Carolina Alzate Gouzy, integrante de la Flotilla Global Sumud, explica a RAYA cómo surgió esta misión civil que busca abrir un corredor humanitario hacia Gaza. Relata el papel de los tres colombianos que viajan a bordo, el trabajo del equipo de apoyo en tierra y los riesgos frente a posibles ataques e interceptaciones. Su mensaje es claro: la sociedad civil se levanta donde los gobiernos han fallado, para frenar el genocidio y llevar ayuda al pueblo palestino.
Por Migdalia Arcila Valenzuela
En la madrugada del 9 de septiembre, el barco principal de la Flotilla Global Sumud, conocido como “the family boat” (el barco familiar), fue atacado por un dron en las costas de Túnez. Según informó el comité organizador de la Flotilla, no hubo heridos y todos los activistas se encuentran a salvo. Sin embargo, el ataque, que ocasionó daños en la cubierta y en la zona de almacenamiento de la embarcación, aún está siendo investigado.
La Flotilla Global Sumud es una de las misiones civiles de solidaridad internacional más importantes desde el comienzo del genocidio en Gaza. Está compuesta por más de 50 embarcaciones a bordo de las cuales viajan delegaciones de 44 países, incluido Colombia. Su objetivo es llegar a Gaza y llevar ayuda humanitaria que no ha sido posible entregar por otras vías debido al bloqueo israelí. Este esfuerzo se suma a una larga historia de intentos de la sociedad civil alrededor del mundo por abrir un corredor humanitario que permita a los palestinos recibir la ayuda necesaria.
El pasado 22 de agosto, la Organización de las Naciones Unidas, siguiendo la investigación de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (IPC), declaró oficialmente que la Franja de Gaza enfrenta una situación de hambruna intencionalmente provocada por Israel. Adicionalmente, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, afirmó que las acciones del gobierno israelí, conducentes a la hambruna, constituyen un crimen de guerra. Para la primera semana de septiembre de este año ya se habían registrado 376 muertes por inanición, entre ellas 134 niños. La hambruna se extiende en Gaza pese a las miles de toneladas de alimentos y demás víveres esenciales que permanecen a tan solo unos kilómetros de distancia, en la frontera con Egipto.
A este bloqueo masivo se suma la denuncia contra la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización estadounidense encargada de distribuir la poca ayuda que logra entrar. Según la ONU, a inicios de agosto al menos 1.400 personas habían sido asesinadas y 4.000 heridas en los puntos de distribución custodiados por soldados israelíes y contratistas privados.
Así, además del bombardeo incesante y de la hambruna manufacturada, los palestinos en Gaza deben enfrentarse a los francotiradores que custodian la única comida a la que podrían acceder en meses. Los escasos puntos de distribución de ayuda humanitaria en Gaza se han convertido en una trampa mortal.
RAYA tuvo la oportunidad de hablar con Carolina Alzate Gouzy, una de las colombianas que conforman la comisión nacional en la Flotilla Global Sumud. Carolina es ingeniera biológica, doctora en desarrollo sostenible y cofundadora de la Red de Comunidades que Sustentan la Agricultura en Colombia. Hace parte del equipo organizador y del apoyo logístico en tierra que ha hecho posible la presencia de tres colombianos a bordo de la Flotilla.
Raya: ¿Cómo nace y cuál es el propósito de la Flotilla Global Sumud?
Carolina: La Flotilla Global Sumud no es una organización, sino una misión conjunta en la que cooperan cuatro organizaciones diferentes (Global Movement to Gaza, Freedom Flotilla Coalition, Maghreb Sumud Flotilla, Sumud Nusantara). Todas comparten dos objetivos centrales: poner fin al genocidio en Gaza y abrir un corredor humanitario que permita el ingreso de ayuda. La idea surge tras constatar que, a pesar de la gravedad de la crisis, los gobiernos no han logrado responder.
Este año, cuando zarpa el Madleen en junio, la flotilla a bordo de la cual iba Greta Thunberg, muchas personas alrededor del mundo pensamos en apoyarlos intentando llegar a Gaza tanto por aire como por tierra. Es así como nace lo que se llamó la Global March to Gaza (Marcha Global a Gaza), en la cual se convocaron a personas de todo el mundo y se estableció como punto de encuentro El Cairo, para desde allí caminar hasta la ciudad de Rafah, la ciudad en la frontera entre Egipto y Palestina. Logramos llegar hasta el Cairo unas 4,000 personas, pero la misión de caminar hasta Palestina no fue posible. Aunque en esa ocasión no llegamos hasta Gaza, sabíamos que teníamos que seguir adelante porque las fronteras siguen cerradas y la ayuda humanitaria aún no entra en cantidades significativas.
Por eso decidimos articularnos y unir fuerzas en esta acción internacional de solidaridad.
Raya: ¿Quiénes son los colombianos que van a bordo de una de las embarcaciones y por qué han decidido unirse a esta iniciativa?
Carolina: Participan tres colombianos, Luna Feu, Manuela Bedoya y Mauricio Morales. Manuela tiene experiencia trabajando en derechos humanos y con comunidades indígenas, tiene un recorrido importante en la lucha por la justicia social. Igualmente, Luna es una activista con mucha experiencia. Vive en Jordania y está casada con un palestino. Para ella esta es una lucha profundamente personal, es una lucha que ha vivido de cerca con la comunidad palestina que es ahora también su familia. Las dos son mujeres muy talentosas que han decidido ponerlo todo al servicio de esta causa. Y Mauricio es un periodista de Aljazeera que vive en España hace un buen tiempo con su esposa y sus hijos. Él va con un compromiso muy claro de comunicar lo que en realidad está pasando.Yo hago parte del equipo logístico en tierra, mientras ellos viajan en la Flotilla. Su decisión responde a la urgencia de actuar frente al bloqueo y al genocidio en Gaza. Sentimos que los gobiernos han fallado y que es la sociedad civil la que debe dar un paso al frente para exigir justicia y garantizar que la ayuda llegue.
Raya: ¿Quiénes integran el equipo de apoyo en tierra en Colombia y cuál es tu papel allí?
Carolina: Somos 11 personas en el equipo de apoyo en tierra: Elisa María Charpentier Torres, Ledys Sanjuan Mejía, Maribel Del Valle, Alejandra Vergara, Juan Villalobos, Brian Cummins, Laura Nitoa, Natalia Moncada, Juanita Gómez, otra persona que prefiere no ser nombrada y yo. Tenemos miles de tareas, desde mantener a las familias de los tripulantes informadas, recoger fondos, gestionar recursos humanos, hacer traducciones y organizar iniciativas en distintas ciudades. Por ejemplo, el día que zarparon se organizaron diferentes actividades en varias ciudades del país y del mundo. También organizamos la convocatoria inicial para voluntarios que quisieran participar en la Flotilla y tuvimos que hacer un proceso de selección cuidadoso dada la dificultad e importancia de la misión. Así mismo establecimos estrategias y protocolos claros que nos permitan asumir los diferentes escenarios a los que se enfrenta la Flotilla.
Raya: ¿A qué dificultades y riesgos se enfrenta la flotilla?
Carolina: En primer lugar, es un esfuerzo enorme organizar equipos que puedan navegar en botes veleros, pues la mayoría de los botes que conforman la flotilla son de este tipo. La navegación en sí misma es muy exigente, deben organizar turnos de trabajo y de vigilancia. Todo esto exige un nivel de organización muy alto. Además, deben estar creando contenido constantemente para comunicar cómo va la misión, cómo están ellos, y así permitir que otras personas los puedan acompañar. Los tripulantes tienen un trabajo muy fuerte y no hay realmente una manera de descansar bien a bordo de esos botes.
Existen tres escenarios posibles. El primero y más deseado: llegar a Gaza y entregar la ayuda humanitaria. El segundo: ser interceptados y detenidos por Israel. El tercero, menos probable pero posible, es un ataque directo. Frente a estos riesgos, la Flotilla ha adoptado la no violencia como principio y transporta únicamente ayuda humanitaria, sin armas ni fines militares. Desde tierra, trabajamos para minimizar los riesgos mediante la visibilización permanente en redes sociales y medios internacionales.
Raya: Respecto a este tema de los gobiernos, hace unos días el presidente Petro emitió un mensaje de apoyo a la delegación colombiana, ¿cómo reciben ustedes este mensaje?
Carolina: Agradecemos profundamente el respaldo, no solo del presidente, sino también de otros sectores del gobierno y de la ciudadanía. Incluso pequeñas contribuciones, como una donación de 2,000 pesos, muestran el compromiso que hay detrás de cada gesto de solidaridad. Petro ha sido hasta ahora el único presidente en manifestar explícitamente su apoyo a la Flotilla, lo cual valoramos mucho. También hemos recibido acompañamiento del Congreso y de la Cancillería.
Sin embargo, es importante aclarar que esta es una misión de la sociedad civil, totalmente independiente de gobiernos o partidos. La solicitud que Petro hizo a la ONU de crear un cuerpo de paz, por ejemplo, no tiene relación con nuestra acción. Nosotros somos una misión no-violenta con un único objetivo: llevar ayuda humanitaria a Gaza. No transportamos armas ni representamos amenaza alguna para Israel.
Raya: Finalmente, ¿cómo podemos ayudar y apoyar los demás colombianos a nuestra delegación?
Carolina: Como lo mencioné anteriormente, esta es una misión orgánica que se enfrenta a muchos desafíos constantemente y que, por ende, está sujeta a muchos cambios. Sin embargo, se estima que entre el 13 y 15 de septiembre podrían estar llegando a Gaza. Por el momento seguir las redes sociales de la Global Sumud Flotilla y en particular de nuestra delegación colombiana es muy importante. Esto puede hacer la diferencia en el caso, que esperemos que no suceda, de una intervención o ataque por parte de Israel. Además, es importante replicar el mensaje central de la misión: romper el bloqueo humanitario en Gaza, poner fin al genocidio y a la ocupación israelí de Palestina.