Análisis

SÍNTESIS

Por: Alejandro FULA
PhD INgMEc Docente Facultad de Minas
Universidad Nacional de Colombia -  Sede Medellín

Análisis para la Revista Raya sobre el marco conceptual, fundamentos, problemáticas y propuestas de base sobre las que se vienen realizando los esfuerzos de transición energética en Colombia.

Fundamentos, problemáticas  propuestas de base.

El problema ambiental al que nos enfrentamos es relativo a uno de los límites planetarios. La humanidad ha sobrepasado ya 3 de 9  de los límites planteados por la ciencia. Uno de ellos se encuentra en alerta naranja. Está ligado al cambio climático debido a la causas de origen humano, es decir antropogénicas. Los datos muestran que nos aproximamos, debido a la degradación de las condiciones para la vida en el planeta, hacia la sexta extinción masiva. Mientras tanto, el pasado 2 de agosto fue el día en que la humanidad  consumió todos los recursos naturales que pueden regenerarse en un año. Si la humanidad de todo el planeta viviera como los colombianos, esa fecha sería el 8 de Noviembre. El resto del año implica vivir de los recursos de las próximas generaciones tal y como lo venimos haciendo desde hace décadas. 

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Implicaciones de la carbonización atmosférica.

Las partes por millón (ppm) del dióxido de carbono (CO2) en nuestra atmósfera, han estado aumentando constantemente en los últimos 150 años. En 1850 eran de 284,7 ppm aumentando a 311,5ppm en 1952 y llegando a 369,7 en el 2000. En 2017 eran de 406,8. A pesar de que el efecto  invernadero había sido expuesto en 1896 por Svante Ahrrenius nunca se le dio el peso bajo las mismas viejas afirmaciones climatoscepticas: el hombre jamás será capaz de compararse con el planeta. Apoyándose en postulados clásicos – anacrónicos tanto económicos como físicos – (según los cuales las materias primas son inagotables y las condiciones de fuentes y sumideros permanecen constantes) los cambios en la naturaleza son debidos a su propia dinámica planetaria. Esto se ha probado falso al evidenciar que, por ejemplo, es tanta la producción de plásticos que no solo existen masas flotantes de plástico del tamaño de continentes en el Pacífico, sino que se ha descubierto que hay 6 veces más plástico que plancton en los océanos.

El siguiente gráfico explica la evolución de las partes por millón (ppm) de CO2 en el último siglo.    Esto no se había vivido en los últimos 800.000 años y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio (GIEC) deja claro que no es explicable por emisiones de volcanes, liberación de los océanos o radiación solar .

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Es por esto que se empieza a hablar de Antropoceno: el hombre origina – no controla - las modificaciones del clima en el planeta.

Los responsables de las emisiones

La humanidad no es homogénea. Existen diferentes niveles de responsabilidad en la generación de polución ambiental. La ONG OXFAM expuso en 2020 un estudio en donde presentó las responsabilidades de las emisiones a nivel global para el 2030 de continuar la tendencia actual. El 50% de la humanidad ya emite muy por debajo de lo requerido por la Transición Climática para evitar un calentamiento superior a 1.5C siendo el tope anual de unos 2,3 ton-CO2eq/hab. El 10% más rico generará más de 10 veces ese tope permitido y el 1% más rico hasta 30 veces. Hoy en Colombia estamos alrededor de 1,8 ton-CO2eq/hab. Tenemos un margen de emisiones que se debe invertir en la transición, la reconversión económica y en suplir el faltante del  índice de necesidades básicas insatisfechas (INBI) del 33% de la población que vive en las peores condiciones.

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 No todos deberíamos aportar de igual manera en la reducción de emisiones

Corresponde a los más consumidores y en consecuencia contaminantes, reducir mucho más; aquellos que no suplen sus necesidades básicas, en países como Colombia aún deben tener un margen de mayor generación de gases de efecto invernadero (GEI) para mejorar su nivel de vida. En esto consiste la teoría del decrecimiento: reducir el aparato productivo a escala global pero aumentar el consumo de los más pobres mediante transformación y redistribución.  Sería altamente regresivo el que la población con menor INBI tuviese que sufrir aún mayores restricciones. En ese sentido debe liberarse combustible fósil de las comodidades  -incluso mal sanas- de la población urbana de estratos 4, 5 y 6 para permitir que más barcazas o transportes baratos, p.e.,  aprovisionen y desarrollen el comercio y la economía de los municipios de categoría 6, como por ejemplo los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) o las Zonas Más Afectadas por el Conflicto Armado (ZOMAC).

 A nivel mundial no deberán ser los países con menor huella de carbono per cápita quienes deban asumir el costo de la transición ni en términos financieros, ni en términos absolutos de reducción de consumo. Los países no industrializados deberían industrializarse,  transformar su producción, aumentarla en los sectores claves y mejorar la redistribución de la misma. El único justificativo para sancionar a las comunidades y países pobres debería estar ligado a la generación antisocial de externalidades ambientales o sociales.

Mediante esfuerzos de sobriedad, eficiencia energética y generación a partir de Fuentes No Convencionales de Energía Renovable (FNCER) la humanidad debería beneficiarse de la calidad de vida del 40% entre el 10% más rico y el 50% más pobre.

Las necesidades económicas de la Transición

El petróleo en Colombia es el mayor renglón exportador del país. Aportará casi 18,2 billones-cop al presupuesto de la nación y representará el 2,2% del producto interno bruto (PIB). A nivel interno es el responsable del 95% de la movilidad urbana e intermunicipal terrestre, fluvial y aérea. El país consume hoy 350.000 barriles/mes y exporta otro tanto. Pero, si pensamos en el largo plazo, ¿por qué no conservar nuestro petróleo para desarrollar industria y producción propia principalmente? ¿Por qué no utilizarlo para atraer alianzas industriales de manera que Colombia no solo produzca sino que aprenda a producir  y a desarrollar tecnologías que le permitan incluso exportar productos densos en conocimiento? ¿Por qué seguir impulsando la explotación básica y exportación de materias primas poco transformadas – extractivismo - para luego comprarlas una vez transformadas a un elevado precio? El proceso de transición energética consiste también en pensarnos cómo una economía que no depende principalmente de la exportación de materias primas sino de una balanza comercial en donde el saber y la tecnología desarrollada permiten comerciar menos productos pero percibir más ingresos generando y capturando más valor. Ese proceso no ha comenzado. La transición requiere el reemplazo paulatino de los energéticos fósiles tanto en el renglón exportador, como en el insumo dominante para la movilidad interna. Esto solo podrá hacerse mediante dos procesos para el caso del petróleo 1. Eficiencia energética 2. Electrificación del transporte y la movilidad.

Esto se debe ver como plan intermodal que integre el plan maestro ferroviario para la transición y el plan maestro fluvial para la transición y la equidad. La Amazonia y la Orinoquia cuentan con largos tramos navegables que deben ser dotados de puertos consistentes. La transformación económica del país implica tanto una integración de la periferia a la producción nacional, como la transformación de los modos de transporte. Los altos costos de los peajes existentes y el combustible, impulsarán el salto a otros modos de transporte de carga y pasajeros. Estos planes tomarán hasta dos décadas para ser culminados, pero el plan de puertos y muelles en Orinoquía y Amazonía puede ser una tarea llevada a cabo en el actual periodo de gobierno por los ingenieros militares.      

La descarbonización de la ciudades y la liberación de energéticos fósiles para mejorar INBI

Londres parece ser la primera ciudad europea en la que se van a realizar más viajes en bicicleta que en automóvil particular. La mayoría de las ciudades europeas están volviendo a lo que parecía ser el “ridículo” de la revolución china en los 70s y 80s: la masificación de la bicicleta urbana. Una reflexión de uno de los estudiantes de la facultad de minas en Medellín, decía que un país civilizado no es aquel en donde quienes se mueven en transporte masivo buscan por todos los medios montarse en un automóvil o peor SUV; si no por el contrario en donde quienes pueden pagarse un automóvil o SUV, prefieren moverse en bici o en transporte masivo. Ese salto nos toca darlo en las ciudades colombianas y reordenarlas para consolidar en nuestras megalópolis el concepto de la ciudad de 15 minutos en donde en 15 min en bicicleta se cuenta con todo lo requerido en la triple esfera urbana: 1. Una esfera de habitación y privada 2. Una esfera productiva y de estudio  y 3. Una esfera de recreación, cultura y esparcimiento o socialización. Algunas ciudades europeas han empezado a concebir esta transformación. Para las ciudades estadounidenses, sin centro histórico, es mucho más difícil. 

El combustible urbano

En las ciudades debería iniciarse un piloto de tarificación del combustible según la potencia fiscal. Con cámaras o lectores electrónicos ligados al RUNT se debería discriminar el costo del combustible según la potencia o eficiencia del vehículo automotor. La otra alternativa es por tarificación del volumen. Los primeros 10 gal/mes de todo vehículo pueden costar 10000/gal, los siguientes 10 pueden valer $13500/gal y en adelante 18000/gal. Para vehículos públicos se podría masificar el vehículo eléctrico. Pero el verdadero punto de quiebre que implicaría un mejor aprovechamiento del parque automotor es el aumento acelerado de la tasa de ocupación vehicular que, según estudios en Colombia, se encuentra alrededor de 1.18. Esto quiere decir que 5 automóviles transportan casi 6 personas. La manera de romper con este aislamiento es contando con una aplicación de carro compartido segura. El carro compartido, a diferencia de aplicaciones como Uber o Cabify, no busca hacer del trayecto un negocio; busca compartir los gastos del transporte entre los ocupantes (nunca más de 4 en un vehículo para 5). De esta manera si un trayecto entre A y B teniendo en cuenta combustible, consumibles, seguros, depreciaciones, etc le cuesta al propietario del vehículo $12.000, éste podrá pedir a cada ocupante, de los 3 además de él, unos $3000. Su trayecto le sale a él en solo $3000. Un Uber o taxi deberían cobrar $16.000 o más para que sea negocio. Este sistema se encuentra muy desarrollado en Europa y EE. UU. permitiendo duplicar o triplicar el índice de ocupación vehicular. Este debe ser uno de los proyectos estratégicos en urbes para reducir la demanda de combustible y liberarlo para el desarrollo rural. 

Las necesidades del territorio (Comunidades energéticas)

Ya en el territorio el desafío más que generar energía consiste en generar soluciones a sus INBI en el que una parte puede ser alimentación, pero sobre todo generar valor o ingresos. Ese es el rol de las comunidades energéticas o energías comunitarias.  Las comunidades energéticas están concebidas para empoderar a las comunidades en el territorio y potenciar la producción local en sitios en donde sea requerido en la producción que hoy está siendo provista por combustible fósil o sistemas eléctricos descentralizados implicando costos relativamente elevados o con altas emisiones de GEI. Mencionemos acá un caso común:   las comunidades de pescadores suelen tener necesidades altas de energía por su necesidad de hielo para la faena y la conservación hasta la venta. Aquellas que tienen estanque necesitan hielo y también trabajo para mover los aireadores y sistemas de bombeo. En el primer caso se pueden requerir para una cooperativa pesquera maquinas consumiendo unos 10kW de potencia funcionando por 36h en continuo. Si el kWh en estas zonas – algunas ZNI- se encuentran en $400/kWh los primeros 173 kWh y luego en $800/kWh.  Si se produce hielo una vez por semana el consumo es de 1440 kWh/mes. La factura puede estar alrededor de 1.1$M.  En una zona que cuente con 4kwh/día de brillo solar se puede instalar en techos o en superficie unos 15kW (aprox 130m2) solares fotovoltaicos lo que permitiría un ahorro del 90% en la factura energética al generar excedentes y utilizar la red como batería. Este es solo un caso en donde los AGPE constituidos en comunidades energéticas pueden reducir los costos de la energía. Pero para masificar este ejemplo es clave modificar la retribución de esta generación, permitiendo que hasta que se pague la instalación – al menos – se retribuya cada kWh inyectado a la red, no solicitado por el AGPE, en el mismo valor en que ese kWh le es vendido en tarifa plena. Incluso que los excedentes de las comunidades energéticas puedan ser negociados peer to peer para que los estratos 4, 5 o 6 puedan decidir comprar sus primeros consumos totales a este tipo de AGPE y que en los estratos 1,2 y 3 el consumo de subsistencia sea pagado, incluidos los subsidios estatales, (cercanos a 5 billones de pesos año) a estas iniciativas. Es la única manera de masificar la energía para el territorio ligada a la generación de valor. Incluso impulsando a C.E. por 1GW es decir 10000 de 100kW no se llegaría a cubrir ni el 5% de la generación anual teniendo en cuenta el bajo factor de planta de las instalciones PV.         

En esta dirección avanza el trabajo planteado desde 2022 en el MinMinas y es esta línea de pensamiento y de trabajo que debe continuar siendo apoyada por los ciudadanos que asumimos con responsabilidad el futuro de nuestros hijos y nietos. El cambio será siempre mucho más difícil que la continuidad pero en el largo plazo asumir el cambio representará la diferencia entre haber sido un país que supo ser superior a sus desafíos o ser una nación fracasada.

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