La Revista RAYA reconstruye, a través de testimonios de exmilitares y exfuncionarios chilenos, cómo funcionaba la Dirección de Inteligencia Militar (DINA), el centro de represión que Augusto Pinochet creó para torturar, secuestrar y desaparecer a sus opositores. Los “vuelos de la muerte”, que consistía en lanzar vivos desde el aire al mar a políticos de izquierda, fue una de sus macabras estrategias.
Por: Enrique Gamboa
Investigador Revista RAYA
El pasado 31 de agosto de 2023, la Corte Suprema de Chile confirmó la sentencia a 10 años de prisión contra los agentes de la disuelta Dirección de Inteligencia Militar (DINA): Pedro Octavio Espinoza y César Manríquez Bravo, quienes fueron hallados responsables del secuestro de Luis González Manríquez, en octubre de 1974, quien se desempeñaba como técnico en electrónica y era militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR). La DINA fue creada por Augusto Pinochet y la junta militar chilena en noviembre de 1973, dos meses después del golpe de Estado contra Salvador Allende, como una organización armada fuera de la estructura institucional de las Fuerzas Militares. El coronel del Ejército Juan Manuel Guillermo Contreras Sepúlveda fue su director durante los años que duró la dictadura militar (1973 - 1990). Murió en 2015, pero acumuló más de 500 años de condena. El coronel Contreras fue uno de los pocos militares de alto rango condenado por cometer crímenes de lesa humanidad como secuestro y tortura. Dos hechos emblemáticos enmarcan su carrera criminal: la conformación de la Operación Cóndor y el asesinato del canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria Ronni Moffitt en Washington.
Una de las operaciones que realizó la DINA fue el secuestro del militante del MIR, Luis González Manríquez. Según reposa en los archivos de la Corte Suprema de Chile, en horas de la tarde del 3 de octubre de 1974 González fue detenido en la comuna La Granja, ubicada al sur de Santiago, por agentes de esta entidad y trasladado al centro de detención “José Domingo Cañas”, en la capital. Lo último que se supo de él es que fue llevado al campo de prisioneros “Cuatro Álamos”, también ubicado en Santiago. Hasta el día de hoy se desconoce su paradero. Para la época de la desaparición de Luis González, la DINA era dirigida por el coronel Contreras Sepúlveda, mientras que los recién condenados, Octavio Espinoza Bravo, era el subdirector de Inteligencia, y César Manríquez Bravo, el comandante de Inteligencia Metropolitana. Justamente, estos dos últimos habían impugnado la decisión de la Corte Suprema del 14 de septiembre de 2020 que los condenó como autores del secuestro. Sin embargo, la decisión de la semana pasada del máximo tribunal chileno fue unánime y confirmó la sentencia que los condenó a 10 años de prisión por el delito de secuestro calificado.
En el expediente del Juzgado Central de Instrucción de Chile existen varias declaraciones y testimonios que reconstruyen el modus operandi y la importancia de la DINA en los años de la dictadura de Pinochet. Una de ellas es la del propio director de esa dirección, el coronel Manuel Contreras Sepúlveda. Según le dijo a la Corte Suprema el 23 de septiembre de 1997, la DINA dependía directa y personalmente de Augusto Pinochet. Recordó que el 13 de noviembre de 1973 fue nombrado por Pinochet como su delegado y representante en ese cargo y que una de sus tareas era informarle de todos los peligros que sintiera alrededor del Gobierno Militar. “Siempre cumplí las órdenes que el señor presidente me daba. Solamente él, como autoridad superior de la DINA, podía ordenar las misiones que se ejecutaran. Cumplí estrictamente lo que se me ordenó”, apuntó Contreras. Según consta en el documento del juzgado, esta organización tenía por finalidad llevar a cabo una serie de actividades criminales como secuestros, torturas, asesinatos o desapariciones, con el fin de exterminar el liderazgo de una población del país y atemorizar al resto.
Existen varias declaraciones y testimonios que reconstruyen el modus operandi y la importancia de la DINA en los años de la dictadura de Pinochet. Una de ellas es la del propio director de esa dirección, el coronel Manuel Contreras Sepúlveda.
Aprovechando la usurpación armada del poder, los integrantes de la DINA realizaban sus misiones, que definían como “extrainstitucionales”, vestidos de civil. El coronel Contreras murió el 8 de agosto de 2015 a los 86 años y fue considerado como uno de los hombres de confianza de Pinochet y con más poder en la dictadura militar, por su actuar represivo ante la oposición. En su declaración de 1997 repitió en varias ocasiones que él era únicamente el representante del dictador en la DINA: “Se puede apreciar mi absoluta subordinación y dependencia del señor presidente de la República”, apuntó. De acuerdo con el Comité Pro Paz, creado para atender a las víctimas de tortura y familiares de detenidos desaparecidos, durante la dictadura militar entre el 10% y 12% de las personas adultas en Chile fueron sometidas a tortura o desaparición ilegal por parte de funcionarios del Estado entre 1973 y 1990.
Otra de las declaraciones que está en el expediente es la del fiscal de Estados Unidos Ernest Lawrence Barcell. Declaró ante la Corte Suprema que la DINA cometió atentados terroristas en países como España, Francia, Italia, Estados Unidos, Argentina y México, “actividades de las que Augusto Pinochet tenía conocimiento y participaba de las mismas”, sentenció. Las operaciones internacionales de lo que se había constituido en la policía secreta de Pinochet se enmarcaron en el Plan Cóndor, una alianza entre los máximos dirigentes de las dictaduras de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, que permitió la persecución, secuestro y el homicidio de ciudadanos de dichos países en diferentes territorios. Según el fiscal Lawrence, las acciones terroristas del Plan Cóndor fueron dirigidas y estructuradas por Pinochet y el coronel Contreras. “Chile y la DINA fueron el origen y el centro impulsor de las operaciones criminales de Cóndor, perpetradas en Argentina y otros Estados”, concluyó.
Según el fiscal de Estados Unidos, Ernest Lawrence Barcell, las acciones terroristas del Plan Cóndor fueron dirigidas y estructuradas por Pinochet y el coronel Contreras.
Uno de los atentados más recordados que ejecutó la DINA ocurrió el 21 de septiembre de 1976 en Washington, Estados Unidos, en el cual fueron asesinados el canciller chileno del Gobierno de Salvador Allende, Orlando Letelier, y su secretaria Ronni Moffitt. Precisamente, Lawrence, fiscal del distrito de Columbia, fue el director de la investigación de este ataque y determinó la autoría del mismo. Hay que anotar que el caso Letelier/Moffit es el único de asesinato político que se produjo en el periodo 1973-1978 que ha tenido como consecuencia una declaración de culpabilidad y una pena de prisión. Por estos hechos, el coronel Contreras fue condenado en 1995 por los tribunales chilenos a siete años de cárcel como responsable intelectual de dar la orden para asesinar al exministro Letelier.
Otra de las operaciones del Plan Cóndor fue la desaparición y posterior asesinato de Marcelo Ariel Gelman y María Claudia Gelman, hijo y nuera del poeta argentino Juan Gelman, exiliado durante la dictadura militar de Argentina iniciada en 1976. Asimismo, se incluyen los llamados "vuelos de la muerte" en los que las personas fueron arrojadas vivas al mar o a los ríos desde aeronaves. La gran mayoría de los asesinados y secuestrados durante la Operación Cóndor fueron detenidos en Argentina, donde militantes de la izquierda sudamericana se habían exiliado antes de que los militares argentinos derrocaran a la presidenta María Estela Martínez de Perón. Un atentado que fue una antesala para la creación del plan de las dictaduras de la región fue el asesinato de Carlos Prats, exjefe del Ejército chileno y ministro del gobierno de Allende, asesinado en Buenos Aires en 1974 con una bomba instalada en su automovil.
En los archivos que revisió la Revista RAYA también está la declaración ante la Corte Suprema de Luz Arce Sandoval, quien pasó de ser secuestrada y torturada por la DINA a convertirse, por obligación, en una colaboradora. En su testimonio, del 18 de marzo de 1998, Arce le confesó a la justicia que en mayo de 1975, y en el marco de la Operación Cóndor, el teniente Miguel Krassnoff y el mayor Marcelo Moren Brito le comentaron, en su presencia, al coronel y miembro de la DINA, Rolf Wenderoth Pozo, que Jorge Isaac Fuentes Alarcón, sociólogo y militante del MIR, había sido detenido en Paraguay por el servicio de inteligencia de ese país. Así le contó la mujer este episodio a la Corte Suprema. “El teniente, el mayor y otros agentes permanentes de la DINA viajaron a Paraguay, se trajeron a Jorge Fuentes y lo internaron en el campo de exterminio de Villa Grimaldi, donde yo lo vi encadenado a una especie de casita de perro. Me consta que fue torturado por los equipos Halcón y Águila de la DINA”, puntualizó. Cuando fue detenido por los aliados de Pinochet, Fuentes Alarcón tenía 28 años y se había desempeñado como dirigente estudiantil y miembro del Comité Central del MIR. Hasta el día de hoy, y después de 50 años del golpe militar, sigue desaparecido.
Este no fue el único caso que Arce contó al alto tribunal. “Me consta que otra Operación Cóndor fue el secuestro en Argentina de Edgardo Henríquez Espinosa, porque llegó por error a mi oficina un telex de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) de Argentina informando de la detención y poniéndolo a disposición de la DINA. Yo me asusté al ver el cable en mi mesa y lo puse en la bandeja de mi jefe, Rolf Wenderoth, que no había llegado”. Según el informe Reetig, como se conoce al informe final entregado, el 9 de febrero de 1991, por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación sobre las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet, Edgardo Henríquez, que tenía protección de la Acnur, fue trasladado desde los centros de represión de la dictadura argentina a Villa Grimaldi en Santiago. El mismo documento destacó que la DINA, el 23 de diciembre de 1975, cuatro meses antes del secuestro de Henríquez, le había ordenado a sus agentes en el extranjero y en Chile capturarlo junto a sus colaboradores. Él también era dirigente del MIR. Finalmente, Edgardo Henríquez Espinosa fue detenido el 10 de abril de 1976 cuando era padre de dos hijos.
Pero fue el asesinato de Orlando Letelier y de Ronnie Moffit, de nacionalidad estadounidense, mediante la colocación de una bomba en su vehículo, el escándalo que llevó a Pinochet el 13 de agosto de 1977 a disolver la DINA y, en su lugar, crear la Central Nacional de Informaciones (CNI). Como colaboradora de la DINA, Luz Arce Sandoval aseguró que los métodos de secuestro, torturas y exterminio que aplicaba la DINA se mantuvieron después de que esta fuese denominada CNI. “La diferencia fundamental entre los métodos fue que los secuestros, torturas, asesinatos y desapariciones fueron más selectivos, priorizando el trabajo e inteligencia sobre el de las detenciones masivas”, aseguró.
Ante la Corte Suprema también declaró Luz Arce Sandoval, quien pasó de ser secuestrada y torturada por la DINA a convertirse, por obligación, en una colaboradora. Aseguró que la CNI mantuvo el mismo modo de represión que la DINA.
En esto concuerda el Museo de la Memoria de Chile que en varias publicaciones ha afirmado que el CNI continuó con la labor represiva de la DINA y que durante su existencia se transformó en el servicio de inteligencia más importante del Estado. “La CNI tuvo facultades para reunir y procesar toda la información a nivel nacional, proveniente de los diferentes campos de acción y la adopción de medidas necesarias de resguardo de la seguridad nacional", se lee en los archivos de la entidad chilena. La CNI fue disuelta el 22 de febrero de 1990 días antes del traspaso del mando militar al gobierno democrático de Patricio Aylwin.
El centro que trabaja para mantener viva la memoria histórica de la dictadura militar, que se instaló en Chile el 11 de septiembre de 1973 luego del golpe de Estado que sufrió Salvador Allende, se llama Memoria Viva y explica que fueron más de 1.000 personas entrenadas por la DINA para matar, sembrar terror y exterminar a sus oponentes y defensores de derechos humanos. Dicha entidad no solo operó en Chile, sino que amplió sus acciones violentas más allá de sus fronteras. Augusto Pinochet murió el 10 de diciembre de 2006 a los 91 años en el Hospital Militar de Santiago. En los archivos de la justicia chilena también están activas las declaraciones de sus subordinados que lo señalaron como el máximo responsable de las más de 3.000 muertes y desapariciones que ejecutaron los agentes de la DINA y el CNI entre 1973 y 1990.