Desde Estados Unidos, el lingüista más influyente del siglo XX, Noam Chosmky, habló con la Revista RAYA sobre la ola progresista que gobierna América Latina, sobre los desafíos de los gobiernos de Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula para cuidar la Amazonia y sobre un nuevo eje político, militar y económico en el Sur Global que podría revivir con el triunfo de la izquierda en Brasil en un momento de decisiones trascendentales para la humanidad.
Por: Edinson Bolaños
Traducción: María Camila Diaz
La larga historia de activista de Noam Chomsky está cargada de política y filosofía. Rechazó la guerra de Vietnam (por lo que fue detenido), denunció los montajes de Ronald Reagan y fue blanco del expresidente estadounidense Richard Nixon, quien lo tenía perfilado por su pensamiento crítico contra sus políticas. Además, ha sido defensor del ambiente y, por esa razón, un implacable analista del gobierno de Donald Trump, al cual rechaza en su propósito de volver a la Casa Blanca.
A punto de cumplir 94 años este 7 de diciembre, Chomsky fue profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) durante 60 años y sigue siendo uno de los pensadores contemporáneos más importantes, según lo calificó el periódico global The New York Times. Esta entrevista la concedió desde su nueva residencia desde hace 4 años en la ciudad de Tucson, Arizona, Estados Unidos.
¿Cómo recibe la noticia de que América Latina haya girado mayoritariamente a la izquierda tras la elección, el domingo pasado, de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil?
Lo que pasó el domingo es bastante incierto. Mi esposa es brasileña y está en este momento en Sao Paulo viendo los sucesos desde cerca y es bastante incierto lo que está pasando. Quizás han visto en las noticias que hay un esfuerzo coordinado por los camioneros y la gente que apoya a Bolsonaro para bloquear las carreteras. Bolsonaro se ha quedado en silencio y entonces sólo podemos adivinar lo qué está pasando. No sabemos cómo se coordinó esto ni que ha sido planeado. Hubo grandes celebraciones el domingo y mucho entusiasmo, no hubo violencia, contrario a lo que se había predicho, pero luego durante la noche empezó esta operación.
¿Ve la posibilidad de un golpe militar o algún tipo de golpe de Estado que se esté fraguando a raíz de los disturbios del domingo y la mañana del lunes?
En este momento todo es una especulación, hay un peor escenario y un mejor escenario y muchas posibilidades en el medio. El peor escenario es que se esté preparando una Ley Marcial, y después de eso todo se vuelve incierto. El mejor escenario es que todo esto se calme. No sabemos. Bolsonaro no ha dicho nada.
Mientras tanto, al norte de Suramérica, en Colombia, vimos hace dos meses que por primera vez en la historia reciente ganó un gobierno de izquierda. Y una de las banderas más importantes del presidente Gustavo Petro ha sido plantear la propuesta de dejar atrás la explotación de petróleo y carbón, pero esto ha resultado difícil. En ese sentido, ¿considera que el cambio climático exige esa transición inmediata? ¿Cómo ve el pulso que están teniendo la industria del petróleo y la necesidad de una transición verde?
El gobierno Petro - Márquez significa la entrada de Colombia a un nuevo terreno. Colombia debería ser uno de los países más ricos y felices del mundo, tiene unos recursos increíbles y una población comprometida, pero ha sido una historia de horror que ha durado 70 años.
A lo mejor está pasando por fin, pero va a haber una oposición grande de los inversores y negocios para cambiar el horror de Colombia, así que esta es otra lucha.
Sobre la importancia del cambio climático, es abrumador. No tenemos que entrar en detalles, pero tenemos una ventana de oportunidad muy pequeña en la que aún es posible controlar el cambio climático. Si la dejamos pasar llegaremos a puntos de inflexión graves después de los que la humanidad descenderá a una catástrofe.
Hace 5 años en una conferencia en Uruguay usted mencionó que en la era de Donald Trump el minutero para una catástrofe mundial se había acercado mucho más, había quedado a dos minutos y medio de la media noche. ¿Estamos tan cerca del fin de la humanidad?
Respecto del clima los cambios son urgentes. La Organización Meteorológica Mundial (OMM) acaba de publicar su último reporte donde señala que las emisiones se han incrementado radicalmente desde 1990, y si esta trayectoria continua dentro de unas pocas décadas la vida se hará imposible. Puedo darles algunos ejemplos.
En el Medio Oriente, que es el foco principal de producción de combustibles fósiles, las predicciones señalan que las temperaturas van a incrementar en 5°C y el nivel del Mediterráneo oriental subirá dos metros o más. Los efectos de estos cambios son inimaginables y estas predicciones se duplican de una u otra forma para la mayor parte del mundo. Esto quiere decir que grandes áreas del planeta van a ser prácticamente inhabitables para los humanos.
Otro ejemplo son India y Pakistán. Alrededor de un tercio de Pakistán está bajo el agua por cuenta de una estación de monzones sin precedentes. En cambio, en la India, que está cerca, los campesinos que viven en casas de barro, están tratando de sobrevivir olas de calor de 50°C, y esta situación va a empeorar.
En esa línea, ¿por qué Estados Unidos no apoya decididamente la transición energética y la acción climática?
En los Estados Unidos el 100 por ciento del Partido Republicano es negacionista, se ha rehusado a emprender cualquier tipo de acción para aliviar el cambio climático. De hecho, bajo la administración del presidente Trump, el país se salió de los acuerdos internacionales, maximizó el uso de combustibles fósiles y eliminó una serie de regulaciones diseñadas para mitigar un poco la crisis climática.
Es probable que [los Republicanos] vuelvan al poder y si lo logran el impacto será catastrófico. Sería como si Bolsonaro hubiese ganado la elección en Brasil y hubiera procedido a destruir la Amazonía.
¿Qué expectativas tiene para Colombia con el gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez?
Tienen muchas oportunidades, pero también hay muchas barreras para avanzar. Los ricos y poderosos en Colombia se oponen fuertemente, la comunidad inversora internacional dirigida por los Estados Unidos se opone fuertemente, pero con el apoyo popular y el apoyo de otras fuerzas populares en Suramérica, especialmente Brasil, quizás puedan superar las barreras y Colombia podrá convertirse en lo que siempre debió ser: uno de los países más ricos y más felices del mundo.
En este momento de hegemonía de la izquierda en América Latina, ¿qué pasaría si, como sucedió durante la administración de Juan Manuel Santos, resurgiera la posibilidad de que Estados Unidos respaldara una posible entrada de Colombia a la OTAN? ¿Cómo ve esta posibilidad? ¿Qué significaría para Suramérica que Colombia fuera miembro de la OTAN?
La OTAN es una alianza militar global altamente agresiva y ha estado implicada en actos violentos en todas partes: en la invasión de Irak, que ha sido la peor atrocidad del siglo; en la destrucción de Libia; en la invasión de Afganistán que destruyó el país; en el bombardeo de Serbia… Hacia donde se mire.
La OTAN ya se ha expandido hacia la región del Indíco-Pacífico, es una alianza global, y China o cualquier otro país que se atreva a desafiar la hegemonía estadounidense… que cualquier país en América Latina se una a la OTAN significaría un paso más hacia la catástrofe.
Si Colombia se uniera a la OTAN esto extendería también la alianza militar agresiva dirigida por los Estados Unidos hacia Latinoamérica. No puedo pensar en una decisión peor.
En su primer gobierno el presidente Lula Da Silva fue un entusiasta de los acuerdos de cooperación militar entre Brasil, Rusia, India y China, conocidos como BRICS, que ahora también incluyen a Suráfrica. ¿Qué futuro tienen estas alianzas teniendo en cuenta lo que está sucediendo actualmente con la OTAN? ¿Qué implicaciones tendría que estas alianzas se fortalecieran en Suramérica?
La formación de los BRICS fue un paso muy importante para darle al sur global un rol significativo y un destino al cual aspirar en los asuntos internacionales, independiente de las grandes potencias. Si Lula es capaz de reconstruirlo esto sería un paso significativo para crear un orden internacional más diverso. Un mundo multipolar que no estuviera bajo la dominación única de los Estados Unidos y sus aliados. Sería un paso muy importante, como también lo sería reconstituir Unasur, la Celac y otros esfuerzos de América Latina hacia la independencia.
¿Cuál cree que serían los efectos de fortalecer los BRICS, en relación con la OTAN y las tensiones que estamos viviendo actualmente en el continente?
En este momento hay un conflicto global sobre cómo debería estar organizado el mundo. En un lado está la posición de los Estados Unidos que cree que el mundo debería estar dominado por Estados Unidos a través de su alianza militar global OTAN, es una visión de un mundo unipolar. Otra visión, es la de un mundo multipolar con centros de poder independientes que cooperan entre sí y se acomodan entre sí y no están en conflicto entre ellos. Existe una posibilidad de que esta visión se pueda implementar y América Latina podría jugar un papel importante en llevarlo a cabo.
¿Cree que los BRICS se deberían expandir a otros países de Latinoamérica o del sur global?
Se podrían integrar con lo que se conoce como G 77, que antes se conocía como el Movimiento de Países No Alineados, constituido por alrededor de 130 países que son una especie de voz del Sur Global. Los BRICS se podrían integrar a ellos y contribuir a esta alianza.
¿Los Estados Unidos podrían tener un papel importante liderando una fuerza que ayude a proteger la Amazonía?
Proteger la Amazonía es la responsabilidad de los países donde se ubica el Amazonas, principalmente Brasil, pero también Colombia. Ellos deben tomar el liderazgo para protegerla, los países ricos como los Estados Unidos pueden, es más, deben apoyar esos esfuerzos porque si perdemos la Amazonía todo el mundo sufrirá gravemente.
¿Cómo podría ser ese apoyo de los Estados Unidos y de los países ricos a la protección de la Amazonia?
Pueden cortar todo el apoyo a las operaciones que están destruyendo el Amazonas como: la minería, la tala o los agronegocios, y más bien proveer apoyo a las medidas que promueven un desarrollo responsable y sostenible de la Amazonia, como las medidas que propone Lula.
¿Cuál es su balance de la llamada guerra contra las drogas liderada por los Estados Unidos?
Yo he estado en el sur de Colombia, he estado en el Cauca, he estado con las comunidades pobres y he visto como esa guerra contra las drogas se ha desarrollado. Es una guerra en contra de la población pobre, es una guerra química que destruye los cultivos y el ganado, y por la que la población está sufriendo enfermedades. No ha tenido ningún efecto sobre las drogas, ninguno.
En cambio, sí prepara el terreno para las inversiones de las corporaciones mineras y de los agronegocios para que puedan expandir su poder en zonas pobres. La guerra contra las drogas prácticamente no tiene nada que ver con las drogas, esto se puede ver en los efectos que ha tenido.
Adicionalmente, esto es entendido por los encargados de la planeación y ha sido bien documentado durante años por instituciones de investigación de primer nivel. Ellos saben lo qué están haciendo.
Teniendo en cuenta que esa guerra sigue siendo uno de los puntos en los que gravita el conflicto colombiano, ¿cómo ve la actual propuesta de Paz total del gobierno de Gustavo Petro?
Debe ser buscada. La solución al problema de las drogas está en los Estados Unidos. Las respuestas son conocidas y se conocen desde hace 50 años. La respuesta es prevención y tratamiento en los Estados Unidos, es la forma más efectiva en términos de costos para eliminar el problema de las drogas.
La peor manera es la guerra química que destruye vidas y cultivos y no tiene ningún efecto. Así que todas estas medidas para acabar la guerra se deben buscar.
Uno de los problemas que alimentan esa guerra es el narcotráfico. Este gobierno también ha abierto el debate sobre la legalización de la cocaína, que en gran medida se consume en Estados Unidos. ¿Qué piensa de esta propuesta?
Puede ser, pero es secundario. El problema principal está dentro de los Estados Unidos, es ahí donde está la demanda de drogas, y se debe recortar. Si esto no sucede siempre se encontrará alguna forma de mantener el suministro. Se debe recortar el consumo a través de la prevención y el tratamiento, todo lo demás es marginal.
En este momento América Latina está bajo presión con la posible crisis económica, ¿qué cree que se podría hacer para disminuir los impactos de esta crisis, teniendo en cuenta que buena parte de la región está gobernada por partidos de izquierda?
América Latina tiene unas élites desde hace mucho tiempo y estas élites no son responsables con sus países: exportan capital e importan bienes de lujo, tienen segundas residencias en el extranjero y no pagan impuestos. Son muy reaccionarias y en colaboración con los inversores extranjeros han frenado el desarrollo en América Latina, es un problema de lucha de clases que se debe superar.
¿Cómo podrían funcionar esas iniciativas de cambio para América Latina cuando estas élites han sido históricamente responsables de frenarlas?
Tiene que ser superado por movimientos populares que conviertan a los países de América Latina en sociedades democráticas donde las políticas se diseñen para el beneficio de la población y no para beneficio de los inversores ricos y las élites irresponsables. Es un problema interno.
Es interesante comparar América Latina con Asia Oriental. América Latina tiene grandes ventajas, es rica en recursos y no tiene conflictos externos. En cambio, Asia Oriental no tiene estas ventajas. Sin embargo, Asia Oriental ha logrado desarrollarse mientras que América Latina se ha estancado. La razón es simple: en Asia Oriental las clases adineradas están bajo control, no exportan capital e importan bienes de capital, están bajo la dirección del Estado, e invierten internamente. Esto no pasa en América Latina, ya que está dirigida por élites irresponsables que se guían por su propio interés y no por el interés de la población. Sin control. La diferencia es dramática.
Dado que el problema es lograr que estas élites usen su capital internamente para lograr una mayor redistribución, pero buena parte de sus recursos están distribuidos alrededor del mundo, ¿cómo se podría lograr una mayor inversión interna y una redistribución de recursos en América Latina?
Generalmente se logra con las políticas de gobiernos socialdemócratas moderados. El primer gobierno de Lula en Brasil ejecutó políticas redistributivas que bajaron considerablemente los índices de pobreza, incluso de la población marginalizada. El Banco Mundial catalogó el gobierno de Lula como una década dorada en la historia de Brasil, pero fue atacado por los poderes locales y el capital internacional.
Ahora tiene de nuevo una oportunidad para avanzar, lo mismo aplica para Chile una vez logre desmantelar los legados de la dictadura de Pinochet, y también aplica para Colombia y Honduras que tienen gobiernos moderados de izquierda. Se puede hacer de esta manera.
Debería agregar, que también se puede hacer a través de los movimientos populares. Por ejemplo, Brasil, una vez más. Brasil tiene el movimiento social más importante y más grande del mundo, el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), y han logrado desarrollar una sociedad independiente con una participación masiva que está instaurando las bases para lo que podrían ser cambios a gran escala, esto es posible en otros países.
En este momento por las políticas de EE.UU. para controlar la inflación ha habido una gran devaluación de diferentes monedas en el mundo, y el peso colombiano ha sido una de las más afectadas. ¿Qué cree que puede pasar en este escenario mundial con la devaluación?
Esto que llaman “control de la inflación” es un eufemismo para crear desempleo. No hay necesidad de hacerlo, existen mejores métodos para lidiar con una subida temporal de los precios, no se necesita crear más desempleo. Claramente estas medidas afectan a otros países que están atados al dólar, esta interacción internacional se debe romper. El sur global debería tener una base financiera independiente distinta de los Estados Unidos.
Debería agregar que en 1980-1982 cuando los Estados Unidos subió considerablemente las tasas de interés, esta medida significó dos décadas de estancamiento para América Latina. Eso no tiene por qué pasar.
Quisiera agradecer la disponibilidad de su tiempo y decir que ha sido un gusto para nosotros tener esta entrevista. Por último, ¿qué mensaje le deja a Colombia y a América Latina en este momento?
El mensaje es: la lucha de clases no termina, los ricos y poderosos, aquellos que Adam Smith llamó los amos del mundo, continúan peleando, si los demás abandonan la pelea ellos ganan, si los demás continúan en la lucha podrán lograr un mundo mejor.
Traducción: María Camila Diaz