Revista RAYA presenta su primer libro impreso, En la RAYA: doce historias que desnudan el poder. Una selección de nuestras investigaciones más impactantes en los primeros 18 meses de nacimiento. Adquiérelo y apoya el periodismo crítico e independiente, el periodismo de profundidad. El siguiente es el prólogo de nuestro libro.
Una frontera real
Por: Sinar Alvarado @sinaralvarado
Narrador y periodista
En Paraguachón, un caserío de La Guajira ubicado entre Colombia y Venezuela, hay una franja de tierra sin dueño que todos conocen como La Raya. No existe allí una línea física, ninguna señal que marque el lindero oficial. Pero los pobladores y los viajeros frecuentes, con un sentido de la orientación hecho de experiencia e instinto, conocen bien dónde termina un país y dónde empieza el otro. La geopolítica suele trazar esos límites caprichosos a partir de mapas y tratados que se firman en despachos distantes de la periferia nacional. Esto convierte nuestra geografía en un género de ficción, cuyos bordes difusos o simplemente irreales pueden confundir a cualquier observador desorientado. Allí se vuelve necesaria la asistencia de un baqueano que aclare los puntos cardinales de la realidad, y que nos ayude a tomar decisiones. Ocurre algo similar con el periodismo: la opacidad de muchos eventos se disipa y sus detalles se definen sólo cuando nuestra disciplina interviene. Cuando llamamos a las cosas por su nombre.
Por eso es asertiva la elección que hicieron los colegas cuando bautizaron la Revista RAYA. El sustantivo implica un límite, pero no uno territorial, sino profesional y ético: hasta aquí, dice con claridad el mensaje. El periodismo de este medio joven ha decidido pararse en una línea que es imaginaria, como cualquier otra frontera. Pero su ubicación precisa, una forma de presentarse ante la sociedad colombiana, está determinada por dos valores imperecederos de nuestro oficio: la conservación de la democracia y la defensa de lo público.
La raya también se usa como símbolo en la construcción de los diálogos escritos: a partir de ella, las distintas voces se expresan. En un país polarizado, urgido de tolerancia y conciliación, el equipo de la revista parece haber entendido la necesidad de aportar a la conversación pública una cobertura de mirada amplia, donde cabe una buena muestra de todo lo relevante. El periodismo que se hace hoy en Colombia, en la mayoría de los medios independientes, privilegia algunos temas habituales: la corrupción, la violencia, el narcotráfico. Y suele dejar por fuera o marginar otros asuntos menos taquilleros, pero también necesarios: la cultura, la política regional, los conflictos internacionales o la memoria de dictaduras más o menos recientes en nuestro vecindario.
Esa amplitud de enfoques está resumida en este nuevo libro. Aquí se habla del llamado Sur Global y de su aporte en la solución de la crisis climática. La prolongada guerra entre Palestina e Israel se observa a través de los ojos de un poeta. Y como vivimos en Colombia, además hay militares que abusan, políticos que roban, espías internacionales y planes de sabotaje contra la justicia transicional. Y también queda espacio para conocer la relevancia de las ballenas en nuestro pedazo del océano Pacífico.
La apuesta editorial de la Revista RAYA, como toda oferta de periodismo serio, sirve —quiere servir— como un muro de contención frente al abuso de poder: el periodismo como barrera. Decía Philip Graham que “el periodismo es el primer borrador de la historia”. Tal vez podamos aventurar que esta artesanía hecha de palabras bien urdidas es también el retén donde intentamos detener a quienes contrabandean con la desinformación. En las investigaciones que publica RAYA —lo vi de cerca como editor en La Liga Contra el Silencio— hay rigor y afán por la precisión. Hay una labor de orfebrería que respalda cada relato.
Pero no todo es trabajo detectivesco: el periodismo de opinión, un género necesario y practicado con cierta ligereza en Colombia, tiene también un espacio aquí. La conversación pública se nutre de voces diversas, pero es necesario que cada firma asista al debate con una autoridad que sólo se construye con datos, conocimiento, reflexión y muchas horas de edición.
La Revista RAYA es muy joven como para determinar con exactitud cuál será su destino. En la ruta, junto a otros medios recientes de este país, con seguridad encontrará desafíos periodísticos y financieros que pondrán a prueba su ingenio y su determinación. Pero esta docena de historias es una buena muestra que permite augurar centenares de nuevas piezas retadoras para el futuro. Mientras llegan, podemos leer lo que ya existe en su página: un compendio de buen periodismo que nos ayuda a orientarnos en estos tiempos de fronteras difusas.
Sinar Alvarado