Por: Gustavo Álvarez Gardeazabal. El Porce
Quienes hemos vivido más de medio siglo escribiendo columnas para periódicos de propiedad de otros sabemos muy bien lo que es doblegarse ante una “colgada” del texto porque contraría las pautas ideológicas o comerciales del dueño del medio. En épocas de mi infancia la censura oficial contra las publicaciones era tan perversa como la que se hacía por edades para poder entrar al cine.
Ahora, en esta época de los algoritmos, la censura es ejercida por el dueño de la red, de la plataforma o del canal. En plena pandemia, cuando arreciaban las batallas a favor y en contra de las vacunas contra el Covid publiqué en mi podcast diario —que republican o replican en ya casi un centenar de periódicos de provincia y emisoras de Ipiales a La Guajira—una crónica titulada “Contra la corrupción no hay vacuna”, y como era mi costumbre la colgué en mi cuenta de @eljodario en Youtube. No sólo fue rechazada. Fui castigado con la no publicación de mis escritos.
Según el dictamen condenatorio mi nota contrariaba los principios fundamentales de YouTube de defensa de las políticas de las OMS, Gates y demás, sobre las vacunas. Me daban derecho a apelar. No lo hice, por supuesto, porque me di cuenta de que quien leía y valoraba las columnas no era un ser humano sino un algoritmo, y obviamente, los algoritmos todavía no han sido estructurados para leer y entender metáforas o dejarse tocar de la ironía, el gracejo o el sarcasmo. Mucho menos para entender el humor o las parodias. Y yo, en esa columna simplemente reconocía una verdad de puño, la corrupción no tiene antídoto. Y no exageraba. Desde las épocas más antiguas de las civilizaciones, Roma, Asiria, China, la corrupción quedó escrita en sus historias y hasta ahora no se ha encontrado la bendita vacuna.
Desde entonces @eljodario no publica en Youtube. Pero alguien, que no conozco de la plataforma NED Internacional sube todos los días mis podcasts bajo el nombre de “Crónicas de Gardeazabal”. Por supuesto para el algoritmo, aunque soy el mismo, el perverso a censurar es @eljodario, no Gardeazabal. Lo que indica que la censura, hasta la del algoritmo, se puede burlar.
