Por: César Jerez
Mucho antes de morir en Santa Marta, rumiando esputo verde entre la tuberculosis y el arsénico, Simón Bolívar ya advertía sobre el peligro de la dependencia de otras potencias al liberarse América del colonialismo español: “Si la América no vuelve sobre sus pasos, si no se llama al orden y a la razón; si no se hacen positivos esfuerzos para lograr la unidad, poco hay que esperar respecto a la consolidación de sus gobiernos, y un nuevo coloniaje será el patrimonio que leguemos a la humanidad”. Así que el objetivo de integración como cura de imperialismos es tan viejo como la misma emancipación, postergado durante siglos por mezquindades y traiciones, sin proyectos nacionales, con oligarquías y clanes familiares subalternos en el poder, tan precarios como longevos.
Entonces, ¿qué hacer? Empecemos por la derecha. Durante la VII Cumbre de los 33 países de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que acaba de culminar en Argentina, el presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, del derechista Partido Nacional, ha manifestado con tirria que “la CELAC no puede ser un club de amigos ideológicos, mal hacemos en ponerle tinte ideológico a la CELAC. Cuando cambia la ideología de uno u otro, los foros internacionales se desvanecen”.
Sobre el cómo impulsar la integración regional planteada por Lula con el regreso de Brasil a esta comunidad, Lacalle Pou preguntó a la Celac: “¿No será momento de sincerar estas relaciones y que desde la CELAC se impulse una zona de libre comercio desde México hasta el sur de América del Sur?”.
Sobre el reto que representa superar las cargas de las ideologías, de los conceptos de soberanía y de la diversidad política a la hora de integrarse, el mismo Bolívar manifestaba sobre la América unida que “nuestras repúblicas se ligarán de tal modo que no parezcan en calidad de naciones sino de hermanas, unidas por todos los vínculos que nos han estrechado en los siglos pasados, con la diferencia de que entonces obedecían a una sola tiranía, y ahora vamos a abrazar una misma libertad con leyes diferentes y aun gobiernos diversos; pues cada pueblo será libre a su modo, y disfrutará de su soberanía, según la voluntad de su conciencia”. Si la integración no es política de Estado y no se respeta la soberanía y la autodeterminación de cada Estado será difícil integrarse.
En una región políticamente diversa las alianzas ideológicas han sido lamentablemente tan emocionales como efímeras: UNASUR, ALBA.
La integración económica puede ser el camino hacia la integración política, social y cultural: áreas de libre comercio, uniones aduaneras, mercado común o la unión económica son algunas de las formas adoptadas por algunos modelos de integración económica en el mundo durante el capitalismo. En América hay algunos ejemplos de ese camino: la Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano, la Comunidad y Mercado Común del Caribe, la Alianza del Pacífico, el Mercosur y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Esto indica que la posible integración económica ya tiene unos antecedentes y aprendizajes, con saldos positivos o negativos, pero que representan un camino con muchos desafíos. Ahora mismo el Mercosur vive una crisis por cuenta de la decisión uruguaya de firmar un tratado de libre comercio con China, lo que representa una violación de las reglas de juego del Mercosur. Pero al mismo tiempo la CELAC en su declaración de la VII cumbre plantea avanzar en el plan de acción con China y realizar la Cumbre del Foro China-CELAC en 2024.
Precisamente los acercamientos comerciales y políticos de países latinoamericanos con China y Rusia han generado reacciones de la administración estadounidense. Recientemente la comandante del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos se refirió a sus intereses en Latinoamérica en una conferencia del Atlantic Council, el tanque de pensamiento de la OTAN. La general Laura Richardson, de manera desparpajada, respondió a una pregunta sobre la importancia de América Latina para USA, de una manera que recuerda la frase “américa para los americanos” de la doctrina Monroe:
“¿Por qué esa región es importante? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras. Tienes el triángulo de litio que es necesario para la tecnología. El 60 por ciento del litio del mundo está en el triángulo del litio: Argentina, Bolivia, Chile. Tienes las reservas de petróleo más grandes, crudo ligero y dulce descubierto en Guyana hace más o menos un año. También tienes los recursos de Venezuela, con petróleo, cobre, oro. China recibe el 36 por ciento de su comida de esa región. Tenemos el Amazonas, el pulmón del mundo. Tenemos el 31 por ciento del agua dulce del mundo en esa región también. Es algo fuera de lo común”, dijo Richardson.
La jefa del Comando Sur antes había enfatizado sobre el papel de EEUU en América Latina catalogando a Rusia y China como principales adversarios. A China la describió directamente como “un actor maligno”. "Tenemos mucho que hacer. Esta región importa, tiene mucho que ver con nuestra seguridad nacional y tenemos que mejorar nuestra estrategia," declaró la general.
Con respecto a Rusia, la guerra en Ucrania y su relación con América Latina Richardson dijo: “Si hablo de nuestro adversario número dos en la región, Rusia, me refiero, obviamente, a las relaciones de Cuba, Venezuela, Nicaragua. Hay otros seis países, en total son nueve países que tienen armamento ruso y estamos trabajando en sustituir ese armamento ruso por uno estadounidense en aquellos países que quieran donar el suyo a Ucrania." Como quien dice que América Latina deberá apoyar a la OTAN en la guerra donando su armamento ruso y luego comprar armamento a la industria militar de los EEUU.
En la configuración geopolítica de bloques de la posguerra en Ucrania las potencias se juntan (cómo lo están haciendo Rusia, China, la India, Irán como repuesta a las guerras comerciales, las sanciones, los bloqueos y reactivación bélica de Occidente-OTAN). En esta nueva dinámica las regiones desintegradas deberán alinderarse por dependencias económicas y políticas.
La alternativa es la multipolaridad con regiones integradas, emergentes, con poder de negociación. Someterse o emerger es la disyuntiva. Integrarse es tal vez el único camino para enfrentar el nuevo orden con justicia social y dignidad. Una integración que siente las bases para suprimir las desigualdades regionales y de clase, basada en la sostenibilidad ambiental, el acceso a la salud y la educación, la soberanía alimentaria y energética y el conocimiento, con infraestructuras planificadas para la integración (corredores carreteables bioceánicos, corredores fluviales, el tren del Pacífico y otros), donde se respeten las reglas del juego y la autodeterminación.
En tal sentido, el gobierno colombiano propuso en la Cumbre de la CELAC fortalecer el sistema interamericano de DDHH con estándares de justicia y derechos para blindar el proceso de integración de los golpes de Estado parlamentarios e institucionales respaldados por la OEA y los EEUU. En su discurso en la CELAC Petro utilizó la metáfora de las fuerzas centrífugas que han hecho imposible el anhelo de integración. La centrifugadora la mayoría de las veces opera desde el norte, definiendo el destino de su periferia con doctrinas y planes, con lacayos corruptos y delincuentes en cada patio, a los que suele premiarse con una certificada bendición.
Como un mensaje de avance, durante la cumbre Brasil y Argentina, dos gobiernos de izquierda, anunciaron la intención de retomar el camino de la integración monetaria. Una moneda compartida que se llamaría Sur que surgiría con la posibilidad de ser la moneda de la comunidad económica latinoamericana del futuro, una región que tiene el 5 por ciento del comercio global.
Entre las ideologías, la economía y la geopolítica global tendrá que trasegar nuestra integración.
Como recetario para lograr la patria grande nos queda el legado de "Culo de Hierro", que recorrió los Andes, las costas, los valles y los llanos a caballo, por más de 120.000 kilómetros dando las batallas liberadoras: “El gran día de América no ha llegado, nos falta poner el fundamento del pacto social, que debe formar de este mundo una nación de repúblicas”.