En el Magdalena Medio, mandos de la Policía fueron capturados por trabajar con el Clan del Golfo, facilitando su expansión en La Dorada, Caldas. El teniente Guillermo Stevens Salgado estableció un pacto con la organización criminal, permitiéndoles el control del narcotráfico a cambio de sobornos y la reducción de homicidios en la zona. RAYA revela informes judiciales, testimonios y documentos reservados.
Unidad Investigativa Revista RAYA
La cita tuvo lugar en Puerto Salgar, Cundinamarca, después del tercer resalto de la autopista y no muy lejos de la Estación de Corán, una conocida gasolinera del municipio. Ocurrió poco antes de las nueve de la noche en una fecha no determinada, aunque se sabe que sucedió a comienzos del año 2017.
Allí, sobre la vía, pactaron un encuentro Carlos Adolfo Orejuela alias “Titi”, jefe criminal de un brazo urbano del Clan del Golfo conocido como “La Empresa”, y el teniente Guillermo Stevens Salgado, uno de los altos mandos policiales en La Dorada, en el Magdalena Medio caldense. Ambos llegaron en sus motocicletas y se dieron la mano después de conversar algunos minutos sobre la carretera.
RAYA revela el organigrama de los policías del Magdalena Medio que presuntamente colaboraron con un brazo criminal del Clan del Golfo en La Dorada, Caldas.
Los detalles del encuentro fueron confesados tres años más tarde por alias Tití, luego de un extenso interrogatorio con funcionarios de la Fiscalía, el 24 de febrero del 2020, poco después de su captura. Según su relato, la iniciativa de pactar un encuentro vino del propio teniente Salgado, quien le hizo saber, a través de alias “Gafas”, su jefe en la organización, que necesitaba hablar con él. Alias Tití no conocía a Salgado, pero el teniente ya sabía de su trayectoria e incluso lo reconoció sin problemas aquella noche de la cita en la autopista.
En 2017, Títí acababa de hacer su aparición en La Dorada, en el extremo oriente caldense, comisionado por Johny Alejandro Delgado, alias “Gafas”, un importante jefe del Clan del Golfo en ese momento. Su misión era apoderarse de todos los expendios de droga en la región, a los que la organización criminal suministraba marihuana, bazuco y cocaína, con lo que ganaban entre 30 y 40 millones de pesos cada mes.
“Nosotros no fuimos atacados por las autoridades en ese entonces. ¿Por qué? Porque llegamos a un acuerdo: si nosotros no matábamos gente en el pueblo, ellos no nos tocaban. No querían ver muertos en el pueblo, y que si íbamos a hacerlo, que lo hiciéramos rural, o sea, que los sacáramos del corregimiento, que no fuese acá. Ese fue uno de los convenios que se hicieron”, confesó Tití durante el interrogatorio.
La solicitud expresa de no asesinar a nadie en el municipio, a cambio de poder dominar todos los expendios de droga sin interferencias, fue propuesta, según alias Tití, por el teniente Salgado. Además, el teniente pidió una “colaboración” quincenal de cuatro millones de pesos, que le fueron entregados en varias ocasiones por José Leonardo Rincón Peña, alias “Leo” o “Chupa Huevo”, hombre de confianza de Tití, quien ratificó estos hechos en otro interrogatorio del 2 de marzo de 2022 ante las autoridades.
Éste es el teniente Guillermo Stevens Salgado, capturado el pasado 18 de septiembre en La Ceja, Antioquia, por sus presuntas relaciones con el Clan del Golfo.
“Teníamos un convenio”, aseguró este hombre. “Que si [los policías] cogían a alguien con estupefaciente o cometiendo un delito, nos avisaban para saber si trabajaba con la organización”. Leo fue asesinado por sicarios en La Dorada el 31 de marzo del 2022, tan sólo tres semanas después de rendir su declaración, sin que haya claridad sobre los autores del crimen.
“Hablo de convenio porque entro a [hice] un convenio con la policía. O sea, directamente digámoslo: con Salgado llegamos a ese punto, a ese convenio, en el que no le matábamos gente en el pueblo y él a nosotros no nos perjudicaba, no nos atacaba, no nos coge gente. Nos da vía libre para trabajar”, confirmó también Carlos Adolfo Orejuela, alias Tití en el 2020.
El “convenio” sirvió además para coordinar acciones criminales entre uniformados y sicarios de la organización. “Le mostrábamos a él quiénes eran los que no nos servían, y para que nosotros no los matáramos, él los cargaba o se los llevaba, buscaba la manera de meterlos presos. Pero si queríamos tocar a alguien, decía que teníamos que sacarlo fuera del pueblo, que para eso existía el río o existía el monte, lo que fuera, pero que en el pueblo no”, aseguró en ese entonces alias Tití.
Cuando los investigadores le preguntaron por qué algunos miembros de la Policía estaban interesados en llegar a un acuerdo con la estructura criminal, alias Tití fue explícito al describir la manera en que los uniformados cogobernaban con él: "Ese convenio se dio porque cuando yo entré a manejar el pueblo, estaba muy desubicado, muy desordenado. Entonces, cuando comenzamos a apretar, se corrió la voz de que iba a haber muchos muertos, de que íbamos a entrar, digámoslo así, dando bala. ¿Sí me entiende? Para que la gente captara, se entró bruscamente, apretando todo. Con el pasar de los días, me hacen llegar un mensaje de que alguien quiere hablar conmigo. ¿Quién es? ‘No, que alguien quiere hablar con usted, para que no coja el pueblo para destruirlo’. Yo dije ‘hágale’. Entonces ahí comenzó la relación entre el teniente Salgado y yo, para ver qué quería hablar conmigo y cómo quería que trabajáramos".
A los testimonios de Tití y Leo se suma la versión de Yesid Rodríguez Miranda, otro jefe criminal de La Dorada, quien declaró ante la Fiscalía el 26 de febrero de 2020: "Del teniente Salgado solamente tuve contacto a través de una persona que trabajaba conmigo, que se llama Felipe Peralta. En varias ocasiones me llamaba, me escribía y me decía que el teniente de aquí de La Dorada estaba muy interesado, con muchas ganas de hablar conmigo. Le interesaba hablar con el jefe de la línea, con el que manejaba la vuelta de la droga, porque no quería que pasara nada grave en el pueblo, y nos dejaba tranquilos".
Las interceptaciones telefónicas a los números del teniente Salgado y de algunos de sus subalternos revelaron, según un informe de la Policía Judicial, comunicaciones trianguladas con miembros de la estructura criminal. Algunas de las llamadas interceptadas a los delincuentes evidenciaron que estos conocían cómo operaba el teniente Salgado en coordinación con ellos. Por ejemplo, un sujeto apodado Misael, miembro del grupo, comentó a uno de sus cómplices que el capitán Salgado "es amiguito de él".
Las comunicaciones de los criminales revelaron que varios de ellos tenían tratos con el teniente Guillermo Stevens Salgado.
El homicidio que incrimina a otros policías
El crimen más grave en el que la Fiscalía buscará probar una posible participación del teniente Salgado fue el asesinato de Brandon Camilo Ortiz López “Zapatico”, un expendedor de droga que se había rebelado a la estructura criminal y por ello fue ejecutado el 21 de julio del 2019.
“Zapatico” no pagaba el tributo exigido por la organización y además era problemático entre la comunidad, participaba en riñas y cometía robos, por lo que se había convertido en un problema. Alias Tití dijo a los investigadores que el propio teniente Salgado pidió su asesinato argumentando que “se le había salido de las manos”.
El homicidio lo cometió un sicario de la organización conocido como “Yede” con un arma de calibre 38 a la medianoche en una taberna conocida como “Masturbar”, del barrio Las Ferias de La Dorada. Desde temprano los hombres de Tití habían estado haciendo inteligencia a “Zapatico” y detectaron el lugar en donde estaba ingiriendo licor con dos mujeres, gracias a los datos que les entregó el teniente Salgado.
Detalles del momento en que alias “Yede”, sicario de la organización, escapa de la zona rosa en el barrio Las Ferias después de asesinar a alias “Zapatico”. Para torcer la investigación por el crimen los policías intentaron incriminar falsamente a una persona inocente.
Pero el asesinato se convirtió en un escándalo en el pueblo porque para encubrir a los verdaderos autores del crimen la Policía capturó de manera irregular a otro hombre: Carlos Perdomo Robledo, al que apodaban “Chispy”, que estaba de fiesta en el sector pero no tenía ninguna relación con el homicidio.
El montaje se habría planeado en contubernio con el teniente Santos Pirabán Martínez, para la época un importante oficial de la SIJIN en el municipio, quien ordenó capturar a Chispy por un supuesto estupefaciente y mantenerlo retenido ilegalmente en la estación de Policía de La Dorada mientras sus hombres organizaban una coartada para incriminarlo.
“Salgado montó que era coger a Chispi, un pelado que no tenía nada que ver, le montaron un fierro, un arma que el chino ni tiene conocimiento de esa arma. Ni había hecho nada, ni es sicario, ni es jíbaro, no tiene nada que ver con nosotros y él le hace la captura”, aseguró alias Tití.
Su testimonio está respaldado por la confesión de una de las uniformadas que realizó la captura irregular de Chispi, la patrullera Jennifer Lucía Arenas, quien fue interrogada el primero de agosto del 2022:
“Voy a decir la verdad de cómo fueron las cosas”, dijo la patrullera “nos llamó el Subteniente Piraban Martínez Santos Steven por radio que le llegáramos a la estación de la Dorada y nos manifestó que necesitaba que el señor Carlos Perdomo Robledo, debía permanecer en la Estación de La Dorada, que lo capturamos para retenerlo en la estación mientras la SIJIN de La Dorada, mientras adelantaba una investigación".
La patrullera reconoció en su declaración que la captura había sido “cuadrada” y que se reportaron hechos falsos como una supuesta dirección y flagrancia que nunca existieron, e incluso que el bazuco que utilizaron para entrampar a Chispi se los había proporcionado el teniente Santos Piraban.
Pero no fue la única irregularidad. Otro integrante de la SIJIN, Nicolás Jiménez Cano, tomó una supuesta entrevista con una testigo para usarla como elemento de prueba con qué judicializar a Chispi. El montaje comenzó a desvirtuarse cuando la testigo declaró en la audiencia que ella no había dicho nada de lo que quedó consignado en el informe y que el documento era falso. Además, los peritos investigadores concluyeron que las imágenes de video donde se apreciaba al sicario escapando de la escena del crimen no coincidían con las características de Chispi, el hombre al que la Policía quería entrampar y acusar falsamente del hecho.
El teniente Guillermo Stevens Salgado fue capturado el pasado 18 de septiembre en La Ceja, Antioquia, donde se desempeñaba como comandante de la Policía en ese municipio del oriente antioqueño, una coincidencia no menor, pues como lo ha denunciado la Revista RAYA, hace un año que existe un plan de expansión y copamiento del Clan del Golfo por el oriente de Antioquia comandado por un falso testigo de Uribe y por jefes paramilitares del Clan Isaza.
Otros siete uniformados, entre ellos Santos Pirabán y Nicolás Jiménez Cano, fueron capturados en ciudades como Pereira y Bogotá. La carrera de Salgado en la institución había sido exitosa y rodeada de condecoraciones y altos cargos, pues fue también comandante del distrito cuarto de Policía que cubre todo el norte de Caldas.
No obstante, esta investigación en su contra fue posible tras el cambio de cúpula en la Fiscalía, pues los testimonios que lo incriminan se han ido acumulando en diferentes procesos judiciales durante los últimos cuatro años. Fue sólo ahora que la fiscalía especializada cuarta de Manizales adelantó la inspección a estos archivos y reconfirmó con un nuevo interrogatorio a alias Tití su versión del 2020.
Cómo lo había revelado RAYA en una investigación anterior, la evidencia de la forma como se ha expandido y cómo delinque el Clan del Golfo en el Magdalena Medio es abrumadora, pues desde el 2018 hay informes de inteligencia, testimonios, actas judiciales, procesos inacabados, seguidillas de crímenes y múltiples declaraciones que incriminan a antiguos jefes paramilitares ligados con el Clan Izasa en la región, quienes siguen moviéndose a sus anchas sin que la ley los toque.
De hecho, entre 2019 y 2020 agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones ya tenían ubicado al superior jerárquico de alias Tití dentro de la subestructura criminal de “La Empresa”, y sabían plenamente que esta facción criminal respondía a las órdenes del Clan del Golfo. Un informe de Policía Judicial del primero de junio de 2020 al que accedió RAYA describe por primera vez quién era alias “Gafas” o “Barbas”, jefe todos los expendios de drogas en el Magdalena Medio caldense, el mismo sujeto del que Tití dijo en varias de sus declaraciones que era su patrón.
Desde el 2020 funcionarios del CTI aseguraron a RAYA que habían entregado al nivel central, y específicamente al entonces director del CTI Alberto Acevedo, información sobre esa expansión criminal del Clan del Golfo que, no obstante, no se materializó en operativos para desarticular estas estructuras criminales.
Entre estos informes judiciales se encuentra el documento que reseña a alias “Gafas”, el jefe del Clan del Golfo al que estaba subordinado alias “Tití”, al que relacionaron como el determinador de más de una docena de homicidios y desapariciones forzadas. Algunos de estos crímenes fueron cometidos en la capital del país y estuvieron ligados a la guerra mafiosa del Sanandresito de la 38 en Bogotá, además, se relaciona como cómplices o posibles determinadores a viejos jefes paramilitares del Magdalena Medio desmovilizados en Justicia y Paz como Walter Ochoa Guisao alias “Gurre” y Jhon Freddy Gallo Bedoya alias “Pájaro”.
Alias “Gafas” o “Barbas” era desmovilizado de las Autodefensas Unidas de Colombia, donde respondía al alias de “Caicedo” y la Fiscalía solicitó en 2014 que fuera excluido de la ley de Justicia y Paz pues se comprobó que siguió delinquiendo después de dejar las armas. No obstante, los procesos penales contra él precluyeron, pues falleció en junio de 2021.