Prof. Dumar A. Jaramillo-Hernández
El pasado 11 de febrero se celebró el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia” promovido por las Naciones Unidas (ONU) para concientizar a la comunidad internacional sobre el rol de las mujeres y las niñas en la ciencia y reforzar los lazos entre la ciencia, la política y la sociedad para buscar estrategias orientadas a mejorar el futuro de ellas, y específicamente su participación en equidad e igualdad de género en los campos de la ciencia, la tecnología y la iinovación (CTeI). Y es que esta situación de desesperanza de las niñas y mujeres en el mundo respecto de su participación en estos campos es escandalosa.
De acuerdo con la ONU y sus cifras actualizadas a 2023, en el mundo las mujeres obtienen becas de investigación más modestas que los hombres y aunque representan una tercera parte de los investigadores, tan solo un 12 por ciento de los miembros de las academias científicas en los diferentes países son mujeres.
Además, la participación femenina en generación de conocimiento dentro del área vanguardista de la inteligencia artificial es del 22 por ciento, y a pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos que impulsan la Cuarta Revolución Industrial, las mujeres siguen representando sólo el 28 por ciento de los profesionales en ingeniería y el 40 por ciento en informática y computación. Así mismo, las investigadoras en el mundo suelen tener en estas mismas áreas de trabajo carreras más cortas y peor remuneradas que los hombres. Además, el trabajo de investigación femenino está poco representado en las revistas de alto nivel internacional y comúnmente no se las tiene en cuenta para los ascensos en sus empresas.
Por supuesto en Colombia el panorama es más crítico. Las áreas de la ciencia acogidas bajo el acrónimo “STEM”, iniciales en inglés que engloban ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas; son el mejor ejemplo de la dificultad de participación y exaltación de la mujer en Colombia. Según el informe de 2019 “Women in Science” del Instituto para la Estadística de la UNESCO, en nuestro país para el año 2016 solo el 37.4 por ciento de los investigadores en estas áreas eran mujeres, y para el año 2020 tan solo hubo un leve incremento de un punto porcentual quedando en un 38.4 por ciento, que se concentra en ciencias exactas e ingeniería. Una situación que lleva a nuestro país a estar en el puesto 15 de 20 en temas de género en la investigación científica en la región (el promedio de participación de mujeres en CTeI para el año 2016 en Latinoamérica y el Caribe fue de 45.1 por ciento).
Este fenómeno muestra solo una parte de la amplia brecha que tiene Colombia en temas STEM en comparación con el resto del mundo. Para el 2020 la brecha existente era del 44.1 por ciento, y desde el 2008 ha tenido un constante incremento especialmente respecto de los países miembros de la OCDE. Durante el 2021 nuestro país tan solo invirtió el 0,29% de su producto interno bruto en temas de investigación y desarrollo, y para el 2022 ese porcentaje bajó en un 25.7 por ciento, es decir, solo se destinaron alrededor de 0.3 billones para generar conocimiento en CTeI. Por supuesto, de ahí que estemos ocupando el puesto 67 en el 2021 y el 63 en el 2022 entre los 132 países evaluados en el Índice Global de Innovación.
Aun cuando tenemos el nuevo CONPES 4080 “Política Pública de Equidad de Género para las Mujeres: Hacia el Desarrollo Sostenible”, que establece las bases estadísticas para avizorar la enorme brecha digital de género en cuatro aspectos: 1. Acceso y uso de internet; 2. Acceso a herramientas y habilidades digitales; 3. Participación en el ambiente digital y en los campos de las ciencias STEM; y 4. Liderazgo y espíritu empresarial en el sector tecnológico; y la nueva Política Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (CTeI) 2022 - 2031 liderada desde el Ministerio de CTeI (MinCiencias), actualmente no se vislumbra un cierre de la brecha de género en ciencias STEM.
Para la muestra un dato impactante, el bajo porcentaje de mujeres graduadas de un pregrado (carrera profesional) en estas áreas de la ciencia en Colombia para el año 2020, fue de tan sólo un 15.3 por ciento. Según MinCiencias solo 1 de cada 10 mujeres puede acceder o se decide a estudiar en una Universidad, es decir, de 20.7 millones de mujeres escolarizadas solo 2.3 millones acceden a la educación superior; y de este ínfimo número menos del 2 por ciento de la población escolarizada femenina elige estudiar una carrera profesional en las ciencias STEM. Es así, que solo un 17 por ciento de la población universitaria femenina en Colombia está estudiando este tipo de carreras (indicador lejano al de participación masculina que es de un 30 por ciento).
Esta realidad actual aleja a Colombia de alcanzar uno de los principales Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el 2030, promovidos por la ONU, el ODS 5: “igualdad de género”. Este año se espera que el mega proyecto promovido desde MinCiencias y liderado por la Consejería especial para la equidad de la mujer: “Red de Mentoras STEM”, conformada por la Red Colombiana de Mujeres Científicas y Geek Girls Latam (con aliados multinacionales de la informática y tecnología como Google, IBM, Samsung, entre otros), tiene el objetivo de promover e incentivar espacios de CTeI para todas las niñas, jóvenes y mujeres del país; con el objetivo de cerrar esta absurda brecha de desigualdad en la generación de conocimiento dentro de las ciencias STEM.
Como ciudadanos debemos estar atentos y brindar el apoyo necesario para promover la ejecución de este tipo de proyectos de inversión social que brindan garantías de participación de niñas y mujeres en la CTeI.
Por eso, para finalizar expongo tácitamente la recomendación 2022 de la UNICEF: “Reducir la brecha STEM y propender por alcanzar una igualdad de género en este tipo de formación deriva en grandes beneficios para la sociedad, al fomentar el crecimiento económico, reducir niveles de pobreza y mejorar el acceso a una educación de calidad”.