Por: Jorge FREYTTER-FLORIAN
@freytterflorian
Este 28 de agosto se cumplen 22 años del crimen de lesa humanidad contra el profesor, abogado y sindicalista Jorge Adolfo Freytter Romero, un militante político y popular en la región Caribe. En un acto de reconocimiento de responsabilidad del Estado, el 24 de septiembre de 2020 la voz de Camilo Gómez Álzate, ex director de la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado (ANDJE), proclamó: “Se le arrebató la vida en un acto violento y sin sentido que aún hoy nos resulta incomprensible y doloroso”. Y añadió: “Las autoridades están para proteger a los ciudadanos y garantizar su seguridad, es inaceptable que su misión se desdibuje y deslegitime en favor de los violentos”.
Las palabras del representante del Estado están como referencia a Giuseppe Tomasi di Lampedusa, "El Gatopardo". "Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie."
Esperamos que la nueva administración del Gobierno del presidente Gustavo Petro y la Agencia de Defensa Jurídica del Estado cumplan con lo acordado y, sobre todo, que haya avances en la investigación para desentrañar la verdad y conocer el nombre de los autores intelectuales.
Sin embargo, más allá de la exigencia al Estado no debemos olvidar que la responsabilidad del crimen recae en el narco paramilitarismo liderado por Carlos Castaño, Salvatore Mancuso Gómez, Rodrigo Tovar Pupo, Enilce del Rosario López Romero, Dario Laíno Scopetta, entre otros. Estos forman parte integral de un entramado estatal, desarrollaron una estrategia que se enmarca en la categorización del paramilitarismo en Colombia. Su integralidad y esencia dentro del bloque de poder, una ideología y estrategia contrainsurgente, que se sustenta en un visceral anti-comunismo y en la búsqueda permanente de un “enemigo interno” por parte de las clases dominantes utilizando el Estado. Buscan preservar su posición mediante el uso generalizado de la violencia.
La totalidad de estos fundamentos han dejado la contrainsurgencia intacta; y no solo quedó incólume, también ha adquirido nuevos bríos y las manos libres para perseguir a los nuevos enemigos. Entre los cuales, se encuentran los estudiantes, profesores, sindicalistas y líderes sociales y comunitarios. Sobre todo, la universidad pública. Esto se inscribe en una política más amplia de persecución para aquellos que representan una amenaza a su poder y control, lo cual se puede categorizar como genocidio académico.
Este narco paramilitarismo que pone en peligro cualquier expresión de pensamiento crítico en los escenarios de solución política a los conflictos, movilizaciones sociales y reivindicación de la verdad por parte de las víctimas, actúa como una estructura contrainsurgente versátil y fluida. En ocasiones actúa como narcotráfico y se involucra en negocios a nivel regional, nacional e internacional. En otras, se comporta como un grupo armado paralelo al Ejército, la Policía y demás cuerpos armando del Estado, como el GAULA, CTI, Fiscalía, la UNP.
Las preguntas sin respuestas, después del maquillaje mediático recibido por "el capo" Mancuso en sus últimos reclamos de reconciliación y desasosiego por enfrentar una verdad que lo posiciona y acomoda en un escenario donde sus testaferros y su pasado siguen la cultura paramilitar. Como lo referencia el profesor Renán Vega en su libro "Cultura traqueta", "la prensa y la televisión se encargaron de legitimar y presentar como aceptable la criminalidad que se implantó en los altos órganos del Estado, incluyendo el parlamento, el poder judicial y el ejecutivo. Ahora, se bendice la corrupción, el robo, el despojo, el enriquecimiento, el nepotismo y se enaltecen como héroes y salvadores de la patria a los asesinos de cuello blanco y a sus sicarios. Al mismo tiempo, se fomenta el odio, el espíritu guerrerista, el clasismo, y se adora a los 'nuevos héroes' de la muerte, entre los que sobresalen los jefes paramilitares, empezando por sus ideólogos presidenciables".
Preguntas que me sigo haciendo en estos 22 años:
- Mancuso, ¿reconocerás definitivamente tu participación en el crimen de lesa humanidad del profesor Jorge Adolfo Freytter Romero?
- ¿Aportarás verdad sobre los crímenes de docentes, estudiantes y sindicalistas con mayor especificidad y rigor, ahora que has sido nombrado por el presidente Petro como gestor de paz?
- Presidente Petro, ¿tiene la intención de destrabar y agilizar la investigación del crimen del profesor Freytter? Esto es crucial para asegurar la Verdad, la Justicia, las garantías de no repetición y la dignificación de las víctimas en la nueva nación que se está construyendo.
Mancuso, no omitas la verdad cuando te dirijas al señor Gabriel Acuña Machacado y a su madre. Recuerda el trágico 3 de diciembre de 1999, cuando tuvieron que despedir a su hijo Alexander Acuña, estudiante de la Universidad del Atlántico asesinado por paramilitares.
La verdad también es necesaria para el caso de Boris Pizarro Insignares, quien desapareció en 2000 en Palmar de Varela, Atlántico. Según las versiones de los paramilitares, él fue arrojado al río Magdalena con su vientre lleno de piedras. Su familia merece que les entregues la verdad. Aquellas vidas que ustedes arrebataron en Guacamayal, zona bananera en el Magdalena, aún claman por verdad desde sus tumbas. La impunidad ya no debe persistir. Y cierro, recomendándoles el documental “Caso Freytter” que devela verdades incómodas: ¿El presidente Petro y los paramilitares están listos para enfrentar la realidad del 'Caso Freytter’?