El Consejo Superior Universitario (CSU) de la Universidad Nacional decidió que Ismael Peña no será el rector de la institución. Este jueves, en una sesión extraordinaria el cuerpo colegiado eligió a Leopoldo Múnera como rector de la Nacional. Las claves para este desenlace: cambiar el método viciado de votación y los nuevos integrantes del CSU.
Por: Redacción Revista RAYA
Tras casi tres meses de paro de estudiantes, profesores y trabajadores en la Universidad Nacional, este jueves, en sesión extraordinaria, cinco de los ocho integrantes del Consejo Superior Universitario (CSU) corrigieron la viciada elección de Ismael Peña como rector y eligieron al profesor Leopoldo Múnera, quien dirigirá en los próximos tres años la universidad pública más importante del país. En marzo pasado, ese órgano colegiado utilizó un método que eliminó el voto directo como mecanismo de elección democrática e implementó otro, llamado “Borda”, el cual fue violatorio del estatuto general de la Universidad (Acuerdo 011 de 2005, art. 72). Peña, quien cargaba el lastre de ser el favorito de la saliente rectora Dolly Montoya, no ha sido apoyado por la comunidad universitaria que, incluso, votó a favor de Múnera en la consulta popular. Por otro lado, luego de su cuestionada elección, sin la firma de la Ministra de Educación, Aurora Vergara, se auto posesionó ante testigos particulares en una Notaría de Bogotá, hecho que le generó críticas y rechazo, además de una cascada de acciones legales de tipo administrativo, constitucional y penal.
Para el CSU, la fallida elección de Peña como rector fue un acto administrativo que jurídicamente no se concluyó, pues el acta de legitimación nunca fue firmado ni por la Ministra de Educación ni por las dos Delegadas del Presidente de la República ante el Consejo Superior. En consecuencia, la designación de Peña no quedó en firme, pues la negativa del Gobierno a firmar se sustentó en que el método “Borda”, de eliminación previa de candidatos y no de voto directo, vició dicha elección. Peña hizo caso omiso a estos hechos, tomó posesión en una Notaría y empezó a ejercer de manera “ilegal” como rector de la Nacional. En paralelo, el paro avanzaba en las diferentes sedes del país mientras se conocía cómo había sido el plan de Peña y su círculo de amigos en el CSU para elegirlo rector de la Nacional.
Por eso, el CSU se reunió este jueves en el Claustro de San Agustín (centro de Bogotá), con el fin de terminar con la incertidumbre de dirección en la Universidad Nacional y para evitar que el semestre se cancele la próxima semana ante el cese de actividades por el paro. El principal argumento de este órgano colegiado se sustentó en el artículo 41 del Código de Procedimiento Administrativo de Colombia, el cual le permitió corregir las irregularidades que se cometieron el pasado 21 de marzo cuando se buscó elegir a Peña como rector. Esto quedó ratificado mediante la expedición de la resolución 067, en la que además convocó la realización de otra sesión del CSU, la cual procedió a realizarse inmediatamente, con el fin de proceder a la elección de rector en propiedad.
En consecuencia, la nueva sesión del CSU procedió a aplicar el método de voto directo, establecido en el Estatuto General de la Universidad Nacional, y resultó electo el profesor Leopoldo Múnera.
En la sesión extraordinaria, participaron las dos delegadas presidenciales, Maria Alejandra Rojas y Nataly Garzón, quienes ratificaron su posición de votar por el ganador de la consulta universitaria. Como nuevos integrantes del CSU, por período vencido de sus predecesores, asistieron el ex rector de la UN, Victor Manuel Moncayo, y la representante estudiantil (electa hace pocos días) Laura Quevedo, quien por la misma razón votaron por el ganador de la consulta. Lo mismo hizo el viceministro de educación, Alejandro Álvarez Gallego, en representación de esa cartera.
Por su parte, el representante de los profesores, Diego Torres, quien en marzo pasado anunció públicamente su voto por el ganador de la consulta popular, pero en el CSU del 21 de marzo incumplió su palabra y votó por Ismael Peña, al igual que la representante del Consejo Académico, Veronica Botero, y el representante de los ex rectores, Ignacio Mantilla, se retiraron de la sesión.
Cronología de una elección secreta
El proceso de elección de rector de la Universidad Nacional empezó el pasado 12 de marzo. Ese día se realizó la consulta interna a los tres estamentos universitarios: estudiantes, maestros y egresados, en la cuál, con el 34,4% de los votos, el profesor Leopoldo Múnera resultó ganador. Mientras tanto, Ismael Peña, con el 8,4%, quedó en el cuarto lugar de las votaciones. Este resultado no fue suficiente para declarar un ganador, pues era necesario que se viera reflejado en la votación del CSU que se realizó nueve días después, es decir, el 21 de marzo. Según las cuentas realizadas por la comunidad universitaria, Múnera tenía la mayoría de los votos en el CSU para convertirse en rector, pues la ministra de Educación, Aurora Vergara, y las representantes del Gobierno Nacional, Maria Alejandra Rojas y Nataly Garzón, habían anunciado que respetarían los resultados de la consulta interna y votarían Múnera. Ese mismo compromiso también lo adquirieron Diego Torres y Sara Jiménez, representantes de profesores y estudiantes respectivamente. Así las cosas, eran cinco los votos que favorecían a Múnera; mientras tanto, los otros tres consejeros, Verónica Botero; representante del Consejo Académico; Humberto Rosanía, representante del CESU e Ignacio Mantilla, representante de los exrectores, estaban en su contra y en favor de Ismael Peña.
Sin embargo, el resultado final del 21 de marzo sorprendió a la comunidad universitaria tras el anuncio del Consejo Superior Universitario (CSU), que informó que el profesor Ismael Peña Reyes había sido elegido nuevo rector de la Universidad Nacional. A partir de ese momento los estudiantes de la sede Bogotá se declararon en paro indefinido al que se sumaron estudiantes, trabajadores y docentes de las otras sedes del país. Como lo reveló RAYA en ese momento, el 25 de marzo, a través del artículo “Elección de rector en la Universidad Nacional: lo antidemocrático se disfrazó de técnica”, las mayorías en el CSU cambiaron la noche del martes 19 de marzo cuando el exrector Ignacio Mantilla invitó a su casa a Elizabeth Restrepo, en representación de Diego Torres, a Humberto Rosania, a Verónica Botero y a Sara Jiménez. La intención de la reunión fue coordinar una estrategia que terminó con la elección viciada de Ismael Peña, el exvicerrector de la saliente rectora Dolly Montoya, y le arrebatara el mandato al candidato de las mayorías universitarias: Leopoldo Múnera. .
Para lograr ese fin, el exrector Mantilla propuso el llamado método “Borda”, cuya metodología consiste en la eliminación del candidato con menor puntaje en las diferentes rondas de votación. Como medida complementaria se pactó el voto secreto en la sesión del CSU del 21 de marzo, para que no se hiciera evidente el incumplimiento de los acuerdos por parte de la representante estudiantil y del representante de los profesores, quienes, si bien votaron a favor de Múnera en la primera ronda otorgando el mayor puntaje, para la segunda ronda la calificaron a Múnera fue con el menor puntaje posible: 1, siendo descalificado, eliminado y abriendo el camino para consumar la elección de Peña.
Aunque los participantes en dicho encuentro en la casa de Ignacio Mantilla intentaron desmentir la investigación de RAYA, el tiempo y los hechos confirmaron la realización de la reunión secreta. Una de las integrantes del CSU que lo hizo fue Verónica Botero, quien en una asamblea del Consejo Académico de la Nacional, el pasado 5 de abril, entregó detalles tales como que el profesor Ignacio Mantilla les hizo la invitación a su casa cuando estaban en el parqueadero de la universidad, alrededor de las 7 de la noche, del martes 19 de marzo luego de la sesión extraordinaria del CSU donde los consejeros habían escuchado y entrevistado a los cinco candidatos a la rectoría del alma mater.
Estos detalles los publicó RAYA en la investigación del 18 de abril, titulada: “Ataques a la prensa y empresas paralelas: los legados de Dolly Montoya en la “Nacho”. Allí se reveló un audio de Botero en el que aseguraba: “el profesor Mantilla nos dijo que nos quería invitar a su casa a tomar un tinto para darle la bienvenida a la profesora Elizabeth que asistía a una sesión del Consejo Superior por primera vez y para que, precisamente, habláramos de las entrevistas a los candidatos que habíamos hecho, porque en la sesión ordinaria no tuvimos tiempo para hacerlo. Y discutimos acerca de nuestras percepciones de cada uno de ellos, se notaba las diferencias en cada uno de los consejeros”.
En este contexto de maniobras y reuniones secretas para la elección de Ismael Peña, la ministra de Educación, Aurora Vergara, quien además preside el CSU, tomó la determinación de no firmar el acta de la sesión del 21 de marzo. Decisión a la que se sumaron las otras dos representantes del Gobierno Nacional quienes denunciaron que el acta no contenía de manera auténtica lo que había sucedido en la mencionada sesión en la que se votó. Este escenario dejó la elección de Peña en entredicho, pues si bien la estrategia de la mayoría de los consejeros había sido efectiva para elegirlo, la misma no tuvo validez legal por no contar con las firmas correspondientes. Lo anterior se sumó al descontento generalizado de la comunidad universitaria que no reconoció a Peña como su rector, situación que llevó al profesor de Ingeniería a tomar medidas sin precedentes en la historia de la Universidad Nacional.
Ismael Peña: el rector autoposesionado
El pasado 2 de mayo, el profesor Ismael Peña fue a la Notaría 14 de Bogotá para, a través de una escritura pública, posesionarse como rector de la Universidad Nacional. Una acción que no tuvo ninguna validez jurídica, ya que la notaría no cuenta con la autoridad legal para realizar ese trámite, y solo puede dar fé de que el profesor Peña acudió como última medida a dicho recinto para intentar imponer su rectoría. La acción autoritaria de Peña fue un ingrediente más para incrementar el malestar de la comunidad universitaria, que en el marco de esta elección ha venido realizando movilizaciones, plantones y acciones en rechazo de Peña. Dentro de estas se cuentan denuncias penales por ejercer funciones propias de la rectoría sin haber sido posesionado por la autoridad competente y movilizaciones en las principales vías de la capital.
Las manifestaciones del 2 de mayo, por la autoposesión de Peña, estuvieron marcadas por el llamado del alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, quien le pidió al Gobierno Nacional la intervención de la Fuerza Pública en el campus universitario. “Nos parece muy importante el llamado que ya han hecho autoridades de la universidad para que el Gobierno Nacional entre a actuar”, dijo. Sin embargo, esa petición no fue acogida. Al unísono, la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia, también hizo la misma petición y acusó al presidente Petro de querer imponer un rector.
Paralelo a las peticiones de los estudiantes, por el respeto a la consulta universitaria, y mientras los políticos matizaban esta realidad con tintes partidistas, las denuncias a los despachos judiciales en contra de la autoposesión de Peña no se hicieron esperar. Una de estas llegó a la Fiscalía General de la Nación el pasado 7 de mayo. De acuerdo con los denunciantes: los sindicatos de profesores y trabajadores de la Universidad, la Asociación Sindical de Profesores Universitarios (Aspu) y el Sindicato Mixto de Trabajadores de las Universidades Públicas Nacionales (Sintraunal), Peña luego de su acto en la Notaría 14, realizó acciones administrativas correspondientes con el cargo de rector, pese a que su elección y posesión no contaban con los requisitos legales.
Por su parte, el Consejo de Estado admitió una demanda de nulidad del acta de la sesión del CSU del 21 de marzo de 2024 donde se designó a José Ismael Peña como rector de esa institución. Esta demanda la interpuso el congresista del Pacto Histórico, Erick Adrián Velasco Burbano, quien en el documento manifestó: “el acta de designación de Peña como rector deviene ilegal porque se expidió de manera irregular y con infracción de la norma superior”. En ese sentido, explicó al alto tribunal que en la designación de Peña no se tuvo en cuenta la decisión tomada en la consulta previa realizada a la comunidad universitaria. Actualmente no existe fallo sobre esta querella.
En el marco de lo anterior, la validez de la autoposesión de Ismael Peña se vió aún más expuesta cuando el pasado 15 de mayo el presidente Gustavo Petro designó, a través del decreto 0571, al ministro de Cultura, Juan David Correa, como ministro ad-hoc para asumir el proceso de elección de la Universidad Nacional, con la consigna urgente de nombrar a un rector encargado. Así dice el documento: "Ordénese al Consejo Superior Universitario de la Universidad Nacional de Colombia que, en el término de veinticuatro (24) horas contadas a partir de la comunicación de la presente decisión, convoque a sesión extraordinaria cuyo único punto del orden del día sea encargar a un rector(a) de manera transitoria, hasta tanto se adopte una decisión definitiva por parte del Consejo respecto de la conducta de auto-posesión del señor José Ismael Peña Reyes”.
No obstante, la sesión del CSU convocada para el 17 de mayo, que tenía el objetivo de nombrar un rector encargado, no se pudo realizar por falta de quórum, gracias a que los representantes Verónica Botero, Diego Torres e Ignacio Mantilla decidieron abandonar la reunión alegando irregularidades durante el proceso de elección de rector encargado y absteniéndose de votar. Fue Torres el que, por medio de su cuenta de X, se pronunció sobre lo sucedido. “Yo procedí a decirles: mire yo no puedo participar de esto, esto ya está en término de los órganos de control, solamente un juez puede determinar en este momento la validez del acto de posesión del profesor Ismael Peña”. Así las cosas, nuevamente la elección de un rector quedó en veremos.
Reconfiguración del CSU: la clave para la salida de Peña
La situación actual de la Universidad Nacional es crítica, pues luego de casi un mes con la rectoría vacante, debido a la negativa de algunos miembros del CSU de sesionar para solucionar la coyuntura, este órgano ha vivido una recomposición significativa durante las últimas semanas, pues algunos de los aliados de Peña, que lo llevaron a ese cargo de manera irregular, dejaron su representación en la máxima instancia de decisión universitaria. Uno de esos cambios fue la salida de Humberto Rosanía como representante ante el Consejo Nacional de Educación Superior ante el CESU, quien había sido designado por el gobierno de Iván Duque para el periodo 2022 – 2024. Desde este escenario Rosanía fue ficha clave para la elección de Ismael Peña.
Aunque días después de ese hecho Dolly Montoya e Ismael Peña intentaron ampliar el periodo de Rosanía en el CESU, para mantener las mayorías en el CSU, los consejeros de esta instancia rechazaron la petición, argumentando que ellos solo tienen competencia para escoger a uno de los ternados por el Consejo Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación (Conacti) y no para prorrogar mandatos. Fue así como el CESU, en su reemplazo, nombró al exrector de la Universidad Nacional Víctor Manuel Moncayo. Este fue el primer paso para que las fuerzas en el CSU inclinaran la balanza en contra de Peña y sus aliados.
Otro de los cambios en la composición del CSU se dio a raíz de la renuncia de Sara Jiménez, la representante estudiantil. Un pedido que venían realizando los estudiantes en sus diferentes manifestaciones y que Jimenez había anunciado en sus redes sociales. Las inconformidades de los estudiantes se basaron en que Sara no respetó con su voto la voluntad de sus representados. Finalmente, el pedido de los estudiantes se materializó el pasado 23 de mayo cuando fue elegida como representante estudiantil, Laura Vianey Quevedo Álvarez. Minutos después de su victoria, Quevedo se comprometió a respetar la voluntad de la comunidad universitaria y a votar en la sesión del CSU, de este jueves 6 de junio de junio, en favor Leopoldo Múnera. “Con la suma de la representación estudiantil tenemos cinco miembros con los que no hay ningún riesgo de que se rompa el quórum. Ya tenemos las garantías de dar la discusión y votar al respecto", aseguró Quevedo en una entrevista con RTVC Noticias.
A esos hechos, se sumó un debate de control político que citaron dos senadoras de derecha, Paloma Valencia y María Fernanda Cabal, quienes respaldaban una eventual rectoría de Peña. No obstante, la ministra Vergara respondió: “En este momento el cargo de rector de la Universidad Nacional se encuentra vacante”. Una vacante que se resolvió este jueves cuando, definitivamente, el CSU decidió por mayoría corregir la sesión del 21 de marzo pasado y elegir por voto directo al profesor Leopoldo Múnera, quien será el rector de las mayorías en la Universidad Nacional de Colombia.