En el último año el senador Iván Name quedó en evidencia. El protagonismo que obtuvo durante su presidencia en el Senado le permitieron al periodismo develar sus dos caras: por un lado, la diplomacia y el aplomo heredados de su familia, y por otro, los escándalos por corrupción, compra de votos y alianzas con actores armados ilegales que pretendió esconder durante más de 47 años de carrera política. Perfil del saliente presidente del Senado.
Por: Redacción Raya
Iván Name Vásquez es un personaje bicéfalo, con una cabeza de político y otra de negociante. La manera en que ha usado estas dos facetas ha quedado en evidencia en los últimos años, especialmente durante la presidencia del Senado que acaba de terminar. Han surgido sobre él una serie de denuncias, investigaciones y acusaciones jurídicas que lo señalan de posibles hechos de compra de votos y nexos con grupos paramilitares. En enero de este año, RAYA publicó la declaración de Juan Manuel Borré Barreto, alias “Pistón” o “Javier”, el fundador de “Los Rastrojos Costeños”, una esquirla del grupo narcoparamilitar Los Rastrojos y de las otrora Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Se trata de un testimonio que estaba en poder de la Fiscalía desde 2014 y que la Corte Suprema de Justicia usará en una indagación preliminar contra el senador. En el audio publicado decía “Pistón”:
“[Iván Name] nos entregó la plata, yo le dije en ese entonces que la plata que iba a dar era para la compra de votos, que nos apoyara a nosotros, a la estructura de nosotros, y nosotros le poníamos la gente para votar por ellos”.
Un par de meses después de revelado dicho audio, el 3 de mayo, Sneyder Pinilla, subdirector para el manejo de desastres de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), salpicó a Name en el escándalo de corrupción en La Guajira por la compra de unos carrotanques que llevarían agua al departamento. El pasado 12 de julio, la Fiscalía General de la Nación compulsó copias a la Corte Suprema de Justicia para que investigue a nueve congresistas que estarían vinculados con este caso de corrupción al interior de la Unidad Nacional del Gestión del Riesgo. Entre los imputados está Iván Name.
Sin sonrojarse, Name ha negado estar involucrado en ese escándalo. En un trino de aquel 12 de julio dijo: “Han sido más de 40 años dedicados al servicio público. Hoy más que nunca creo profundamente en la independencia de las instituciones y el respeto que cada una merece para así poder cumplir con su deber. Seguiré trabajando por la defensa del Congreso y cada uno de sus integrantes”.
Sin embargo, junto a los señalamientos por compra de votos han aparecido menciones a Name en llamadas entre el exsenador Mario Castaño y Jeiler Sánchez Moreno, miembro de la red criminal Las Marionetas, en las que se menciona a "una persona del Partido Verde, de nombre Name", a quien, según CasaMacondo, le dieron "sesenta mil millones en proyectos”. El año pasado RAYA encontró una serie de llamadas interceptadas a contratistas y funcionarios públicos, como Dairon Alexander Moreno Sánchez, un joven chocoano que trabaja como mecanógrafo en el Congreso de la República, que evidencian una operación de compra de votos en el Chocó a favor de la elección de Iván Name como senador en 2022. Otra denuncia en Fiscalía detalló que para las elecciones de 2018 también obtuvo votos en ese departamento a través de corrupción electoral. RAYA reveló igualmente que un ciudadano del municipio de Río Iró (Chocó) sabía de la compra de votos en favor de Name en las elecciones de 2018. En sus palabras:
“El secretario de gobierno Janier Perea era quien marcaba en los puestos de votación muchos tarjetones y daba las órdenes para que algunos jurados marcaran también por el candidato al senado Iván Name. Incluso, este señor secretario de gobierno les pagó esos votos a algunos jurados: les pagó $1.000.000 por el favor realizado ese día en esa jornada electoral. Nunca una persona aspirante al Senado había sacado tantos votos en un municipio tan pequeño”.
El caso de las elecciones de 2022 es particular viendo en perspectiva su historial electoral. En el departamento del Chocó Iván Name apenas recibió 221 votos en 2010; en 2014 fueron 2199; en 2018 consiguió 1362, y en 2022 obtuvo 2500, lo que lo convirtió en el candidato del Partido Verde más votado en el Chocó, muy lejos de sus otros colegas, que alcanzaron un promedio de 100 votos. Lo ocurrido es aún más extraño al tener en cuenta que el fortín electoral de Name está en el Atlántico y en Bogotá. Zonas en las que su familia también ha consolidado fortaleza política y económica.
Iván Name es un miembro más de una familia macondiana en la que, como los Buendía, los nombres se repiten de generación en generación (hay dos David Name, tres Leónidas Name, dos José David Name y dos María Clara), y los escándalos y las revelaciones sobre nexos con el narcotráfico o el paramilitarismo descienden como frutos podridos de un mismo árbol genealógico. En 2022, La Liga Contra el Silencio desempolvó papeles de la Fiscalía de finales de siglo que involucrarían a los hermanos José y David Name Terán (ambos tíos de Iván Name) con “actividades relacionadas con narcotráfico, testaferrato y lavado de activos”. Dicha dupla funcionaba a partir de una dinámica común en la Costa Caribe: la de las fuerzas económicas y políticas complementarias. En este caso, José Name Terán era el jefe político que dejaba abonado el terreno y David Name Terán venía siendo el administrador que ganaba contratos a partir de lo hecho por su hermano. A su vez, Vorágine reveló el pasado 16 de julio que José David Name Cardozo, hijo de José Name Terán, tiene una denuncia anónima por una supuesta compra de votos en el municipio de Soledad, Atlántico. Name Cardozo también ha sido señalado por sus vínculos con el paramilitarismo.
Lo que visto con candidez sería la historia de una familia unida que se apoya en medio de los ventarrones y las mareas altas parece ser más bien el relato de un clan apuntalado con andamiajes electorales de dudoso origen.
Tras radicarse en Bogotá desde muy joven y estudiar derecho en la Universidad Javeriana, Iván Name Vásquez ya se había granjeado durante los años ochenta y noventa un nombre en la política colombiana gracias a su participación como diputado, representante a la cámara y concejal. En aquel momento su respaldo provino particularmente de las huestes liberales, herencia de su tío José David Name Terán, cacique liberal de la costa atlántica durante décadas. De hecho, antes de que Iván Name enarbolara las banderas del Movimiento Viraje Social y del Partido Verde –del cual fue cofundador y, a su vez, el único senador del partido que votó por Rodolfo Hernández en las pasadas elecciones presidenciales–, lo hizo con una iniciativa política previa a Viraje Social: Viraje Liberal. Incluso en 1994 fue delegado para el Sumapaz en la campaña “Samper Presidente”. Y sin embargo los réditos políticos para Name se le debieron antojar insuficientes, sobre todo teniendo sobre sus hombros el peso de lo conseguido por sus otros familiares, además de lo hecho por José David Name Terán. Por ejemplo, su primo, José David Name Cardozo, hijo de Name Terán, ya había conseguido no solo ser senador por el Partido de la U, sino la presidencia misma del Senado de 2010 a 2014.
Con todo, esos más de diez años –desde 1998 hasta 2010– de hiato legislativo no pasaron en vano. Por aquel tiempo predominó el Name empresario, el dueño de inmobiliarias, firmas de consultoría empresas y de inversiones. Precisamente esta última, Inversiones San Leonidas S.C.S., fue escudriñada por Cuestión Pública en una investigación que reveló cuál era la dimensión real de la órbita empresarial en la que se inscribieron Name, su esposa y sus hijos. La contraparte de esto es que el Name empresario nunca dejó de serlo durante su permanencia en el Senado. La misma investigación periodística reveló que el senador habría promovido iniciativas para ajustar el impuesto predial y el avalúo catastral a favor de las empresas de su círculo más cercano.
Lo cierto es que la figura de Name es la de un hombre de dos caras, como Jano, el personaje de la mitología griega que poseía dos rostros. Uno es el del hombre que invoca la institucionalidad. El que apela al bienquedismo y a la diplomacia en sus discursos. El senador sensible y culto que escribe poesía y habla sobre Borges con el Papa Francisco. Amparado en proyectar una postura ecuánime, dice en entrevistas admirar tanto a Álvaro Uribe como a Gustavo Petro, a pesar de que, durante las plenarias, haya salido a relucir comentarios de corte clasista como: “Petro y yo nos parecemos en que usamos los mismos zapatos, los Ferragamo. La diferencia es que a mí no me tallan”, y a pesar de que, como presidente del Senado, ralentizó deliberadamente, esgrimiendo razones garantistas, varias reformas promovidas por el gobierno.
El otro rostro de Name, el que ha procurado esconder durante más de 47 años de carrera política, es el de un animal político que ha sabido mover las fichas adecuadas en los momentos adecuados. El masón que porta un anillo con joyas incrustadas y que sigue el derrotero de su tío, David Name Terán, maestro de la logia Luz Hermética de Barranquilla, a la cual también pertenece Margarita Cabello, la procuradora que al parecer ofreció cargos a quienes votaran a favor de la presidencia del propio Iván Name en el Senado. El negociador que ha perseguido con una sed irredenta, la misma de sus primos y tíos, el poder hasta las últimas consecuencias. Por ahora, y teniendo en el panorama sus dos rostros, según las evidencias y los testigos involucrados, su obsesión y su búsqueda parecen haber tenido atajos más que inescrupulosos: el clientelismo, la compra de votos y las alianzas secretas con actores armados.