, como los sobornos que la estructura criminal de alias “Mueble Fino” pagó al ex fiscal Jorge Iván Ríos. Ninguno de estos capos ha sido imputado por el homicidio de Alcibiades Libreros, aunque Carlos Ramón Zapata, más conocido por sus alias de “El Médico” y “Anestesia”, aseguró en una reunión grabada por la DEA que miembros de la Gran Alianza habían colaborado con el plan de asesinato del fiscal porque “estaba detrás de ellos”.
En una de las reuniones grabadas por la DEA donde participó el narcotraficante Carlos Ramón Zapata (también llamado Ramón Esteban Peña), este aseguró que al fiscal Libreros lo asesinó una coalición de narcos
William Herrera salió de la cárcel en 2022 por vencimiento de términos. Sin embargo el proceso iniciado por el fiscal Alcibiades Libreros en su contra, acusándolo de ser jefe de una peligrosa estructura criminal, sigue en juicio sin una sentencia definitiva. Herrera no ha sido procesado por el homicidio del fiscal, pese a los señalamientos de la Procuraduría desde enero de 2020.
Tampoco han sido procesados los otros narcos y criminales sindicados de colaborar con el plan, entre ellos los jefes de las oficinas de cobro de Cali y antiguos capos de La Cordillera. Existe una investigación abierta en la Fiscalía para determinar quiénes fueron los autores intelectuales del asesinato de Libreros, sin embargo, cumplidos cinco años desde que ocurrió el crimen no hay ningún avance que se conozca.
La familia de Alcibíades Libreros sigue clamando por justicia mientras honra su memoria con el cuidado de un bosque que lleva su nombre en el barrio El Refugio, a pocas calles del sitio donde una alianza impune de mafiosos, protegidos por funcionarios corruptos, acabaron con la vida de quien fuera llamado el mejor fiscal de Colombia.
Alcibiades Libreros recibió múltiples reconocimientos por su valiente labor, se le llegó a considerar el mejor fiscal del país. Era incorruptible y contundente contra las organizaciones criminales. Hasta hoy su familia sigue esperando verdad y justicia.