Por: Elmer Montaña
Alejandro Eder ganó las elecciones a la alcaldía de Cali con un importante apoyo de los sectores populares, que creyeron que era buena idea elegir un alcalde adinerado porque al tener resueltas todas sus necesidades materiales no iba a robar.
Al cabo del primer año de gobierno no podemos afirmar que Eder llegó a apoderarse, en su propio beneficio, de los dineros públicos que tiene la responsabilidad de custodiar y administrar, pero hay suficientes razones para afirmar que el alcalde se muestra indiferente respecto a las malas prácticas de algunos de sus subalternos y los actos de corrupción y despilfarro que han sido denunciados por diferentes actores sociales.
La estrategia diseñada por la alcaldía para hacer frente a las denuncias de la ciudadanía consistente en ignorar, desprestigiar y seguir, es la misma que utilizan los gobernantes que desprecian el control social porque lo ven como una aberración de la democracia.
Eder está seguro que al ignorar las denuncias y cuestionamientos en su contra sale airoso y desmotiva a quienes ejercen control ciudadano. Con la ayuda de los medios de comunicación especialistas en publireportajes (reportajes pagados por el entrevistado) y el soporte de algunos ideólogos oficiantes de la extrema derecha, el alcalde rehuye cualquier explicación y es presentado como una víctima de la izquierda que no quiere que la ciudad avance.
Para que la estrategia sea exitosa, la alcaldía utiliza las redes sociales y los medios de comunicación con el propósito de silenciar las denuncias y poner en la picota pública a los denunciantes. Hecho lo anterior, continúan por el mismo camino.
Esta forma de dirigir los asuntos de Estado, impide al gobernante tener claridad sobre sus errores y forja déspotas convencidos de que les asiste el derecho de imponer sus decisiones por la razón o la fuerza.
Eder cuestionó a su antecesor, entre otras cosas, por la desproporcionada utilización de la contratación directa, en muchos casos, usada para pagar favores políticos; sin embargo, la actual administración ha contratado más del 70% a través de esta modalidad, mientras que la contratación directa que realizó Ospina entre 2020 y 2022 fue equivalente al 57% del total de contratos celebrados por la alcaldía de Cali.
Aunque Eder no ha sido objeto a un escrutinio riguroso debido a la escasa participación de las veedurías ciudadanas y la paquidérmica e inútil actuación de los órganos de control, han salido a la luz pública graves denuncias de contratos torcidos, por ejemplo: los firmados entre la alcaldía y TEVEANDINA, CORPONADECOL, JM INMOBILIARIA, el ex ministro WILSON RUIZ OREJUELA, para citar solamente los que ha denunciado hasta el momento Control Ciudadano Colombia.
Eder es el alcalde de todos los caleños, pero con el paso de los días vemos que su gobierno no está encaminado a favorecer al grueso de la población sino a quienes hacen parte de la impenetrable élite caleña. De hecho, los ha beneficiado con decisiones abiertamente ilegales, como daremos a conocer la segunda semana de enero del 2025.
Durante el 2024, el alcalde esquivó hábilmente dar explicaciones sobre las denuncias por corrupción y despilfarro de los dineros públicos. Nada dijo por ejemplo de la fiesta privada que realizó durante la COP16 en Cristo Rey. De acuerdo con la concejal Ana Erazo, el festín le costó a los caleños cerca de 500 millones de pesos. Tampoco sobre el escandaloso alquiler de una casa por 53 millones de pesos para realizar reuniones durante la COP16 y que terminó convertido en un contrato de alquiler por 3 meses por valor de 159 millones de pesos. Ni del contrato por 646 millones de pesos que suscribió con Wilson Ruiz Orejuela, para que atendiera un caso entre mayo y diciembre de 2024, el cual había sido apelado antes de la firma del contrato. Tampoco hubo respuesta sobre los contratos suscritos con el canal bogotano TEVEANDINA y CORPONADECOL, por 7626 millones y 500 millones de pesos respectivamente, para que suministrarán a la alcaldía fritanga, pasajes y hotelería. Esto sin contar los contratos suscritos durante la COP16 con el mismo objeto y que actualmente estamos analizando.
El alcalde obtuvo autorización del Concejo Distrital de Cali para endeudar el distrito hasta por 3.5 billones de pesos. Para ello contó con el voto de 17 concejales, excepto ANA ERAZO, MARIA DEL CARMEN LONDOÑO, RODRIGO SALAZAR Y ROBERTO ORTIZ quienes votaron negativamente debido a la carencia de estudios técnicos sobre el impacto de la deuda y la capacidad de pago del municipio. La alcaldía aspira a cubrir el pago total de la deuda que sería de 4.6 billones de pesos, mediante un incremento desmedido del impuesto predial, sin embargo, quienes pagarán este impuesto no serán los más ricos, como veremos la segunda semana de enero, sino los medianos y pequeños empresarios, los empleados y trabajadores, es decir, el pueblo.
El Concejo de Cali cometió uno de los más graves errores en toda su historia al permitir que la ciudad quede sometida a las consecuencias de una deuda impagable sin tener claridad sobre el destino del empréstito. Nadie conoce los estudios e informes sobre los proyectos que la alcaldía pretende adelantar y la respuesta que Vanessa Fernanda López, subdirectora de Desarrollo Integral de la alcaldía, dio a un derecho de petición solicitando información sobre este particular, confirma los peores temores: ni el propio alcalde sabe en que se van a gastar esos dineros.
Esto dijo la funcionaria: “Con respecto a la documentación , una vez sancionado el acuerdo se surtirá el proceso de registro de los proyectos… por lo cual se revisará que cada proyecto cumpla con los requisitos establecidos y la documentación requerida..” Sin estudios y a sabiendas que el distrito no está en capacidad de cubrir esa deuda, el Concejo le giró un cheque al alcalde para que disponga de esos enormes recursos a su antojo ¿A cambio de qué los concejales tomaron esa decisión a todas luces inconveniente para la ciudad y contraria a la ley? Les dejo la respuesta.
La COP16 le dio un respiro al alcalde, pero seguidamente realizó una intervención en la zona comercial del centro de la ciudad que con el paso de los días ha generado tensiones entre la alcaldía y los comerciantes y vendedores (formales e informales). A Eder se le ocurrió la idea de mantener cerradas las calles adyacentes a la Plaza de Caycedo, después de la COP16, sin calcular el daño que esta medida causaría en el comercio. Muchos comerciantes han sufrido una merma de sus ventas entre el 40 y 50 %, sin embargo, los cierres se mantienen porque el propósito es peatonalizar el centro de Cali.
La alcaldía y algunos despistados ideólogos de la rancia oligarquía caleña, han dicho que la peatonalización tiene como objeto solucionar los problemas del centro: ocupación del espacio público, robo de energía, ventas estacionarias, tráfico de estupefacientes y armas, extorsiones, contrabando, lavado de activos, etc. Pero no han podido aclarar, qué diablos tiene que ver el cierre de algunas calles del centro con la solución de esos problemas. Salta a la vista que la medicina no corresponde a la enfermedad, salvo que la enfermedad que pretenden acabar sea el comercio y las ventas ambulantes, porque en ese caso la peatonalización si puede resultar efectiva, solo que a un costo muy alto porque es muy probable que esto produzca un enfrentamiento entre la alcaldía y los afectados.
La alcaldía pretende imponer la medida a como dé lugar, pasando por alto que las heridas del estallido social continúan abiertas.
Los sectores de izquierda, progresistas e independientes de Cali no pueden seguir actuando como simples espectadores mientras la ciudad es una nave sin rumbo ni timonel, se debilitan los programas sociales debido a la falta de presupuesto y salen a la luz hechos de corrupción y favoritismo por los sectores más pudientes de la ciudad.
Cali necesita que los líderes populares trabajen en la conformación de veedurías ciudadanas que ejerzan un control social más efectivo y contundente y eviten que seamos víctimas del despojo de nuestras viviendas mediante el aumento desconsiderado del impuesto predial y exija al alcalde que dé cuentas claras de los dineros que le administra al distrito. El Leviatán anda suelto y a sus anchas.
Feliz Navidad y paz en el 2025.
ADDENDA. Los que ayer eran inflexibles con la corrupción en la alcaldía de Cali hoy miran para otro lado ante las denuncias por corrupción. De esta manera le dan alas a los corruptos y hacen que la ciudadanía pierda gradualmente confianza en el alcalde.
El año entrante seguiremos en la tarea de fomentar el control ciudadano sobre los servidores públicos. Sin riendas hasta el caballo más obediente se puede desbocar.