El pasado 6 de marzo fue asesinado Jhon Jairo Castaño Calderón, abogado de la banda narcoparamilitar La Cordillera y de los señalados asesinos del líder estudiantil Lucas Villa. Castaño era una pieza clave en varios procesos penales que podrían incriminar a los máximos jefes de esa organización criminal. RAYA revela detalles inéditos de su trayectoria.
Por: Unidad Investigativa Revista RAYA
Jhon Jairo Castaño Calderón, abogado de la organización criminal La Cordillera, en una videollamada a mediados de 2023
El crimen ocurrió antes de las cinco de la tarde del jueves seis de febrero en la carretera que conduce de Pereira a Armenia. A la altura del kilómetro nueve, frente al Parque Cementerio de La Ofrenda, Jhon Jairo Castaño Calderón recibió 22 impactos de bala mientras viajaba como copiloto en un automóvil con placas falsas que lo había recogido tres horas antes cerca a la Plaza Mayorista de Mercasa, al otro lado de la ciudad, hasta donde lo llevó un hijo suyo para una cita. Después de acribillarlo, los sicarios se llevaron su celular y otros objetos personales con información valiosa. El carro lo dejaron abandonado con el cadáver adentro.
El abogado Castaño era conocido en el mundo de la mafia por asumir la defensa, durante los últimos 20 años, de múltiples procesados y condenados que pertenecían a La Cordillera. Su nombre apareció como defensor de Juan Andrés López Díaz “Achís”, acusado de participar en varios crímenes, entre ellos el atentado en 2010 contra Reinaldo Herrera, primo del capo extraditado a Estados Unidos, Daniel Rendón Herrera, alias “Don Mario”, y del exjefe paramilitar, Freddy Rendón Herrera, alias “El Alemán”. En ese mismo proceso judicial resultó condenado Víctor Mauricio Cortés Gutiérrez, alias “La Cosa”, uno de los jefes de sicarios de La Cordillera.
Alias “La Cosa” fue capturado por el fiscal antimafia Alcibiades Libreros, quien logró que la justicia lo sentenciara a 55 años de prisión en primera instancia, una de las penas más altas en la historia de Colombia, por una serie de homicidios cometidos en Pereira. Sin embargo, alias “La Cosa”, según información de medios de comunicación del Eje Cafetero, salió de la cárcel este año porque el proceso prescribió. Como lo reveló RAYA hace algunos días, el asesinato del fiscal Alcibiades Libreros, en diciembre de 2019 en Cali, está relacionado con su persecución a bandas narco paramilitares como “La Cordillera”.
La Cordillera es una organización transnacional de narcotráfico fundada en Pereira, cuyos orígenes se remontan a la reorganización de las bandas locales y reductos del Cartel del Norte del Valle que llevó a cabo el jefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias “Macaco”. Entonces, a mediados de los 2000, estaba en desarrollo la guerra entre los capos Diego Montoya, “Don Diego” y Wilber Varela, “Jabón”. Aunque “Macaco” perdió el poder luego de su extradición a Estados Unidos, quienes fueron sus subordinados controlan desde entonces los negocios ilegales en Pereira y su área de influencia: desde las plazas de vicio hasta los préstamos ‘gota a gota’, pasando por oficinas de sicariato y rutas del narcotráfico hacia Suramérica, África y Europa. Esta estructura criminal mantiene vínculos con políticos, empresarios y operadores judiciales del orden local y nacional.
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El abogado Castaño fue defensor en tres casos recientes de relevancia para la ciudad, pues podrían incriminar a los jefes de La Cordillera. En el primero, defendió a Jonathan Mejía Hurtado, alias “Truhán”, y a Jhon Alexander Mejía Hurtado, “Carevieja”, hermanos pertenecientes a la banda del barrio San Judas, presuntos asesinos del estudiante Lucas Villa, quien fue ultimado por sicarios el 5 de mayo de 2021 durante un plantón pacífico del Paro Nacional en el Viaducto de Pereira.
El asesinato de Villa habría sido concertado entre políticos y empresarios preocupados por los bloqueos y protestas de ese momento, con la presunta inacción de la Policía Nacional, que retiró el dispositivo de seguridad del Viaducto únicamente el día en que se cometió el crimen. Es más, durante el Paro Nacional, el exalcalde de Pereira, Carlos Maya, solicitó apoyo a César Augusto Giraldo, alias “Calzones”, el famoso empresario al que la Fiscalía lo ubicó en un organigrama como uno de los jefes narcos de La Cordillera. Varias llamadas telefónicas, reveladas por el diario El Espectador, confirman este hecho.
El segundo proceso judicial, asumido por Castaño, fue la defensa de tres sicarios capturados por el doble homicidio, en febrero de 2023, de Jarol de Jesús Martínez y Jorge Eliécer Arango Buitrago, presuntos miembros de la banda criminal y con quienes ajustaron cuentas. Este episodio fue conocido como los “encostalados de Morelia”, pues las dos víctimas fueron secuestradas y torturadas, antes de ser asesinadas y arrojadas en costales a un lote rural.
De hecho, el automóvil en que los sicarios se transportaron tenía un GPS que permitió a la Fiscalía rastrear la ruta desde Dosquebradas hasta Pereira, especialmente hasta el corregimiento de Combia, al noroccidente de la ciudad, de donde presuntamente partieron con los cadáveres hasta el sector de Morelia, en el extremo sur de Pereira. Combia es un sector de casas campestres y condominios, alberga una de las fincas de Diego Fernando Ruiz Quintero, alias “Diego Pereira” o “Don A”, señalado jefe máximo de La Cordillera.
Julio César Pulgarín, un testigo involucrado en estafas y robos, aseguró que alias “Diego Pereira”, poseía una finca en Combia, en donde se pactó una reunión para recoger fondos en favor del hoy senador Juan Pablo Gallo cuando aspiró a la alcaldía
El último hecho relevante ocurrió el 13 de enero de este mismo año, en el barrio El Japón, donde vive la familia de alias “Diego Pereira”. Allí fueron descubiertos varios jóvenes con un cadáver que pretendían descuartizar en lo que la prensa calificó como una “casa de pique”. La víctima, Ricardo Andrés Vallejo, barrista del Deportivo Pereira, fue asesinado por un computador robado con información valiosa. Los asesinos no lo pudieron desaparecer porque la Policía allanó la vivienda cuando el cadáver aún estaba en el lugar. Dos de los criminales tenían veinte años y una era menor de edad. Entonces, Jhon Jairo Castaño Calderón fue el abogado de los detenidos, quienes estarían trabajando bajo órdenes de La Cordillera.
Una larga relación con la mafia
El abogado Castaño no sólo fue defensor, también fue indiciado en procesos penales. Testimonios ante la justicia lo señalaron como traficante de drogas y presunto determinador de homicidios en la ciudad. Uno de estos procesos se originó en 2006 cuando el propio Castaño denunció por extorsión a Érika Alejandra Orozco. Según él, hombres enviados por ella lo amenazaron con armas para exigirle 56 millones de pesos de un negocio fallido de narcotráfico que buscaba enviar heroína a los Estados Unidos.
Erika Alejandra Orozco, viuda del narco José Joaquín Orozco, confesó al Tribunal Superior de Pereira un envío de drogas que se pactó con Castaño como socio. La droga y el dinero se extraviaron.
En esa trama, tanto la droga como el dinero se extraviaron y José Joaquín Orozco, el narcotraficante que financió la operación, le reclamó a Castaño y a Germán Giraldo, el sujeto que transportaba la droga, obligándolos a firmar unas letras de cambio. Según testimonios del proceso judicial que se originó por la extorsión, el negocio se acordó en 2003 en la oficina del abogado Castaño y en su presencia. Después de eso, José Joaquín Orozco fue secuestrado por supuestos agentes de la Policía que se lo llevaron de una estación de gasolina de su propiedad. Su cuerpo apareció sin vida veinte días después.
Jhon Jairo Castaño tuvo una oficina en el lujoso Edificio Santorini de Pereira. Allí se habrían llevado a cabo negociaciones con cargamentos de droga
En 2006, los socios de José Joaquín Orozco reclamaron por el dinero extraviado y, siguiendo indicaciones de Erika Alejandra Orozco, ubicaron al abogado Castaño en su casa. Tras una negociación, Castaño entregó un vehículo Mazda 626 y una motocicleta Yamaha BWIS como parte de pago. Los vehículos se los dieron a dos sujetos que en el proceso se relacionan como “El Negro” y el “Animal”. Este último fue asesinado poco después.
Detalles de lo que declaró el abogado Castaño en 2006 sobre un negocio de narcotráfico en el que fue intermediario
Pese a que se confirmó que existió una negociación de dineros del narcotráfico en una oficina del Edificio Santorini, donde Castaño tenía su despacho, él salió bien librado. Quien fue condenada por extorsión fue Érika Alejandra Orozco, la viuda del narcotraficante asesinado. Seis años después, en un oficio enviado a la Sala de Decisión Penal del Tribunal Superior de Pereira, Orozco aportó más datos del rol del abogado Castaño en el tráfico de drogas. En medio del proceso penal que ella afrontaba contra Castaño, hombres de La Cordillera la amenazaron y asesinaron el 4 de agosto de 2007 a su abogado, el doctor Severiano Hernán Franco.
Jhon Jairo Castaño tenía enorme poder en la rama judicial del eje cafetero. El abogado Severiano Hernán Franco, quien fue su contraparte en un proceso penal, fue asesinado después de una audiencia.
Castaño volvió a figurar en otro enredo judicial en 2011 cuando uno de sus clientes supuestamente intentó asesinarlo. El abogado argumentó esto ante un juzgado penal de Pereira para explicar por qué renunciaba a la defensa de un sicario de La Cordillera llamado Juan Andrés López Díaz alias “Achís”. López había sido capturado en el mismo proceso por el cual fue condenado alias “La Cosa”.
En el expediente aparecieron varias interceptaciones telefónicas que daban cuenta de cómo un grupo de sicarios de La Cordillera realizaba seguimientos a una persona para asesinarla, desde el Parque Olaya Herrera, en el centro de Pereira, hasta la Avenida Circunvalar, en la zona rosa, donde finalmente ubicaron a la víctima en un negocio de comidas rápidas. Justo antes de perpetrar el homicidio, la Policía llegó al lugar y el plan tuvo que ser abortado. En la comunicación telefónica quedó claro que el objetivo del ataque era “alias Jota”, una persona de chaqueta verde. En la interceptación se evidencia que en ese mismo momento apareció “un abogado”.
No obstante, nunca pudo probarse si el abogado era la persona que los sicarios iban a matar, o si, por el contrario, él mismo hacía parte del plan y estaba en el sitio como un señuelo. Tampoco pudo establecerse, en criterio del Tribunal, que la persona mencionada como “alias Jota” o “el abogado” fueran el mismo Jhon Jairo Castaño Calderón, pese a que así lo sostuvo él ante el juez.
El crimen del abogado Castaño Calderón sucede en un contexto de violencia exacerbada en Pereira, Dosquebradas y el Norte del Valle, en una guerra mafiosa que medios de comunicación atribuyen a la supuesta división de la banda criminal La Cordillera.