Más de 600 iniciativas de negocios verdes se exhiben por estos días en la Plazoleta San Francisco de Cali, en el marco de la COP16 que también busca promover diversas regiones con emprendimientos como la agricultura orgánica, el ecoturismo y la producción de energía renovable. ¿De qué se trata?
Por: Redacción Revista RAYA
Uno de los principales objetivos de la COP16, que se realiza en Cali desde el pasado 21 de octubre, es reconocer la importancia de los negocios verdes en la protección de la biodiversidad, así como su papel en la generación de empleo y el desarrollo económico y social de las comunidades locales. Estos negocios abarcan sectores como la agricultura orgánica, el ecoturismo y la producción de energía renovable.
Como sede del encuentro y segundo país más biodiverso del mundo, con más de 50.000 especies registradas y cerca de 31 millones de hectáreas protegidas, Colombia tiene la oportunidad de liderar el cambio hacia modelos de negocio comprometidos con el futuro de la naturaleza, alineados con el desarrollo de las comunidades.
Las delegaciones de los 196 países presentes en la COP16, que terminará el próximo 1 de noviembre, han discutido durante los últimos 12 días sobre compromisos y acciones concretas para desarrollar programas de conservación de la biodiversidad que garanticen el uso sostenible y equitativo de los recursos naturales. Las charlas han girado en torno a repensar el modelo económico, pasando de uno extractivista a uno en armonía con el medio ambiente. Para lograr esta “Paz con la Naturaleza,” como se denomina esta edición de la COP, los negocios verdes se perfilan como actividades clave que integran buenas prácticas ambientales, sociales y económicas.
Los negocios verdes son procesos productivos surgidos desde las comunidades que han enfrentado las desigualdades producidas por modelos extractivistas, economías ilegales y violencia, convirtiéndose en alternativas para su soberanía económica y alimentaria, a la vez que protegen la biodiversidad y el agua. Estos negocios se clasifican en tres categorías: “Emprendimientos Verdes”, en etapas iniciales y con necesidad de financiamiento; “Negocios Verdes Avalados”, que requieren apoyo técnico para consolidarse; y “Anclas Verdes”, negocios consolidados en el mercado que tienen la capacidad de formar redes. En Colombia existen alrededor de 4.000 negocios verdes, según el Ministerio de Ambiente.
Durante la COP16, la Plazoleta de San Francisco en Cali exhibió más de 600 negocios verdes provenientes de seis regiones del país. “En esta muestra tenemos 150 negocios que rotarán cada tres días para un total de 600 en doce días de feria,” explicó Andrés Carmona, coordinador de Cambio Climático de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC). Uno de esos negocios verdes que estuvo presente se llama Semilla de Vida y es liderado por Lucía Solí, una maestra experta en hierbas del pacífico colombiano que en 2021 logró que la Superintendencia de Industria y Comercio registrara su marca de viche. Otro de los negocios que estuvo presente en Cali se llama Aceites Esenciales Aromas Colombianas y se especializa en productos 100% naturales, hechos a partir de 14 tipos de plantas, para el cuidado del pelo y funciona desde Moniquirá en el departamento de Boyacá, en el centro del país. Además del espacio privilegiado que tuvieron en la Zona Verde, estos negocios también tuvieron, en la Zona Azul de la COP16, espacios relevantes dentro de la discusión de las delegaciones que buscan acciones concretas para el cuidado de la biodiversidad.
Uno de los espacios de diálogo en torno a los negocios verdes se realizó el pasado 23 de octubre en la Universidad ECCI de Cali. El evento, llamado “Empresas y Negocios Verdes y Sostenibles”, giró en torno a la necesidad de generar herramientas globales para abordar desafíos mundiales en la conservación de la biodiversidad mediante procesos colectivos de comercialización de productos que no afecten el medio ambiente. Sobre el papel que han tenido estos negocios en el evento internacional, Edy Lorena Burbano Vallejo, directora del programa de Economía de la Universidad San Buenaventura (Cali), destacó que la importancia de los negocios verdes se enmarca en el propósito de la protección de la biodiversidad al adoptar prácticas sostenibles, como la reducción de emisiones, la gestión responsable de residuos y la promoción de energías limpias. “Estas empresas y emprendimientos buscan generar ganancias económicas al tiempo que minimizan su impacto ambiental. Su enfoque se basa en prácticas sostenibles, la utilización responsable de los recursos naturales y la promoción de la biodiversidad”.
Según cifras del Ministerio de Ambiente, el 69.5% de los negocios verdes registrados en Colombia corresponden a microempresas y actores de la economía popular, mientras que menos del 1% son medianas y grandes empresas. Este dato muestra la importancia de este tipo de negocios en las comunidades que habitan las zonas rurales del país. En este marco, el Gobierno Nacional presentó la actualización del Plan Nacional de Negocios Verdes 2022-2030, que busca incrementar el impacto ambiental positivo y el empleo verde, y promover el consumo consciente y sostenible de recursos naturales.
El documento del Plan, firmado por el presidente Gustavo Petro, tiene la meta de que para 2030 estas actividades económicas se conviertan en un eje importante de la economía nacional, contribuyendo al desarrollo bajo en carbono y la conservación del capital natural. La distribución territorial de los negocios verdes en Colombia es liderada por la Región Andina (26%), seguida de la Región Caribe (21%), la Pacífica (16%) y la Amazónica (13%).
El documento también deja claro que en Colombia no es posible superar la pobreza sin enfrentar los desafíos ambientales. Por eso, en paralelo a la implementación del Plan Nacional de Negocios Verdes 2022-2030, existen otras medidas impulsadas por el Gobierno Nacional que buscan apoyar a las comunidades que trabajan en negocios que enfrentan el cambio climático y el hambre. Algunos de los planes que contribuyen a ese cambio en los modelos de negocio, acercándonos cada vez más a la sostenibilidad ambiental y social, son impulsados por el Departamento para la Prosperidad Social.
La entidad, dirigida por Gustavo Bolívar, se propuso para el periodo 2025-2028 aumentar los incentivos para los hogares campesinos, indígenas y afrocolombianos, mediante proyectos de inclusión productiva, como lo son la Red de Seguridad Alimentaria (RESA) y Familias en su Tierra (FEST). Para la entidad nacional, estos proyectos son fundamentales para la construcción de un futuro sostenible, ya que luchan contra el cambio climático. Lo que más destaca Prosperidad Social es que estos programas no solo fomentan la producción de alimentos para el autoconsumo, sino que también promueven hábitos alimentarios saludables y estrategias de adaptación al cambio climático.
En relación con el programa Red de Seguridad Alimentaria (RESA), se puede decir que uno de sus componentes principales se basa en la producción de alimentos para el autoconsumo, a partir de la entrega de insumos y el acompañamiento técnico, bajo la metodología “aprender haciendo”. Según la entidad nacional, la implementación de este programa ha logrado establecer unidades productivas de autoconsumo en 3,300 hogares de siete municipios del departamento de La Guajira, con una inversión cercana a los 13,000 millones de pesos, a través de seis convenios con asociaciones de autoridades tradicionales. “Se ha avanzado en el desarrollo de ollas comunitarias en los departamentos atendidos, destacando la gestión articulada en el territorio que promueve procesos armonizados e implementa actividades conjuntas para alcanzar los resultados y objetivos propuestos con las familias beneficiarias”, explicó Prosperidad Social.
Por su parte, el programa Familias en su Tierra (FEST) funciona desde 2022 y se diseñó como un programa de acompañamiento familiar a víctimas de desplazamiento forzado que han retornado a sus territorios o han sido reubicadas en otras zonas rurales. Su objetivo es brindar mejores condiciones socioeconómicas a estos hogares mediante el acceso a alimentos para su autoconsumo, el mejoramiento de las condiciones de habitabilidad y la generación o fortalecimiento de proyectos productivos. En los dos años que lleva implementado el FEST, Prosperidad Social ha invertido cerca de 59,000 millones de pesos destinados a la atención de 5,799 hogares víctimas del conflicto armado en zonas rurales dispersas de 13 municipios en siete departamentos del país.
Otra iniciativa del Departamento de Prosperidad Social que es importante mencionar se llama Puntos de Abastecimiento Solidario (PAS) y nació de la necesidad de mitigar el hambre y potenciar la producción agrícola en los municipios en riesgo de pobreza extrema, principalmente en La Guajira y Chocó. “Los PAS fomentan una integración armónica entre campo y ciudad, reduciendo costos y facilitando el acceso a alimentos de calidad producidos localmente, al tiempo que impulsan la economía popular y crean nuevas centralidades para la vida.” Estas tres estrategias mencionadas son acciones concretas que impulsa el Departamento de Prosperidad Social donde la diversidad biológica y agrícola se unen para la creación de negocios verdes que contribuyan a la conservación y al desarrollo sostenible de los ecosistemas y las comunidades.
Aunque lograr la consolidación de las economías populares y la soberanía alimentaria es un desafío complejo, el Gobierno de Gustavo Petro espera que el Plan Nacional de Negocios Verdes y las iniciativas de entidades como Prosperidad Social contribuyan a esta misión. Con pocos días restantes en la COP16, la delegación colombiana busca fortalecer los 4.000 negocios verdes existentes y facilitar la creación de muchos más, con la meta de posicionar a Colombia como “Potencia Mundial de la Vida.”
*Este trabajo periodístico se realizó gracias al apoyo del Departamento para la Prosperidad Social (DPS).