Revista RAYA entrevistó al líder indígena Alejandro Casamachin, coordinador de diálogos humanitarios del CRIC, quien explica en qué consiste esta propuesta que busca llevar alivios humanitarios a la población civil del Cauca constantemente asediada por la guerra entre los actores armados. Luego de tres días del masivo encuentro, las comunidades consolidaron propuestas y exigencias para los armados. El ELN y el Comando Central de las FARC respondieron al llamado.
Texto y Fotos: Sonia Cifuentes
Ante el recrudecimiento del conflicto armado en el suroccidente colombiano, particularmente en el departamento del Cauca donde sólo en 2022 se registraron al menos 576 afectaciones como asesinatos, reclutamientos forzados, amenazas y hostigamientos; autoridades del Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC, avanzan en la construcción de una agenda de diálogos humanitarios con perspectivas de paz. En esa ruta, el pasado 27, 28 y 29 de abril en la vereda El Pital, municipio de Caldono, lograron concentrar más de 5000 personas en la Minga humanitaria, política y social por la defensa de la vida, el territorio, la paz integral y total de los pueblos.
Consolidado según tipología del total de afectaciones enero a diciembre de 2022.
Informe anual de afectaciones a los pueblos indígenas del Cauca, CRIC.
Con delegados de las 9 zonas que se articulan al CRIC en el Cauca y otros procesos rurales y urbanos de indígenas, campesinos y afros, llegados también desde Valle del Cauca, Nariño, Huila y Putumayo, se desarrolló este ejercicio que, cobijado por la jurisdicción especial indígena, y en coordinación con la Oficina del Alto Comisionado de paz, citó a representantes del ELN, al Comando Central de FARC-EP y de la Segunda Marquetalia, actores armados que hacen presencia en estos territorios, con los que buscan generar alivios humanitarios. Tras una amplia expectativa por la confirmación de su participación, sólo los dos primeros respondieron. El ELN envió un comunicado escrito, firmado por la gestoría de paz, y el Comando Central envió un vídeo donde manifestaron su voluntad de diálogo.
Posterior a las intensas jornadas donde se escucharon las propuestas y exigencias de las comunidades de los distintos territorios, en plenarias y comisiones de trabajo alrededor de los mínimos y máximos humanitarios, la transformación territorial y la participación de la sociedad civil en los procesos de paz que habilitará el actual gobierno; se dio a conocer el mandato de las comunidades con propuestas de ruta política y humanitaria donde resalta la exigencia por el freno de los asesinatos a comuneros y líderes indígenas así como a los reclutamientos forzados a menores de edad en estos territorios.
En Caldono, la Revista RAYA entrevistó a Alejandro Casamachin, líder indígena quien coordina el proceso de diálogos humanitarios con perspectiva de paz del CRIC y encabezó la organización de la Minga humanitaria que marca un hito sobre la participación de la sociedad civil en la superación del conflicto.
Alejandro Casamachin, coordinador de los diálogos humanitarios con perspectivas de paz, orienta la metodología de la Minga humanitaria, política y social.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA.
¿Cómo nace la iniciativa de los diálogos humanitarios de paz y cuáles son los principales desafíos de ésta?
La posibilidad de generar la ruta de diálogos humanitarios para la vida, surge como un mandato local, desde mi resguardo, el Resguardo Huellas, y luego lo posicionamos en los 22 cabildos y resguardos de la zona Norte y de la ACIN -Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca- lo llevamos al CRIC y ahí consolidamos una resolución el 12 de agosto de 2022 para blindar política y jurídicamente los diálogos humanitarios con actores armados. También, establecimos la ruta que tiene tres momentos: alistamiento/preparación, acercamiento/exploración y construcción de una posible agenda política de incidencia en las eventuales mesas de paz entre gobierno y actores armados.
Como avanzamos en las dos primeras etapas, en la última se dio el evento de la Minga humanitaria política y social por la defensa de la vida, el territorio, la paz integral y total de los pueblos del suroccidente que acaba de terminar.
Los desafíos son en dos ejes, en lo humanitario que se busca parar los asesinatos, sacar los niños menores de la guerra y buscar los desaparecidos caídos en combate y que han sido ajusticiados por los actores armados y que son nuestros comuneros y comuneras. Vamos a arrancar con eso en lo humanitario además de otras sugerencias que ha hecho la comunidad y los estuvieron aquí.
Y, en lo político, que necesitamos construir una hoja de ruta para avanzar en clave de incidencia en los temas estructurales que se deben tener en cuenta para los cambios y transformaciones según los contextos y regiones, entre estos, los de los resguardos, y nuestros territorios. De acuerdo a la plataforma de lucha que hemos construido como CRIC y los mandatos sociales que hemos construido en el Suroccidente.
Niñas, niños, adolescentes y jóvenes participaron en la Minga Humanitaria, donde denunciaron “El exterminio de la juventud” por cuenta de los actores armados,
el reclutamiento forzado y, la falta de oportunidades que padecen en sus territorios.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA.
¿Por qué es tan importante para el movimiento indígena del suroccidente generar diálogos humanitarios con los actores armados que hacen presencia en sus territorios?
Desde el ejercicio de gobernabilidad y gobernanza los 11 pueblos indígenas que confluyen en CRIC ejercemos el gobierno propio, orientado desde las decisiones colectivas, asambleas, congresos, zonales y regionales y, con la llegada de grupos armados y quererse autodeterminar en el control territorial, nos pone en contradicción, y prácticamente ellos por su afán de hacer su copamiento territorial, militarmente, terminan transgrediendo ese ejercicio legítimo, ancestral y tradicional de los pueblos indígenas en el Cauca. Por eso surge el pulso. A ellos no les gusta, pero en el fondo es un tema del irrespeto a la construcción y a la vida dinámica, integral de las comunidades.
Ellos quieren cooptar esos ejercicios, entonces, nosotros tenemos aquí una organización muy fuerte y es tejida desde las familias, desde las comunidades, desde los resguardos, desde las Asociaciones de Cabildos y desde el Consejo regional. Y como está tejido desde ese sentimiento colectivo, entonces, no les es tan fácil derrumbar el proceso. Aunque algunas familias terminen simpatizando con ellos.
Pero lo otro que tenemos es necesidades que no se han podido resolver. Por ejemplo, el tema de un modelo económico propio, entonces por eso se incrementan los cultivos de uso ilícito y terminan estas agrupaciones poniendo en contradicción a la organización, diciéndoles que no les hemos ayudado, que no les hemos apoyado y que ellos siguen condenados a la pobreza. Como si la organización fuera rentable. Allí hay un acto de mala fe, envenenamiento y distorsión para seguir instrumentalizando a nuestra gente.
Aquí lo que se da entre nosotros es ese pulso. Nosotros por avanzar en el marco de la autonomía, político, territorial, social, económico, pero ellos nos irrumpen, porque se meten con lo básico de la gente: el hambre, las necesidades básicas, y como aquí tenemos un tema de abandono estatal complicado, eso es caldo de cultivo para que se geste ese tipo de cosas.
Hemos hecho como organización muchas cosas y avanzamos en procesos, pero es insuficiente, tenemos que diseñar el modelo económico propio para salirle al paso a todas las necesidades que tienen nuestras comunidades. Y lo vamos a diseñar. Estamos en eso, hay propuestas de sistema propio como tenemos los sistemas de salud, educación, de administración propios. Ahora estamos metiéndole duro al sistema económico propio.
Los Kiwe Thegnas, guardias indígenas, exigieron a los actores armados respetar su autonomía y ejercicios de control territorial
como cuidadores legitimos de sus territorios y frenar el asesinato contra sus integrantes.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA.
En el marco de los diálogos humanitarios que vienen impulsando como un proceso, acaban de realizar la Minga humanitaria donde llegaron alrededor de 5000 personas ¿Por qué convocar un espacio tan amplio? ¿Además del CRIC, quiénes participaron en él?
La minga humanitaria se pensó para responder a dos desafíos: otorgar, legitimar, empoderar a la sociedad civil, al tejido social civil como un actor político activo en la construcción de la paz, en el marco de la actual política de paz planteado por el actual gobierno, tal vez con ritmos, tiempos y mecanismos diferentes, pero es que la gente sea constructora de ese proceso de buen vivir, de estar bien, de tranquilidad, y que lo hagan desde sus propias realidades, desde sus propias situaciones, que han vivido en más de 60 años de guerra. Como lo hemos vivido sabemos qué necesitamos para cambiar esto y avanzar en algo que todos queremos: tener una cultura de paz y no de violencia. Ese es el primer desafío.
El segundo es decirles a los actores armados que los procesos de paz tienen que cambiar. No nos siguen sirviendo procesos de paz firmados entre la institucionalidad gubernamental, entre las fuerzas militares legales y mandos de actores armados ilegales. Pensando para la gente sin gente.
Están haciendo lo mismo que hace el gobierno, crear programas, proyectos, mecanismos, pensando en el bienestar de la gente, entre comillas, pero no consulta a la gente, entonces terminan siendo programas desenfocados y no resuelven de fondo nada, terminan siendo una apuesta asistencialista. Lo mismo están siendo los procesos de paz, pensados para la gente sin la gente, por eso es.
Esperábamos a los sectores campesinos, los sectores afros, de indígenas rurales y urbanos, llegaron algunos de Valle, Huila, Cauca, Nariño y Putumayo, con ellos hicimos lo que se hizo, y siempre fue pensando en no favorecer ningún actor, porque la dinámica de la sociedad civil es totalmente imparcial a cualquier ideal que se geste, tenemos claro eso. Por esa razón fue muy importante dar el primer paso en seguirnos uniendo para alcanzar la paz territorial. Obviamente desde la coordinación, la conversa y el tejer de la palabra; también con la institucionalidad, en este momento que tenemos la posibilidad con la oficina del Alto Comisionado, y que se mantendrá hasta donde nos sea posible.
Durante tres días, delegados de procesos sociales del suroccidente construyeron propuestas humanitarias y políticas recogidas en mandato que
CRIC hará llegar a actores armados, al Estado colombiano y organismos de derechos humanos y de verificación nacionales e internacionales.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA.
Sin duda una de las mayores expectativas de la Minga Humanitaria era la participación de delegados de 3 actores armados que hacen presencia en el suroccidente. Dos de ellos enviaron comunicaciones al espacio ¿Cómo reciben ustedes, como impulsores de esta iniciativa, lo dicho por el ELN y el Comando Central de FARC y el silencio de la 2da Marquetalia?
Lo vemos como una posibilidad de establecer más acercamientos para hacer diálogos más honestos y más sinceros en clave de aclarar situaciones, pero también establecer rutas en tres cosas: el tema humanitario que necesitamos avanzar, operativizarlo, volverlo práctico; en el tema político en clave de hablar de los temas que se deben tener en cuenta para resolver la problemática social y, en el mecanismo de justicia transicional en eventuales procesos de paz, entre la jurisdicción especial indígena, para nosotros que somos gobiernos propios y tenemos nuestras facultades, y lo que se genere como mecanismo transicional desde la ley ordinaria, sobre esto, hablaremos con ellos por ejemplo de los combatientes juzgados por la jurisdicción indígena. Si toca hacer concesiones estamos dispuestos a hacerlo y ellos tendrían que hacer lo mismo.
A los actores que no se manifestaron los llamaremos luego, pero aquí no solo son actores armados, nosotros necesitamos aquí también a los actores económicos, los gremios económicos del suroccidente, del Cauca y el Valle, algunos de ellos llegaron, y dijeron que tienen la voluntad, que les interesa construir. Con ellos tenemos que distensionar los conflictos de la concentración de la tierra, por ejemplo, con Asocaña, Procaña y otros, incluso con los de Cartón Colombia. Es una apuesta interesante, aquí lo que sigue es trabajar.
Comando mayor central de las FARC-EP y gestoría de paz del ELN, enviaron mensajes a la Minga humanitaria, manifestando voluntad de diálogo.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA
Luego del trabajo de las comisiones y las intervenciones en plenaria de cientos de personas que participaron en la Minga humanitaria ¿Cuáles son esos mínimos y máximos humanitarios sobre los que van a continuar los diálogos con perspectiva de paz con los actores armados que hacen presencia en el territorio?
Los mínimos son parar las confrontaciones entre actores. Los máximos son defender la vida en términos de no más asesinatos y que se genere la posibilidad de entablar, con tiempos de manejo, objetiva y razonablemente, las construcciones con ellos, y que la gente lo sepa públicamente. No estamos haciendo ejercicios clandestinos. Nos metimos en esto y tenemos que seguirlo sosteniendo.
Rompimos por un lado en este escenario unos miedos, eso es muy bueno, y así la gente tuviera la expectativa de verlos, pero no se pudo, yo creo que ese momento va a llegar, porque hay disposición de ellos y de la gente. Aquí pudimos ver la actitud de la gente, hay mucha gente dolida, impotente, con rabia y dolor, pero estuvieron aquí y eso fue un gran avance.
Como cierre de la Minga humanitaria, social y política, líderes del CRIC llamaron a un cese al fuego multilateral y de hostilidades de manera inmediata
entre los diferentes actores del conflicto armado y, a respetar la vida de los habitantes del suroccidente colombiano.
Foto: Sonia Cifuentes, Revista RAYA
Si la crisis humanitaria se mantiene y se llegaran a generar nuevos hechos que afecten de manera directa a sus comunidades ¿continuarán apostando en la ruta de diálogos?
La orientación de las comunidades es que cueste lo que cueste vamos a conservar la estrategia de diálogo, si dejamos de dialogar el movimiento indígena pierde. Nosotros somos fuertes políticamente y todos los que hemos construido lo hemos hecho desde la palabra, el diálogo, desde la conversa, entonces nunca vamos a renunciar a eso, y los exhortaremos todo el tiempo a ese nivel, llevarlos siempre a la discusión política, y por eso te puedo decir hoy: vamos a sostener este proceso y somos capaces de enseñarles incluso cómo se construye proceso social, cómo se construye país.