Por: Jimmy Viera Rivera
Desde distintos espacios de confluencias afro, se vienen gestando no solo procesos de reconstrucción del movimiento, sino también la convocatoria al segundo congreso negro, afrocolombiano, palenquero y raizal.
Reseño el trabajo llevado a cabo en un primer espacio, el 25 de octubre de 2024 en Casa Ideó en Cali, donde se dieron cita 23 líderes y lideresas de distintas regiones del país, con el fin de estructurar una propuesta sobre constituyente negra y, la preparación del segundo congreso (temario, ejes centrales), además de esbozar un plan de lucha a 10 años, lo mismo que los temas y problemáticas palpitantes regionales que se tratarán en dicho proceso.
En esta reunión, emergieron inquietudes que cabe resaltar, como el desencuentro entre la agenda institucional de gobierno y la agenda social afro en los territorios; el no cumplimiento del programa de campaña, expuesto en las elecciones; y la no ejecución presupuestal de lo incluido en el Plan Nacional de Desarrollo, los decretos y los paros cívicos. También, se llamó la atención acerca de la incoherencia gubernamental, en el sentido de que convoca a la paz total, pero no deroga la licencia ambiental que convierte a la isla Gorgona, en una base militar estadounidense. De igual modo, se habló sobre la persistencia de la guerra en los territorios afro.
La fisonomía y anatomía de la pobreza y atraso en los territorios afro, continúa inalterable. A excepción de la política de restitución de tierras y alguna reglamentación jurídica, el gobierno se raja en el impulso a planes, programas e iniciativas de políticas afro en las regiones.
El segundo congreso tendrá lugar en un nuevo marco internacional en que la nueva administración Trump esboza el colonialismo de asentamiento por medio de su reconquista al continente y al mundo, además de su visión supremacista que empieza a generar inestabilidad creciente en América Latina, sacudiendo la periferia del sur global, debido a una agresión expansionista territorial, militar y económica, racista, discriminatoria y excluyente.
¿Hacia dónde se desarrolla la ofensiva imperialista? ¿qué formas adquiere el nuevo dominio trumpista en América, específicamente en nuestro país? ¿hasta dónde los gobiernos progresistas de América, han adoptado cambios en las estructuras sociales, para permitir una transformación social autosostenida por parte de los pueblos étnicos? ¿de qué manera, la política agenciada por EE. UU. profundiza la guerra en los territorios afro? ¿hasta qué punto es posible una verdadera opción económica y política distinta, autogestionada por parte de las comunidades? ¿cómo construir una fuerza afrocolombiana social y política con vocación de poder que no esté bajo la sombra de ningún gobierno, ni partido, que tampoco dependa de cooperación internacional alguna? ¿cómo llevar a cabo la lucha en favor de las entidades territoriales afro, que brinde plena autonomía y autodeterminación negra? Las respuestas a estas interrogantes deberán ser también materia de análisis en el segundo congreso negro en Colombia.
Cabe admitir que la política de dominación por parte de EE. UU. se ha insertado por la vía de ciertas clases y movimientos sociales, de ciertos grupos profesionales y medios de comunicación, para los cuales la presencia del imperio se transforma en la condición sine qua non de su propia existencia. Por ende, librar una lucha contra la política de Trump, no es posible sin luchar a la vez contra los grandes capitales, unas élites burguesas que viven de un capitalismo satélite que depende de EE. UU.
Dentro del movimiento afrocolombiano, surgió una elite burocrática afroarribista que forma parte del statu quo que ha vivido de los recursos de USAID y de la cooperación internacional, desviando la lucha de descolonización, liberación y poder negro, cooptando liderazgos, para integrarlos a las estructuras dominantes , atando al movimiento afro a los intereses políticos de la cooperación internacional que tomó las banderas del multiculturalismo, la diversidad cultural y el empoderamiento comunitario, para ponerlos en función del sistema capitalista neoliberal.
Elite que hegemonizó la supremacía política del movimiento, hoy adocenada, indiferente y a veces hostil a los fines transformadores de un poder negro, donde priman sólo aspiraciones personales.
Otro tema pendiente, está relacionado con la capacidad colectiva del pueblo afro y el derecho a Ser como pueblo negro que no se agota en la representatividad dentro de un gobierno. El sentido colectivo afro se construye desde la acción común cultural y social en los territorios y, por lo tanto, no podemos permitir que los gobiernos se apropien de este bien común cultural.
El ejercicio del poder constituyente, soberano, autoconvocado, determina el carácter del segundo congreso, como un espacio de construcción de las comunidades negras, autónomas y autodeterminadas y no un Congreso construido desde las lógicas del gobierno.
Por otro lado, como un segundo espacio de confluencias afro con la participación de varios compañeros y compañeras preocupadas por la situación y futuro del movimiento negro en Bogotá y en Colombia, se llevó a cabo una reunión en la localidad de Chapinero en Bogotá, el reciente 7 de febrero.
En el documento “El Quehacer en el Movimiento Afro en Colombia”, que resume esta reunión, podemos identificar claramente su apuesta en pro de la realización del segundo congreso negro y la manera de abordarlo.
Crece la audiencia con respecto al segundo congreso negro y vendrán otras confluencias y convergencias sociales locales que aborden las problemáticas fundamentales de las comunidades negras y, las desigualdades étnicorraciales de tipo económico, político, cultural y ambiental además del racismo estructural que permanece intacto en nuestra sociedad de clases.
Es necesario mantener un foro permanente en los cientos de chats afros, para impulsar el segundo congreso negro. Buscamos soluciones que beneficien al pueblo afrocolombiano en los campos y ciudades, en vez de la burocracia o las élites.
Que se escuche la voz del pueblo negro en su autoconvocatoria, que el poder negro surja como una necesidad de alzar las voces, transformar y cambiar el abandono, la desidia y el burocratismo.
El objetivo central del momento en la nueva coyuntura internacional, es estrechar los lazos de solidaridad militante entre los afrocolombianos y todas las expresiones sociales y políticas que comparten esta lucha, y trazar las líneas fundamentales para el desarrollo de la lucha nacional y continental negra, en favor de los cambios sustantivos antisistémicos y de la unidad.
El llamado presentado en el primer congreso negro de 2013 está vigente: “la invitación es a profundizar la reflexión y especialmente a que no se olvide que esta es una revolución moral y política contra la opresión del Pueblo Negro, Afrocolombiano, Raizal y Palenquero, pero también para todos aquellos colombianos que viven bajo la opresión de un sistema capitalista, racista, discriminatorio, patriarcal y corrupto”.
Con Ángela Davis, nuestra histórica hermana de lucha, este congreso reflexiona acerca de su mensaje: “no hay un feminismo, sino muchos. El feminismo eficaz tiene que luchar contra la homofobia, la explotación de clase, raza y género, el capitalismo y el imperialismo”
El primer congreso nacional del pueblo negro, en agosto de 2013, se movió a través de la consigna: “Retomando el Rumbo”. Aunque no contamos aún con una consigna que mueva al segundo congreso, sin embargo, debemos abordarlo desde ya mediante una idea fuerza: ¡SI NO HACEMOS LO IMPOSIBLE, DEBEREMOS AFRONTAR LO INCONCEBIBLE!