Por: Óscar Montero De La Rosa
El pueblo indígena Misak, es uno de los pueblos indígenas en Colombia mayormente reconocidos por su cultura, espiritualidad y su incidencia férrea en la política del movimiento indígena y de Colombia. Son un pueblo que camina la palabra con lealtad, con sabiduría y con plena dignidad.
Son los hijos de los sueños y del agua, un pueblo que ejerce a plenitud el Derecho Mayor como herramienta fundamental para la pervivencia de su cultura, hacia adentro y hacia afuera.
El pueblo Misak llora a una de sus hijas, al igual que todos y todas las mujeres y hombres indígenas y no indígenas de este país que pensamos y le apostamos a un país en paz en todas sus dimensiones. Hoy nuevamente el país escucha y vive una trágica noticia, la muerte de Claudia Patricia Ussa, una mujer Misak que luchó por su vida hasta donde más pudo, que pudo haber sido una de nuestras familias, comunidades y del país, y lo digo porque vivimos en un territorio que no es seguro para las mujeres, las niñas y adolescentes. Un país en donde el machismo y el patriarcado matan como pasó con Claudia.
Coordinación del Tejido de Jóvenes Misak Wentresrewey - Nuknachak, Claudia Patricia Ussa, mujer indígena Misak asesinada, 2024.
No es suficiente con rechazar si no accionamos la palabra desde cada uno de nuestros entornos y espacios, necesitamos acciones concretas y prácticas que permitan una vida tranquila a las mujeres en el país, a todas sin distinción. Pero es claro y pertinente decir que en el caso de las mujeres étnicas se debe tener una mayor acción, son triplemente amenazadas, hostigadas y vulnerables, por ser mujeres, por ser indígenas y por ser víctimas en muchas situaciones.
No puede ser un feminicidio más, no puede ser una muerte más. Las mujeres son las dadoras de vida, son la cultura y la tierra en los pueblos indígenas; es trascendental seguir aplicando justicia para sanar, revitalizar, armonizar y lograr el equilibrio. Desde todo punto de vista rechazo este tipo de acto cruel en contra de las mujeres, en contra de la vida y en contra de la pervivencia física y cultural de los pueblos.
Que sea la sabiduría del pueblo Misak la que determine qué hacer con el feminicida, que sean las mujeres las que hablen y dictaminen, que sean ellas guiadas por las mamas y los tatas el que hacer para que esto no se repita, para que esto no vuelva a suceder ni en territorio Misak y ni en ningún territorio del país y el mundo.
Claudia vivirá si acabamos con los feminicidios, Claudia vivirá si le damos la importancia a estos casos para que no se repitan, si tenemos políticas de vida para prevenir todo tipo de violencias en contra de las mujeres. Ella vivirá si realmente en los pueblos determinamos y aplicamos la Ley de Origen, el Derecho Mayor y Natural como debe ser, en respeto y armonía de la dualidad, de la complementariedad y el equilibrio de todos y todas.
Mi solidaridad y abrazo a su familia, a su comunidad, su pueblo y territorio. Que los espíritus mayores ayuden a sanar y restablecer el orden de lo sagrado de respetar la vida. ¡Que seas laguna de Páramo, que seas sueños de prevención y resistencia para todas las mujeres!
Hoy el feminicidio en Colombia, está penalizado mediante el artículo 104A del Código Penal, es un delito grave que exige acciones efectivas para su prevención y sanción, de igual manera, la Ley 1761 de 2015, conocida como “Ley Rosa Elvira Cely” establece medidas para proteger a las mujeres y penalizar severamente estos crímenes, reflejando la urgencia de implementar dichas acciones no solo en los contextos urbanos, sino también rurales.
Es hora de que el Pueblo Misak al igual que todos los Pueblos Indígenas en Colombia hacia el interior de nuestros procesos logremos tumbar el patriarcado, así como se ha hecho con las estatuas de los “conquistadores y colonizadores” que en su tiempo de igual manera violaron y asesinaron a las mujeres indígenas, hoy esa espiral de la violencia sigue dando vueltas sin fin en nuestros territorios que debe ser tumbada de raíz para poder realmente seguir entretejiendo el buen vivir que mandata nuestra Ley de Origen.
Buen viaje a Claudia, que las aguas y los sueños la guíen al camino del origen. Aquí el resto debemos seguir exigiendo justicia para que su regreso físico y espiritual sea tranquilo. Mi solidaridad con el Movimiento de Autoridades Indígenas del Sur Occidente Colombiano AISO.