Desde el 2018 las autoridades tienen conocimiento que antiguos jefes paramilitares fundaron el Clan Isaza, con el fin de integrarlo al Clan del Golfo y de dominar el corredor de La Dorada (Caldas) y Puerto Triunfo (Antioquia). Desde allí coordinan las rentas criminales en la región. Pese a tener las evidencias, la Fiscalía de Francisco Barbosa no ejecutó la información de inteligencia que aquí revelamos, la cual detalla fotografías aéreas y las ubicaciones de cabecillas en lujosas fincas.
Unidad Investigativa Revista RAYA
El 28 de agosto de 2020 una aeronave C-208B de la Fuerza Aérea Colombiana despegó desde la base aérea de La Dorada (Caldas) con el fin de realizar un sobrevuelo de espionaje sobre las veredas La Atarraya, San Miguel y en el río La Miel, jurisdicción de La Dorada (Caldas) y Puerto Triunfo (Antioquia), con un objetivo preciso: ubicar las coordenadas suministradas por una fuente humana que indicó el punto donde se escondían varios miembros del Clan del Golfo en la región, especialmente un sujeto conocido con el alias de “Cachetes” o “Gordo Jota”, sindicado de haber ordenado varios asesinatos en esa región. Alias “Cachetes”, a quien le reservamos su identidad para no entorpecer las investigaciones judiciales, está vinculado en un proceso penal reservado que se adelanta en un juzgado de La Victoria (Caldas). Según los informes que revela RAYA, sería el tercero al mando de la organización en la zona, encargado de coordinar los homicidios y la venta al menudeo de estupefacientes.
El sobrevuelo permitió a los investigadores de la Fiscalía identificar puntos de minería ilegal controlados por el Clan del Golfo, también, una lujosa finca con piscina y otras construcciones cercanas en donde se ocultaban armas, drogas y a varios miembros de esa estructura criminal. Los investigadores pudieron determinar las rutas de abastecimiento a través de un lanchero que les llevaba pertrechos por el río La Miel. La investigación se originó tras la delación de un capturado en medio de una racha de homicidios y ajustes de cuentas que azotaba la región desde hacía varios meses. Los investigadores, los mismos que descubrieron que el jefe investigaciones del CTI de la Fiscalía en Buenaventura, alias “Pacho Malo”, era un agente del narcotráfico, no pudieron continuar con esta investigación encubierta a raíz de los obstáculos que encontraron en su jefe, el anterior director nacional del CTI, Alberto Acevedo, quien actualmente es Fiscal Delegado ante el Distrito.
La operación encubierta estaba tan avanzada, le confirmaron a RAYA los investigadores durante la recolección de pruebas para este reportaje, que incluso, con apoyo de la Fuerza Aérea, lograron los sobrevuelos con el avión espía con el fin de afianzar las pruebas recolectadas. En un principio le atribuyeron esos crímenes a un grupo criminal denominado “La Banda de Oriente”, también conocido como “La Empresa”, “Los Paisas” o “La Línea”, estructura criminal que operaba en la región una década atrás. No obstante, un informe reservado de estos investigadores, dirigido a la Fiscalía Especializada de Manizales, el 9 de abril de 2019, dio cuenta que la estructura conocida como “Banda de Oriente” había sido cooptada completamente por el Clan del Golfo, después de golpes de las autoridades y disputas internas.
Corría el segundo año del gobierno de Iván Duque y, como lo prueban los documentos de inteligencia revelados por RAYA, las autoridades tenían pleno conocimiento de que el Clan del Golfo estaba copando decididamente espacios en el Magdalena Medio y que su reorganización estaba siendo liderada por las viejas jefes paramilitares descendientes de las otrora Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Así lo plasmaron los investigadores del CTI en sus documentos de investigación: “Se registra la conformación de un grupo armado de delincuencia común que dice pertenecer al Clan del Golfo, dedicado a la extorsión y el microtráfico, cuyo perímetro de acción se concentra en los municipios de Samaná, Norcasia y La Dorada, pero en su gran mayoría provienen del Magdalena Medio, más exactamente del corregimiento de Las Mercedes, del municipio de Doradal (Antioquia). La fuente de financiamiento de este grupo son las extorsiones que hacen a comerciantes, mineros ilegales, expendedores de chance y de estupefacientes”.
Desde entonces, la Fiscalía señala a parientes y personas cercanas al antiguo jefe paramilitar Ramón Isaza de ser los artífices de la reorganización de las estructuras paramilitares en el Magdalena Medio caldense, tolimense y antioqueño. Varios informes de Policía Judicial en poder de RAYA indican lo mismo, basándose en testimonios de capturados, testigos y fuentes de la región.
Ramón Isaza es uno de los precursores del paramilitarismo en Colombia. Desde los años setenta montó y comandó un grupo antisubversivo denominado “Los Escopeteros” que luego se convertiría en brazo de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, el primer núcleo paramilitar del país. Buena parte de los hijos de Isaza integraron ese grupo paramilitar y tuvieron roles de mando. Isaza se desmovilizó durante el proceso de paz con el gobierno de Álvaro Uribe, luego cumplió ocho años de condena bajo la ley de Justicia y Paz; desde entonces su nombre no volvió a aparecer en las noticias judiciales.
No puede decirse lo mismo de su entorno cercano. El primero de sus familiares enredado con la justicia fue su hijo Ovidio Isaza, alias “Roque”, quien nunca se entregó a las autoridades después de la desmovilización de las AUC. Fue expulsado de Justicia y Paz, finalmente cayó capturado en una finca cerca a Puerto Triunfo en 2012 después de varios operativos en los que las autoridades incautaron varios alijos de cocaína que pertenecían a su organización. “Roque” lleva doce años privado de la libertad, ahora en el pabellón número ocho de La Picota, donde paga una condena de sesenta años de prisión. Contra sus familiares existe un proceso de extinción de dominio que ha desembocado en la incautación de más de sesenta bienes.
A pesar de ello, las pretensiones criminales de la familia Isaza no han cesado. Según otro informe de inteligencia militar en poder de RAYA, otro hijo de Ramón Isaza, Oliverio Isaza Gómez, alias “Terror”, habría asumido el mando del Clan del Golfo en la región, desde donde se ha proyectado un plan de expansión que también abarca todo el Oriente Antioqueño.
Lea la primera parte de esta investigación: Falso testigo de Uribe comanda expansión del Clan del Golfo en Antioquia
A diferencia de su hermano “Roque”, Oliverio Isaza se desmovilizó junto con su padre y purgó los ocho años de cárcel que exigía la ley de Justicia y Paz. Recobró la libertad en 2016, en ese entonces se hizo célebre porque en La Picota se había convertido en cantante de corridos mexicanos con letras alusivas a la paz y la reconciliación. En 2021 todavía daba entrevistas en Puerto Triunfo presentándose como líder social que colaboraba con una fundación de víctimas de las AUC, como se puede observar en el siguiente video.
Fuente: https://www.facebook.com/watch/?v=4445066612227791
En septiembre de 2022, un mes después de que Gustavo Petro llegara al poder, alias “Terror” fue uno de los primeros exjefes paramilitares que se comunicó con el entonces comisionado de paz Danilo Rueda para ofrecerse como interesado en un eventual proceso de paz. A través de una carta, que se conoció en ese mes y la cual también estaba firmada por otro reconocido militar retirado y exjefe paramilitar, Juan Carlos Rodríguez, alias “Zeus”, expresaron su voluntad de paz. No obstante, la realidad ha sido otra. Hoy alias “Terror” es sindicado por la inteligencia militar de liderar una facción del Clan del Golfo en el Magdalena Medio y alias “Zeus” está prófugo de la justicia luego de que hace un mes fuese capturado por el Ejército en una vía que conduce hacia los Llanos Orientales, transportando material de guerra de las Fuerzas del Estado y el cual estaría destinado a las manos del Clan del Golfo. Diez días más tarde, alias “Zeus” se escapó de una estación de Policía de Cúcuta.
Alias “Zeus” es otro de los exparamilitares reseñados junto a Oliverio Isaza en el informe reservado de inteligencia, revelado por RAYA, que describe la estrategia criminal del Clan del Golfo para consolidar una nueva subestructura en la región en conjunto con otro lugarteniente de Ramón Isaza: John Freddy Gallo, alias “Pájaro”, actualmente capturado luego de que se demostrara que estuvo detrás de la fuga de alias “Matamba", otro jefe criminal de una subestructura del Clan del Golfo que delinquia en Nariño y se la conocía con el nombre de "La Cordillera Sur". Este sujeto es el mismo que, como lo contamos en una investigación anterior, habría recibido armas del general retirado y exomandante del Ejército Nacional, Eduardo Zapateiro.
Otro exparamilitar mencionado en los documentos reservados que revelamos es Walter Ochoa Guisao, alias “Gurre”, viejo lugarteniente de Ramón Isaza, quien según un informe de Policía Judicial de 2020, dirigido a la Fiscalía Segunda Especializada de Manizales, ordenó los asesinatos, el 5 de enero de 2018, del señor Luis Bernardo Martinez y Cecilia Urrea, madre y padrastro de otro criminal apodado “Verruga”, por un ajuste de cuentas. De acuerdo con los informantes, “Gurre” aseguró que era una retaliación contra “Verruga” porque este estaba declarando en su contra en un proceso judicial, por ello ordenó “darle donde más le duele”.
El crimen estuvo rodeado de circunstancias macabras y lo cometieron sicarios uniformados con brazaletes de las Autodefensas. Según el documento, la orden expresa de alias “Gurre” fue que asesinaran a la pareja con tiros de pistola, pero que debían rematar los cuerpos con ráfagas de fusil para “poner la firma” sobre los cadáveres.
Una investigación archivada
Uno de los investigadores que estuvo detrás de estos hallazgos le contó a la revista RAYA que buena parte de estos procesos quedaron sepultados durante la Fiscalía de Francisco Barbosa porque, según su versión, les quitaron la asignación de los casos y estos fueron asumidos directamente desde Bogotá, sin que se llegara a los máximos responsables. Otros procesos fueron archivados. En efecto, contra Oliverio Isaza, alias “Terror”, no existen operativos ni condenas de la justicia recientes, a pesar de las múltiples evidencias que lo señalan de estar detrás del brazo del Clan del Golfo en el Magdalena Medio.
Uno de los casos conocidos por RAYA da cuenta del proceder de funcionarios judiciales que, pese a contar con capturas en flagrancia y suficiente evidencia para avanzar en su tarea de desmantelar esta estructura criminal, prefirieron archivar las investigaciones arguyendo “atipicidad de la conducta”, es decir, porque a juicio de la Fiscalía el delito no existió o se señaló a los acusados del delito equivocado. Esta artimaña jurídica fue la que le permitió al entonces fiscal general, Francisco Barbosa, asegurar falsamente que durante su administración se había aumentado el esclarecimiento de los hechos delictivos en el país, cuando en realidad lo que ocurrió es que los procesos terminaron archivados sin resolverse.
El caso mencionado tuvo lugar el primero de octubre de 2020, en la madrugada, cuando la Policía de La Dorada capturó en flagrancia a dos jóvenes que pintaban paredes con las siglas AGC (Autodefensas Gaitanistas de Colombia o Clan del Golfo), en el barrio Las Ferias; además, tenían en su poder una mochila cargada de panfletos firmados por ese grupo narcotraficante. Los panfletos amenazaban a las personas que por esos días protestaban en Bogotá y otras ciudades del país en el marco del Paro Nacional, asegurando que las marchas eran instrumentalizadas “por parte de la guerrilla del ELN y las disidencias de las FARC con el fin de desestabilizar el Estado democrático [...]”. “Prevenimos a la ciudadanía para que no caiga en el perverso accionar de las guerrillas ni en el discurso incendiario de los enemigos de la democracia. Hemos roto nuestro silencio por la gravedad de la situación y porque estamos preparados en campos y ciudades para enfrentar los desafíos de la historia”. Este panfleto circuló ese mismo día en otras regiones del país donde delinque el Clan del Golfo.
Pese a las capturas en flagrancia y los antecedentes de los indiciados que ya figuraban en otras noticias criminales, incluso, a pesar de los interrogatorios en los que uno de ellos mismos reconoció que sí pintaron varias paredes en La Dorada (Caldas) con las siglas AGC, la Fiscalía archivó la investigación aduciendo que el hecho de portar “20 panfletos provenientes al parecer de un grupo denominado Autodefensas Gaitanistas de Colombia, no lo ubica en la comisión de una conducta punible, típica, antijurídica y culpable, como lo es incurrir en actos de terrorismo pues el contexto en que se realizó su captura no permite inferir en modo alguno que el mismo buscaba incurrir en ellos”.
Durante todos estos años se han atribuido los crímenes que ocurren en el Magdalena Medio y el Oriente de Antioquia a una supuesta estructura criminal llamada “Clan de Oriente”. El coronel Daniel Mazo, entonces comandante de Policía en Antioquia, desestimó varios de los hechos que indicaban la expansión del Clan del Golfo en la región, asegurando que se trataba de otros grupos delincuenciales que buscaban generar terror. El coronel Mazo fue apartado de su cargo en febrero de 2023 por estar inmerso en presuntos hechos de minería ilegal, según lo registró la prensa.
Lo que está claro hoy es que el Clan del Golfo recicló viejas estructuras criminales y exjefes paramilitares para apoderarse del Magdalena Medio, una zona estratégica por los recursos naturales en disputa, petróleo y oro; también por su conexión con el centro y el norte del país. Las autoridades lo saben desde 2019 sin que esa expansión paramilitar se haya frenado. La Mesa de Derechos Humanos y el Observatorio de Paz del Oriente Antioqueño elevó una solicitud en la última semana al Ministerio de Defensa Nacional, con el fin de que declare al Oriente de Antioquia como una zona especial de seguridad nacional para que el Estado pueda adelantar acciones concretas con las autoridades locales y así detener esta expansión criminal y el retorno de las épocas más oscuras del paramilitarismo en Colombia.