Por Dumar A. Jaramillo-Hernández
La Misión Internacional de Sabios Colombia 2019, promovida por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación - CTeI (MinCiencias), reunió a 46 investigadores nacionales e internacionales para definir los pasos a seguir en política pública de educación en CTeI a partir de 8 focos: 1. Tecnologías convergentes (nano, bio, info y cognotecnología) - industrias 4.0, 2. Industrias culturales y creativas, 3. Energía sostenible, 4. Biotecnología, bioeconomía y medio ambiente, 5. Océanos y recursos hidrobiológicos, 6. Ciencias sociales y desarrollo humano con equidad, 7. Ciencias de la vida y de la salud, y 8. Ciencias básicas y del espacio.
Estos pasos a seguir permitirán construir herramientas territoriales, productivas e institucionales que permitan dar soluciones contextualizadas en CTeI a las situaciones problémicas del país. Por consiguiente, en Colombia la misión internacional de sabios debe ser un referente para la definición de políticas que irradien a largo plazo procesos de mejoramiento del bienestar social, medio ambiental y productivo, de cara a los desafíos altamente cambiantes del entorno. Por ello el lema de esta misión reza: “Pacto por la Ciencia, la Tecnología y la Innovación: Un sistema para construir el conocimiento del futuro”.
Esta no es la primera vez que este ejercicio de proyección científica se estableció en nuestro país. En 1993 se convocó la primera misión de sabios, denominada: “Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo”, donde se trazaron las rutas a seguir para los próximos 20 años de cara al siglo XXI. Sus principales recomendaciones fueron un incremento de la inversión en actividades de CTeI que alcanzara el 2% del producto interno bruto (PIB) y la meta de tener alrededor de 18 doctores (PhD) por cada millón de habitantes. 16 años después del inicio del siglo XXI, Colombia no tenia ni siquiera el 1% de su PIB en procesos de CTeI y alcazaba una irrisoria estadística de 12.6 PhD por cada millón de habitantes. Por supuesto la Colombia y el mundo del año 1993 era bastante diferente y mucho más desafiante y exigente que la del 2016 o la actual.
Teniendo en cuenta este contexto, es imperativo entender que las deficiencias primordiales de la economía colombiana, que está estancada, radican en la nula participación en el crecimiento económico entre 2000 y 2016 del fenómeno de la productividad total de los factores (PTF), acción que es explicada por la paupérrima inversión estatal en procesos de CTeI.
La PTF determina como todos los factores asociados al incremento productivo: trabajo, capital, experticia, tecnología, innovación, etc, que se desarrollan paralelamente al crecimiento en la producción. Una situación que en nuestro país presenta una brecha abismal, dada la involutiva forma de innovar dentro de la producción.
Colombia posee una economía que cada año es menos diversificada y de baja complejidad en su escala de producción, siendo altamente dependiente del sector extractivo de minerales que ocupa el 80% de las exportaciones nacionales, mientras que la participación de la manufactura en el PIB ha decrecido en un 50% desde la década de los 80.
He ahí la imperante necesidad de permitirse pensar país a partir de los pasos definidos por la Misión Internacional de Sabios 2019. En teoría siguiendo los lineamientos propuestos en los 8 focos mencionados, se espera que a largo plazo Colombia se convierta en una sociedad en donde el conocimiento sea mejor valorado y sea la base del desarrollo humano, sostenible y con equidad.
Por supuesto, si se desea crear una verdadera riqueza a partir de la generación de conocimiento que permita diversificar sistemas de producción e incrementar los indicadores de productividad nacional, se debe hacer una inversión sostenida en el sistema de CTeI nacional.
La misión de sabios 2019 recomienda al estado colombiano que para el 2040 se destine un 1.80% del PIB para inversión en actividades de CTeI. En teoría, esta inversión debería darse desde el ámbito público (0.85%) y el sector privado (0.95%). Haciéndose necesaria una reforma constitucional para incrementar del 10% (como está actualmente en la Constitución) al 25% los recursos provenientes del sistema general de regalías en actividades de CTeI.
Con recursos dispuestos para invertir sostenidamente un sistema de CTeI que ya posee un liderazgo soportado en el reciente MinCiencias, es propicio consolidar los procesos de educación del país, y por qué no pensar en la calidad de formación y permanente actualización de sus maestros.
La Misión de Sabios 2019 también intervino para recomendar al estado la creación del Instituto Superior de Investigación en Educación y Alta Formación de Maestros (IESI). Si se desea cambiar los paradigmas de desarrollo de nación, debemos pensar en los pilares fundamentales de la sociedad, la familia (sin lugar a dudas) y las cabezas visibles y sostenidas del sistema educativo de la nación, sus maestros. Para incentivar el aprendizaje significativo del maestro que redundará en mejores procesos de enseñanza-aprendizaje del estudiante, es preciso establecer amplias becas de formación docente, científica y pedagógica. El recurso humano consolidado permitirá avances sustanciales en el desarrollo y productividad científica, en teoría el IESI será bastión estatal de procesos de perfeccionamiento de maestros para la nación.
Por ultimo dentro de las recomendaciones transversales establecidas desde la misión de sabios 2019, se pretende incentivar al estado colombiano a la apertura de convocatorias nacionales en CTeI que permitan despresurizar la monótona forma de pensar país vista desde la ciencia; donde los retos científicos estén encaminados a entender a Colombia Bio-Diversa (diversidad natural y cultural), Colombia productiva y sostenible (crecimiento basado en la ciencia), y Colombia equitativa (conocimiento y educación para la inclusión social). Entendiendo que los productos de estos mega proyectos en CTeI deberían ser la apropiación del conocimiento cultural por parte de los colombianos que conduzca a que protejan el patrimonio cultural y natural; la generación de valor agregado a partir de la diversidad y el conocimiento; la transformación de la estructura productiva hacia la sostenibilidad y la equidad. Sin lugar a dudas, un país con una creación de la verdadera riqueza estructurada en productividad científica.