Por: Dumar A. Jaramillo-Hernández
Diversos parásitos se interrelacionan con sus hospedadores o anfitriones (organismo que porta y da el sostén al parásito), a tal punto que pueden cambiar drásticamente el comportamiento de vida de sus anfitriones, específicamente persuadiendo a su anfitrión para que adopte acciones de vida que favorezcan la reproducción y el desarrollo del mismo parásito.
El mejor ejemplo es la manipulación comportamental que ejecuta Dicrocoelium dendriticum en las hormigas. Este parásito es un tipo de trematodo (gusano platelminto, que en su vida adulta parasita el hígado de los bovinos), éste tiene una fase de vida temprana (larva tipo metacercaria) en invertebrados; cuando parasita las hormigas es capaz de manipular su comportamiento diurno, a tal punto de obligar a su anfitrión a ascender a la parte más alta del césped durante el día y esperar allí a ser consumida accidentalmente por un bovino mientras pastorea. En este último animal, ese parásito completaría su ciclo de vida hasta llegar a la adultez, reproducirse y ovopositar. De sus huevos embrionados, que saldrían por las heces de estos bovinos al medio ambiente, continuaría su ciclo de vida.
Este tipo de manipulación comportamental de los parásitos en sus anfitriones es el caso de Toxoplasma gondii, el agente causal de la enfermedad denominada toxoplasmosis. Este parásito es un protozoo (organismo microscópico, unicelular) que se encuentra ampliamente distribuido y bien establecido en el mundo. La infección por T. gondii se puede adquirir al ingerir quistes de este parásito presentes en carne bovina cruda o mal cocida, o comer frutas y verduras contaminadas con ooquistes de este parásito, que son excretados en las heces de gatos infectados. También se puede transmitir de forma congénita de la madre al feto, por transfusión de sangre y por trasplante de órganos. Es tan común esta infección que se estima que entre el 30 y 60% de la población mundial se ha expuesto a este parásito.
Antes de incorporarnos en el entendimiento de las relaciones entre esta infección parasitaria en humanos y los accidentes automovilísticos, es vital entender que T. gondii es capaz de alterar la toma de decisiones vitales en otros anfitriones, todo para salvaguardar su desarrollo y ciclo de vida. Un experimento básico ayudó a entender estas alteraciones comportamentales que tienden a la pérdida del instinto de preservación de la vida; donde los ratones infectados experimentalmente con este parásito, seleccionaban si o si los ambientes contaminados con orina de gato doméstico. Mientras un ratón sin infección por T. gondii huiría siempre de un ambiente donde su depredador natural exista (el gato), un ratón infectado con este parásito tiende a buscar ambientes donde habite su principal depredador, yendo en contra del instinto natural de supervivencia. Todo para que T. gondii pueda llegar hasta su anfitrión definitivo (el gato), donde en su intestino (posterior al consumo del ratón) cumpliría todo su desarrollo de vida, alcanzando su etapa adulta, reproducción y ovoposición. Súper intrigante este fenómeno de atracción fatal promovido por este agente infeccioso ¿no es verdad?
Aunque la mayoría de las personas infectadas por T. gondii son asintomáticas (no desenvuelven signos clínicos de la enfermedad toxoplasmosis), evidencias han sugerido que esta enfermedad podría afectar algunos aspectos del comportamiento del hospedador y asociarse con esquizofrenia, intentos de suicidio, cambios en diversos aspectos de la personalidad y un rendimiento neurocognitivo deficiente. Estas asociaciones podrían desempeñar un papel en el aumento del riesgo de incidentes como accidentes de tráfico entre las personas infectadas.
Recientemente, un equipo de investigadores del “Toxoplasmosis Research Center” en Irán, hizo una revisión sistemática de estudios científicos que relacionan las personas expuestas a T. gondii y la frecuencia de accidentalidad en automóviles en el mundo, encontrando que estar expuesto a este parásito aumenta de forma importante (hasta en 1.94 veces más) el riesgo de accidentalidad de tránsito.
En teoría, esta asociación se podría explicar desde la interrelación del parásito con su anfitrión (humanos), conocido como efecto neurocognitivo de la toxoplasmosis. Este parásito sin generar síntomas o signos importantes en su anfitrión, permanece principalmente en los tejidos neurales o musculares y conduce a tiempos de reacción prolongados, deterioro del rendimiento de la actividad motora y cambios en los perfiles de personalidad. Es decir, la toxoplasmosis sin tener consecuencias relevantes en la salud de las personas ( fiebre severa, malestar general), podría afectar la función cerebral y la capacidad de toma de decisiones. Esto podría manifestarse en comportamientos de riesgo al volante, como la impulsividad, la distracción o la disminución de los tiempos de reacción. Estos factores podrían aumentar la probabilidad de estar involucrado en un accidente de tráfico.
La relación entre la toxoplasmosis y los accidentes de tráfico plantea desafíos significativos para la salud pública y la seguridad vial. Si hay una correlación directa entre la infección por Toxoplasma gondii y los accidentes automovilísticos, se debe abordar de manera urgente para minimizar los riesgos asociados. La relación entre la toxoplasmosis y los accidentes de tráfico es un tema relevante que merece una atención más amplia tanto en la comunidad científica como en la sociedad en general. Es importante destacar que aún quedan preguntas sin respuesta y que se requiere más investigación para comprender completamente los mecanismos subyacentes y la magnitud del problema.
La toxoplasmosis es una enfermedad que se puede prevenir y tratar. Es crucial promover acciones holísticas en su gestión, acciones que obligan a trabajar interdisciplinariamente a veterinarios, médicos, biólogos, salubristas, entre otras tantas profesiones y especialidades que hacen parte del sistema de salud de los diferentes paísesEs imperante que comencemos a ver más allá de lo evidente, queridos próceres de la patria, donde la generación de políticas públicas que salvaguarden el bienestar de la población estén a la altura de las situaciones de avances científicos en diversas materias de la vida.