Por: Dumar A. Jaramillo-Hernández
Porfesor Universidad de los LLanos, MVZ. Esp. MSc. PhD.
Entendamos la ciencia desde su estructura primigenia, recogiendo las palabras del biólogo Thomas Huxley “La ciencia es simplemente sentido común en su mejor momento, es decir, rígidamente precisa en la observación, e implacable para la falacia en la lógica”. De ahí que sin falacia no existiría una teoría científica, y aquí evocamos la primera teoría científica: la Teoría gravitacional propuesta por Isaac Newton en 1687; por supuesto, “[…] muchas hermosas teorías han muerto a manos de un hecho desagradable.” Aunque con la Ley gravitación universal hemos logrado vislumbrar una ínfima parte de nuestro Universo, por ejemplo, a través de las misiones de 1977, con las sondas espaciales robóticas Voyager 1 y 2; la Teoría cuántica, originada en 1900 por Max Planck, nos ha mostrado desde la escala atómica molecular una nueva forma de entender un todo, aún ínfimo, fuera de lo cotidiano.
Esta breve introducción permite vislumbrar la importancia del vanguardismo científico en manos de todos, hoy en día, más que nunca, necesitamos poseer sentido común organizado (ciencia) en nuestros actos, tanto para exigir un mejor gobierno, como para ralentizar el deterioro de nuestro planeta. Este año promete ser un hito en la historia de la ciencia, con eventos y desarrollos que cambiarán la forma en que entendemos y exploramos el mundo que nos rodea. Desde avances en la lucha contra enfermedades, pasando por la aceptación de la inteligencia artificial como actor de la sociedad, hasta nuevas misiones lunares y supercomputadoras ultrarrápidas, el año 2024 será testigo de una amplia gama de acontecimientos científicos emocionantes.
Comencemos por llamar la atención hacia las batallas contra enfermedades y futuras pandemias en este 2024. La Organización Mundial de la Salud (OMS) presentará el borrador final de su Tratado pandémico en la 77ª Asamblea Mundial de la Salud a celebrarse en mayo, buscando fortalecer la capacidad mundial para prevenir y gestionar futuras pandemias.
Por otro lado, el Programa Mundial de Mosquitos comenzará la producción de mosquitos que combaten enfermedades en una fábrica en Brasil. Al respecto, tres ciudades de Colombia experimentaron una caída dramática en la incidencia del Dengue en los años posteriores a la introducción de estos mosquitos portadores de Wolbachia, una bacteria que impide que el insecto transmita este virus. En los barrios donde los mosquitos infectados con Wolbachia estaban bien establecidos, la incidencia del dengue se redujo entre un 94% y un 97%. Se espera que este año, estos mosquitos podrían proteger a millones de personas de enfermedades como el Dengue y el Zika.
En este mismo sentido, en el 2023, una vacuna contra el virus Chikungunya ha obtenido la aprobación de la vacuna candidata viva atenuada de Valneva (conocida como IXCHIQ) por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA), es un gran paso adelante en la lucha contra esta enfermedad debilitante. Para el 2024 viene el siguiente paso, aún más importante: hacer que esta vacuna sea accesible para quienes viven en países endémicos y corren mayor riesgo de contraer la enfermedad. Normalmente países empobrecidos, que dependen de la gestión gubernamental precaria para alcanzar estos avances en salud.
En la teoría, estos avances científicos estarán ampliamente respaldados por la generación de supercomputadoras ultrarrápidas, donde la Teoría cuántica ha jugado un papel preponderante. Estos colosos tecnológicos permitirán avanzar en la investigación médica y científica. JUPITER, la primera supercomputadora exaescala de Europa, marcará el comienzo de un nuevo capítulo en la ciencia para el 2024. Con la capacidad de realizar un quintillón de cálculos por segundo, JUPITER se utilizará para entrenamiento de base para grandes modelos de inteligencia artificial (IA) generativa, simulaciones para desarrollar materiales avanzados, creación de gemelos digitales de cerebros y corazones humanos con fines médicos, validación de ordenadores cuánticos, y simulaciones de alta resolución de climas que abarquen todo el sistema global.
Por su parte, Estados Unidos instalará dos supercomputadoras exascale: Aurora y El Capitán, con aplicaciones que van desde la creación de mapas de los circuitos neuronales del cerebro hasta la simulación de explosiones nucleares.
En la misma línea, a medida que la IA avanza, surgen cuestionamientos en el ámbito regulatorio. El informe final del Cuerpo Asesor de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Inteligencia Artificial, programado para mediados de 2024, establecerá pautas para la regulación internacional de la IA. Este año, se espera el lanzamiento de GPT-5 por parte de OpenAI. Este modelo de inteligencia artificial promete capacidades más avanzadas que su predecesor, GPT-4. Además, más allá de ChatGPT, Google está lanzando su competidor, Gemini, que procesa varios tipos de entrada, incluyendo texto, código informático, imágenes, audio y video. El desarrollo de herramientas como AlphaFold de Google DeepMind también augura avances significativos en la predicción de formas tridimensionales de proteínas, abriendo nuevas posibilidades en el diseño y descubrimiento de medicamentos.
Para finalizar, desde la perspectiva que abrió esta columna de opinión, los importantes avances científicos soportados en la física de partículas, donde en el año 2024 se avanzará sustancialmente en la capacidad de desentrañar misterios cósmicos y cuánticos a través de experimentos para detectar partículas de materia oscura conocidas como axiones y la medición precisa de la masa del neutrino podrían ofrecer respuestas a preguntas fundamentales sobre el universo.
De igual forma, avances en la exploración del universo, donde, desde Chile, los Observatorios Vera C. Rubin en Cerro Pachón, equipado con un telescopio de 8.4 metros y una cámara gigante de 3,200 megapíxeles; y Simons en el Desierto de Atacama, este último buscará firmas de ondas gravitacionales primordiales en el fondo cósmico de microondas. Ambos Observatorios estarán listos para operar a finales de 2024 (eso sí, que ojalá las mismas firmas contratistas que nos tienen diezmados en Colombia no sean los constructores). Estos proyectos prometen descubrimientos emocionantes, desde fenómenos transitorios hasta asteroides cercanos a la Tierra. Sin embargo, los astrónomos están preocupados por la contaminación lumínica causada por las crecientes constelaciones de satélites, que podrían afectar la utilidad de los datos de telescopios terrestres.
Así mismo, la NASA está preparando su primera misión tripulada a la luna con Artemis II, recordando que desde la década de 1970 no se efectuaba este tipo de proeza. Esta misión sentará las bases para Artemis III, que llevará a la primera mujer y al próximo hombre a la Luna. China también planea lanzar su misión lunar: Chang'e-6, la cual recogerá muestras de la cara lejana de la Luna. Otras de las misiones para explorar lunas en el Sistema Solar exterior incluyen la nave Clipper de la NASA, que partirá hacia la luna Europa de Júpiter y la misión MMX de Japón, que visitará las lunas de Marte: Phobos y Deimos.
El año 2024 promete ser un período emocionante y transformador para la ciencia, con sendos avances científicos que impulsarán nuestros límites de conocimiento y nos acercarán a comprender algunos de los mayores misterios del universo y la vida en la Tierra. Estamos ante un año que podría redefinir nuestra comprensión del mundo que habitamos y las posibilidades que el futuro nos depara, donde “muchas hermosas teorías han muerto a manos de un hecho desagradable”.
Adenda:
Otro aspecto de real importancia mundial hace referencia al debate sobre la conciencia y responsabilidad climática, asuntos que nos heredó la COP28, en el que la Corte Internacional de Justicia en La Haya podría dar su opinión sobre las obligaciones legales de los países para combatir el cambio climático, lo que podría tener implicaciones significativas para la acción climática global (aunque no es vinculante su opinión, “plop”). Aquí es donde los medios, la sociedad y sus líderes políticos juegan un rol preponderante para ejercer mecanismos de presión a favor del debate de responsabilidad sobre generación de gases de efecto invernadero y sus consecuencias en el aumento de la temperatura global.
En esta misma línea, las negociaciones para el tratado de las Naciones Unidas (ONU) sobre plásticos, que busca eliminar la contaminación plástica, concluirán en 2024. Sin embargo, existe la preocupación de que estas negociaciones avancen lentamente para lograr los objetivos entre los Estados integrantes de este organismo.