Por:Jimmy Viera Rivera
La COP16 -Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica- que se llevará a cabo en la ciudad de Cali, entre el 21 de octubre y el 1 de noviembre de 2024, atiza el debate ambiental en el país. Los Estados que se reunirán, han delineado una agenda oficial, mientras que numerosas organizaciones y expresiones de las luchas ambientalistas llegarán paralelamente con agendas de sus territorios. Esta es la COP Divergente, ciudadana y autónoma, producto de un cúmulo de años de experiencias, que interpela a los Estados y al gobierno, con respecto a las incoherencias; pero, ante todo, que converge en Cali, para darle un nuevo rumbo a sus apuestas estratégicas como expresiones libres, hacia una propuesta nacional ambientalista.
La agenda de la COP Divergente, que se reunirá del 25 al 27 de octubre de 2024, es clara: los ecosistemas en la disputa geopolítica; la isla Gorgona; el modelo agropecuario azucarero; la Amazonía; la Guajira y falsas soluciones energéticas; la problemática ambiental del río Cauca y del río Magdalena; el extractivismo minero y transiciones energéticas; el capitalismo del desastre; la deuda y mecanismos de financiación de la naturaleza; y la soberanía alimentaria como un eje de salvación del río Magdalena.
Una de las voceras de la COP Divergente devela los objetivos de la COP16: “El objetivo de los emprendedores y financiadores de la Convención de la Biodiversidad ha sido, desde hace 30 años y ahora con la COP16, asegurar su libre acceso a los recursos genéticos y biológicos (art. 15 del CDB) en sus diversos niveles, incluyendo esta vez las áreas marinas y la defensa de la propiedad intelectual (art. 21) que pueda reconocerse a través de patentes a la industria biotecnológica en ascenso, y a la industria farmacéutica y agroalimentaria de estos mismos países (Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Suiza, entre otros)”.
Los Estados se dan cita con su agenda de negocios, pero los movimientos ambientalistas y sociales participan con su agenda de vida. Por lo tanto ¿se convierte Cali en capital mundial de los negocios ambientales? o ¿es capital de un resurgir del movimiento ambientalista?
La COP Divergente plantea este dilema y, con un gran poder de veto social, se opone radicalmente a la nueva ola de reformas estructurales neoliberales de tercera generación, que buscan acabar definitivamente con lo poco de biodiversidad que queda sobre el universo. Reformas estructurales neoliberales encaminadas a ser funcionales en tiempos de gobiernos progresistas y, ante todo, consolidarse en gobiernos autoritarios y neofascistas como el de Bolsonaro o el de Milei.
Esta reforma neoliberal de tercera generación, tiene como uno de sus tantos propósitos perfeccionar el canje de deuda por naturaleza, que se hace a nombre de la conservación, pero no mejora la calidad ambiental, ni reduce la carga de la deuda. Presentados durante la COP 27, por el clima - y la COP 15 - por la biodiversidad, como la solución para luchar, al mismo tiempo, contra la crisis de la deuda y la crisis climática y promovidas por las instituciones financieras internacionales (IFI).
Al respecto es ilustrativo el caso de Ecuador que, en el 2023, anunció un canje de deuda con el objetivo de mejorar las perspectivas de protección marina en Galápagos. “Este canje se ha presentado como un gran avance, dado el nivel aparente de ahorro para Ecuador en la operación de recompra de deuda, pero cuando se analizan los detalles, el esquema genera preocupaciones importantes”, por su falta de transparencia, por la pérdida de soberanía e impacto negativo del sobreendeudamiento. “El canje socava los derechos soberanos para la definición independiente de las políticas de conservación y la gestión de sus recursos naturales”.
La antesala a esta COP16 es una petición presentada a la UNESCO, a través de varios alcaldes, por parte de la burguesía agroindustrial (en beneficio de sus intereses económicos), para declarar la caña de azúcar, como paisaje cultural del valle geográfico del río Cauca. Un despropósito debido a los impactos letales del monocultivo cañero sobre la biodiversidad, el agua, el bosque seco tropical de la zona plana del valle geográfico y piedemonte de las dos cordilleras y la salud de los vallecaucanos y trabajadores de los ingenios, en precarias condiciones de existencia, configurando un paisaje de despojo y muerte.
Como dice el líder ambiental de la COP Divergente, Armando Palau:
“En esta región geográfica aluvial, de las 174 mil Has, sembradas de caña de azúcar en el Valle del Cauca, previa aplicación de glifosato (madurante y defoliante), se queman 58 mil en un proceso preindustrial a cielo abierto que alivia en un 30% la carga que transportan tractomulas en 5 a 7 vagones” “Se ha deteriorado la salud pública por afecciones al sistema respiratorio en infantes, por las quemas de caña que desprenden gran cantidad de calor (635°C) y pavesas (cenizas particuladas volátiles), cambiando parámetros como la temperatura, la humedad, la evapotranspiración y las lluvias, alterando el microclima, esterilizando la población microbiana del suelo (organismos formadores de nutrientes)”.
La burguesía cañera aprovecha la COP16, para blindarse bajo el manto de una declaración de la Unesco. “La caña de azúcar se volverá así intocable para siempre. El monocultivo es responsable de tragarse literalmente millones de litros de agua por 24/7 que se utilizan desde las fuentes hídricas superficiales y los mantos acuíferos de reserva del departamento del Valle, afectando la disponibilidad futura de las poblaciones de las ciudades”.
Esta insistencia de las elites cañeras nos enseña que, a pesar de que la protección ambiental es un imperativo incuestionable, sin embargo, se logra solo mediante grandes acciones movilizadoras que eliminen las restricciones que el proceso productivo dominante pretende imponer. El sistema del gran capital no permite ser reformado, ni siquiera en sus aspectos más destructivos.
Las luchas contra el monocultivo de la caña y en defensa de sus trabajadores, no son nuevas en el Valle del Cauca. Carlos Alfredo Cabal y el científico Aníbal Patiño, fueron los primeros en defender la laguna de Sonso que había sido tomada por el capital cañero. El 15 de agosto de 1981, alrededor de 20 mil personas marcharon desde Buga hasta la laguna de Sonso, situada aproximadamente a 5 km de aquella localidad, respondiendo a la convocatoria de una entidad naciente -Fundavalle- que planteó que los bugueños, los vallecaucanos, la comunidad científica, los amantes de la naturaleza y, más ampliamente, los demócratas y defensores de los intereses comunitarios deberían movilizarse y actuar para impedir que terratenientes deshonestos, entidades y funcionarios estatales cómplices, concretaran el propósito de acabar definitivamente con aquella reserva natural en extinción. Esta gesta que detuvo por mucho tiempo la voracidad de los ingenios, debería repetirse también en defensa de la biodiversidad del río Cauca, de manera similar como este 31 de agosto fue llevada a cabo por parte del movimiento Salvemos al Río Magdalena, mediante la exitosa velatón, una jornada que involucró a los habitantes de más de 100 municipios ribereños.
Estas acciones en defensa ambiental, ponen de presente que la autonomía territorial implica no solo la toma de decisiones acerca del uso de recursos naturales sino también, la autogestión política y cultural en el marco de una autodeterminación compatible y complementaria con la soberanía popular.
La COP Divergente ciudadana, autónoma y alternativa reúne las justas causas ambientales que intentan resolver la crisis de sus territorios, marcando el paso de nuevas luchas, y estará en su salsa desde la montaña mágica de Siloé, en medio de la Colombia de las terribles paradojas: la tierra sigue concentrada, el 1% de los propietarios son dueños de más del 84% de la tierra agropecuaria; un Partido Verde que no es verde, ni lucha por reivindicaciones verdes, una burguesía valluna que disfraza de verde su barbarie realizando la COP16 donde funciona una zona verde y una azul donde se delibera e incide, pero las decisiones están tomadas de antemano por la fundación Rockefeller que regresa tras dos décadas con su nueva oficina en Bogotá, porque Colombia es un “país ideal” para sus nuevas prioridades ambientales en América Latina o desde los centros de poder y a través de grandes ONGs ambientales, (con sus tecnócratas que se reproducen como conejos) como el Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF), Conservación Internacional (CI) y The Nature Conservancy (TNC), todas con base en Washington D.C., con el apoyo de jardines botánicos de Gran Bretaña y de Estados Unidos (Kew Gardens y Missouri)”.
Adenda: Ya que el tratado de Escazú es hoy ley en Colombia, una buena noticia del gobierno en la COP16, sería la derogación de la licencia que firmó el actual canciller Murillo, cuando era ministro del ambiente y la suspensión definitiva del proyecto de la base militar en la Gorgona.
Notas:
https://www.revistaciendiascinep.com/home/cop16-proteccion-de-la-diversidad-cultural-y-biologica-o-profundizacion-de-la-merca
Paisaje Cultural Azucarero o el Teatro del Absurdo - Disertaciones del Crepúsculo – Armando Palau Aldana. 31 Agosto.2024. COPDiverGente: Paisaje cultural de la caña de azúcar o el teatro del absurdo - YouTube
POR LA BIODIVERSIDAD, LA CONSERVACIÓN AMBIENTAL Y CONTRA EL CALENTAMIENTO GLOBAL. Fabio Lozano Rivera. Guadalajara de Buga, 27 de agosto de 2024
Canje de Galápagos: un legado ignominioso - Latindadd
https://www.cadtm.org/Las-deudas-se-pagan-las-estafas-no-Canjes-de-deuda-por-naturaleza-y-Deuda-