Por: Dumar A. Jaramillo-Hernández.
Profesor Universidad de los Llanos MVZ. Esp. MSc. PhD
Cada año, en el mundo, el 8 de marzo es el día para reflexionar seriamente como sociedad moderna sobre la necesidad imperiosa de las reivindicaciones, a través del “Día Internacional de la Mujer”. Las mujeres y niñas constituyen la mitad de la población mundial y, por tanto, también la mitad de su potencial. Pero la desigualdad de género prevalece y estanca el progreso social. Aunque desde 1984 Australia introdujo la primera “Declaración del presupuesto de las mujeres”, allanando el camino para que muchos otros países siguieran su ejemplo. Esta es la fecha donde los indicadores son altamente preocupantes alrededor del cumplimiento del derecho fundamental de igualdad de género.
Por ejemplo, globalmente, existe un alarmante déficit anual de 360.000 millones de dólares en medidas de igualdad de género para 2030. Aun cuando los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015 – 2030 (ODS 2030) trazaron una ruta a seguir, proponiendo que el Objetivo 5 “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas” sea de alta priorización por los estados pertenecientes a las Naciones Unidas(UN).
Este Objetivo 5, cuenta con el único indicador de los ODS 2030 que mide la proporción de gobiernos con sistemas de seguimiento y asignación de recursos públicos en favor de la igualdad de género. Para el año 2023, tan solo el 15,4% de los indicadores de este ODS 2030 se habían alcanzado.
Hoy, a menos de 6 años del cumplimiento de los tiempos para lograr la igualdad de género, y entendiendo que el 70% del personal sanitario (clínicas, hospitales, entre otros) y social del mundo son mujeres, ellas ganan un 23% menos que los hombres en el mercado laboral mundial. Casi 2400 millones de mujeres no tienen los mismos derechos económicos que los hombres.
Para vislumbrar la crisis sobre igualdad de género, retomo palabras textuales de las Naciones Unidas para el año 2023: “Al ritmo actual, se calcula que se tardará 300 años en acabar con el matrimonio infantil, 286 años en subsanar las lagunas de protección jurídica y eliminar las leyes discriminatorias, 140 años en que las mujeres estén representadas en pie de igualdad en puestos de poder y liderazgo en el lugar de trabajo y 47 años en lograr la igualdad de representación en los parlamentos nacionales.”
“Invertir en mujeres: acelerar el progreso” es tema e incitativa 2024 de las UN para el “Día Internacional de la Mujer”. La igualdad de las mujeres debe estar en el centro de lo que hacemos como sociedad moderna. Es esencial el entendimiento de las reivindicaciones históricas con las mujeres para fortalecer nuestra economía, nación y nuestro futuro. Esta acción solo se logrará si como sociedad pensante exigimos las reformas políticas integrales absolutamente necesarias para desmantelar las barreras sistémicas que impiden alcanzar la igualdad de género. Por ejemplo, es imperante que comprendamos que tan solo un 5% de la ayuda gubernamental mundial va destinada a acabar con la violencia de género y se invierte menos del 0,2% en su prevención.
178 países continúan estableciendo barreras jurídicas que impiden la plena participación económica de las mujeres. Los países más atrasados en políticas estatales que permitan el surgimiento o aplicación de los programas de igualdad de género, deben recorrer rápidamente diversos escenarios para aminorar la brecha de desigualdad existente. Desde la educación para niñas, adolescentes y mujeres, pasando por derechos a la participación laboral, hasta la sensibilización y promoción del papel de las mujeres en puestos de liderazgo de nuestras sociedades.
Todo este necesario accionar se encuentra estancado al día de hoy, por distintos desafíos, donde los estereotipos de género en relación con las responsabilidades de cuidados, el trabajo peor remunerado en industrias típicamente dominadas por mujeres y el impacto de la discriminación y los prejuicios en la vida profesional de estas contribuyen a una persistente brecha salarial de género.
Desglosemos por partes el tema “Invertir en mujeres: acelerar el progreso”:
1. La igualdad de género es el mayor desafío actual en materia de derechos humanos, por consiguiente, invertir en mujeres es un problema puntual de estos. 2. Si se logra una inversión sostenible en temas de igualdad de género, es altamente probable que 342 millones de niñas y mujeres dejarán de vivir en la pobreza para el 2030.
3. Para lograr esa inversión sostenible deben afinarse procesos de financiación sensible de género, así contrarrestar la reducción de gastos públicos de muchos países en programas de igualdad, dada la crisis económica mundial pos pandémica que se vive.
4. En definitiva, la inversión estatal en la promoción y fortalecimiento de su transición a una economía verde y sociedad del cuidado permite la maximización de las voces de mujeres en las sociedades.
5. Por último, es absolutamente necesario empoderar económicamente las organizaciones de mujeres, mejorando rotundamente el pobre 0.13% que reciben de asistencia oficial para sus labores y desarrollo.
Una de las estrategias para cristalizar la igualdad de género como derecho humano fundamental, es promover desde el Estado políticas asociadas a establecer “presupuestos sensibles al género”. Esta estrategia tiene en cuenta y analiza las necesidades únicas y diversas de cada persona, esforzándose por lograr una distribución justa de los recursos.
Para entender esta situación, es necesario colocar el siguiente ejemplo: las mujeres dedican el triple de horas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado que los hombres. El valor global del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado de las mujeres de 15 años o más se sitúa en torno a 10,8 billones de dólares anuales, el triple del tamaño de la industria tecnológica mundial. Por estas razones, los modelos económicos históricos y actuales conducen a políticas fiscales y presupuestos sesgados para los Estados en torno a la igualdad de género, dado que no tienen en cuenta las necesidades de las mujeres.
Para finalizar expongo tácitamente las recomendaciones de ONU Mujeres al respecto de sendas a seguir para que gobiernos y Estado establezcan cambios suficientes para lograr invertir en mujeres en pro de sus desarrollos sostenibles como sociedad, acelerar el progreso:
- Introducir leyes que exijan elaborar presupuestos sensibles al género, así como directrices y herramientas claras para su aplicación.
- Analizar las diferencias de género y utilizar los resultados para elaborar los presupuestos actuales y futuros y llevar a cabo un seguimiento de ellos.
- Aumentar la transparencia sobre la asignación y la ejecución de los presupuestos para abordar las brechas de género, efectuar un seguimiento de los fondos y garantizar que los ciudadanos puedan exigir a sus Gobiernos que rindan cuentas.
- Reconocer las diversas necesidades de las mujeres, teniendo en cuenta factores como la situación socioeconómica, la ubicación, la raza y el origen étnico, y alentando a las personas encargadas de formular las leyes a colaborar con mujeres de diversos orígenes para garantizar que las políticas y la financiación pública apoyen adecuadamente a las mujeres y las niñas en toda su diversidad.