Por: Aiden Salgado Cassiani
Del 26 al 28 de febrero de este año, se realizó el evento vitrina turística de Anato versión 44 en la ciudad de Bogotá, el cual tuvo como objetivo la promoción del turismo en el país, y fue organizado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, y Fontur, en el cual participaron diferentes actores interesados en la temática, entre ellas las comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras.
La realización de ese evento me llevó a reflexionar sobre los efectos del turismo en los territorios habitados por comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. En los días 29 al 31 de enero de 2025, había participado del evento Misión Uramba BioÁgora El Marañón, organizado por la empresa Ancestral Bio, en el territorio de Lloró- Chocó; en este evento participaron, el viceministerio de Turismo, universidades, el SENA, la Alcaldía y líderes y lideresas comunitarios. El otro hecho que me lleva a realizar estas reflexiones tiene que ver con mi lugar de origen el cual visité hace un mes, Palenque de San basilio, y dialogue con agentes del turismo.
En ambos espacios debatimos sobre el turismo con los actores participantes; el caso de Lloró, se perfila como un lugar turístico ambiental en el Chocó, en donde la iniciativa pionera es el proyecto turístico el BioÁgora el Marañón – Turismo de Naturaleza, espacio donde se quiere construir una especie de complejo turístico ambiental-cultural con una articulación real y efectiva del SENA, la Universidad Tecnológica del Chocó, el Viceministerio de Turismo, entre otros actores. En el caso de Palenque de San Basilio, que ya es uno de los lugares con mayor cantidad de visitantes en el departamento de Bolívar, después de Cartagena, hay mucho por hacer para mejorar el turismo.
En esos espacios comprendí que la apuesta por un turismo que beneficie a las comunidades negras, al parecer está fuera de la órbita de la propuesta turística del Gobierno Nacional ordinario, ya que las iniciativas parecen destinadas a continuar fortaleciendo los emporios de gran músculo financiero y no tanto a los territorios de comunidades étnicas que han sido utilizados para que estos lleven sus turistas a disfrutar, pero de ese disfrute las comunidades no se benefician o se benefician muy poco.
El caso de Palenque de San Basilio, es un ejemplo de un turismo de explotación y apropiación, que, si bien les deja una mínima parte a los guías turísticos y alguito a los restaurantes y vendedores, la gran porción económica les queda a los hoteles que están vendiendo los paquetes, incluyendo la visita a este territorio. Pero lo realmente damnificado, es el territorio colectivo comunitario porque al pueblo no le queda nada sino las basuras que dejan los turistas. Es tan desordenado el turismo en Palenque que no existe una contabilidad de cuántas personas asisten semanalmente, el tipo de turista, ni siquiera una base de datos con la procedencia de estos. No hay una organización turística en Palenque y cualquier persona es un guía de un día para otro.
En este orden de ideas, lo analizado en el Chocó y la vivencia en Palenque de San Basilio, me lleva concluir, que el Gobierno Nacional debe trabajar para generar las condiciones de implementación de un turismo con características culturales y ambientales, donde las comunidades del territorio se beneficien realmente de las utilidades del turismo, que debe ser realizado en términos de cadena de bienestar turístico alcanzando al mayor número de personas de la comunidad, incluyendo las autoridades administrativas, que pueden obtener ingresos por medio de un impuesto o estampilla que se pague al ingresar al territorio o por obras de consumo relacionadas con el turismo. Ese recurso se puede utilizar en temas sociales del pueblo (financiamiento de la recolección de basura, pintar espacios públicos, incentivar los mejores estudiantes, entre otras).
Por otro lado, es importante que el Estado realmente implemente una política de turismo comunitario, que se articule con las comunidades, y eso inicia con la adecuación de espacios e infraestructuras, buscar esa inversión desde el Estado en forma de donaciones o préstamos a largo plazo sin intereses, para que las agencias de turismo de la comunidad contribuyan a un acondicionamiento en lo físico, pero también en lo humano, material e inmaterial, capacitar a los agentes turísticos, y en lo posible realizar inversiones con capital sin retorno.
Se requiere en nuestros espacios un turismo ambiental sostenible, donde se pueda valorar esa riqueza de los territorios étnicos con toda su diversidad de paisaje bio ambiental, incluyendo flora, fauna, fuentes hídricas, entre otros. Y del lado cultural, la riqueza que está en lugares como Palenque de San Basilio, que ha sido declarado patrimonio cultural e inmaterial de la humanidad, tiene mucho que entregar como atractivo cultural a los turistas. Por un turismo cultural y ambiental con principio étnico.
Desde el palenque un Cimarrón todavía.