Sudán vive la guerra más sangrienta del mundo con más de 100.000 muertos hasta la fecha, 12 millones de desplazados y una hambruna agravada por el cólera. En el centro de las atrocidades, la facción paramilitar acusada de la mayoría de los crímenes de guerra y financiada por Emiratos, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), cuenta con un respaldo en el frente de batalla: mercenarios colombianos. RAYA conversó con el periodista sudanés Eiad Husham, exiliado por una guerra genocida.
Por: David González M.
Hay un lugar del mundo que vive una tragedia humanitaria peor que la de Gaza, y no está muy lejos de Palestina. Se trata de Sudán, el país africano al sur de Egipto. Allí, en abril de 2023 , estalló una guerra entre dos facciones rivales, cuatro años después de la caída del dictador Omar Al Bashir. Hoy, el saldo es de entre 40.000 y 100.000 muertos, 12 millones de desplazados y una hambruna que, junto al cólera, ya ha cobrado más de 3.000 vidas. En ese escenario, mercenarios colombianos son acusados de cometer muchos de los crímenes de guerra.
Eiad Husham, un periodista sudanés que se exilió en 2023 y que ha trabajado para varios medios de comunicación como Al Jazeera y Network, conoce de primera mano el papel que los mercenarios colombianos han jugado en el conflicto de su país. “No es que alguien les mintiera y les dijera: ‘Bueno, los llevaremos a las Bahamas’. No, ellos (los mercenarios colombianos) sabían exactamente en qué se metían”, aseguró.
El conflicto enfrenta a dos ejércitos. Por un lado, están las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y, por otro, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), un grupo paramilitar. La SAF fue el ejército oficial de Sudán y es comandada por Abdelfattah al Burhan. Este ejército fue clave en el poder que mantuvo el dictador Omar al Bashir por más de 30 años, pero también en el golpe militar que lo derrocó. Hoy, tienen control del norte del país hasta el Golfo de Suez en el Mar Rojo. Estas fuerzas son apoyadas por Irán, Egipto y Turquía. Aunque también han tenido relación con Israel, de hecho, en este complejo entramado de intereses su líder firmó los Acuerdos de Abraham con ese país.
Por su parte, las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) tuvieron su origen en el genocidio de Darfur; inicialmente como fuerzas paramilitares árabes conocidas como Janjaweed. Se les acusa de todo tipo de atrocidades, incluso de cometer limpieza étnica contra tribus en Darfur. “Solían llamarse Janjaweed a principios de la década de 2000. Cuentan con el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos, que construyen un puerto. También lo hacen Kenia, Chad, Sudán del Sur y muchos países de la región”, cuenta Husham.
Las RSF se alimentan especialmente de las minas de oro de Sungu y controlan un amplio territorio del sudeste del país. Obstruyen el acceso a ayuda humanitaria, una de las razones de la hambruna. Actualmente asedian la ciudad de Al Fashir, un frente de batalla donde actualmente estaría participando la mayor parte de los mercenarios colombianos contratados por empresas con base en los Emiratos Árabes Unidos. “(Los mercenarios) están del lado de las RSF. Vimos evidencia en documentos que indican que la compañía que los trajo a Sudán proviene de los Emiratos Árabes Unidos. Se utilizan en batallas y para entrenar a nuevos soldados de las Fuerzas de Apoyo Rápido”.
Naciones Unidas ha denunciado graves crímenes en Al Fashir. El mismo Secretario General ha alertado por el asedio contra esa ciudad, capital de Darfur del Norte, que vive bombardeos y redadas a diario. Uno de los últimos ataques destruyó una mezquita y acabó con decenas de civiles. "Los combates deben detenerse ahora", declaró Guterres en su último comunicado de septiembre.
La empresa de mercenarios colombianos
El medio La Silla Vacía denunció que por lo menos serían dos empresas basadas en Colombia y una de Emiratos las que contratan a los mercenarios. La empresa Emiratí sería Global Security Service Group, cuyo dueño es el emiratí Mohamed Hamdan Alzaabi. En paralelo, el coronel retirado del ejército colombiano, Álvaro Quijano, residente en Emiratos Árabes Unidos (EAU), aparece vinculado a la empresa A4SI, manejada por su esposa Claudia Viviana Oliveros, dedicada al envío de combatientes al frente de la RSF.
Un mercenario que salió de Sudán y que participó en el reclutamiento de menores relató a ese medio: “Hay muchas personas con ganas de venirse, con ganas de irse; pero no tienen plata, y usted sabe que esto no es un trabajo muy honesto, obviamente no es un trabajo muy legal”.
Husham relató a RAYA que estas fuerzas, antes llamadas Janjaweed, cometen todo tipo de crímenes contra la humanidad: genocidio, violencia sexual. Ahora mismo, por el asedio que adelantan en Al Fashir, llevan a la gente a morir de hambre. “La gente está comiendo comida de animales para sobrevivir; hemos visto videos de mercenarios colombianos en Al Fashir, así que están ayudando a mantener la hambruna. Cualquier delito que cometan las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), los mercenarios colombianos son parte de él. Porque entrenan a esos soldados para violar, saquear, matar, matar de hambre a civiles y atacar convoyes de ayuda humanitaria. Así que participan en todo esto”, asegura.
El pasado 6 de agosto, la Presidencia de Colombia emitió un mensaje de urgencia para aprobar una ley contra el mercenarismo. El presidente Gustavo Petro dijo: “Tanta guerra quisieron dentro de Colombia, que, al debilitarse la guerra en el país, la buscan fuera, donde nadie nos ha hecho daño". El anuncio lo hizo después de conocerse la supuesta muerte de 40 mercenarios colombianos, luego de un ataque de las SAF contra un avión que transportaba, supuestamente, a los combatientes hacia las filas de las RSF.
El periodista cree que esa noticia es falsa: “No hay pruebas del avión. Solo apareció en la televisión de Sudán, controlada por las SAF. Publicaron esta historia, dijeron: «Bueno, derribamos un avión y adentro había 40 mercenarios colombianos». ¿Pero dónde están los cuerpos? Nada. Ni siquiera la ubicación exacta”.
Lo cierto es que, más allá de la noticia, el proyecto de ley camina a paso lento en el Congreso con una abierta oposición. Por ejemplo, el congresista del Centro Democrático, Jhon Jairo Berrio, pidió archivarla. Entre varias razones, según él, porque “vulnera el trabajo de los militares retirados”. Y agregó: “Encadenaría a sus profesionales y empresas, cediendo terreno en un mercado global lícito y sacrificando una ventaja competitiva basada en la invaluable experiencia de nuestro capital humano”.
En un informe reciente, la organización Indepaz denunció la creación de un mercado transnacional de la violencia, donde la privatización de la guerra ha hecho que las Compañías Militares Privadas se muevan en la impunidad de vacíos legales. En ese marco, las destrezas adquiridas por combatientes colombianos se han convertido en un capital humano rentable, explotado por mercaderes de la guerra.
El laberinto de Sudan
Mientras esa discusión pública se da, en Sudán los mercenarios colombianos siguen apoyando al bando que más atrocidades comete en la guerra. “Ambas partes están acusadas de graves crímenes de guerra y de lesa humanidad. Sin duda, pero las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) cometen 300 veces más crímenes que las Fuerzas Armadas Sudanesas”, cuenta Husham.
Y advierte que, una vez la RSF logre controlar la ciudad de Al Fashir, toda la región de Darfur, más grande que Francia, caerá bajo su control. “En realidad, es muy doloroso lo que está sucediendo en Sudán. Es la mayor crisis humanitaria, la mayor crisis de desplazamiento del mundo y, desafortunadamente, el mundo está haciendo la vista gorda ante lo que pasa”.
Husham no ve una salida pronta al conflicto. Cree que el país puede terminar dividido; cada facción quiere una parte de los ricos recursos de Sudán. “Quieren dividir los recursos porque cada parte los quiere. Quieren el oro. Quieren el petróleo. Quieren todo en Sudán. (...) Seguirán luchando porque no vemos ninguna solución. Ninguno de ellos puede ganar en el campo de batalla. No habrá victoria para ninguno de los bandos”.
El pasado 12 de septiembre, los países involucrados con las facciones propusieron tres meses de tregua en Sudán, que podría seguir con un cese al fuego permanente. La propuesta fue hecha por Estados Unidos, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Arabia Saudita. Pero no ha tenido mayor respuesta entre las facciones del campo de batalla. Por ahora, lo cierto es que la peor crisis humanitaria del planeta continúa, con mercenarios colombianos atizando la guerra.