Por: Óscar Montero
En el imponente Caribe colombiano, en las sábanas de lo que es hoy Sucre y Córdoba, los hijos de Mexión y Manexca siguen el legado de sus ancestros, el de liberar la Madre Tierra que los vio nacer, crecer y morir. Allí en este territorio ancestral desde la década de 1970 y desde mucho antes, el Pueblo Indígena Zenú viene librando una batalla a la que no están dispuestos a renunciar, la de volver al origen en donde sus viejos han sembrado sus ombligos para seguir existiendo como los ingenieros de la sabana.
Jhoe Sauca, consejero Mayor del CRIC, Autoridades Tradicionales Indignas del Cabildo Mayor Zenú de Córdoba y Sucre y Consejería Mayor del CRIC acompañando la Minga, 2024.
El Pueblo Zenú es uno de los pueblos indígenas más grandes en Colombia en número de población y uno de los que está en riesgo de exterminio físico y cultural. Es un pueblo que escribe sus sueños y pensamientos en la fibra natural de la caña flecha, esa que los colombianos nos sentimos orgullosos de lucir con un sombrero vueltiao, sea de vueltas 15, 19, 21, 28 o más; este sombrero es la más tangible muestra de identidad de un pueblo que se resistió desde la “conquista y colonia” a desaparecer.
Hoy con sus sombreros ondeando en la brisa fresca de las sabanas, con sus bastones de autoridad en mano y con su guardia indígena, han salido de sus cabildos y resguardos a seguir en la lucha por la tierra, esa que el conflicto armado colombiano les confinó, les despojó, les arrebató y les desplazó para reproducir en ella campos de entrenamiento y concentración paramilitar para una guerra que aún desangra el país. Así lo han manifestado los mismos paramilitares que tuvieron injerencia en este territorio; en eso convirtieron a Simba, una tierra fértil que se bañó en sangre por una guerra que no ha sido de los pueblos indígenas, pero sí ha vinculado a sus tierras y gentes como estrategia de guerra y como una forma de seguir exterminándonos.
Son miles de indígenas zenues en Minga por la vida y la liberación de la Madre Tierra, hijos de la Mojana, Palmito, Tuchín, Sotavento; hijos del Río Sinú, criados a punta de plátano y bocachico, bajo el sonar de los tambores, gaitas y porros de las costumbres de estas tierras donde reafirman su identidad cultural como pueblo.
Liberar a Simba es un acto de dignidad y valentía del pueblo Zenú por sanear la tierra y recuperar su territorio ancestral; Simba se convirtió en el centro de operaciones del paramilitarismo en la Costa Caribe colombiana y hoy Simba será tierra de paz, de fertilidad y de siembra. Hoy el pueblo Zenú, solo le pide al gobierno del Cambio, con uno de sus más ilustres hijos de estas mismas tierras, que como acto de reparación y garantías de no repetición a las violencias ocurridas contra el territorio y su gente, sea titulado colectivamente al pueblo Zenú, hacerlo es cumplirle a las víctimas, a los pueblos y a los ancestros que han dado la vida por dejarle tierra a sus semillas debajo de sus pies y no solo en las uñas de sus manos.
Jhoe Sauca, consejero Mayor del CRIC, Guardia Indígena Juvenil, 2024.
Hoy ya se han liberado las tierras de la Hacienda Potosí, la lucha sigue por Simba y la Laguna por su valor sagrado, espiritual y cultural para el pueblo Zenú, son sitios de fuerza espiritual, donde están enterrados los verdaderos dueños de estas tierras a quienes hay que respetar.
A nuestros hermanos del pueblo indígena Zenú toda la solidaridad, admiración y respeto por mantener vivos los principios del movimiento indígena: la unidad, la cultura, el territorio y la autonomía, los cuales se materializan en la liberación de estas tierras que como hicieron muchos caciques como Celedonio Padilla en los años 70 y hoy lo vuelven hacer el Cabildo Mayor Regional Zenú de Córdoba y Sucre en cabeza de su Cacique Martín Moreno y sus demás autoridades, él y muchos más son semillas de ese proceso que desde décadas atrás busca una reforma agraria para el pueblo y con el pueblo.
La liberación de la Madre Tierra es una lucha constante por dejar tierra a las semillas de vida de los Pueblos Indígenas, es una apuesta que el Consejo Regional Indígena del Cauca CRIC emprendió en los 70 y en esas épocas resonó igualmente en el Pueblos Zenú y que ha resonado en la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC igualmente, lucha que hoy 50 años después se reencuentra para mantener el legado y la unidad; esa que debe estar en las organizaciones como ejemplo y mejor herencia a nuestra descendencia.
La lucha continúa hasta lograr la titulación real de estas tierras dice nuestra amiga y consejera Yaini Contreras, una mujer zenú hija de estas tierras que hoy como consejera de educación propia e intercultural de la ONIC, pero como mujer indígena y madre está en la Minga día y noche, porque sabe y quiere dejar a los hijos de su pueblo, tierra para cultivar, tierra que por años fueron arrebatadas y hoy sus hijos vuelven a reclamarlas. La tarea sigue y ahora toca armonizar, sanear y limpiar espiritualmente esta tierra que fue profanada y violentada, desde la sabiduría y espiritualidad de los mayores y mayoras del pueblo indígena Zenú, hay que equilibrarla para que vuelva a ser fértil, para que vuelva dar frutos buenos; los pueblos indígenas sabemos que no basta con liberarla y titularla, sino limpiarla para sanarla, hacerlo es cumplir nuestros propios mandatos, nuestra Ley de Origen.
Que este escrito ayude a su lucha y ayude a que el mundo se entere que hay pueblos en Colombia haciendo paz para la Tierra.
¡Tierra liberada para que germinen y florezcan las Semillas de Vida de los Pueblos del Mundo!