Esta denuncia la hace un trabajador humanitario boricua que lleva más de un año en Gaza. En el 77° aniversario de la Nakba, comparte con RAYA un testimonio estremecedor: hospitales bombardeados, evacuaciones forzadas y una vida marcada por el miedo, la muerte y la resistencia cotidiana frente a lo que él y el Comité de DDHH de la ONU denomina un genocidio.
Por: David González M.
En redes se hace llamar Libre Sankara. Es boricua y, antes de llegar a la Franja de Gaza como voluntario, fue profesor en Kenia. Desde allí le hicieron el llamado para trabajar como operador logístico de los hospitales palestinos bajo el fuego israelí.
Me pide no dar su nombre: teme por su vida y la de su familia. Antes de la entrevista, contó que Israel ya no mata solo a periodistas, sino a cualquier persona que, desde Gaza, denuncie lo que está pasando en las redes sociales.
“He sobrevivido hasta ahora, pero no sé qué va a suceder mañana. He visto mucho, he estado bien cerca de bombardeos y no hay ningún lugar seguro aquí”, explica por videollamada desde una habitación cerca del hospital donde trabaja al sur de la Franja de Gaza. Su labor diaria es asegurarse de que los médicos tengan lo que necesitan.
Desde allí, denuncia que las fuerzas sionistas los están matando de hambre. Han bloqueado todas las salidas e incluso han bombardeado flotillas que intentaban llegar a Gaza por el Mediterráneo con comida y medicamentos. Según Naciones Unidas, desde que empezó el bloqueo de la ayuda el pasado 2 de marzo han muerto 57 niños por desnutrición. Y los sobrevivientes sufrirán secuelas para el resto de su vida.
Cada 15 de mayo, el pueblo palestino conmemora la Nakba, que se traduce como “catástrofe”. Marca el día en que más de 700.000 palestinos fueron desplazados por Israel en 1948, cuando todo esto comenzó. Sin embargo, con el tiempo, el aniversario ha sido resignificado por los defensores de la causa palestina, quienes hoy lo conmemoran como un símbolo de resistencia y lucha.
RAYA: A pesar del riesgo, ¿qué lo llevó finalmente a concedernos esta entrevista?
Me costó mucho encontrar redes sociales que hablaran sobre lo que está sucediendo en Gaza, y mucho menos desde la perspectiva de vivir, o mejor dicho, sobrevivir dentro de un genocidio.
Entonces yo pensé: bueno, es mi trabajo. Tengo una deuda con mi gente, informar sobre lo que está sucediendo, porque es el genocidio más documentado en toda la historia, pero hay muy poca información en español, y mucho menos sobre la vida cotidiana. No solo los datos de que ya han masacrado a más de 100 000 gazatíes y cosas así, que sí son importantes, pero también es importante darse cuenta de que estos no son números: son personas. Y algunas de esas personas son personas que conozco.
Me da pena. Me toca, es mi responsabilidad hablar sobre lo que está sucediendo aquí, porque soy ser humano, soy boricua, y sé qué significa vivir en un país ilegalmente ocupado por otra nación. Y es aún más importante documentar, archivar y hablar sobre lo que está sucediendo, porque en el futuro quizás sea la única documentación que tengamos sobre lo que ocurrió aquí.
RAYA: Entiendo. Antes de hablar de los temas más duros que están ocurriendo hoy en Gaza, quisiera preguntarle: ¿cómo fue que terminó allá?
Bueno, yo llevo más de una década apoyando y organizando por la causa palestina, aunque también es nuestra causa. Hay 11 millones de palestinos en la diáspora, y muchos de ellos están en Latinoamérica —la mayoría en Chile-, pero también en Centroamérica y en diferentes partes.
Estudié en Chile; cuando estaba en la universidad conocí a muchos palestinos. Luego regresé a la universidad en la que estudiaba en la isla y empecé a organizarme. Me uní a Students for Justice in Palestine y a varias organizaciones que pedían un boicot a los sionistas que, en ese momento, estaban llevando a cabo otro genocidio de los varios que han hecho aquí en Gaza.
En 2022 decidí formar parte de una delegación de personas que fuimos a Cisjordania para cosechar aceitunas. Éramos casi 15 personas de diferentes lugares. Vi con mis propios ojos la causa que había estado apoyando desde lejos. Porque una cosa es escuchar sobre un genocidio, una ocupación o los checkpoints militares que existen, y otra muy distinta es vivirlo y verlo con tus propios ojos.
Eso me tocó mucho, y sentí: "Coño, tengo que hacer más". Luego me mudé a Kenia para ser maestro por un año, y al final de esa experiencia recibí un mensaje que me preguntaba: "Mira, estamos buscando voluntarios para ir a Gaza".
Durante este genocidio, bajo la ONU, empezaron a dejar entrar equipos médicos de emergencia. Finalmente, entré a Gaza el primero de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores de 2024, desde Egipto. Fui uno de los últimos en entrar por la frontera de Rafah, antes de que los sionistas la tomaran el 7 de mayo de 2024. Hasta ahora, soy el trabajador humanitario que más tiempo lleva aquí: un año y dos semanas.
RAYA: O sea lleva un año viviendo bajo la constante amenaza y el miedo que es hoy Gaza. Cuenteme, por favor, como se vive en Gaza. Hay gente en América Latina que ha olvidado lo que pasa en Palestina.
He trabajado en los hospitales, el hospital Emiratí y en Tel al-Sultan. Ambos están totalmente destruidos en este momento. Tuvimos que evacuar después de unas tres semanas en Rafah. Nos movimos un poco al norte, a una zona que se llama Al-Mawasi, porque comenzaron a invadir Rafah.
Mientras estábamos allí, yendo a los hospitales, algo que ahora me parece normal —pero en ese momento no lo era— era el sonido constante de los drones. Ahora, cuando no los escucho, me da un poco de miedo, porque eso puede significar que van a bombardear.
Escuchar los drones, escuchar las bombas y tener que normalizar eso… y luego recibir órdenes de evacuación. Es la realidad, desafortunadamente, porque hay un doble estándar en el derecho internacional que permite que los sionistas bombardeen hospitales, civiles y gente inocente sin consecuencia alguna. A causa de eso, tenemos que movernos cuando ellos emiten órdenes de evacuación, aun sabiendo que empiezan a bombardear precisamente las zonas a las que dicen que debemos ir.
Siempre ando con una mochila con lo suficiente para dos días: ropa, comida, toallitas y cosas así, por si acaso tenemos que evacuar y no tenemos tiempo suficiente para llevar nuestras maletas.
RAYA: Describame por favor lo que ha visto a lo largo de este año dentro de la Franja de Gaza
Bueno, cuando llegué, lo que estaba sucediendo ya era grave, pero empezó a empeorar. Ahora conozco a personas que se han convertido en mártires. Por ejemplo, Dohen, que era un artista y poeta palestino. Él, junto con toda su familia, fue borrado del registro civil. Es decir, un artista y su familia entera, en menos de un minuto.
Cada persona que conozco ha perdido algún familiar en alguno de los múltiples genocidios que han ocurrido. Entonces, no es algo fuera de lo común. Lo que sí es fuera de lo normal es tener que normalizar vivir bajo estas condiciones, seguir como si nada estuviera sucediendo.
No hay salud mental, no hay seguridad. En cualquier momento puede pasar algo.
Yo, estando en los hospitales, hago la logística para los doctores, enfermeras y trabajadores médicos que están entrando. Los llevo a los hospitales y me encargo de verificar que estén bien, que tengan todo lo que necesitan, y que, si tenemos que evacuar, sepamos a dónde ir y tengamos suficientes recursos. He visto cosas que no se pueden olvidar. Recuerdo, en el hospital Al-Shifa, que queda en Bureij, donde estamos ahora en el centro de Gaza, a una niña de unos nueve años con la mitad de su cara destrozada. Cuando los sionistas tratan de justificar todo esto… yo estoy aquí viendo niños, mujeres, hombres, ancianos sin piernas, o que tienen que ser amputados sin anestesia; doctores sin acceso a electricidad ni agua potable.
Por ejemplo, hace dos semanas una amiga doctora me llamó. Me contó que estaban malviviendo en las tiendas del campamento, y mientras dormían, comenzaron a dispararles mientras intentaban escapar. ¿Qué puedo hacer, qué puedo decir que sea suficiente para calmarla en esos momentos?
RAYA: Solo el pasado 14 de mayo, las fuerzas de Israel mataron a 70 personas en una noche, atacaron en la madrugada. Y día tras día, esas son las noticias. ¿Es una violencia que no da respiros?
Sí, y es que hay diferentes niveles, porque parte de la meta de este genocidio es borrar lo que existía antes. Ellos, intencionalmente, han atacado todos los hospitales en Gaza. De los 36 hospitales, solo quedan 10 u 11 funcionando parcialmente. Estamos hablando de hospitales públicos que deberían tener la capacidad para atender a más de dos millones de personas.
Y no solo eso: han bombardeado y siguen bombardeando escuelas, playas… Hace dos días dispararon contra pescadores que buscaban comida para sus familias. Es decir, están atacando la vida diaria, la vida cotidiana, para que la mejor opción de las personas sea salir del país. Eso es lo que quieren: que la gente se vaya para poder robar la tierra y borrar a los palestinos de la existencia.
Además, hasta ahora llevamos 71 días sin que entre ningún tipo de ayuda humanitaria a Gaza: ni medicamentos, ni comida, ni agua, ni combustible… nada.
RAYA: Esa es otra de las denuncias que han hecho en medios. Dicen que Israel busca, indirectamente, aislar por completo a la población de Gaza, negar incluso el acceso a agua y alimentos.
Es muy difícil, porque —y no es sorprendente— los sionistas han atacado los generadores que ayudan a extraer el agua, han bombardeado los negocios que la distribuyen, e incluso las camionetas que la reparten a la gente durante este genocidio.
Entonces, es un problema que sigue empeorando. El agua potable es cada vez menos accesible. La gente está muriendo de enfermedades completamente evitables si tuviéramos acceso a agua limpia. Pero, como no lo hay, y las condiciones son tan difíciles, hay niños, mujeres y muchas otras personas enfermándose por consumir agua salada o contaminada.
Sí hay algunas iniciativas de distribución de agua potable. Yo soy voluntario con una organización que distribuye agua en el norte, que se llama Lo mío es tuyo. Pero es muy difícil, porque ahora el problema también es el combustible. Al haber menos personas distribuyendo agua, la necesidad aumenta. Sin embargo, las camionetas necesitan combustible, y no hay, o es demasiado caro.
Hay un problema de infraestructura, pero no es que no exista: es que ha sido intencionalmente atacada y destruida. Y los sionistas no permiten la entrada de los recursos necesarios para repararla.
La persona promedio no está consumiendo el agua suficiente. Y con la comida pasa lo mismo. Durante este genocidio han atacado intencionalmente la agricultura: han destruido más del 80% de las tierras fértiles.
Ahora, la mayoría de la población depende de ayuda humanitaria. Y esa comida, además, es poca. Si no permiten el ingreso de alimentos ni de agua, y lo que queda en los almacenes se agota, ¿qué opciones quedan a corto plazo?
Por ejemplo, en el norte la gente ya estaba racionando la comida incluso antes del último cese al fuego. Durante 70 días antes de ese cese, no había entrado ningún tipo de ayuda humanitaria. Esa comunidad ya estaba sufriendo desnutrición y escasez extrema.
La mayoría estamos racionando. Yo, por ejemplo, estoy comiendo una vez al día.
RAYA: ¿Están usando el hambre para acabar con la población en Gaza?
Sí. Solamente un tercio de las cocinas comunitarias está funcionando, y están dando, diría yo, alrededor de 400,000 platos de comida cada día. Antes, durante el cese al fuego, había suficiente para ofrecer un plato de comida a toda la población. Ahora, solo tenemos suficiente para 400,000 personas, y cada día ese número sigue disminuyendo.
Hay gente que depende de esto para su comida diaria. Es muy difícil. Hay una escasez de casi todo. Más de 50 personas han muerto de hambre durante este período. Usar el hambre como táctica de guerra es ilegal.
RAYA: Y según las cifras oficiales, la mayor parte de las víctimas son niños. Según UNICEF, en Gaza las fuerzas de Israel han matado en promedio desde que comenzó la ofensiva, 40 niños diarios. ¿Cómo es la situación de los niños en medio de este asedio por hambre?
Sí, son la mitad de los mártires, de los casos, y es muy triste porque, tomando en cuenta que hemos perdido a tantos niños, niñas y bebés. Los que siguen vivos también están perdiendo es su niñez, porque tienen que evacuar o normalizar el bombardeo. Esta realidad es como una distopía que no debería suceder, pero está sucediendo. Y estoy viéndolo con mis propios ojos, y cada vez que siento que estoy un poco más cómodo, recuerdo lo que he visto, o veo nuevos casos.
La semana pasada, en Gaza, vi una familia entera en la calle, incluso un niño muerto, con sus dos padres. Yo estaba yendo al mercado al aire libre, tratando de buscar comida, y es como si no hubiera seguridad para los niños, para los inocentes. Entonces, ¿qué queda? Esto es una reflexión de la falta de moralidad de los sionistas, porque intentan decir: "No, es que ellos eran de tal organización de resistencia", o inventan excusas como: "¿Cómo un bebé de un año va a pertenecer a un grupo de resistencia?"
El genocidio es algo que toca a todos, y los niños son los más inocentes. ¿Por qué? Porque ellos tienen derecho a un futuro. Y aquí los sionistas están destruyendo todo lo que tenga semblanza de futuro, incluso la niñez.
RAYA: Aún así, ¿todavía en Gaza se habla de un futuro, de reconstrucción?
Sin ataques, sin ocupación, yo creo que Gaza podría reconstruirse en unos 10 años. O sea, no se va a hacer lo mismo que antes, pero hablo de lo mínimo necesario para tener la infraestructura que permita seguir construyendo algo que eventualmente se parecería a lo que Gaza era antes. Para que la gente sepa, Gaza era conocida en el mundo árabe por su educación. Tenía una población muy intelectual que, desafortunadamente, ahora está sufriendo una fuga de cerebros hacia otros países.
Imagínate si ellos pudieran regresar y apoyar en la reconstrucción, especialmente en áreas como la salud mental, la educación y otros aspectos que realmente necesitamos. Entonces sí, hay un futuro, porque los palestinos siguen existiendo.
Ahora, la posibilidad de ese futuro depende de los próximos años, de lo que ocurra en ese tiempo. Pero es el derecho de los palestinos quedarse en su tierra y reconstruir. Sin embargo, los sionistas quieren que la mejor opción para los palestinos sea salir del país.
RAYA: Estamos hablando de casi 600 días de genocidio. Y no hay una vía de escape, ¿verdad? Para la mayoría de la gente que está en Gaza ahora mismo, ¿no hay manera de salir?
Hay evacuaciones médicos, pero ese proceso, o sea, hay una lista de casi 15.000 personas y es un proceso demasiado largo que tiene muchos requisitos. Es la única forma en este momento para salir. Pero no es suficiente y cualquier ser humano tiene el derecho a mudar entre entre los pueblos, las fronteras es algo colonial.
Entonces, ellos están atrapados aquí, dentro de una zona de genocidio y hay restricciones en el mar, en el aire, en el terreno, o sea, un un bloqueo total de la población.
RAYA: Por último, qué mensaje le daría a America Latina desde Gaza.
Quiero decir que la solidaridad es acción, no solo palabras. Si quieren hacer algo para apoyar esta causa, piensen en esto: una cosa es decir "¡Viva Palestina libre!" y otra muy distinta es hacer de eso una realidad. Tenemos que hacer cosas tangibles porque el genocidio es algo tangible que está sucediendo en este momento y debe parar. Hay muy poco que podemos hacer desde adentro, y nos hemos sentido muy aislados por el mundo.
Tomen en cuenta que, si buscan una razón para apoyar la causa palestina, deben mirar hacia la historia y las diferentes formas y momentos en que los sionistas han apoyado genocidios en Centroamérica, en Chile y en diversas partes de América Latina. No es que los sionistas se detendrán o solo se enfocarán en Palestina. Están buscando expandirse por todo el mundo, especialmente en América Latina, para robar tierras, matar gente, probar sus armas y usar la fuerza militar contra las comunidades indígenas en nuestras tierras.
Así que debemos hacer más. Tenemos que dejar de sentirnos cómodos porque en la comodidad nada cambia. Necesitamos incomodidad y amor revolucionario para seguir adelante. Todos somos palestinos.